La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Entradas etiquetadas como ‘moscas’

40 millones de años engañando a las moscas

Paseando este otoño por la península del Sinis, en el sureste de Cerdeña, me he encontrado las verdes praderas cercanas al mar tapizadas con una singular planta de extraño aspecto: la cala negra (Arum palaestinum). Ahí donde la ves, tan humilde ella, es una especie que lleva 40 millones de años engañando a las moscas.

Te lo cuento en un nuevo #Videoblog de mi canal en YouTube [¿Ya te has suscrito?]
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Una mosca parásita está diezmando a los corzos españoles

Macho de corzo. Foto: Pixabay

El corzo, ese pequeño cérvido que tantos confunden con crías de ciervo, se había convertido en uno de los animales más habituales de nuestros paseos. Saltarines, curiosos, es una gozada verlos correr por el campo. Desde finales del siglo pasado sus poblaciones experimentaron una explosión demográfica que multiplicó por diez su número. Pero en apenas una década todo se ha ido al garete. Un fascinante parásito, la moscarda o gusano de la nariz del corzo, los está matando por miles.

La plaga fue detectada por vez primera en Picos de Europa, pero se ha ido extendiendo como una mancha de aceite y ya afecta a animales de todo el norte de España.

No existe un tratamiento posible, ni preventivo ni curativo. Tan solo se debería detener la caza de este animal ante el avance de la enfermedad. Ello permitiría reducir la mortandad actual y que las poblaciones supervivientes se puedan ir recuperando poco a poco.

«No está quedando un corzo vivo«, asegura preocupado Marino Saiz, guarda mayor de los agentes de medio ambiente de la provincia de Burgos. En algunos cotos de caza de Asturias se han registrado descensos de hasta el 80 % de la población de corzos entre 2009 y 2015. Lee el resto de la entrada »

Aumenta la oposición a la instalación de macrogranjas en la Siberia española

Es la nueva ganadería industrial. Los nuevos tiempos de producción masiva de carne y leche barata. Se acabaron las granjas donde una familia criaba un puñado de cerdos, un rebaño de ovejas, un par de vacas y medio centenar de gallinas que en su mayor parte alimentaban con piensos cultivados por ellos mismos o sus vecinos. Todo eso se ha acabado. Las granjas son ahora gigantescas fábricas de proteína animal donde lo de menos es el bienestar de esos pobres bichos cosificados. Lo único que importa es la producción y el margen de beneficio económico obtenido.

Este nuevo modelo ganadero tiene una ley de oro: cuanto más grande y automatizada sea la explotación mayor rendimiento económico logrará. Y tenía que pasar. Las empresas se han agigantado, alcanzando tamaños inconmensurables. Pero hay un problema, la gestión de los desechos, toneladas de mierda generada cada día que es necesario eliminar. Contaminación, malos olores, plagas de insectos y roedores, utilización masiva de antibióticos, superbacterias, enfermedades, consumo salvaje de agua y energía. Y aquí es donde surge el auténtico problema. ¿Dónde ponemos estas macrogranjas? Lee el resto de la entrada »

Las moscas también beben para olvidar el mal de amores

Cuando El Principito llegó al planeta del bebedor la justificación de éste fue penosa: “Bebo para olvidar que tengo vergüenza de beber”. Parece muy humano eso de ahogar penas en alcohol, pero no se crean, hasta las moscas olvidan sus frustraciones en tequila. O mejor dicho, en etanol al 15%. De acuerdo con un estudio elaborado en la universidad de California en San Francisco (Estados Unidos) y publicado en la revista Science, los machos de la mosca de la fruta rechazados sexualmente prefieren las bebidas alcohólicas a las sin alcohol. Los experimentos fueron interesantísimos, aunque por pura empatía se nos revelan como auténtica tortura para los pobres animales.

Primer experimento: Un grupo de moscones afortunados se unió con hembras receptivas en proporción de 5 a 1. En otro grupo, cada macho tenía tres encuentros diarios de una hora con hembras satisfechas que acababan de copular y rechazaban el nuevo cortejo. Tras cuatro días se juntaron todos a comer, pudiendo elegir alimentos normales o con alcohol añadido. ¿Se imaginan lo qué ocurrió? Efectivamente. Los machos que no se habían comido un colín se lanzaron al vicio, mientras los sexualmente satisfechos eligieron positivamente la comida sin aditivos.

Segundo experimento: Los machos rechazados son posteriormente llevados a un entorno con numerosas hembras receptivas. Tras disfrutar con ellas volvieron a meterlos en el recinto con comida. ¿Saben lo que pasó? Lo lógico. Satisfechos sexualmente ya no probaron el alcohol.

Fuera de nuestra lógica (y experiencia) humana, la explicación está en los niveles de un neurotransmisor implicado en sistemas de recompensa cerebrales cuyo descenso empuja a la bebida. El experimento puede ayudarnos a superar adiciones y depresiones pero, lo que sin duda confirma, es que la distancia entre una mosca y un Homo sapiens es de apenas un vaso de tequila.

Y aunque no venga al caso (o sí) «tómate esta botella conmigo». Como siempre, Chavela.

