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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

40 millones de años engañando a las moscas

Paseando este otoño por la península del Sinis, en el sureste de Cerdeña, me he encontrado las verdes praderas cercanas al mar tapizadas con una singular planta de extraño aspecto: la cala negra (Arum palaestinum). Ahí donde la ves, tan humilde ella, es una especie que lleva 40 millones de años engañando a las moscas.

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Perfume falsificado

Si necesitas polinizadores que te garanticen el futuro de la especie ¿por qué no pedir ayuda a millones de moscas del vinagre? Las moscas del género Drosophila son abundantes, revoltosas y por lo tanto muy buenas polinizadoras. Pero hay un problema. Sólo les mola el olor a fruta podrida.

La cala no tiene fruta podrida ni flores en vinagre, pero ha resuelto el problema con inteligencia natural. Se han transformado en un gigantesco fraude. En lugar de emitir perfumes embriagadores como los de las rosas, ha optado por producir moléculas olorosas que imitan, en plan pura falsificación, a las levaduras producidas durante la fermentación alcohólica de la fruta podrida. Un fraude que le funciona divinamente desde hace 40 millones de años.

Mosca del género Drosophila, una tonta útil

Sorprendente investigación

Lo han descubierto científicos del Instituto Max Planck de Ecología Química en Jena (Alemania) y lo explica el portal de divulgación científica Agencia SINC.

“La planta consigue imitar a las levaduras produciendo seis compuestos químicos que, unidos en una mezcla específica, crean la impresión de la fermentación en el cerebro de la mosca”, explican los investigadores. Entre las sustancias volátiles producidas se encuentran dos compuestos químicos muy raros en las plantas pero que son característicos del vino y del vinagre, subproductos de la actividad de las levaduras.

Tonta útil

Esta adaptación es una monumental estafa. Porque las moscas no ganan nada con ella. Todo lo contrario. Frente a otras plantas, en el interior de las flores sólo hay olor, no existe néctar ni nada comestible que pueda recompensar el esfuerzo polinizador.

Y todavía peor, sus flores son auténticas trampas temporales que se cierran durante la noche, atrapándolas para garantizar aún más el meneo de su polen. No podrán escapar de este encierro tan injusto hasta que la flor se abra al amanecer y las permita escapar.

Estas pobres moscas son las típicas tontas útiles. Se aprovechan de ellas y no reciben ni las gracias ni un sorbito de vino.

¿Quién dijo que las moscas son listas? 40 millones de años engañándolas y todavía no han aprendido.

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