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Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Controversia ante la detención de un avión ruso con material militar para Somalia

Fue una noticia que casi no tuvo repercusión en los medios de comunicación y que demuestra que aún continúa vigente en África la ecuación que tanto éxito tuvo en los años noventa:

Avión ruso + mercenarios sudafricanos + cargamento de armas + empresa privada de origen sombrío – embargo de armas de la ONU.

El avión en cuestión: un Antonov-24 que fue detenido el viernes 10 de diciembre. El lugar de la detención: Hargeisa, capital de Somalilandia.

Somalilandia, antigua colonia británica, se independizó del resto de Somalia en 1991. Si bien la comunidad internacional ha dado la espalda a esta decisión, lo cierto es que cada día son más las voces que la toman como un ejemplo a seguir: el lugar en el que los clanes somalíes supieron arreglar sus disputas a través del diálogo y no de la violencia.

Las últimas elecciones presidenciales dieron prueba de ello. Aunque muchos anunciaban un desenlance violento al estilo Zimbabue, Kenia o Costa de Marfil, el proceso electoral transcurrió sin mayores contratiempos. El nuevo presidente, Ahmed Mohamed Silanyo, asumió el poder en el mes de julio.

En tierra

En el aeropuerto de Hargeisa estuvimos para escribir este blog hace poco más de un mes. Coincidimos, justamente, con el primer viaje oficial de Ahmed Mohamed Silanyo, que se dirigía a la sede de la Unión Africana en Addis Abeba, Etiopía.

Se trata de un aeropuerto modesto, con una sola pista plagada de baches, pero con estrictas medidas de seguridad como consecuencia de los atentados que tuvieron lugar el 29 de octubre 2008 (seis terroristas suicidas, vinculados a Al Qaeda, atacaron el palacio presidencial, el consulado de Etiopía y las oficinas del PNUD dejando más de 30 muertos)

El Antonov-24 detenido en este aeropuerto por las autoridades de Somalilandia, había partido originariamente de Sudáfrica y había hecho escala en Uganda. Su destino final era la región semiautónoma de Puntlandia (cuna de la piratería en el golfo de Adén y en constante tensión con Somalilandia).

La trama

En su interior viajaban seis tripulantes rusos y dos ciudadanos sudafricanos. Estos últimos, que en un primer momento declararon ser periodistas, en realidad son contratistas – o mercenarios – de la empresa militar privada Saracen International. Dentro del Antonov-24 viajaban también unas 200 cajas con equipamiento militar. Fuentes oficiales de Somalilandia hablan de armas; otras afirman que se trata de uniformes.

Diversas fuentes sostienen que, a pedido del gobierno de Puntlandia, Saracen International está entrenando y armando a unos mil hombres para que luchen contra la piratería. Una operación en la que, según AP, participan:

. Michael Shanklin, antiguo jefe de la CIA en Mogadiscio.

. Pierre Prosper, embajador durante la administración Bush.

. Bill Pelser, ex miembro de las fuerzas especiales de Sudáfrica.

. Salim Saleh, hermano menor y asesor del presidente de Uganda.

La operación estaría siendo financiada por un país árabe.

Las críticas

No son pocas las críticas que ha recibido esta operación desde que saliera a la luz por la detención del Antonov-24 en Somalilandia. Las principales:

. La mayoría de los soldados de AMISOM (la fuerza de pacificación de la Unión Africana para Somalia) son ugandeses. Es más, la semana pasada, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el envío de otros 4.000 soldados del UPDF a Somalia. Que los somalíes vean que el hermano del presidente de Uganda, Salim Saleh, está haciendo negocios privados con tropas y armamentos resulta muy controvertido. Un escenario que recuerda asimismo a las vinculaciones de Erik Prince, dueño de Blackwater/Xe, con el partido republicano durante la guerra de Irak. Terreno abonado para la propaganda de Al Shabab.

. La participación de un antiguo miembro de la CIA y de un embajador de la era Bush, tampoco tendrá muy buena acogida entre los somalíes, siempre recelosos de toda intervención extranjera. Más leña al fuego de la propaganda islamista.

. Es funsión de AMISOM armar y entrenar a las milicias locales. The East African afirma que la operación organizada por Saracen International no cuenta con la aprobación de la Unión Africana.

. Causa resquemores la posibilidad de que el equipamiento militar termine en manos de Al Shabab, pues en la zona opera Mohamed Said Atom, señor de la guerra acusado ya en el pasado de vender armas a los islamistas.

. Crece la tensión con Somalilandia, que teme que estas milicias puedan eventualmente ser usadas en su contra.

