Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

Archivo de la categoría ‘+ PIRATAS ÍNDICO’

Peleas entre los piratas del Alakrana

Según Mareeg, un conocido portal de noticias de Somalia, los secuestradores del Alakrana protagonizaron una brutal pelea por el dinero del rescate al poco tiempo de haber regresado a tierra.

“Al menos dos piratas somalíes resultaron heridos por arma de fuego durante los enfrentamientos entre ambos bandos”, señala la publicación de Internet, que asegura que los hombres fueron tratados en un hospital de la región de Mudug el mismo día martes.

El espectáculo que dieron algunos de nuestros políticos después de la liberación no resultó mucho más constructivo. Las críticas del PP fueron tan furibundas, desmesuradas y ausentes de matices, como de costumbre. Daba la impresión, como de costumbre, de que lo importante era el botín del desgaste político más que el debate constructivo, insoslayable y necesario en temas tan complejos.

Comparaciones

Nunca defendería la política exterior de este Gobierno – lamentable moral y jurídicamente en relación a Palestina y el Sáhara Occidental -, pero no se puede dejar de resaltar el esfuerzo del Ejecutivo de Zapatero por terminar lo antes posible con el secuestro de los tripulantes del Alakrana.

Escribo estas palabras con el recuerdo de dos compañeros periodistas a los que siempre tenemos presente en este blog. Se trata de Amanda Lindhout, originaria de Canadá, y el australiano Nigel Brennan. Fueron secuestrados en Mogadiscio el 23 de agosto de 2008. Trabajaban de forma independiente.

Como bien subraya Eduardo S. Molano, cuyo blog escrito desde Nairobi os recomiendo, el secuestro de Amanda Lindhout «ya no es utilizado como arma arrojadiza entre oposición y Gobierno, ni ofrece titulares explosivos que estremezcan a la opinión pública».

El Ejecutivo canadiense escasa atención le dedica pues considera – como sucede en EEUU, Gran Bretaña, Canadá y Australia – que pagar el rescate sería abrir la puerta a nuevos secuestros. No importa que las últimas noticias señalen que Amanda, que tiene 28 años, podría estar embarazada como consecuencia de las violaciones que sufre por parte de sus captores.

Dispositivos acústicos para luchar contra los piratas del Índico

Hace tres semanas conversábamos en el puerto de Mombasa con tripulantes del carguero Maersk Alabama, que nos comentaban acerca de las nuevas medidas de seguridad que habían tomado después del secuestro que en el mes de abril terminó con la muerte de tres piratas.

Hoy, a las 6:30 de la mañana, esta embarcación de bandera estadounidense y propiedad danesa, sufrió un segundo ataque a 350 millas de las costas de Somalia. Según un comunicado del Comando Central de la Marina de EEUU, el Maersk Alabama logró escapar gracias a la ejecución de maniobras evasivas, los disparos con armas cortas de los guardias que viajan a bordo y el empleo de dispositivos acústicos de largo alcance, a los que se conoce por su acrónimo en inglés LRAD ( Long Range Acoustic Device).

La encargada de fabricar estos dispositivos es la empresa American Technology Corporation (ATC), que tiene base en San Diego, California. El origen de este artilugio se remonta al año 2000. Lo desarrolló el Pentágono tras el atentado contra el destructor USS Cole. Básicamente, emite una onda de sonido capaz de alcanzar los 150 decibelios. Sus críticos sostienen que causa sordera y pérdida temporal de visión.

Fue usado en la guerra de Irak y para el control de manifestantes en EEUU, Georgia, Chile, Tailandia y Honduras. En el caso de este último país, se empleó contra la embajada de Brasil en Tegucigalpa, cuando el depuesto presidente Zelaya se encontraba en su interior. En febrero de 2009, la flota ballenera japonesa lo utilizó para atacar a los ecologistas del Sea Shepherd Conservation Society.

Éxitos y fracasos

Se estrenó contra los piratas en 2005, cuando fue empleado junto a mangueras de agua por la tripulación del crucero Seabourn Spirit, que llevaba 300 pasajeros a bordo. Los dos marineros que dirigieron el LRAD para repeler el ataque fueron condecorados por la reina de Inglaterra.

Tras este primer éxito, el LRAD sufrió un importante revés, ya que no evitó que los piratas, armados con AK-47 y lanzagranadas RPG, tomasen al carguero de bandera liberiana y propiedad estadounidense MV Biscaglia el 28 de noviembre de 2008.

Los tres encargados de defender al barco, dos ingleses y un irlandés, no fueron tan valientes como los tripulantes del Seabourne Spirit. Pertenecientes a la empresa de seguridad privada Anti Piracy Maritime Security Solutions (APMSS), saltaron por la borda dejando sin protección alguna al resto del pasaje, lo que generó no pocas críticas en el Reino Unido.