También puedes encontrarme en Twitter (@lacronicaverde) y en Facebook (www.facebook.com/cronicaverde)

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Resucitan a una mosca extinguida

Esta noticia no la verás en ningún telediario. No la oirás en ninguna radio. No la leerás en otro periódico que no sea 20MinutosEsta noticia no interesa a nadie porque es una buena noticia. Porque habla de ciencia. Porque trata de animales, pero no de linces o quebrantahuesos, sino de humildes insectos. Porque hace referencia a una mosca, a una pequeña e insignificante mosca de la que no se supo nada durante 160 años.

Pero al menos esta historia la podrás leer en este blog. Porque para la biodiversidad, tan importante es un oso como una mosca. Y esta mosca resucitada es buen ejemplo de ello.

La distribución conocida de Thyreophora cynophila, como se llama el pequeño insecto, se limitaba al centro de Europa, en concreto a Alemania, Austria y Francia. Pero desde 1849 no se volvió a encontrar un ejemplar vivo. Se convirtió así en el único díptero extinguido del continente.

Para sorpresa de los expertos, la mosca ha sido redescubierta este año muy lejos de donde fue vista por última vez: en la Sierra de Guadarrama (Madrid) y en la Sierra de Cebollera (La Rioja). Nunca antes una especie europea considerada “globalmente extinguida” había aparecido a miles de kilómetros de distancia más de siglo y medio después de darse por desaparecida.

¿Fugitiva en España? Nada de eso. Siempre estuvo aquí, pero como la entomología interesa tan poco a la opinión pública, políticos y gestores no la consideran prioritaria en el mantenimiento de la biodiversidad. Su estudio se deja al albur de las casualidades. Y así progresamos en Ciencia. Más por el entusiasmo de unos pocos que por políticas ministeriales.

Qué buena noticia ¿verdad? Pues quizá no tanto, pues la aparición de este bichito de galáctica cabeza anaranjada nos hace responsables de su futuro. Y eso de dedicar dinero a investigar una mosca, e incluso de parar proyectos urbanísticos por culpa de una mosca, parece ciencia ficción en un país como el nuestro donde una mosca es poco más que una jodida mosca.

En este vídeo os cuentan toda la historia de tan increíble insecto y de su más increíble redescubrimiento.


Foto superior: Grupo Enebro, blog donde se publicó la noticia, luego linkeada por mi casi tocayo Crónica Verde.

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Un verano con menos moscas

Son la pareja del verano: calor y moscas. Sin embargo, este año está resultando atípico. No sé ustedes, pero yo tengo la impresión de que hay menos moscas.

Aprovechando mis viajes estivales por Canarias, León, Burgos y La Rioja no he dejado de profundizar en tan sorprendente sospecha, haciendo la misma pregunta a cuantos amigos me encontraba en pueblos y ciudades: ¿Hay menos moscas este verano?

Lo reconozco. Es un estudio completamente acientífico, trufado de errores metodológicos, pero la mayoría de los encuestados me han dado la razón. Este año hay menos moscas. Y eso es una gran noticia.

¿Lo has notado también tú allá donde vives?

El descenso poblacional mosquil puede estar relacionado con la primavera tan lluviosa y fría que hemos sufrido este año, a la que ha seguido un verano especialmente seco.

De todas formas, el descenso será necesariamente pasajero. Ya lo dice el refrán castellano: «Lluvia y sol, mosca la vaca y el pastor». Todavía tienen tiempo suficiente para convertirse una vez más en plaga.

Y aunque en menor número, serán siempre suficientes como para despertarnos durante la siesta o caerse en la sopa.

¿Por qué tenemos tanta manía a las moscas?

No por piconas, pues sólo son chuponas. Tan sólo, y no es poco, las odiamos por pesadas. Un sentimiento que viene de antiguo. De hecho la propia palabra, «mosca», procede del sánscrito «makshika» o «maçika», que viene a significar «insecto que molesta».

Estos dípteros «inexorablemente domésticos» se caracterizan ante todo por su escaso, si no nulo, sentido común. Se posan una y otra vez en el mismo lugar, ajenos al peligro de nuestros obsesivos intentos por aniquilarlos. No existe criatura más pesada en todo el reino animal.

Tan sólo viven un mes, pero es tiempo suficiente para molestarnos hasta la exasperación.

Cada hembra de mosca doméstica (Musca domestica) puede poner hasta 500 huevos de una vez. 36 horas después de haber nacido sus crías, éstas ya pueden a su vez poner huevos. Es lógica tanta prisa, pues desde que nacen como huevo hasta que mueren apenas pasan 22 días. En ese momento, antes de dejar este mundo, habrán sido abuelas varias miles de veces. Y si a finales de agosto todos sus descendientes sobrevivieran a insecticidas y pájaros, el planeta estaría cubierto por una espesa capa de estos insectos de 10 metros de profundidad.

De todas formas, como ya os conté hace un par de años, habrá que esperar al menos hasta el 25 de octubre para poner fin a tan pesado sufrimiento pues, como reza el dicho popular, «el día de San Crisanto, las moscas al campo santo».