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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Entradas etiquetadas como ‘reciclaje’

Llega la (mala) moda de las comidas preparadas

Ready meals

Es lo que tiene viajar. Descubres, te sorprendes… y comparas. Esta semana estoy en Londres, una ciudad que me asombra y escandaliza por igual.

Por ejemplo, y empiezo por lo malo, resulta increíble que el país donde probablemente más libros de cocina se publican del mundo y más y mejores programas gastronómicos se pueden ver en televisión, sea donde sus moradores menos cocinan. Al margen de la mareante densidad de restaurantes de todo tipo por kilómetro cuadrado, la popularización de las comidas preparadas no tiene parangón en Europa.

Bocadillos, sándwiches, ensaladas, pizzas, sushi, sopas, fruta, postres. Todo, absolutamente todo, se compra ya cocinado, bien embalado, listo para consumir en el trabajo, un parque o en casa. No os podéis imaginar las ingentes cantidades de envases de plástico y papel tirados a la basura que ello supone. Porque el reciclaje es aquí, en esta gran metrópoli, muy poco eficiente. Una carencia que se suple con la polémica incineración de residuos.

La parte positiva es el amor de esta gente por la jardinería, los huertos urbanos, los alimentos ecológicos y las muy educativas granjas-escuela. Gracias a ello es posible encontrar praderas con ovejas y bosques con ciervos en medio de un espectacular paisaje de rascacielos. O mercados populares con infinitas variedades de hortalizas.

Por eso aquí siempre me asalta la misma duda. Analizando un comportamiento de consumo tan contradictorio en un país, por otro lado, tan avanzado, lo veo como el modelo a seguir también en España, queramos o no, pues es el que marcan los tiempos. Y no me gusta. La solución sería españolizar los hábitos alimenticios de Europa (dieta mediterránea, slow food) a cambio de aumentar nuestra sensibilidad con el entorno natural. Pero dudo que esta terrible crisis del sistema nos vaya a dejar hacerlo.

Os dejo a continuación unas imágenes de esta gran ciudad de inmensos contrastes. Por ejemplo, un rebaño de ovejas pastando muy cerca de la City londinense, en el barrio de Mudchute (Isle of Dogs).

Ovejas

 

O esta otra del famoso mercado de Borough, meca de la comida con denominación de origen.

Market

Pero por el contrario, aquí os muestro una prueba irrefutable de esta locura por la comida embalada: copas de vino francés de beber y tirar, ¡como si fuera un yogur!

Copa vino

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Reciclar tu viejo móvil protege la selva africana

Reciclar-el-teléfono-movil

Seguro que tienes más de uno. Olvidado en un cajón, arrinconado, inútil. Con un poco de (mala) suerte algún día harás limpieza y acabará en el cubo de la basura. Pero ese viejo teléfono móvil, obsoleto, es muy valioso si lo sabes utilizar bien. Parece una exageración, pero con él puedes ayudar a reducir la destrucción de la selva africana, la extinción de especies, a luchar contra la explotación infantil, a evitar sangrientas guerras inútiles.

Haz cuentas. En España hay más de 50 millones de móviles y menos de un 5% se recicla. Eso significa que 47 millones de teléfonos terminan en el vertedero o contaminando peligrosamente el medio ambiente. Un derroche que alimenta la extracción salvaje en África del coltán y la casiterita, valiosos minerales que hacen posible la tecnología de nuestros terminales, ordenadores y consolas; culpables de conflictos bélicos generadores de millones de víctimas y refugiados en países como la República Democrática del Congo.

Movilízate por la selva” es una campaña de reciclaje de móviles lanzada por el Instituto Jane Goodall España, con el apoyo de la primatóloga y conservacionista Jane Goodall, Premio Príncipe de Asturias 2003 y Mensajera de la Paz por Naciones Unidas.

