La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Entradas etiquetadas como ‘toros’

Unos matan delfines y otros toros

Los pescadores de la localidad japonesa de Taiji vuelven a masacrar delfines y otros cetáceos, tiñendo de sangre las aguas del mar. A la mayoría de los capturados los hacen sushi y a unos pocos los venden a los zoológicos. Es la tradición, aseguran.

Ellos matan delfines y nosotros matamos toros. Así se ha hecho siempre, responden unos y otros. E incluso habrá muy buenos matarifes nipones, a los que les gritarán olé los aficionados a la fiesta nacional del Imperio del Sol Naciente. ¡Qué cuchilladas más artísticas!

No hay mucha diferencia con nosotros. O quizá sí, pues ellos lo hacen a escondidas (que se lo digan al oscarizado documental «The Cove«, donde se muestra la crueldad de esa práctica), mientras que nosotros no nos ocultamos. Incluso hemos llegado más lejos aún, lo hemos convertido en un espectáculo, en arte, lo subvencionamos y hasta sacamos leyes para protegerlo.

Richard O’Barry, activista y ex entrenador de delfines en la famosa serie «Flipper«, ha dicho en Tokio que esta caza es cruel y no puede ser considerada como parte de la cultura de Taiji. ¿Os suena? Cualquier día van a decir lo mismo de los toros.

Foto: EFE /CENTRO DE CONSERVACIÓN MARÍTIMA SHEPHERD

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Los toros no son biodiversidad

La decisión de prohibir las corridas de toros en Cataluña ha provocado la furibunda reacción de los taurinos acerca del atropello a la libertad que tal acuerdo parlamentario supone. ¿Y la libertad de los animales a que su muerte no sea un doloroso espectáculo sangriento?

También dicen que es un atropello a una añeja manifestación artística, algo que como historiador del Arte no logro descubrir, a no ser que los pasos del torero se consideren la versión armada del baile flamenco. Sin embargo, podemos hablar de ello. Sensibilidad, arte y libertad son conceptos llenos de matices, abiertos a la opinión del respetable.

Pero hay un bulo científico que no acepto por falaz, el de asegurar que si desaparecen los toros desaparecerá la dehesa mediterránea, ese prodigio de bosque domesticado donde cultura y naturaleza se unen en feliz maridaje.

En España hay unos 6,3 millones de hectáreas de dehesa, de las que sólo 300.000 se dedican a la cría de ganadería brava, apenas el 5 por ciento del total. Pocas son explotaciones puras, pues la mayoría se destinan igualmente a la cría de vacas, cerdos ibéricos y caballos, mucho más rentables para el medio ambiente. Evidentemente, acabar con los toros no supone acabar con la dehesa.

Tampoco es el toro de lidia el último superviviente del uro o toro salvaje paleolítico (Bos taurus primigenius). No es una especie amenazada. De hecho, ni siquiera se le considera una raza autóctona, apenas un grupo mestizo nacido en el siglo XVIII cuya única seña de identidad (endeble) es la bravura.

Las 27 razas bovinas verdaderas de España, esas sí que están en peligro de extinción, nueve de ellas con menos de 1.000 ejemplares y al menos cuatro ya extinguidas. También lo están las dehesas, arruinadas por el abandono del campo, el urbanismo destructor, la sobreexplotación y las malas prácticas en el arbolado. Eso es biodiversidad en peligro, y no unos tristes toros criados para su linchamiento público.

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Goya fue el primer antitaurino

Celebro con júbilo la decisión del Parlament catalán de prohibir las corridas de toros. Siguen así el ejemplo de Canarias, primera comunidad autónoma que en una fecha tan lejana como 1991 decidió abolir esta irracional tortura pública de los astados. Me alegro y en estos momentos tan especiales recuerdo con especial cariño a Goya, uno de los primeros antitaurinos españoles.

¿Goya antitaurino? Quizá os sorprenda, después de que tantos hayan colocado injustamente al genial sordo aragonés precisamente en el bando contrario, en la lista de los artistas españoles que ensalzaron la mal llamada fiesta nacional. Sin embargo, cualquiera que conozca su famosa Tauromaquia estará de acuerdo conmigo, don Francisco de Goya y Lucientes consideraba los toros una salvajada propia del pueblo inculto, violento y visceral, ejemplo preclaro de la brutalización colectiva de la masa. Tan bestial como la guerra de sus Desastres y tan irracional como la superstición enfermiza de sus Disparates. La España negra.