En aquella visita al puerto de Mombasa dimos con otro barco que había sido secuestrado, el carguero alemán Hansa Stavanger, cuyo nombre saltó a los medios de comunicación por el plan de rescate que comandos alemanes estuvieron a punto de ejecutar y que el gobierno de Angela Merkel detuvo a último momento por miedo a que murieran inocentes. El navío llevaba en uno de sus contenedores ropa de segunda mano destinada a África que los piratas vistieron durante el secuestro. Se dice ahora que esos mismos piratas fueron los que retuvieron al Alakrana. Habrá que preguntar mañana a los marineros españoles qué atuendo llevaban sus captores.

Las cifras de la guerra contra los piratas del Índico

Desgraciadamente, la lucha contra los piratas del Índico se asemeja cada vez más a un conflicto armado, incluidos partes de guerra periódicos que ponen al día el número de victorias de los bandos, prisioneros y muertos.

En un reciente informe, Bruxelle 2 (L’Europe de la Défense et de la Sécurité) ofrece los siguientes datos generales recogidos entre el 1 abril de 2008 y el 13 de noviembre de 2009:

. Arrestos: 558

. Entregados a la justicia: 285

. Condenados: 52

. Liberados: 148

. Heridos: 19

. Muertos: 41

En los casos de los sospechosos que no fueron entregados a la justicia, primero se los interroga en los barcos de guerra, se destruyen las armas que puedan llevar, se los identifica y se los deja en libertad al no carecer de pruebas suficientes en su contra.

Las entregas a la justicia se han hecho en Kenia, Seychelles, Puntlandia, Somalilandia, Yemen, España, Francia, EEUU y Holanda. Hoy han llegado a Mombasa siete presos más entregados por Francia.

En las cárceles de Yemen

Para entender cómo funcionan estas entregas tomemos el caso de Yemen, en el que participaron fuerzas de Dinamarca, Rusia e India.

. El 4 de diciembre de 2008, la fragata de la marina danesa Absalon recogió del mar a 8 piratas cuya embarcación se encontraba a la deriva en aguas territoriales yemeníes. Los entregó al gobierno de Sanaá.

. En septiembre del mismo año, apenas comenzó a formar parte de la Combined Task Force 150 apresó a diez piratas que tuvo que liberar por no poder llevarlos a que fueran juzgados en Dinamarca.

. El 13 de diciembre de 2008, la fragata india Mysore detuvo a 23 presuntos piratas. De ellos, once fueron liberados por tratarse de pescadores.

. El 14 de enero de 2009, el navío ruso Admiral Vinogradov arrestó a una docena de piratas que entregó a Yemen.

. El 14 de febrero de 2009, el navío ruso Piotr Velicki detuvo a diez piratas que entregó a Yemen.

. El 26 de abril, dos operaciones consecutivas de los guardacostas yemeníes permitió la detención de 15 presuntos piratas.

A partir de los tratados firmados entre Kenia y EEUU y la Unión Europea para juzgar a los piratas en las cortes de Mombasa, la mayoría de los detenidos han sido llevados allí.

El mejor año de los piratas

«En 2009 se cuentan 199 incidentes – incluyendo ataques frustrados o abandonados – con 56 embarcaciones capturadas por diferentes razones por el lado somalí/yemení y al menos 12 ataques ilícitos – incluyendo un caso de fuego amigo – por parte de las fuerzas navales”, explica en su último boletín la ONG Ecoterra.

«A día de hoy hay 12 embarcaciones en manos de los piratas (si bien la pareja británica que lo tripulaba sigue retenida contra su voluntad, el yate Sy Lynn Rival fue abandonado en alta mar por los captores). Los secuestrados suman 270 aproximadamente», continúa.

Si tuviéramos que elegir un conflicto armado con el que establecer un paralelismo, ése sería sin dudas el de Afganistán. Aunque algunos anunciamos en febrero que la llegada de un gobierno islamista a Somalia y el despliegue de las fuerzas navales europeas en la zona harían disminuir la piratería, lo cierto es que la cifras señalan todo lo contrario.

Ambos conflictos gravitan sobre corrupción, miseria y vacío de poder. En ambos conflictos ha demostrado ser un error estimar que la diferencia de armamento y preparación inclinaría la balanza hacia las fuerzas multinacionales.

El dinero de los piratas en Nairobi

No sabría decir cuántas veces he escuchado hablar en los viajes de los últimos cuatro meses a Nairobi sobre el dinero de los piratas, pero puedo asegurar que no han sido pocas. Para algunos habitantes de la capital keniana, cada nuevo edificio que se construye, cada gran negocio que se abre, lleva detrás inversiones conseguidas gracias al secuestro de barcos.