. El Antonov-24 detenido en Hargeisa podría haber violado el embargo de armas impuesto por la ONU a Somalia en 1992.

Los tripulantes del avión están siendo procesados por las autoridades judiciales de Hargeisa.

América en armas: La familia que dispara unida permanece unida

En el libro que acaba de publicar, Sarah Palin no reniega de su pasión por la caza. Al contrario, saca pecho y hace gala de ella: “Hay lugar de sobra para todos los animales de Alaska – escribe con sorprendente ironía -, junto a una guarnición de patatas”.

Si bien el 52% de los estadounidenses desaprueba a Palin, aquellos que sí la apoyan lo hacen de forma apasionada y decidida, pues la consideran la mayor representante de esa América blanca, amante de las armas, evangélica, antiabortista, creacionista y renacida, opuesta a los esnobs de la Ivy League y los millonarios de Wall Street, que desde la curiosa capacidad que tiene para no saber localizar geografía alguna fuera de los EEUU, se cree llamada a liderar el mundo, así sea por la fuerza… cosas del destino manifiesto. Una representación que, a diferencia de otros conservadores, Palin realiza sin complejos ni matices.

Debo confesar que siento la misma fascinación cuasi antropológica – de ejemplar del National Geographic en que lo de “national” tendría algún sentido – por este segmento de la población de los EEUU que por las tribus del estado indio de Orissa o los dinka del sur de Sudán. Fascinación que me lleva a visitar regularmente páginas web como Life, Liberty, Etc., cuyo lema es «Cosas pro-armas, para gente pro-armas».

La última oferta de Life, Liberty, Etc., con un 20% de descuento por el día de Acción de Gracias, era la camiseta estampada con la palabra «infiel» en inglés y en árabe. Como dice la leyenda del anuncio: «Hazlo oficial. De todos modos ya te consideran uno».

No sólo acierta en la claridad del mensaje, ausente de complejos a la hora de admitir que estamos en guerra contra los musulmanes del mundo – hace 20 años los protagonistas de las camisetas eran los soviéticos -, sino en las fotos de las voluptuosas señoritas que lo ilustran: rubias, morenas, vestidas con la camiseta, que ostentan amenazantes fusiles. Lo único que rompe la secuencia es la foto final del gordito que aparece en el jardín de su casa con el pulgar levantado y un M-16 en la otra mano, y que por su reincidencia en otras imágenes se deduce que es el orgulloso dueño de la tienda on-line.

La sección de libros tampoco tiene desperdicio. Resulta evidente que el autor realizó un extraordinario esfuerzo intelectual a la hora de buscarle título a su famosa trilogía, que podríamos llamar de la concordia, la ausencia de miedo y la fraternidad: Enemigos domésticos, Enemigos foráneos y Enemigos domésticos y foráneos.

Pero tengo que confesar que mi obra favorita de la biblioteca es Armed America, cuyo autor, Kyle Cassidy, pasó dos años recorriendo EEUU para retratar a familias propietarias de armas.

Algunas fotos del libro son las que ilustran este post. Imágenes que dan cuenta otra vez de una falta de complejos que debe llenar de orgullo a la mismísima Sarah Palin y que al menos a quien escribe estas palabras recuerdan en estética y filosofía a los colonos israelíes que conoció en Cisjordania, con sus familias numerosas, sus armas, sus libros sagrados y su destino guiado por Dios (la gran diferencia es que los palestinos están resultando más complicados de erradicar de sus tierras ancestrales que los desprevenidos comanches, cheyennes o siux, aquellos terroristas primigenios de las praderas americanas).

Mi preferida es la segunda de la serie, a la que, inspirado por el ingenio del autor de la trilogía Enemigos, he bautizado: «Haz los deberes o verás». Como sostiene el tradicional dicho conservador: La familia que dispara unida permanece unida. ¿O no era así?

La guerra que se aproxima en Sudán

Hace ya un tiempo comentamos las preocupantes noticias sobre el aumento de las tensiones entre el norte y el sur de Sudán, que podría desembocar en un nuevo y sangriento conflicto armado.

Según informa la revista Kanwa Defense Review Monthly, el gobierno de Jartum, cuyo ministro de Defensa se encuentra de visita en Beijing, habría comprado a China un número aún no desvelado de lanzaderas de misiles WS-2. Información que habría sido confirmado por delegados africanos que viajaron a la feria internacional de armamentos de Abu Dhabi.

China dio a conocer el WS-2 en el año 2008, que fabrica especialmente para la exportación y que cuenta con capacidad simultánea para seis cohetes de 400 mm que pueden alcanzar una distancia de 200 kilómetros y que se activan en menos de 12 minutos. La revista de Defensa sostiene que “Sudán cuenta ahora con el sistema más poderoso de misiles de África”.