Hasta Goya, los toros habían sido un tema amable y costumbrista en el arte español. Pero él, cansado de una España embrutecida, buscó el dramatismo, la violencia y el salvajismo de lo que, en el fondo, veía como manifestación pública de la incultura del pueblo español. No por casualidad, al mismo tiempo que dibujaba la Tauromaquia hacía otra terrible serie de grabados, Los desastres de la Guerra, donde se muestra antibelicista al plasmar con toda crudeza el drama de la guerra.

Los grabados de Goya fueron entonces un fracaso. Publicados en 1816, no se los compró nadie. Tampoco su serie de Los toros de Burdeos, aún más antitaurina. Su mensaje era demasiado moderno para la época. Doscientos años después vuelven a estar de actualidad y esta vez los entendemos. Las corridas de toros son tortura y vamos a acabar con ellas. Muchas gracias don Francisco, tenía usted razón.

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Maltratan hasta la muerte a una vaquilla


Dicen que es arte. Dicen que es cultura. Dicen que es tradición. Dicen que son las fiestas, que los mozos sólo están divirtiéndose. Y yo sólo veo salvajes maltratando con sadismo a un pobre animal indefenso.

Ocurrió este fin de semana en Alhaurín el Grande (Málaga), donde se celebraba el último día de las fiestas de la Feria de Mayo. Sale la vaquilla al ruedo y los jóvenes, la mayoría de ellos claramente borrachos, se lían a patear, retorcer e intentar derribar al animal. Es su peculiar manera de demostrar lo machos que son.  Pero se les va la mano. Al final matan a la ternera, después de un increíble festival de brutalidad y sadismo, tras una larga agonía. La policía, presente en el acto, no hace nada para impedirlo.

La escena fue filmada por Antonio Moreno , miembro del Colectivo Andaluz Contra el Maltrato Animal y Medioambiental (CACMA), asociación que ha anunciado la interposición de una denuncia ante la Fiscalía. El vídeo, que podéis ver a continuación, es sólo recomendable para personas con mucho estómago dada su terrible crudeza.

¿Sabéis cuál es lo más terrible de todo esto? Que el acto reciba importantes subvenciones estatales por fomento de la cultura.

Para terminar, una pregunta a los muchos que escriben sus comentarios en La Crónica Verde a favor de lo que dicen es la «fiesta nacional». ¿Qué clase de fiesta es ésta?




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Los monumentos envidian a los toros

La declaración de las corridas de toros como Bien de Interés Cultural en las comunidades autónomas de Madrid, Valencia y Murcia es una clara politización más de la cultura de claros tintes antidemocráticos. El españolismo más rancio frente al ejemplar debate catalán. Resulta evidente la inmoralidad de relacionar en pleno siglo XXI el sufrimiento público de un animal con la historia y la cultura de un pueblo.

Pero aún más vergonzosa resulta la celeridad de estas administraciones regionales para aprobar tan polémica protección de un día para otro, mientras auténticos bienes de interés cultural se arruinan en la incuria o sus expedientes duermen olvidados desde hace décadas en el fondo de algún cajón. Y muchos de los que están protegidos se caen a pedazos.

¿Cuándo será BIC el parque natural Desert de les Palmes (Benicàssim, Castellón) poniendo fin a su deterioro e incluso a las maniobras militares que se siguen celebrando en él?

¿Cuándo protegerán las últimas alquerías y barracas de la huerta de Valencia aún en pie, los últimos azudes valencianos y murcianos?

O si los protegen, como el barrio del Cabanyal, luego los quieren derribar por espurios motivos urbanísticos.

Y si miramos a Castilla y León, también gobernada por el PP como las anteriores y con supuesta semejante sensibilidad por la cultura, los expedientes BIC olvidados son tan numerosos como ruinoso está su patrimonio.

Sólo en Soria 41 monumentos y zonas arqueológicas esperan desde hace décadas su declaración, entre ellos algunos tan emblemáticos como la machadiana ermita de San Saturio. 10 más languidecen en Valladolid y 23 yacimientos arqueológicos de la región siguen desprotegidos.

Por no hablar de mi provincia, Burgos, donde monasterios tan bellos como el histórico de Rioseco (en la foto) se arruinan devorados por la maleza y el olvido.