“Ves a hombres de negocios somalíes por todas partes, por sitios donde nunca antes los habías visto”, me comenta un amigo que lleva años en Nairobi y que sigue de cerca la realidad en la vecina Somalia.

Escuchar sus palabras te sugestiona, te hace formar parte de esa suerte obsesión colectiva, y ya si ves a un grupo de jóvenes somalíes en la puerta del Black Diamond mascando mirá a bordo de un Mercedes Benz, te dices que están relacionados con la piratería. Lo mismo si te cruzas con un grupo de somalíes en la quinta planta del hotel Stanley.

Algunos periodistas han investigado esta vertiente del dinero de la piratería que en buena medida es natural por la cercanía entre ambos países, por los porosa que es la frontera (aunque las autoridades kenianas la hayan cerrado), por la presencia de una vasta comunidad de emigrantes somalíes y por la corrupción que impera en Kenia, donde todo parece tener precio.

Eastleigh y la prensa

Shashank Bengali, en The Seatle Times, entrevista a un supuesto pirata retirado en el caótico barrio de Eastleigh, conocido también La pequeña Mogadiscio porque vive allí buena parte de la diáspora somalí.

Ali Abdinur Samo es el nombre del pirata que se habría escapado a Kenia desde Bosaso siguiendo el consejo de sus padres. Ahora comparte piso con otros ex piratas y está pensando en qué invertir lo que le quedó, tras entregar parte a su consternada familia, de los 116 mil dólares que ganó en dos secuestros.

En su reportaje, Bengali cita la opinión de un experto, Stig Jarle Hansen, que confirma que el dinero de los piratas se está invirtiendo en Kenia. Después se desplaza a una oficina de hawala, cuyo empleado le dice que a lo largo de los últimos meses ha recibido diez millones dólares. Es más, el pasado viernes un cliente se fue con medio millón en los bolsillos.

En Pirates, su último libro, Ross Kemp describe cómo funciona el hawala, y habla de que se podría haber empleado para pagar rescates, así como para comprar armas:

Es un sistema sencillo, que se basa enteramente en la confianza. Si el que envía el dinero pierde el dinero no tiene documento legal que lo avale. Es más, hawala funciona completamente fuera del sistema bancario internacional. Y es enorme. Según la ONU, mueve entre 100 mil y 300 mil millones de dólares cada al año. De estos, 15 mil millones se dirigen a la India, siete millones a Pakistán y menos de mil millones a Somalia.

Hawala es popular por una serie de razones. Es más barato que emplear un banco, pues los agentes del hawala cobran menos que los banqueros. Pero lo más importante es que estos hombres no hacen preguntas. Además no guardan registros de las operaciones realizadas por individuos, sino los montos generales que deben a otros corredores de hawala… Así es cómo fue empleado para financiar acciones terroristas y otras actividades ilegales, y los EEUU pidieron mayores regulaciones después del 11S.

Entre mito y realidad

Por su parte, Amos Kareithi, periodista de The Standart, realiza una investigación sobre la forma en que el capital somalí se está invirtiendo. Da cuenta de la fiebre de construcciones que están teniendo lugar en Eastleigh, y que salta a la vista para quien recorre el barrio con asiduidad. Lo mismo afirma con respecto a la ciudad de Mombasa.

Lo único que parece fallar en todas estas teorías es la cantidad de dinero que genera la piratería. Se estima que el año pasado los rescates alcanzaron entre 100 y 150 millones de dólares. O los piratas saben invertir muy bien su dinero y multiplicarlo rápidamente, o no parece que sea una suma suficiente para tener el impacto que muchos vislumbran en la economía de la capital keniana, que tiene un PIB de 57 mil millones de dólares. Más aún si se tiene en cuenta que en las negociaciones de los rescates también participan intermediarios en Londres y Dubai.

Por otra parte, aunque Somalia lleve 17 años en guerra, los clanes han sabido conservar viento en popa algunos negocios como el tráfico de qhat y la armas, según da cuenta Peter D. Little en su obra Somalia: Economy Without State. Así que resulta difícil saber cuál es la verdadera procedencia de las inversiones somalíes.

Sí es de suponer que los ingresos de la piratería hayan revolucionado la fisonomía de la ciudad de Eyl, como ya hace meses comentamos en este blog, donde ha generado una industria de la que viven centenares de personas. También que los piratas de a pie, los “soldados” o “mano de obra”, que dividen entre sí un 30% de lo ganado, huyan a Nairobi y lo inviertan. Qué hacen con su dinero quienes financian los ataques, resultan difícil de saber.

