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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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#Felix32. Define a Félix Rodríguez de la Fuente en una palabra

Los amantes de la naturaleza celebramos hoy un agridulce aniversario: el nacimiento y muerte de Félix Rodríguez de la Fuente. Tal día como hoy, el 14 de marzo de 1928, nacía en Poza de la Sal (provincia de Burgos) el famoso naturalista y divulgador ambiental. Y tal día como hoy, el 14 de marzo de 1980, fallecía en un accidente aéreo en Shaktoolik (Alaska).

Con este motivo, y aprovechando la potencia de las redes sociales, la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, institución promovida por su familia, ha lanzado hoy una preciosa cibercampaña titulada: ‘Félix en una palabra’. Que en twitter lleva el hashtag #Felix32.

A lo largo del día están preguntando a toda la blogosfera una única cosa: ¿Con qué palabra describirías a Félix, su persona, su labor, su trascendencia?

Para mí esa palabra es PASIÓN. La que supo transmitirme en todo lo que hacía y que por su influencia yo llevo como un mantra en mi vida.

¿Y a tí? ¿Qué palabra piensas que describe mejor que ninguna otra a Félix Rodríguez de la Fuente?

También puedes encontrarme en Twitter (@lacronicaverde) y en Facebook (www.facebook.com/cronicaverde)

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El Parque Nacional de Cabrera se convierte en objetivo militar


Muy pocos lo saben, pero fue Félix Rodríguez de la Fuente quien, gracias a un empeño contumaz, logró salvar el archipiélago de Cabrera, uno de los lugares más bellos y salvajes de Baleares, de las urbanizaciones y de las maniobras militares. Le costó tanto tiempo y esfuerzos que desgraciadamente murió antes de ver materializado su sueño.

Desde 1991 los islotes de Cabrera son Parque Nacional Marítimo y Terrestre, pero esta alta protección no ha dejado al espacio a salvo de peligros. Les parecerá mentira, pero la pasada semana se ha aprobado un plan de usos militares que permite la realización de maniobras a pesar de su altísimo valor ecológico. Dicho plan se justifica por la inclusión de limitaciones y condiciones de uso por parte de la Defensa nacional,

“armonizando y posibilitando su uso para estos menesteres con los genéricos que implica su función fundamental como Parque Nacional” (sic).

Pero vamos a ver, ¿desde cuándo es posible armonizar maniobras militares con protección de la naturaleza? Pensar algo así es como querer hacer un huevo frito sin romper la cáscara, algo tan imposible como absurdo. Y seguro que, sin buscar mucho, el Ejército tiene cien sitios mejores en España donde entrenarse sin producir un tremendo impacto a la flora, la fauna y el sentido común.

De todas formas, no sé de qué nos asombramos. Últimamente todo es compatible o está torticeramente manipulado. Hasta la guerra ya no es tal, tan sólo se considera una “intervención” militar donde los bombardeos tienen carácter humanitario pues ayudan, se supone, a restablecer las democracias. Lógico en el caso de Libia, pues los ordena un Nobel de la Paz (Obama) y los apoya el promotor de la alianza de las civilizaciones (Zapatero). Las pobres pardelas de Cabrera no saben lo que se les viene encima.


Recordando a Félix y su pasión por lograr un archipiélago de Cabrera sin chalés ni militares, os recomiendo que volváis a ver los dos documentales que El Hombre y la Tierra dedicó a tan singular espacio. Están disponibles en TVE a la carta.

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Cómo salvar un árbol singular en cuatro minutos

Naciones Unidas ha declarado 2011 Año Internacional de los Bosques. Una celebración que no sólo reivindica la importancia de las grandes formaciones vegetales en el Planeta, sino también de los árboles fuera de los bosques, especialmente de aquellos ejemplares grandiosos, centenarios, monumentales pero sobre todo muy queridos: los árboles singulares.

Ese aprecio nuestro hacia los seres vivos más viejos de la Tierra no les ha librado del hacha, de los incendios ni de su peor enemigo, las obras de remodelación urbanística. En el último siglo el 80% de ellos ha caído bajo la hormigonera, las plagas o la sierra. Es verdad, las leyes regionales los protegen (menos en Canarias que carece de tal normativa), pero seleccionando solo a los mejores automáticamente se ha abandonado a su suerte al resto. Miles de árboles especiales preñados de leyendas y paisaje, de cultura y biodiversidad, de secretos genéticos están en peligro.

Para tratar de remediarlo, la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente (FFRF) ha puesto en marcha su campaña “SOS ÁRBOLES SINGULARES: Once medidas urgentes para salvar nuestro arbolado singular en 2011.

