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El ecoturismo revoluciona Fitur y las formas de viajar

Fuerteventura

Abre tu mente. Sueña. Escapa. Aprovecha el viento para impulsar tus velas. Explora. Reconoce. Viaja, pero no te vayas demasiado lejos. La aventura te espera muy cerca, en pueblos maravillosos donde hablan tu mismo idioma, tienen tus mismos gustos, se ríen con las mismas tonterías y sufren con los mismos atontados. No quieras ser simple turista, aquel que nunca sabe dónde ha estado ni le importa. Hazte viajero, aquel que nunca sabe a dónde va pues persigue experiencias y no selfis de bodoque. Lee el resto de la entrada »

Los toros quieren entrar en la escuela

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La Plataforma La Tortura No Es Cultura (LTNEC) ha denunciado que entre las conclusiones del I Congreso Internacional de Tauromaquia celebrado la pasada semana en Albacete se plantee llevar la tauromaquia a la escuela. Según el plantel de supuestos expertos reunidos con dinero público (tuyo y mío) en ese foro, los toros es un arte «que tiene mucho que enseñar» y serviría para plantar cara «al gran problema del relevo generacional» que existe en la afición al toreo. Un argumento, por cierto, idéntico al esgrimido por los cazadores.

Los taurinos, más que nadie, deberían saber que este tipo de propuestas son absolutamente descabelladas. Adjetivo procedente de descabellar. Según la RAE: «Matar instantáneamente al toro, hiriéndolo en la cerviz con la punta de la espada o con la puntilla». Pues sólo quien mata así, a sangre fría y para satisfacción del respetable, es capaz de idear tamaño despropósito, educar en el gusto por la tortura animal.

Porque además, y como recuerdan los antitaurinos, la propuesta contraviene la recomendación  del Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas que, en sus revisiones sobre la situación de la infancia de Portugal (2014) y Colombia (2015), ha instado a los gobiernos a “proteger a la infancia de la violencia física y psíquica de la tauromaquia”. Sin embargo, en España siguen muriendo niños en eventos taurinos y se siguen subvencionando las escuelas de tauromaquia con fondos públicos.

De la misma manera, es igualmente “descabellado” que nuestro Gobierno nacional plantee que la UNESCO declare  la tauromaquia “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”, objetivo último de este congreso internacional. Trágicamente, el mismo gobierno que se está cargando la cultura en este país aplicándole unos impuestos abusivos, es el que quiere promocionar como cultura algo arcaico y tan dudosamente cultural como los espectáculos de leones y cristianos del circo romano, por suerte cada vez con menos apoyo popular.

Ideas descabelladas, con vuelta al ruedo de los siete enanitos toreros y peón de brega cargando con la suerte de tantos maestros venidos a menos.

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Salvajismo español ¿Patrimonio de la Humanidad?

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Alanceado, descabello y muerte del Toro de la Vega. © Partido Animalista-PACMA

Su nombre le ha traído mala suerte. ‘Elegido’, un “toro del frío”, burgalés de pelo negro y 600 kilos, será el Toro de la Vega de este año. El próximo 16 de septiembre morirá alanceado a orillas del río Duero por culpa de un rito tan salvaje como vergonzante que se repite desde hace cientos años en la histórica villa de Tordesillas.

Pablo Puyol, Gabino Diego o Beatriz Rico han grabado un vídeo sumándose a la campaña Rompe Una Lanza del Partido Animalista, invitando a los ciudadanos a sumarse a una manifestación este sábado 13 de septiembre en Madrid. 

Pero en Tordesillas contraatacan y acaban de celebrar su primer Congreso Internacional «para combatir falsedades». En él, diferentes especialistas han «reflexionado y profundizado» sobre los aspectos éticos, legales, históricos, antropológicos y culturales de tan sangriento festejo.

Todos a favor de la tortura pública de animales, han concluido que la UNESCO debe declararlo Patrimonio de la Humanidad, ahí es nada.