Lo que parece ser cierto es que las teorías sobre Nairobi responden a ese halo de fascinación que genera la piratería, que nos lleva a dedicarle montañas de textos, mientras que el verdadero drama, la guerra en Somalia, apenas recibe atención.

Otra de piratas en Mombasa

Tal dimensión ha tomado la piratería en el Índico que en el puerto de Mombasa ayer coincidían dos barcos que han sido recientemente secuestrados.

Bajo bandera de EEUU, el MV Maersk Alabama, cuya liberación marcó un notable aumento del empleo de la violencia contra los piratas somalíes (en cierta medida debido a la actitud temeraria de la tripulación, que complicó hasta el fracaso el ataque los secuestradores).

Marinos de un carguero vecino en la amarra, del que también bajan contenedores a ritmo frenético, hablan de personal armado de origen serbio. Sin embargo, los guardias que se nos acercan a los pies del Alabama son estadounidenses. Piden credenciales de prensa, pasaportes.

“Desde el secuestro estamos muy pendientes de las imágenes que se toman del barco”, afirma uno de ellos. Ante la pregunta del origen de la seguridad privada que ahora lleva el carguero nos sugieren que llamemos a las oficinas de la empresa.

Misión abortada

El otro barco es el MV Hansa Stavanger, transportador de contenedores de bandera alemana. Según las autoridades del puerto lleva allí desde agosto a la espera de que los peritos del seguro vengan a inspeccionar los daños, ya que los piratas abrieron varios contenedores (Der Spiegel cuenta que uno de ellos llevaba ropa de segunda mano para África, por lo que los secuestradores se paseaban por la cubierta vestidos al mejor estilo occidental).

Casualmente, el Hansa Stavanger tiene en común con el Alabama que estuvo a punto de ser el escenario de un rescate de las fuerzas especiales de la policía GSG 9. Una legión de choque de 200 hombres que llegó a la zona en el USS Boxer y que si no entró en acción fue porque a último momento el gobierno de Angela Merkel temió que se produjeran víctimas entre los 24 tripulantes secuestrados, cuatro de los cuales eran alemanes. La operación se abortó el 4 de abril de 2009, tres días antes de que tuviera lugar la de EEUU en el Alabama.

Poca altura

El barco pasó cuatro meses en Harardhere, uno de los tres santuarios que emplean los piratas. La armadora propietaria del Hansa Stavanger contrató a la empresa de seguridad privada Armor Group para que llevara a cabo las negociaciones (al final se pagaron 2,7 millones dólares, que generaron no poca polémica en Alemania).

Vistos en perspectiva, el Alabama y el Hansa Stavanger tienen otra característica en común – en este caso física, como se aprecia en las fotografías – que los hace vulnerables a los ataques de los piratas: no es excesiva la distancia que separa a la cubierta de la superficie del mar, por lo que puede ser escalada sin demasiados inconvenientes.

Los piratas suelen aguardar semanas antes de realizar los ataques. Los marinos del puerto nos explican que si hay algo que los delata a la misión Atalanta son las escaleras y sogas que llevan para trepar. Las armas son comunes en los pesqueros y en los barcos que llevan y traen personas a Yemen, pero las escaleras sí que dan pistas claras de los intenciones de ciertas pequeñas embarcaciones que se acercan al corredor de seguridad que cruza el Golfo de Adén.

(Fotos: HZ)

La pesca ilegal y los vertidos tóxicos como génesis de los piratas somalíes

No acertamos hace dos meses al predecir en este blog que la llegada de Sharif Ahmed a la presidencial de Somalia, tras la salida de las tropas etíopes, haría descender las acciones de los piratas como sucedió en 2006 durante el gobierno de la Unión de Cortes Islámicas.

La ausencia de periodistas extranjeros en la zona hace difícil evaluar en la distancia cuál es el alcance real del poder de Sharif Ahmed, desafiado abiertamente por islamistas radicales de Al Shabab, aunque con mucho más apoyo social que su antecesor, Abdullahi Yusuf Ahmed, considerado por muchos como un esbirro de Addis Abeba. Islamista moderado, Sharif Ahmed fue elegido por el parlamento y pertenece a la rama Abgaal del clan Hawiye (el más extendido del país junto al clan Darood).

No sólo el número de secuestros ha aumentado en los últimos tiempos – en tres meses y medio se han lanzado 60 ataques y se han recaudado ya 38 millones de euros, superando en proporción a los 75 millones conseguidos en 2008 – sino que los piratas, que suelen partir desde la ciudad portuaria de Eyl, situada en la región autónoma de Puntland, dan la impresión de actuar con mayor desparpajo que nunca en las costas del Cuerno de África, a pesar de la presencia de la misión naval integrada por la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia y la India bajo mandato del Consejo de Seguridad de la ONU.