Recicla tu móvil: Puedes reciclar gratuitamente tu/s móvil/es descargando la etiqueta pre-franqueada, pegándola en un sobre y mandándolo por correo sin costo alguno. También puedes dejarlo en un punto de recogida o solicitar recogida a domicilio. Descubre cómo hacerlo aquí. Podrás ganar apadrinamientos Chimpamig@s por un año. También puedes hacerte Agente Movilizador y ayudar a impulsar esta campaña.

Educación, desarrollo y conservación: Donando tus móviles (funcionen o no) colaboras con los programas de conservación llevados a cabo en Congo por el Instituto Jane Goodall: campañas de educación, plantaciones, proyectos de desarrollo sostenible y el mantenimiento del centro de rescate de chimpancés de Tchimpounga. Allí los chimpancés rescatados son atendidos por experimentados cuidadores, dirigidos por la veterinaria gallega Rebeca Atencia, y viven en grupos en un entorno natural, con salidas diarias al bosque, planeándose su futura reintroducción en la selva. Parte de su manutención se obtiene a través del programa de apadrinamiento Chimpamig@s.

Jane Goodall está estos días en España. Ha visitado Barcelona, Atapuerca y mañana da una conferencia en Madrid que podrá seguirse por  streaming en este enlace.

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Uno de cada 10 españoles es guarro, derrochón y egoísta

Son datos oficiales de la última encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Uno de cada diez españoles nunca ha reciclado ni vidrio, ni plástico, ni papel y, además, se jacta de ello. El resto de la población que recicla vidrio, plástico, papel, aceite, medicamentos y electrodomésticos viejos son, según tan insolidario colectivo, unos idiotas.

Conozco varios de estos especímenes antirreciclaje, algunos incluso catedráticos de Universidad. Las razones esgrimidas para justificar el ser guarro, derrochón y egoísta son variadas, pero básicamente se pueden resumir en cuatro tipos:

  • Modelo 1: El listillo. Antes llevaba el casco de vidrio a la tienda y me daban una perra gorda. Ahora me dicen que se lo dé a una empresa para que las perras se las lleve ella. Yo no regalo mi dinero a nadie.
  • Modelo 2: El tontillo. Cuanto más ensucie más puestos de trabajo harán falta para limpiar las ciudades. En tiempo de crisis hay que echar una mano.
  • Modelo 3: El vago. ¿Trabajar yo? ¿Y gratis? Vamos, anda.
  • Modelo 4: El bodoque. ¿Separar y reciclar la basura? ¿Qué es eso?

Seguramente tú también conoces a gente que encaja perfectamente en éstos u otros modelos parecidos. ¿Qué podríamos hacer para convencerlos de su errónea actitud? Efectivamente, educarlos. Aunque con algunos de estos guarros de dos patas lo tenemos muy, muy difícil.

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Un vídeo sobre la contaminación marina y los albatros incendia Internet

Pocas veces el enlace de un vídeo me ha llegado desde tantos sitios diferentes, desde tantas personas sensibles, desde tantos comentarios escandalizados. Se trata del trailer del documental Midway, empírica constatación de los terribles efectos en la fauna de esas islas de basura plástica que flotan en unos mares cada vez más contaminados.

Ya os he hablado en otra ocasión de cómo los albatros mueren a cientos asfixiados por unos plásticos que confunden con comida. Algunos lectores aseguraban entonces en sus comentarios que todo era un montaje fotográfico. Desgraciadamente es verdad.

En el atolón de Midway, pequeños islotes coralinos localizados en medio del Océano Pacífico, en mitad de la nada, a 5.000 kilómetros al oeste de San Francisco y a 4.000 al este de Tokio, las costas están rodeadas de basura viajera. La arribada desde esa ‘isla’ de 4 millones de toneladas de desechos y una superficie de 1,5 millones de kilómetros cuadrados que flota inerte en el mar. Por su culpa, un tercio de los pollos del medio millón de parejas de la colonia albatros de Laysan (Diomedea immutabilis) muere al año en el atolón por la ingestión de objetos o fragmentos de plástico.