Se apoya para ello en un modelo de “Ordenanza Municipal de Protección de Arbolado de Interés Local”, desarrollado por la Diputación de Valencia, que permite proteger a estos seres excepcionales de cada municipio con tan sólo el compromiso de apadrinar a los señalados como tales por sus vecinos. Porque por urbana o pequeña que sea una localidad siempre habrá en ella al menos un árbol especial.

La FFRF ha creado una página de Facebook www.facebook.com/sosarbolessingulares, a través de la cuál se explica de forma sencilla qué puedes hacer parasalvar los árboles singulares de tu municipio en menos de cuatro minutos”. Proponiendo a tu alcalde que apruebe una Ordenanza especial de protección. También se puede participar en esta ciberacción desde la web de la Fundación. Así que no tienes excusa.

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La necesidad de convivir con la naturaleza

La convivencia con la naturaleza es una cuestión de supervivencia humana. No sólo nos proporciona sustento, sino también bienestar y felicidad. Seguramente por eso, en nuestras cada vez más masificadas ciudades siempre hay sitio para una planta, para una mascota, para un árbol, para un jardín. No podemos vivir sin ese contacto, aunque sea lejano, con la Madre Naturaleza.

¿Os acordáis de Félix Rodríguez de la Fuente? Fue él quien se empeñó en educarnos en la necesidad de lograr una convivencia armónica con la naturaleza. Lo hacía porque era un visionario. Tenía una idea revolucionaria. Estaba convencido de que el hombre ideal y feliz era el hombre paleolítico, aquel recolector y cazador perfectamente imbricado en el medio ambiente como un animal más, dotado de unos asombrosos conocimientos ecológicos y culturales, en armonía con esa naturaleza de la que se nutría y formaba parte.

Para Félix el ser humano no era una especie más, sino una síntesis de la naturaleza, con todo lo peor y todo lo mejor de ella, creada «con la nieblas del amanecer, con el aullido del lobo, el rugido del león», en una estrecha y «compleja trama palpitante» e interdependiente. No es que quisiera que volviéramos a la Edad de Piedra, pero sí soñaba con que algún día recuperaríamos esa sensibilidad ecológica que nos haría más tolerantes y felices.

¿Qué nos queda de todo ese pasado? Nada. Esa falta de «contacto real» con la Naturaleza, en una sociedad cada vez más urbanizada, nos está llevando por mal camino. Hacia un consumo irreflexivo de los recursos naturales, provocador de desastres tan impresionantes como el cambio climático, cuyas consecuencias finales aún no somos capaces de imaginar.

Por eso, cuando se habla de convivencias, no podemos olvidarnos de la más importante de todas ellas, la necesidad imperiosa que tenemos de convivir en armonía con la naturaleza.

Nota: Esta entrada se une a la iniciativa propuesta por las bitácoras Artecar24.com Pensamientos JFS, para que los blogueros hablen hoy, 8 de octubre, de la convivencia.

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¿Sabes lo que es un supertesting por la biodiversidad?

Detrás de tan extraño palabro hay una fantástica idea y un bellísimo homenaje.  ¿Qué es un supertesting? Pues testear algo, comprobar su estado o evolución en un momento concreto, pero a lo grande. Y en este caso, la plataforma on line Biodiversidad Virtual, junto con la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, pretende lanzar a la calle a todos los amantes de la naturaleza, nada menos que para inventariar la diversidad biológica de nuestro entorno. Un tributo muy especial a Félix Rodríguez de la Fuente en el 30 aniversario de su muerte haciendo lo que él mejor hizo: socializar la ciencia, concienciarnos en el respeto al medio ambiente y forjar ilusión por la naturaleza en la sociedad.

Nada más fácil. A lo largo de toda esta semana, pero especialmente el próximo fin de semana, miles de aficionados españoles queremos fotografiar y subir a una página web la mayor cantidad posible de especies de invertebrados, plantas, aves, anfibios y reptiles, hongos, hábitats que podamos, en recuerdo al llorado naturalista; que por si no lo sabías, era un soberbio fotógrafo de la naturaleza.

Los usuarios registrados pueden subir y ver en el servidor de la plataforma digital las fotografías de las plantas y animales que hayan encontrado en sus expediciones, georeferenciadas y clasificadas. Si alguna no la conoces, tampoco es problema. Un comité de 100 científicos voluntarios se encarga luego de revisarlas todas, garantizando su exacta identificación.