Pero no. La auténtica cultura es la de los toros, que recibe 564 millones de euros al año en subvenciones públicas para que pueda seguir con sus torturas artísticas, y para la que los políticos se sacan de la manga leyes protectoras en apenas unas horas sin el más mínimo rubor.

Si pudiera hablar, todo este patrimonio querría ser toro, aunque le tiraran piedras en público.

En serio. ¿No te parece una indecencia? Seguro que conoces un montón de monumentos abandonados. ¿Cuántos verdaderos BIC protegerías en España antes que los toros?

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El niño torero se hace mayor pero sigue matando

Jairo Miguel Sánchez, el niño torero más precoz de toda la historia de la tauromaquia, quien a los ocho años ya se enfrentó a una becerra y a los once mató su primer novillo, se ha hecho mayor pero sigue acuchillando toros.

Los mató por cientos en México, pues la ley española le exige los dieciséis años para poder torear. [¿Pueden los niños ser toreros?] Pero recién cumplida esa edad se acaba de estrenar matándolos de seis en seis en España.

Apoyado (o empujado) por sus padres, cuando el resto de los niños estudiaba en el colegio él arrastraba por América su espadita y su capote de niño. Si en lugar de toros cortara cuellos de ternera en un matadero no le habrían dejado, pero dicen que lo suyo es arte, y además da mucho dinero. A todos.

La vida y la profesión le han dado muchas cornadas. Estuvo a punto de morir varias veces, pero no se rinde ante la evidencia. Temerario como sólo la juventud lo puede ser, su manera de hacerse un hueco en el sangriento espectáculo es poniendo una vez más en peligro su vida. Por ello el pasado sábado protagonizó «la gesta» de estoquear seis toros en solitario en Cáceres, su tierra natal. Nadie lo había hecho nunca tan joven.

De pequeños nos llevaban a ver al bombero torero y ahora nos traen al niño torero. Por los dos siempre he sentido una pena infinita.

Jairo Miguel, te doy un consejo. Cuelga el estoque y coge los los libros. El verdadero arte de la vida no es torturar toros, es ser persona. Y todavía estás a tiempo de lograrlo.

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Hoy matan al Toro de la Vega en Tordesillas

Hoy morirá en el campo de Tordesillas Moscatel, de la ganadería de Victorino Martín, bravo, musculoso, cuatro años, 540 kilos de peso y un bello color negro entrepelado bragado. Morirá un inocente.

Lleva diez días descansando en los hermosos prados del río Zapardiel, esas praderas de mi niñez donde por primera vez vi a las garcillas boyeras despulgando toros igual que lo hacen en África con los ñus. No sabe que a las 11 de la mañana empezará un calvario que acabará a orillas del río Duero, cuando alguno de sus cientos de perseguidores a caballo logre atravesarle el corazón con una larga pica.

Dicen que juntarse miles de personas en el campo para torturarlo y matarlo a lanzazos es una tradición. Medieval, anacrónica, cruel, añado yo.

Dicen que son sus raíces, y que sin ellas no son nada. Pobres raíces las suyas.

Dicen que protestar por esta salvajada es una provocación. Asco y rabia es lo que a mí me provocan estas tradiciones, también añado yo (y les provoco).

Taurinos y violentos

Era de suponer. Si te gusta el espectáculo de ver torturar y matar toros en público, no resulta extraño que también te guste la violencia, que seas intolerante y que ejercites tu barbarie contra los que no piensan como tú. No todos, es verdad, pero seguramente muchos, demasiados para una sociedad que se dice culta y moderna.

El pasado fin de semana, los amigos de la sangre ajena se han comportado con saña contra los antitaurinos sólo por que no piensan como ellos. 20 Minutos ha sido nuevamente uno de los pocos medios de comunicación que ha informado con detalle de estos hechos, al igual que se niega a dar publicidad a matadores y boxeadores.

En Ampuero (Cantabria), una asociación taurina y otra defensora de los animales terminaron enzarzados en una batalla campal que acabó con varias denuncias y con la asistencia hospitalaria a una decena de personas.

En Galápagos (Guadalajara), varios vecinos han acosado, quemado y robado el coche a otro vecino antitaurino.

En ambos casos se acusa a los críticos con la tauromaquia de querer estropearles las fiestas, e incluso de provocarles al grabar en vídeo las burradas que hacen públicamente con los astados. Defienden la originalidad de sus peculiares juergas a tortazos, y si no te gusta, pues te largas. Eso me suena a fascismo.