Me escribe Montse para preguntarme si no se puede hacer algo. Si no se puede mandar a la Marina a limpiar toda esa basura. Y no se puede. Esa sopa plástica es imposible de retirar del mar. Son en su mayoría micropartículas, apenas anodino plancton artificial. La única solución es ser más eficientes en el reciclaje. Apostar por usar productos biodegradables y tirar menos plástico a la basura. Evitar que toda nuestra mierda acabe con la vida de los siete mares. Con nuestra despensa y nuestra farmacia. Especialmente ahora que celebramos el Día Mundial de los Océanos.

Pero no terminemos con tan mal sabor de boca. Os recomiendo que os paséis por el Midway Project blog y que sonriáis de ternura ante la historia vital de Miguel. Un pollito de albatros nacido justo en el jardín de Jan Vozenilek en esa isla y que, por suerte, ha crecido sin problemas.A lo largo de tres vídeos puedes ir viendo su crecimiento. Te dejo aquí el primero y más entrañable.


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¿Qué se puede hacer con los bolis y rotuladores gastados?: Reciclarlos

Tengo una amiga que dice que no sabe quién compra bolígrafos y mecheros. Ella siempre tiene el bolso lleno, se supone que de pedirlos prestados y no devolverlos. Esta amiga, y la mayoría de nosotros, tampoco sabe qué se puede hacer cuando bolis y rotuladores se gastan. ¿Tirarlos al contenedor amarillo? ¿A la basura normal? Hasta ahora eran objetos casi imposibles de reciclar.

Me escriben desde TerraCycle para comentarme un interesantísimo proyecto que están llevando a cabo en España con la recolección y posterior reciclaje de los instrumentos de escritura. Al mismo tiempo que ayudan a mantener más limpio nuestro planeta, la iniciativa ayuda a asociaciones como Save the Children y Fundación + árboles. Han cumplido su primer año de actividad con buenos resultados y con la esperanza de que cada vez sean más los colegios, universidades y ayuntamientos que se unan a la iniciativa.

El programa permite que cualquier material de escritura pueda reciclarse en nuevos artículos como estuches, papeleras o regaderas. A cambio, se donan 2 puntos TerraCycle por cada instrumento de escritura recolectado, canjeables por regalos solidarios o donaciones. En el caso de las escuelas, el dinero también puede destinarse a proyectos educativos del propio centro.

Participar en el programa de recogida y reciclaje es gratis y muy sencillo. Basta con registrarte en la web www.terracycle.es, donde encontrarás todo el material necesario para la campaña (carteles, folletos, etiquetas prepagadas para los envíos…). Una vez se hayan recolectado los bolígrafos usados, los paquetes se enviarán a un almacén de TerraCycle donde los bolígrafos serán procesados y convertidos en nuevos productos.

En el último año, universidades como la Universidad Complutense de Madrid o la Universidad de Alcalá de Henares, así como Ayuntamientos como el de Valladolid o Elda, se han unido a la Brigada de Instrumentos de Escritura para participar en este proyecto medioambiental, disminuyendo así los desechos enviados a incineradoras o vertederos.

Hasta el momento han sido recolectados 65.000 bolígrafos y se han donado más de 1.500 euros a diferentes asociaciones sólo por participar en el reciclaje de estos materiales. No son muchos para los millones que gastamos al año, pero entre todos seguro que podemos mejorar estas cifras ¿Te apuntas?

En este vídeo te explican el proceso de reciclaje de bolis y rotuladores.

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Quiero cobrar un euro por devolver cuatro botellas de plástico

En Alemania, devuelves en la tienda la botella de plástico del refresco que te acabas de beber y te devuelven 0,25 euros. Allí no sufren la crisis pero tampoco son tontos. Nadie tira una botella a la papelera porque vale dinero. Y encima se enorgullecen de conducta cívica.

Ayer en España, en el colegio de mi hijo celebraron la entrega de orlas. Al final del acto hubo una merienda y cientos de niños se lo pasaron bomba jugando al fútbol con botellas de plástico y latas de refresco que dejaron el patio sembrado de basura.