Como ha señalado la hija del naturalista, Odile Rodríguez de la Fuente,

«el conocimiento da lugar al amor y el amor nos lleva inexorablemente a proteger y defender nuestra naturaleza. Esta será una semana sin parangón, en la que las miles de personas que amamos la naturaleza saldremos al campo, cámara en ristre, unidos por un sentido invencible e indivisible de pertenencia a tierra».

El objetivo marcado  con este peculiar ‘rallye fotográfico’ es alcanzar, a lo largo de la semana, 5.000 especies fotografiadas en toda España entre aves, artrópodos, plantas, peces, hongos, líquenes, mamíferos y publicarlas en las diferentes galerías que componen BV. ¿Lo conseguiremos? Seguro que sí.

Pinchando en este enlace puedes ver el mapa con todos los lugares de España (más de 30) donde esta semana la gente se juntará para participar en tan ilusionante supertesting.

También os incluyo un vídeo que los organizadores han hecho para promocionar tan original la iniciativa.

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Los parques naturales privados son el futuro de la biodiversidad

¿Es posible crear una red de espacios naturales protegidos sin contar con la Administración, donde sean los propios propietarios quienes promuevan su conservación y cedan además la gestión de las fincas a ayuntamientos, asociaciones de vecinos e incluso a grupos ecologistas?

Pues no sólo es posible sino que ya existe. Se trata de la red de Custodia del Territorio, un conjunto de estrategias e instrumentos que implican a propietarios y usuarios en la conservación sostenible de los recursos naturales de un lugar, sin renunciar a obtener de ellos un justo rendimiento económico. Usted déjenos la finca que se la cuidamos gratis y hasta se la mejoramos. Un pacto de caballeros a mayor gloria del planeta.

Parece mentira, pero esta original estrategia de protección del patrimonio natural funciona. De hecho, es la mejor herramienta posible para conservar una frágil biodiversidad sustentada en manos privadas. Actualmente el 75% del territorio español es propiedad particular, pero sólo el 24% son espacios protegidos.

La iniciativa lleva más de siglo y medio dando muy buenos resultados por todo el mundo. En nuestro país, como no podía ser de otra manera, el pionero fue Félix Rodríguez de la Fuente, quien en 1975, con el apoyo de WWF/Adena, promovió la creación del Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega (Segovia).

En la actualidad existen unas 350 entidades custodiadoras de un millón de hectáreas de valiosos terrenos, distribuidas en seis comunidades autónomas: Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares, Andalucía, Galicia y Madrid. Y su número crece cada año. Aunque estamos aún lejos de Estados Unidos, donde unas 1.600 entidades en activo trabajan sobre doce millones de hectáreas.

Del 26 al 28 de mayo se celebrarán en Asturias las IV Jornadas Estatales de Custodia del Territorio. Los medios de comunicación apenas hablarán de ello, ajenos a la importancia de una herramienta que nos permitirá lograr de modo efectivo y práctico un mundo mejor, más sostenible. Pero es el futuro de la biodiversidad.

Ya no pedimos más espacios protegidos tutelados por la Administración. Ahora pactamos directamente con los propietarios el modo de conservarlos y gestionarlos, sin más trabas administrativas que nuestro propio compromiso. Y el convencimiento de que si no ayudamos pronto al mundo rural tradicional a salir de la crisis con iniciativas como éstas vamos a perder un paisaje, una cultura y una calidad de vida que nos ha costado miles de años conseguir.

Más información en Plataforma de Custodia del Territorio y Proyecto RuNa.

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Delibes, un urbano hombre de campo

Miguel Delibes era de Valladolid, urbano, pero se sentía de pueblo, rural. Su pasión pueblerina la derrochaba a raudales en la casona que tenía en Sedano. Allí, en esas agrestes tierras altas burgalesas, nacieron El Nini, el Tío Ratero, Azarías o el señor Cayo. Allí respiraba el escritor toda esa cultura tradicional, todos esos personajes, todo ese paisaje y paisanaje que modelaban su imaginación.

Llegó a Sedano por ser el pueblo donde veraneaba su novia Ángeles [«me enamoré de Sedano al tiempo que de mi mujer»], su adorada Señora de rojo sobre fondo gris. Y allí sigue y seguirá vivo su espíritu campero, sobrevolando los peñascos como esos buitres que tanto le admiraban, serios, sencillos y pausados como él mismo.

Por eso, cuando estaba en Valladolid tenía tanta necesidad de pasear por el Campo Grande, su campo más cercano, desdeñando los excesos de los pavos reales, tan diferentes de sus queridas perdices.