En este sentido, los tres cambios en el escenario somalí que podrían haber promovido una merma en las acciones de los piratas, parecen no estar teniendo efecto: el final de la inútil invasión etíope patrocinada por EEUU (que provocó 16 mil muertos y un millón de nuevos desplazados), la formación de un gobierno islamista moderado, de unidad nacional y con vías de comunicación con Occidente, y el despliegue de barcos de guerra en la zona.

Expolio en aguas de Somalia

En estos días de escasos titulares internacionales más allá del terremoto en Italia y la nueva ola de protestas callejeras en Tailandia, las acciones de los piratas han copado buena parte de la atención de la prensa debido principalmente al secuestro y la rápida liberación de Richard Phillips, capitán del carguero de bandera estadounidense Maersk Alabama.

En la mayoría de las crónicas se echó en falta una visión más en profundidad del problema, en especial de su génesis, que sí señala Jeremy Scahill, autor del famoso libro sobre Blackwater, en Common Dreams:

Este tipo de cobertura sobre los piratas es similar a la falsa narrativa sobre «tribalismo» como causa de los problemas de África. Claro que hay mafias y criminales involucrados en los secuestros. Quizás los piratas que secuestraron el miércoles al Alabama entren en esta categoría. Aún no lo sabemos. Pero esa no es «toda» la historia de los piratas.

Jeremy Scahill toma una entrevista del New York Times realizada a piratas somalíes en la que se llaman a sí mismos «guardacostas» y declaran que consideran «bandidos» a los que pescan ilegalmente, lanzan desperdicios y llevan armas en sus costas.

Inclusive el New York Times reconoce que «la industria de la piratería comenzó hace 10 o 15 años… en respuesta a la pesca ilegal. Considerad este hecho: más de 300 millones de atunes, camarones y langostas «son robados cada año por pescadores ilegales de las costas de Somalia, forzando a la casi desaparición de la industria pesquera allí».

Si tomamos la pobreza extrema que padece Somalia, y que Ramón Lobo describe hoy en su blog, el expolio a los recursos de la pesca local que menciona Jeremy Scahill resulta mucho más alarmante, como subraya también Johann Hari en The Independent:

En 1991, el gobierno de Somalia colapsó. Sus nueve millones de habitantes se han encontrado al borde de la hambruna desde entonces, y las fuerzas más nefastas del mundo occidental han visto esto como una gran oportunidad para robar las fuentes de comida del país y para verter desechos nucleares en sus aguas.

En su artículo del 5 de enero de 2009, Johann Hari profundiza en la descripción de este escenario:

Apenas el gobierno se fue, misteriosos barcos europeos comenzaron a aparecer en la costa de Somalia, vertiendo barriles en el océano. La población costera comenzó a enfermarse. Sufría extrañas erupciones, náuseas y malformaciones en los bebés. Después del tsunami de 2005, cientos de barriles abandonados y goteantes aparecieron en la costa. La gente empezó a padecer enfermedades producidas por la radiación. Más de 300 personas murieron.

Este es el contexto en el que surgieron los «piratas». Pescadores somalíes que cogieron lanchas de alta velocidad para tratar de disuadir a los que lanzaban los desperdicios y a los pescadores ilegales, o, al menos, cobrarles alguna forma de impuesto. Se llamaron a sí mismos «Guardias Costeros Voluntarios de Somalia», y tuvieron el respaldo de los somalíes de a pie. La página web de noticias WardheerNews descubrió que el 70% apoyaba la piratería como una forma de defensa nacional».

Poner en un duda el carácter delictivo de los piratas somalíes, como hace Jeremy Scahill, quizás resulte arriesgado. Pero no se puede cuestionar que esta realidad podría sumar al habitual análisis sobre los estados fallidos, un nuevo elemento, según el cual no sólo serían los grupos armados irregulares y los traficantes quienes campan a sus anchas para aprovecharse del caos y la miseria imperantes, sino también intereses comerciales que no son más próximos.

«Los hundimos porque pensamos que eran piratas»

Existen ejércitos y ejércitos. Lo vimos este año en Viaje a la guerra cuando pasamos de acompañar a las fuerzas de EEUU en Afganistán a seguir, un mes más tarde y en un salto más que acrobático de escenario, a los soldados paquistaníes en el Congo. Las diferencias de equipamiento, idiosincrasia, motivación y entrenamiento no podrían haber sido más abismales.