Mi primer pensamiento fue hacia el fracaso de un sistema educativo que ha sido incapaz de inculcar a los niños algo tan básico como no ensuciar. Mi segundo pensamiento iba dedicado a Alemania.

Viene todo esto a cuento por la aprobación este miércoles en el pleno del Senado de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados. Una Comisión decidirá próximamente sobre la viabilidad técnica y económica de la aplicación del sistema de depósito, devolución y retorno de envases (SDDR), o lo que es lo mismo, volver al viejo sistema de devolución de envases, el que ya tienen desde hace tiempo los alemanes. No sé a qué estamos esperando para ponerlo en marcha.

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¿Estamos dispuestos a pagar más por contaminar menos?

El 72 % de los españoles está dispuesto a cambiar sus hábitos de consumo para luchar contra el cambio climático, y un porcentaje similar (80%) apoya la imposición de etiquetas para conocer el impacto ambiental de lo que compran. Al menos así concluye una encuesta electrónica de la Fundación Entorno, divulgada por la Agencia EFE, donde se contradice la idea generalizada de que los españoles somos mayoritariamente «irresponsables» en nuestros hábitos de consumo.

Estos datos me producen una tormenta de preguntas. ¿Somos los españoles consumidores verdaderamente responsables? ¿Estamos dispuestos a cambiar nuestros hábitos de consumo, a reciclar más y a gastar menos? Y la pregunta del millón: ¿Estamos dispuestos a pagar más por ayudar a nuestro planeta?

Sinceramente, pienso que esa encuesta realizada por Internet a 700 personas tiene un alto margen de error, como evidencian los estudios del Observatorio de la Sostenibilidad, que demuestran como la mitad de nuestros residuos no se recicla.

La realidad es testadura, y no hay más que acercarse a los contenedores de basura para encontrar en ellos inmensas cantidades de cartones y plásticos sin separar, a escasos metros de los puestos de reciclaje. Para ver toda clase de aparatos electrónicos averiados y no llevados a un punto limpio. Para acercarnos a las tiendas de moda y comprobar la manera compulsiva en que compramos de todo sólo por el vicio de atrapar chollos innecesarios. Esto último, la nueva cultura de la ganga, cada día más enquistada en nuestro registro genético, casa muy mal con la cultura del desarrollo sostenible que decimos apreciar pero que en realidad muchos prácticamente han desterrado de sus hábitos, ¿no os parece?

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Tiramos a la basura hasta los desvanes

Siempre me fascinó la buhardilla de mi bisabuelo. Era de película, polvorienta, misteriosa, repleta de trastos inútiles, de sillas rotas y espejos ennegrecidos. Hoy ya no existe ni ese rincón mágico, ni prácticamente ninguno de esos lugares donde guardar lo viejo. En nuestra sociedad urbana de usar y tirar, con ridículas “unidades habitacionales” de 40 metros cuadrados, el espacio libre es oro y el cubo de la basura el mejor armario posible.

Tengo un lector que trabaja en la recogida de residuos urbanos de Madrid y que periódicamente me envía fotos de las barbaridades que encuentra en los contenedores de basura. Trajes, ordenadores, muebles, libros y sobre todo comida, toneladas de comida. Otro me asegura que en un gran almacén donde curra las devoluciones de aparatos defectuosos no se miran. Directamente se cambian por otro nuevo y el devuelto se tira a la basura. Muchas veces las averías son tan tontas como poner bien las pilas o retirar el precinto.

Por no hablar de las bolsas de un único uso. Estudios recientes confirman la existencia de 250.000 millones de partículas de plástico con un peso total de 500 toneladas flotando en un cada vez más contaminado mar Mediterráneo.

Estamos sumidos en una crisis económica brutal, frente a un futuro incierto donde los combustibles fósiles serán cada vez más caros y escasos, pero nos da lo mismo, lo nuestro es el derroche. Ahí están las cifras: cada español genera al año 547 kilos de basura y sólo recicla 82 kilos.