Nunca olvidaré la primera vez en que coincidimos. Fue durante el rodaje en 1996 de Las ratas, dirigida por el burgalés Antonio Giménez-Rico. Estaba muy contrariado:

«Eso son ratones de laboratorio, y lo que el Tío Ratero caza son ratas de agua, que son como conejos de río».

La noticia de su muerte nos llega dos días antes del aniversario del fallecimiento de Félix Rodríguez de la Fuente, otro apasionado de la naturaleza, otro enamorado de Sedano, de sus buitres y de sus gentes. Ambos defendían que el hombre no es nada sin su entorno natural, sin su paisaje y su cultura tradicional. Ambos amaban las tierras altas burgalesas, se emocionaban con el vuelo agitado de las perdices y estaban sumamente preocupados por nuestro impacto en el medioambiente. Ambos manejaron el castellano como nadie lo ha hecho nunca. Y ambos nos enseñaron algo tan impagable como la necesidad de cuidar nuestro mundo rural, donde se encuentran las raíces de nuestra cultura, de nuestro ser, de nuestra existencia.

Y donde cabemos todos, cazadores y ecologistas, lobos y pastores, bosques y huertas, niños y mayores, si sabemos cultivar nuestras más humanas virtudes: la tolerancia y el respeto.

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30 años con Félix

Un 14 de marzo, hace ahora 30 años, Félix Rodríguez de la Fuente perdía la vida en Alaska el mismo día en que cumplía 52 años. Tres décadas ya, y cuando TVE decide reponer sus documentales como homenaje al naturalista burgalés, más de 800.000 espectadores vuelven a quedarse enganchados diariamente a esa melodía que corre tan ágil hacia el sol como el lobo ibérico. Es el “efecto Félix”, un milagro de comunicación tan atemporal como su mensaje, tan profundo como su personalísima voz.

No es esta fama fruto de la nostalgia de los cuarentones. Veo ahora a mis hijos contemplando los mismos reportajes de mi niñez y reconozco en sus expresiones los idénticos sentimientos de dulzura, miedo o asombro que yo experimentaba entonces ante «la aventura de la vida».

Es verdad, Félix era un fabuloso contador de historias, último heredero de los juglares castellanos, depositario de esa añeja tradición oral aprendida de los pastores del páramo, del zapatero de Poza de la Sal, de sus abuelos. Pero sus cuentos, además de enseñar, siempre llevaban una moraleja innovadora: la necesidad de respetar profundamente a una naturaleza en equilibrio, donde el hombre dejara de ser depredador y pasara a convertirse en benefactor. Ése fue su gran acierto. Pensar en el planeta como un todo integrador, promover una nueva conciencia de armonía entre ‘El Hombre y la Tierra’. Hoy lo llamamos desarrollo sostenible, pero lo inventó Félix.

30 años ya y seguimos arrastrando idénticos problemas. El veneno emponzoña nuestros campos, las escopetas persiguen a los lobos, los linces están aún más cerca de la extinción que entonces, los espacios naturales más acorralados que nunca. Y el mundo rural, ese gran mantenedor de la biodiversidad biológica y cultural, languidece en una sangría de gentes, paisaje y tradiciones. No son 30 años sin Félix. Son 30 años con Félix y con su mensaje. Tan actual y vivo como aquel lejano 1980.

No te pierdas el especial de RTVE. Allí están disponibles todos los documentales de ‘El Hombre y la Tierra’ y algunos de sus programas de radio. Podrás dejar en una página diseñada al efecto tus textos, fotos, vídeos o recuerdos de homenaje al naturalista, e incluso versionar la famosa sintonía de sus documentales. También puedes leer el encuentro digital con Odile, la hija de Félix y directora de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente.

Precisamente esta Fundación se ha lanzado a las redes sociales tratando de recuperar todas esas vivencias y emociones que magistralmente nos transmitió el gran comunicador. Te puedes hacer fan de la página oficial de Félix Rodríguez de la Fuente tanto en Facebook como en Twitter.

Por que al final Félix nos cambió a todos. Para mi fue fundamental a la hora de profundizar en el estudio y la defensa de la naturaleza. ¿También a ti te cambió Félix?

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El tejo debe ser Patrimonio de la Humanidad

No existe árbol más mágico y maravilloso que el tejo (Taxus baccata), el viejo templo vegetal de nuestros antepasados prehistóricos, el más antiguo de Europa. Herederos de ese antiquísimo linaje cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos, nos quedan aún hermosos ejemplares en el norte de España. Allí dan sombra a vetustas iglesias o apartados cementerios donde todavía hoy, en pleno siglo XXI, siguen reafirmando su misterioso contenido espiritual, su magia, su eternidad.