Hace dos semanas contábamos que por primera vez la fragata HMS Cumberland, de la Real Marina Británica, con apoyo de helicópteros rusos, se había enfrentado a una embarcación pirata en el golfo de Adén. Una operación de las fuerzas especiales en embarcaciones ligeras que concluyó con la muerte de dos somalíes y un yemení.

Días más tarde, la Marina India anunciaba a bombo y platillo que, sumándose a los esfuerzos internacionales por poner coto a las acciones de los piratas somalíes, la fragata INS Tabar acababa de hundir un barco nodriza que los bucaneros emplean para adentrarse cada vez más en el océano Índico en busca de naves a las que secuestrar.

Existen ejércitos y ejércitos. Nadie puede negar que las fuerzas indias protagonizaron una guerra nada menos que con China, y que se curtieron en los sucesivos enfrentamientos contra Pakistán por la disputada Cachemira.

Perdón, era un pesquero

Sin embargo, ayer salió a la luz que se trató de un grave error, que la embarcación hundida no pertenecía a los piratas, sino que era un barco pesquero propiedad de la compañía tailandesa Sirichai Fisheries, el Ekawat Nava 5, que se dirigía de Omán a Yemen.

Wicharn Sirichaiekawat, el dueño del pesquero, afirma que cuando recibió la última comunicación, el 18 de noviembre, la embarcación estaba siendo perseguida por piratas. La versión que ha dado el comodoro Nirad Sinha a la CNN señala que se les disparó desde el barco pesquero y que por eso lo hundieron.

Si Tailandia no se encontrarse sumida en el caos, con el primer ministro sin poder regresar de Perú y el aeropuerto tomado por los manifestantes que intentan deponerlo, sin duda estaríamos ahora ante un incidente diplomático más que significativo.

Quince marinos, la mayoría camboyanos, se encuentran desaparecidos. Sólo un cuerpo sin vida ha sido encontrado. Y también un superviviente, que estuvo seis días a la deriva.

Evitar el caos

Cuando Blackwater anunció que mandaría embarcaciones a la zona, debatimos aquí sobre la importancia de establecer reglas claras de actuación para evitar que el intento por poner orden en el golfo de Adén hundiese aún más a la región en el caos. Existen fuerzas armadas y fuerzas armadas, pero no se puede abordar el problema de la piratería de forma descoordinada e irresponsable.

Con respecto a Somalia, la violencia es tal que resulta casi imposible para los periodistas occidentales, así como para los miembros de organizaciones de ayuda humanitaria, poner pie en el país. Como sucedió en Irak, la mayor parte de las crónicas que ahora llegan al mundo son realizadas por reporteros locales.

Los miembros de Garowe, la principal radio de la región semiautónoma de Puntland, han viajado a la ciudad portuaria de Eyl. En un vídeo que han vendido a la CNN muestran las últimas imágenes de la que se ha convertido en la meca de los piratas, incluida la entrevista con uno de sus líderes.

El gobierno de Puntland afirma que no se puede enfrentar a ellos porque están fuertemente armados. Otras versiones señalan que recibe un 30% de cada rescate.

Piratas somalíes: sexo, drogas, mansiones y alianza con los islamistas

La semana pasada, miembros de la Real Marina Británica entraron por primera vez en combate con piratas en el golfo de Adén. Dos somalíes y un yemení perdieron la vida.

Ayer, la Armada india hacía público que acababa de hundir a uno de los barcos nodrizas que los piratas emplean para lanzarse en sus ataques.

La fragata Tabar se acercó a la embarcación, que remolcaba dos lanchas rápidas. Pidió permiso para realizar una inspección. Fue recibida con fuego de lanzagranadas RPG y ametralladoras. Antes del hundimiento, los piratas huyeron en los botes fuera de borda.

Doblar las apuestas

Ante este aumento de la presión internacional, la respuesta de los piratas somalíes, que en lo que va de año ganaron 47 millones de euros, no ha sido amilanarse o bajar el perfil durante una temporada. Al contrario, sus ataques se han vuelto más frecuentes, arriesgados y violentos.

En los últimos dos días han secuestrado un buque griego, otro con bandera de Hong Kong y un pesquero tailandés. Pero como si esto no fuera suficiente, el lunes pasado dieron el golpe más grande hasta el momento al abordar al petrolero saudí Sirus Star, por el que piden un rescate sin precedentes de 22 millones de euros.

Se estima que, en esto momentos, trece embarcaciones con 270 tripulantes están en manos de estos piratas que cada día se adentran más en aguas internacionales para conseguir atrapar a sus víctimas.

Génesis

Resulta importante recordar la génesis de esta historia para ponerla en su contexto. Ante el vacío de poder que generó la guerra civil que comenzó en 1991, tras la caída del dictador Siad Barre, apoyado hasta entonces por EEUU, pesqueros extranjeros comenzaron a faenar sin permiso en las aguas territoriales del Cuerno de África.