Para los economistas son buenos datos. A más despilfarro, más consumo y más negocio. Pensar en el ahorro, en el reciclaje, se considera un insulto a la inteligencia. Tener desván es una inutilidad, incluso para aquellos niños que descubrimos en ellas un mundo fascinante donde todo tenía un uso, hasta los trastos viejos.

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30 años reciclando basuras

Somos la sociedad de la basura, del derroche, del usar y tirar. A pesar de ello reciclamos una parte de nuestros desechos, cada vez más y mejor, pues no nos queda más remedio, conscientes del daño que nos hacemos a todos al cubrir de mierda nuestro viejo y único planeta.

Para los más jóvenes, el reciclaje es algo tan familiar como los ordenadores e Internet, pero esos contenedores de colores son tan recientes como las nuevas tecnologías. De hecho, los primeros destinados exclusivamente a recoger el vidrio llegaron a España en 1982, hace ahora 28 años. Los de papel y plásticos llegaron más tarde.

El famoso símbolo del reciclaje también es joven. Tiene 40 años, y su historia no puede ser más curiosa, como explica alpoma en el blog Tecnología obsoleta. Ganó el concurso de una empresa de Chicago, la Container Corporation of America, para contribuir a la celebración del primer Día de la Tierra en 1970. El triunfador fue un joven estudiante de 23 años llamado Gary Anderson, a quien se fotografió entonces explicando su logo.

Y, ¿cómo llegó a concebir el célebre símbolo? Inspirándose en un dibujo del artista holandés M.C. Escher, explica alpoma.

La obra Banda de Möbius II, en la que unas abnegadas hormigas recorren el infinito trazado de la cinta de una sola cara y un solo borde descrita por los matemáticos August Ferdinand Möbius y Johann Benedict Listing a mediados del siglo XIX, fue lo que le sirvió a Gary Anderson para diseñar su logo. Unió las ideas de infinito y reciclaje, tras contemplar el cuadro de Escher y, ¡ya está! Toda una genialidad.

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La moda de la ecomoda

Esta semana Londres y Madrid pugnan por ser las capitales europeas de la moda. Nuestros leones de Cibeles frente a los de Trafalgar Square en dos Fashion Week cada año más internacionales. Pero en ambas convocatorias se está produciendo una pequeña revolución, paralela a la de la sociedad. Cada vez hay más preocupación por el entorno y nuestro impacto en él, también por culpa de esa compulsiva adición a estrenar ropa sin parar. La “ecomoda” o moda ética viene a dar respuesta a una creciente inquietud cívica.

Una moda que en realidad estamos haciendo entre todos los consumidores responsables, obligando a las grandes marcas a adaptarse a una nueva sociedad donde no se acepta la explotación infantil, ni el uso de tejidos sintéticos, modificados genéticamente o altamente contaminantes, que exige prendas basadas en la sostenibilidad, en el reciclaje, ecológicas, certificadas, respetuosas con el medio ambiente y sobre todo sanas, que no nos provoquen alergias ni enfermedades extrañas.

Por ejemplo ¿sabías que las plantaciones de algodón son uno de los principales contaminantes del planeta? Ocupan el 3% de la superficie cultivada pero consumen el 23% de los de los pesticidas utilizados en toda la agricultura del mundo y posteriormente el 10% de todos los productos químicos necesarios para su transformación y teñido. Apostar por los cultivos orgánicos es regresar a la agricultura tradicional más amable, la de siempre, pues la industrial actual está llevándonos a un callejón sin salida.

Frente a la moda rápida y derrochona que explota al trabajador y maltrata a la Naturaleza, quizá algunos ven en esta nueva moda green una mera tendencia, otro sector del mercado por explotar, más caro y selecto pero poco práctico. Yo no estoy de acuerdo, para mí es el futuro. No nos queda más remedio. ¿No piensas tú lo mismo?

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