Una fiesta blindada, pues la Guardia Civil enviará 121 efectivos al municipio vallisoletano «para garantizar que el torneo del Toro de la Vega transcurra con total normalidad». No vayamos a ir los antitaurinos y les agüemos la matanza.

En la página web oficial del Patronato del Toro de la Vega, el periodista Vidal Arranz, uno de sus defensores más acérrimos, firma un artículo sonrojante titulado Distorsiones en la mirada. Asegura este colaborador de El Norte de Castilla que detrás de la polémica está el choque entre lo rural y lo urbano [sic], entre los distintos modos de concebir la fiesta.

En su discutible opinión, los urbanitas pasivos somos anodinos espectadores de espectáculos enlatados, como los partidos de fútbol o el cine. Mientras que los rurales activos son valientes protagonistas en el alanceo y tortura de los toros. Espectáculos urbanos esos de fútbol y cine donde, y cito textualmente:

«La sangre no es sangre real. La muerte no es muerte real. El dolor no es dolor físico real. El sexo no es sexo real».

En cambio,

«en los festejos taurinos populares es el cuerpo el que se pone en juego, en primer término, y la mirada pasa a ser un elemento de apoyo».

Y concluye Arranz:

«Ésta es una diferencia esencial para entender buena parte de los problemas de comprensión que rodean al Toro de la Vega».

¿Lo entienden ahora? Pues qué quiere que le diga, señor Vidal. Ahora sí que me preocupan ustedes mucho más.


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¿Sabes cuál es la rapaz más aficionada a la cultura urbana?

falcons

Le encantan las ciudades Patrimonio de la Humanidad como Granada, Salamanca o Córdoba. Monumentos únicos como el templo de la Sagrada Familia en Barcelona. Museos como el de América en Madrid. También modernas torres acristaladas de oficinas. O catedrales. En todos estos lugares, e incluso en viviendas de protección oficial, el pájaro más salvaje e indómito de nuestra fauna peninsular se ha hecho urbano. Y muy cultureta. Es el halcón peregrino (Falco peregrinus).

Menos perseguido por palomeros, cetreros y traficantes de huevos, sus poblaciones van en aumento en las ciudades. En el campo les va peor, pues los pesticidas, pero sobre todo el cada vez mayor número de búhos reales, que no dudan en cazarlos mientras duermen confiados, les mantiene en situación de peligro.

Como en el famoso cuento del ratón de ciudad y el de campo, el halcón urbanita se ha sabido adaptar de maravilla a la urbe. En ella encuentra comida abundante entre tórtolas, palomas y cotorras. Y nuestras edificaciones son para él inmejorables cantiles. Tiene además un sorprendente aliado: nosotros mismos. Numerosas ciudades españolas están desarrollando con éxito programas de reintroducción de la rapaz.

De esta forma, cada vez resulta más fácil ver pasar sobre las calles o el parque un gran bólido alado. ¿Es un cohete? ¿Es un avión? No. Es el halcón peregrino.

Especialmente original es el proyecto granadino. Os recomiendo dar un paseo por su blog Palabra de halcón. Y echarle una visual al divertido vídeo que os dejo a continuación: ¿Quién está llegando a Granada?

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La crisis vuelve a poner de moda la caza de pajaritos

Eran escenas de los años de hierro, de los tiempos de la pobreza extrema, el hambre y el analfabetismo. Gentes sin oficio ni beneficio, obligadas a ganarse unas pocas perras gordas cazando pajaritos con cepos de ballesta hechos de chatarra reaprovechada. Que luego se comían fritos en casa o vendían en los bares para ser consumidos como esquelética tapa entre chato y chato de vino.

Zorzales, colirrojos, currucas, gorriones, petirrojos, mirlos,… Ave que vuela a la cazuela. O a la sartén.