Al ver cómo se esquilmaban sus recursos, los pesqueros somalíes se organizaron para perseguir a estas embarcaciones. Se llamaban a sí mismos “guardias costeros”. Pero estas operaciones comenzaron a desvirtuarse hasta acabar en la piratería.

En la actualidad, a los antiguos pescadores, que son los que controlan el movimiento por las aguas, se han sumado combatientes de los distintos señores de la guerra y clanes que ponen las armas y las estrategias de abordaje. El tercer engranaje pasa por los expertos técnicos, encargados de los teléfonos satélites y los GPS tanto para el asalto como para las comunicaciones.

Sexo, drogas y mansiones

En la región de Puntland, la piratería se ha convertido en una moda entre los jóvenes, que no tienen otra forma de ganarse la vida en un país devastado por la guerra y la misería. El efecto llamada de los piratas exitosos resulta irresistible.

Según el New York Times, los beneficios se reparten de la siguiente forma: 20% para los jefes, 20% para futuras misiones, 30% para los piratas y 30% para oficiales del gobierno.

Diversas fuentes informan de las mansiones y coches de lujo que se están empezando a ver en la región. Sin contar, por supuesto, que los piratas compran a las jóvenes más bellas de las familias nómadas, con las que se casan en grandes fiestas en las que abundan el alcohol y el chat. A medida que aumentan sus fortunas, se incrementa el número de esposas.

Paradójicamente, este flujo de dólares libres de impuestos está generando un auténtico «boom del oro» en Puntland, con epicentro en el puerto de Eyl. Combatientes de todo el país se dirigen allí para sumarse a la fiesta del pillaje.

Hasta ahora, miles de personas se han dejado la vida tratando de huir hacia Yemen, en otro estrecho que se ha convertido en un cementerio de cayucos. Buscan escapar de la guerra y comenzar una nueva vida en los países desarrollados. Para muchos jóvenes resulta más sencillo ahora hacerse con parte de la prosperidad del mundo rico que pasa por las puertas del golfo de Adén.

Curioso matrimonio con los islamistas

Cuando consiguió controlar buena parte del país en junio de 2006, la Unión de Cortes Islámicas puso freno a los piratas. Desbarató sus operaciones en Hobyo y Harardheere. En el mes de agosto de ese año liberó a una embarcación capturada.

Sin embargo, después de que la invasión etíope respaldada por EEUU volviera a sumir al país en el caos, en diciembre de 2006, los islamistas del sur del país han establecido una nueva relación con los piratas. Los usan para que les transporten armas desde Eritrea, como informa la página Jane’s Terrorism and Security Monitor.

Organizaciones radicales como Al Shabah proveen asistencia a los piratas y se benefician de parte de los rescates que pagan los armadores. Por otra parte, los usan para que entrenen a sus fuerzas en las aguas del sur del país.

En estos momentos, el avance de Al Shabah hacia el norte parece imparable ante el retroceso de las tropas etíopes. Habrá qué ver cómo será su relación en el futuro con los piratas si vuelven a controlar el país.

Quizás se dé la paradoja de que la seguridad para los buques en el golfo de Adén no la terminen por brindar las naves de combate de la OTAN, sino esta organización considerada terrorista por los EEUU.

Primeros piratas somalíes muertos

Ante la presión de la industria del transporte marítimo, finalmente la OTAN ha comenzado a actuar con contundencia contra los piratas que secuestran barcos en el Golfo de Adén, y cuya actividad ha aumentado de forma exponencial en los últimos años.

El pasado martes se produjo un enfrentamiento entre marinos británicos y tripulantes de una embarcación pesquera con bandera yemení que se saldó con la muerte de tres personas.

Los piratas intentaban secuestrar un carguero danés, el MV Powerful, cuando la fragata HMS Cumberland, de la Marina Real Británica, apareció en escena. Un grupo de comandos se acercó a ellos en embarcaciones con motores fuera de borda. Se encontraban a sesenta millas de la costa de Yemen.

Según cuenta The Times, los piratas trataron de repeler el abordaje con disparos. A lo que los británicos respondieron con fuego de ametralladoras y rifles SA80. Como consecuencia, tres personas fallecieron: dos somalíes y un yemení.

Británicos y rusos

Desde el secuestro de un buque ucraniano que llevaba armamento hacia Kenia, pero que tenía como destino final el sur de Sudán, según contamos en este blog, la fragata rusa Neustrashimy también se desplazó a la zona. La versión contada por The Guardian afirma que un helicóptero ruso apoyó la operación.