A estos árboles de una carga cultural y religiosa tan tremenda los llamamos Tejos Cultos. Y los queremos proteger de nosotros mismos, de nuestras obras y de nuestros cuidados mal entendidos. Por eso, desde el Observatorio Convergente de Árboles Singulares y Monumentales, promovido por la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente (FFRF) y al que pertenezco, hemos solicitado la declaración de este tipo de tejos del norte de España y el Arco Atlántico europeo como Patrimonio de la Humanidad.

Tienen todos los méritos para ello y, lo más importante, muy probablemente sea ésta la única alternativa para garantizar su conservación.

Y es que estos árboles formidables muchas veces centenarios han envejecido en los últimos 20 años más que en todos sus últimos siglos de larga existencia. La apertura de zanjas a su lado les arrancaron las raíces, el asfaltado de las calles los secó, la instalación de muros los estrangularon, las podas los mutilaron. Pobres.

Muchos no lo resistieron y han muerto. Como el simbólico tejo de la iglesia mozárabe de Santa María de Lebeña (Cantabria) que, más que muerto en marzo de 2007, fue asesinado por obras estúpidas y tratamientos incultos. De nada le valió estar protegido. Como dijo entonces una vecina, «al quererlo curar se lo cargaron«. Y es que hay amores que por atrevidos, matan. Hoy el bello árbol es tan sólo un fantasmagórico trozo de tronco partido.

En la imagen superior, el centenario tejo de Lebeña antes de sufrir las mortales obras de reforma de su entorno. Bajo estas líneas, el mismo tejo en la actualidad.

Y abriendo el post, el fenomenal tejo de la iglesia de San Cristóbal de Valdueza, en Ponferrada (El Bierzo, León), un símbolo vegetal por suerte aún vivo.

Decálogo del cocinero ecologista

La dieta mediterránea ayuda a conservar la biodiversidad y el mundo rural. No lo digo yo. Lo asegura convencido el famoso y mediático cocinero Sergi Arola, con quien la pasada semana tuve la oportunidad de coincidir en unas interesantes conferencias sobre vida y alimentación organizadas por la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente en La Casa Encendida de Madrid.

A la pregunta de cómo consumir siendo respetuosos con el medio ambiente, Sergi responde que el secreto está en comer equilibradamente «y la dieta mediterránea es totalmente equilibrada”, debido a su riqueza y a la gran variedad de productos animales y vegetales que la componen. Por eso asegura sin rubor:

«Nuestras abuelas cocinaban muchísimo mejor que cualquiera de nosotros».

¿Por qué? Pues porque ellas tenían mucho de lo que nosotros hemos perdido hace tiempo, especialmente tiempo para hacer guisos maravillosos a fuego lento, utilizando productos cercanos, frescos, sanos, de calidad.

Como moderador de su conferencia, los argumentos del chef me sorprendieron gratamente. Una persona acostumbrada a los grandes lujos se nos mostró muy sensibilizado con los problemas medioambientales y sociales de nuestro malherido planeta. Algo muy importante desde que los grandes cocineros, como los deportistas de élite o los actores famosos, se han convertido en prescriptores de nuestra sociedad, en modelos a seguir.

Con el objetivo de plasmar estas ideas en el día a día de sus restaurantes, el chef catalán ha creado su particular decálogo del “eco-gourmet”. 10 ideas para ser un cocinero medioambientalmente responsable:

1. Fomentar el consumo de productos locales, provenientes de pequeños productores que empleen técnicas respetuosas con el medio ambiente.

2. Mantener como eje principal a la hora de diseñar un plato las texturas de la cocina tradicional.

3. Apoyar la producción de variedades agrícolas y ganaderas en peligro de extinción, mejor si son de procedencia ecológica.

4. Cambiar de productos en función de la estacionalidad, que como mínimo deben suponer el 80 por ciento del menú. No se puede comer tomates o naranjas todo el año.

5. Rechazar especies en riesgo de extinción como el atún rojo, el caviar o el tiburón, o ejemplares demasiado pequeños (pezqueñines).

6. No hacer uso de productos especulativos de lujo extremo, como las trufas blancas.

7. Incorporar nuevas técnicas culinarias (gastronomía evolutiva) a partir de un proceso reflexivo.

8. Sustituir las grandes cartas por menús, para así reducir la cantidad de alimentos que al final acaban en la basura.

9. Fomentar la educación tanto del profesional como del cliente. Hay que aprender a comer.

10. Ser lo suficientemente honesto como para dejar la profesión el día en que no se disfrute con ella.