¿Escenas del pasado? Desgraciadamente no. Entre otras muchas calamidades esta crisis nos ha traído de nuevo a los pajareros. Especialmente en el sur de la Península, mayoritariamente en los extrarradios de las grandes ciudades, la caza de pajarillos vuelve a estar de moda. De triste moda.

No os confundáis. No es una necesidad. Esta raquítica caza ni da dinero ni aplaca el hambre. Se hace más que por otra cosa por aburrimiento de parado. Por hacer algo. Ajenos a la barbaridad de matar unas avecillas insectívoras que han elegido nuestro país para pasar el invierno. Protegidas con cariño en sus lugares de cría y comidas en el nuestro. Vergonzoso.

Está prohibido, es verdad, pero da lo mismo. Este método es ilegal y la utilización de tales trampas mortales puede suponer desde multas hasta penas de cárcel. El problema es que muchos de quienes deberían perseguirlos les permiten seguir matando con esa condescendencia que da la lástima. Pobre gente. Sólo son unos pajarillos. Unos pocos miles, cientos de miles de pajarillos, de aves canoras, de beneficiosas aves.

Yo no estoy de acuerdo. Seremos pobres pero nos queda la cultura y el respeto a las leyes. Con los cazadores de pajaritos tolerancia cero. ¿No opinas tú lo mismo?

Foto: Ecologistas en Acción-Jaén

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Cazadores y taurinos se ponen los huevos de la cultura por montera

¿Qué relación existe entre los toros y la caza? Aparentemente ninguna, pero ésta es una apreciación errónea. Se ha encargado de ratificarla el consejero balear de Turismo, Carlos Delgado, quien el año pasado tuvo el raro placer de matar de un disparo a su primer ciervo.

Defensor de la cultura venatoria, no dudó en confirmar su supuesta hazaña como mandan las viejas tradiciones cinegéticas.

Primer paso, foto sonriente rifle en mano frente al cadáver de imponente cornamenta. Para que quede bien claro. Lo maté yo solito, soy un héroe y éste es mi merecido trofeo.

Segundo paso, bautismo de sangre. Saca el machete de monte y le rebana los testículos para, y ahí llega el guiño taurino, ponerse los huevos por montera. Olé el macho español. ¡Va por todos ustedes! Lógicamente es necesaria una segunda foto con tan peculiar sombrero sanguinolento que mancha su cara de coágulos y semen. Ahí está el político conservador alzando ambos brazos con los dedos en forma de uve, ratificando su victoria sobre el herbívoro.

¿Les suena? En el sangriento Toro de la Vega de Tordesillas el premio siempre han sido los testículos del toro, que igualmente exhibía el alanceador con el signo de la victoria. Y en las plazas el trofeo son las orejas y el rabo de las víctimas.

Las imágenes del consejero, publicadas en su edición dominical por el periódico Última Hora, han provocado una fuerte reacción en contra. ¿Estará arrepentido de su proeza? En absoluto. Quienes protestan personalizan esa cultura defensora del derecho de los animales que los amigos del rifle y el capote tachan despectivamente como “cultura de Bambi”. No se dan cuenta de su error. La nuestra es la cultura de la civilización y la suya, por muchos huevos cortados que le echen a su defensa, es la del incivismo.

Foto: Carlos Delgado, posando con los testículos del animal cazado sobre su cabeza. (ÚLTIMA HORA)

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Los monumentos envidian a los toros

La declaración de las corridas de toros como Bien de Interés Cultural en las comunidades autónomas de Madrid, Valencia y Murcia es una clara politización más de la cultura de claros tintes antidemocráticos. El españolismo más rancio frente al ejemplar debate catalán. Resulta evidente la inmoralidad de relacionar en pleno siglo XXI el sufrimiento público de un animal con la historia y la cultura de un pueblo.

Pero aún más vergonzosa resulta la celeridad de estas administraciones regionales para aprobar tan polémica protección de un día para otro, mientras auténticos bienes de interés cultural se arruinan en la incuria o sus expedientes duermen olvidados desde hace décadas en el fondo de algún cajón. Y muchos de los que están protegidos se caen a pedazos.