Es el primer enfrentamiento del que se tiene noticia entre miembros de la Marina Británica y piratas en los últimos dos siglos. Una acción que contrasta con el último incidente de relevancia informativa protagonizado por marinos de Gran Bretaña: la detención, en marzo del año pasado, de ocho tripulantes del HMS Cornwall por parte de integrantes de la Guardia Revolucionaria iraní.

Ir a las causas

Si bien operaciones como la efectuada por la fragata HMS Cumberland podrían comenzar a poner orden en la región, evitando tanto el secuestro de buques comerciales como de embarcaciones que transportan ayuda humanitaria desde el puerto de Mombasa, lo cierto es que la comunidad internacional debería ir también a las causas más profundas del problema.

No sólo la pesca ilegal en las aguas territoriales somalíes por parte de aquellos que se aprovechan del vacío de poder provocado por la guerra civil que asola al país desde 1992, y que fue uno de los disparadores de la actividad de los piratas.

Además, tiene que poner mayores esfuerzos en promover la salida del ejército etíope, que invadió el país con apoyo de EEUU en 2006, y el diálogo y la reconciliación entre los clanes y facciones rivales. El hambre y la enfermedad se ciernen sobre más de dos millones de desplazados internos.

Piratas, tráfico de armas y nueva guerra en Sudán

Se trató de la primera zona de conflicto en la que desembarcamos en Viaje a la guerra, a principios de junio de 2006.

La violencia continuaba. Los dinka se enfrentaban a los nuer por las vacas. Las milicias ugandesas del LRA mataban civiles. Pero la gran contienda entre el norte y sur de Sudán acababa de llegar a su fin, y el optimismo se palpaba en el aire, sobre todo para los cientos de miles de refugiados que regresaban desde Kenia y Uganda a sus hogares.

Una guerra brutal y sangrienta, por la que murieron dos millones de personas y cuatro millones se tuvieron que exilar.

Tanques soviéticos

Las noticias que hoy llegan desde la región permiten vislumbra que el conflicto podría volver a comenzar, para sumarse al otro frente abierto en el país: Darfur.

El reciente secuestro del carguero ucraniano MV Faina, por parte de piratas somalíes que piden un rescate de 20 millones de dólares, ha disparado las alertas. La relación entregada por el capitán del barco indica que transportaba 33 tanques soviéticos modelo T 72 hacia el puerto keniano de Mombasa, pero con el gobierno del sur de Sudán como destinatario final.

Esto ha generado un escándalo en Kenia. Aunque el gobierno afirma que los tanques los ha comprado a título propio, pocas dudas caben de que tienen como destino Juba. Es más, según se asegura en Jane’s Defence Weekly, otro cien tanques T 72 y T 55 habrían llegado al sur de Sudán a través de Mombasa.

El origen

La gente del Norte de Sudán se llama a si misma árabe, aunque tiene la piel oscura. La del Sur se considera a sí misma africana, y tiene una complexión similar a la que prima en el África subsahariana. Los árabes, además de saquear los recursos naturales del Sur, mucho más rico que el Norte, capturaban a los africanos y los hacían esclavos.

Los británicos, que dominaron Sudán hasta 1955, planeaban dividirlo en dos, pero los árabes consiguieron que siguiera siendo un solo Estado, del que tomaron las riendas inmediatamente. Los habitantes del Sur no tardaron en comprender que esto perpetuaría el expolio y el subdesarrollo que padecían, y tomaron las armas para luchar contra el Norte en una guerra que duraría 17 años.

La segunda guerra, que comenzó en 1983, tuvo como factor añadido la lucha por el petróleo que se encontró en el Sur. La paz se firmó en enero de 2005. Establece que los beneficios del petróleo serán para el Sur, y que en el año 2011 tendrá lugar un referéndum para saber si los habitantes del Sur quieren tener su propio Estado.

¿Guerra en el 2011?

Todo hace indicar que el Sur se está preparando para enfrentarse al norte una vez más en caso de que no acepte el resultado del referéndum de autodeterminación establecido para el 2011.

Detrás de Sur estaría su viejo aliado, Uganda, y también Kenia, dado el paso de las armas. Hecho este que lo alinea con Occidente. Detrás de Jartum, se colocarían China y algunos países árabes (todavía se ven en el sur de Sudán los restos de los tanques que Saddam Hussein envío al país durante la guerra).

Pero lo cierto es que, si bien a baja escala, la guerra ya podría haber tenido sus primeros episodios. Aunque casi no tuvo eco en la prensa, en los últimos meses las fuerzas del Sur se enfrentaron a grupos armados supuestamente respaldados por Jartum, en la localidad fronteriza de Abyei, rica en petróleo y que ambas partes reclaman como propia.