Seguramente para evitar nuevos altercados, y por primera vez en cinco años, la Subdelegación del Gobierno de Valladolid ha negado permiso al partido antitaurino Pacma para manifestarse contra la tradicional salvajada del Toro de la Vega en Tordesillas el próximo domingo 13 de septiembre. Lavándose las manos en sangre, las autoridades permiten el vergonzoso espectáculo de lancear toros en el campo y exhibir sus testículos arrancados, pero prohíben las protestas. Viva la democracia.

Una vez más, los violentos tratan de taparnos la boca a los pacíficos, aunque no lo conseguirán. La tortura animal nunca podrá justificarse con la tradición, el arte y la cultura. Los toros y sus fiestas sangrientas tienen los días contados en España, le pese a quien le pese.

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En la imagen superior, una terrible escena del macabro espectáculo taurino conocido como el Toro de la Vega, la vergüenza de Tordesillas. Tradición medieval al más puro estilo primitivo, tercermundista.

Si quieres enviar una carta de protesta a los responsables políticos de esta insensatez puedes hacerlo a través del modelo que ha redactado Anima Naturalis y que te enlazo aquí.

¿Pueden los niños ser toreros?

Michelito, el niño torero franco-mexicano de 11 años, quiso lograr la semana pasada el insólito récord de matar seis novillos seguidos en la plaza de toros de Mérida (México). A pesar de torear y matar esa media docena de toros, cortar dos orejas, dar dos vueltas al ruedo y salir en hombros, su plusmarca no quedará registrada en el famoso Libro Guinness de los Récords Mundiales al que aspiraba ser inscrito.

Según publica la agencia EFE, la explicación de los responsables del Guinness a esta negativa fue rotunda:

“No aceptamos récords basados en matar o herir animales“.

¡Olé por ellos!

Michel Lagravère, Michelito, mide 1,35 metros y pesa 35 kilos. Ha participado en más de 60 corridas y lidiado astados de 270 kilos.

Por suerte en España está prohibido el toreo a los menores de 14 años. Pero no en Francia, donde el propio Michelito toreó el año pasado con vergonzante éxito.

Si una corrida de toros es un terrible espectáculo de sangre y brutalidad hacia los animales, poner como matadores a los niños me parece la mayor de las atrocidades posibles. Arriesgando su vida por un puñado de monedas, educándose como supuestos artistas cuando tan sólo son aprendices de torturadores.

¿Puede alguien defender esta salvajada? ¿Te parece bien que los niños sean toreros, les jaleemos desde el tendido viéndoles cómo se manchan las manos con la sangre de un animal tan noble? Desgraciadamente, el mundo del toreo mueve mucho dinero y no sabe de éticas.

El dopaje llega a los toros

Los matadores de toros están preocupados por el comportamiento «anómalo» de algunos astados durante la lidia, que creen puede deberse a la administración fraudulenta de algún tipo de fármacos, según información publicada por la Agencia EFE referida al VI Congreso Mundial Taurino de Veterinaria celebrado en la Universidad de Murcia [¿Una Universidad?].

No contentos con afeitarles los cuernos para evitar peligro a los matadores, ahora también se les droga para lograr su docilidad, que vayan tranquilos a la tortura de la lidia en el ruedo ibérico.

De acuerdo con el torero Ángel Gómez Escorial, participante en la mesa redonda que analizó la influencia de los tratamientos farmacológicos en el comportamiento de los toros, «no disponemos de la prueba concluyente del dopaje, pero tenemos la sensación de que algo raro ocurre. Y pensamos así porque hay reacciones del toro en la plaza que no son normales; se les ve sin fijeza, como si tuvieran cara de locos, y eso en nosotros crea una incertidumbre grande, porque son imprevisibles».

Por su parte, el secretario del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid, José Luis Iglesias, se refirió a la «sensibilización» que hay en la sociedad por el riesgo de que la administración incontrolada de fármacos pase a la cadena alimentaria.

Cipriano Hebrero Bravo, veterinario de la plaza de toros de Las Ventas y ganadero, dijo sin embargo que era preciso desdramatizar el tema, «ya que sólo estamos ante casos puntuales, nunca generalizados».

Desdramatizar dice. Bastante drama es el de la muerte de miles de toros en los cosos españoles, como para que ahora nos enteremos de que a los pobres bichos los drogan y que esas sustancias ilegales pueden acabar en nuestros platos. ¿Es que nadie puede controlar esta salvajada?