¿Cuándo será BIC el parque natural Desert de les Palmes (Benicàssim, Castellón) poniendo fin a su deterioro e incluso a las maniobras militares que se siguen celebrando en él?

¿Cuándo protegerán las últimas alquerías y barracas de la huerta de Valencia aún en pie, los últimos azudes valencianos y murcianos?

O si los protegen, como el barrio del Cabanyal, luego los quieren derribar por espurios motivos urbanísticos.

Y si miramos a Castilla y León, también gobernada por el PP como las anteriores y con supuesta semejante sensibilidad por la cultura, los expedientes BIC olvidados son tan numerosos como ruinoso está su patrimonio.

Sólo en Soria 41 monumentos y zonas arqueológicas esperan desde hace décadas su declaración, entre ellos algunos tan emblemáticos como la machadiana ermita de San Saturio. 10 más languidecen en Valladolid y 23 yacimientos arqueológicos de la región siguen desprotegidos.

Por no hablar de mi provincia, Burgos, donde monasterios tan bellos como el histórico de Rioseco (en la foto) se arruinan devorados por la maleza y el olvido.

Pero no. La auténtica cultura es la de los toros, que recibe 564 millones de euros al año en subvenciones públicas para que pueda seguir con sus torturas artísticas, y para la que los políticos se sacan de la manga leyes protectoras en apenas unas horas sin el más mínimo rubor.

Si pudiera hablar, todo este patrimonio querría ser toro, aunque le tiraran piedras en público.

En serio. ¿No te parece una indecencia? Seguro que conoces un montón de monumentos abandonados. ¿Cuántos verdaderos BIC protegerías en España antes que los toros?

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¡Viva el turismo inactivo!

Este domingo se clausura en Madrid la trigésima edición de la feria de Fitur, el gran escaparate mundial del turismo. La mayoría de las 11.000 empresas e instituciones allí reunidas han intentado y siguen intentando captar la atención del turista global, ese curioso impenitente capaz de gastarse grandes cantidades de dinero en descubrir lo que hay al otro lado del mapa.

Los griegos ya se iban de Olimpiadas, y seguramente antes ya había largas romerías y peregrinaciones, algo así como un incipiente turismo religioso. Ahora somos cerca de 1.000 millones los que nos movemos por todo el mundo cada año de un país a otro, sólo por diversión. Gastándonos la nada despreciable cifra de 625.000 millones de euros anuales. Mucho movimiento, mucho gasto, pero también muchos desequilibrios y mucho despilfarro energético.

En los últimos 50 años la estrella fue el turismo de sol y playa. Un sector en el que España se especializó de una forma tan terrible como terriblemente destruida quedó su costa. Agotados de este modelo, hemos vuelto ahora la atención al mundo rural, al turismo ecológico y cultural. Sin embargo, somos seres inquietos. Llegamos a un lugar nuevo y preguntamos: ¿qué se puede hacer aquí? Nació así el turismo activo y de aventura: rafting, surf, kayak, puenting, 4×4, quads,… Ser superhéroes durante unas horas, antes de regresar a la realidad de la oficina.

Yo sin embargo, cada vez soy más partidario del turismo inactivo o, mejor dicho, del turismo plácido. Ir a zonas rurales para pasear, leer, hablar con la gente, extasiarme ante el vuelo de una mariposa o el color de una flor. Lo que los italianos denominan “dolce far niente” y podríamos traducir como “refinada holgazanería”. Es lo más cómodo y ecológico, pero también lo más económico, saludable y lógico. ¿No os parece que al final nos estresamos más con esas vacaciones tan activas que con el propio trabajo? Entonces ¿para qué correr tanto?

Como reza un viejo proverbio árabe,

“la simplicidad es un tesoro infinito, si no puedes alcanzar lo que anhelas, conténtate con lo que tienes”.

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