Sin embargo de China, Rusia y España

Esta venta viola abiertamente el embargo de armas impuesto por la resolución 1591 del Consejo de Seguridad de la ONU a Sudán como consecuencia del conflicto de Darfur. No sería la primera vez que China, el principal comprador del petróleo que exporta Jartum, antepone sus intereses comerciales al respeto por los derechos humanos y la legalidad internacional.

Amnistía Internacional denunció ya en varias ocasiones la violación del embargo por parte de Rusia, aportando fotografías como pruebas en 2007. En 2004, la acusada fue España. Según una investigación de la Escuela de Cultura de Paz, entre los años 2003 y 2004 vendió armas ligeras y munición a Jartum, contraviniendo el embargo acordado por la Unión Europea en 1994.

Desde el sur de Sudán también llega información sobre compra de armamentos. La publicación especializada Jane’s Defence Weekly sostiene que el Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA) ordenó un centenar de tanques ucranianos T-72. «El sur de Sudán se está armando para cualquier eventualidad que pueda surgir en su disputa con Jartum», afirma.

Las primeras noticias de los tanques se conocieron el pasado mes de septiembre, cuando se hizo pública la carga del buque ucraniano MV Faina tras ser secuestrado por piratas somalíes.

Aunque su momento las autoridades del sur de Sudán negaron que fueran las destinatarias de los blindados, lo cierto es que tras la liberación del buque, Jane’s Defence Weekly ha seguido el trayecto de los tanques, gracias a imágenes de un satélite comercial, que salieron desde el puerto keniano de Mombasa y se dirigieron hacia el norte, presumiblemente hacia Sudán.

En este sentido, recuerda a la exclusiva del periódico The News, que captó gracias a Google Earth fotografías de aviones no tripulados estadounidenses Predator en bases aéreas de Pakistán, al tiempo en que el gobierno de Islamabad criticaba los ataques de EEUU con estos ingenios robóticos.

Incertidumbre ante el 2011

El norte y el sur de Sudán protagonizaron una guerra de 17 años en la que murieron dos millones de personas y cuatro millones tuvieron que convertirse en refugiados (fue nuestro primer destino en este blog).

Según el acuerdo de paz firmado en 2005, dentro de dos años, los habitantes del sur, de rasgos subsaharianos y de religión cristiana, tendrán que votar si se separan de los del norte, musulmanes de influencia árabe, para dividir en dos estados a la antigua colonia británica.

A medida que se acerca la fecha, las tensiones no dejan de aumentar. Ya el año pasado tuvieron lugar enfrentamientos en Abyei (la semana que viene, un tribunal de La Haya deberá demarcar las fronteras, disputadas por ambas partes, de esta región rica en petróleo).

Justamente el petróleo, la injerencia China, el pedido de captura de la Corte Penal Internacional contra el presidente Omar Al Bashir y la contratación por parte de EEUU de la empresa militar privada USIS para que entrene a las fuerzas del sur, dibujan un panorama sumamente complejo para la prevención de un posible conflicto.

Los bancos y las armas prohibidas

Votamos una vez cada dos años, pero como consumidores lo hacemos a diario al elegir los productos que compramos. Esto nos da una potencial capacidad de influir en el poder financiero y empresarial, de cambiar eventualmente no pocas realidades, de la que apenas hacemos uso, ya sea por mera apatía, falta de información o coordinación.

Con respecto a la información, existen organizaciones dedicadas a investigar y dar a conocer las malas prácticas de las multinacionales. Fueron las que en los años noventa alertaron sobre las consecuencias del proceso de deslocalización de las grandes empresas textiles a países como India, Pakistán, Vietnam, Indonesia o Bangladesh: explotación infantil, ausencia de condiciones de seguridad mínima en los talleres y de derechos básicos para los trabajadores.

La compra por nuestra parte de ciertos productos implicaba alimentar aquel entramado de abuso y explotación. Las denuncias no terminaron del todo con esta realidad, pero sí sirvieron para que las compañías no sólo se preocuparan por aumentar los beneficios, sino para que controlaran la forma de trabajar de las firmas locales a las subcontrataban las producción.

En este blog hemos mencionado en algunas ocasiones a Corp Watch, organización con base en California que ganó notoriedad al denunciar los talleres que Nike emplea en Vietnam (acusaciones que luego se extendieron a sus factorías en Indonesia). En su sección War & Disaster Profiteering intenta destapar el complejo entramado de grupos de presión, bancos, empresas fabricantes de armas, militares privadas y de servicios que se lucran de la guerra. Desde Halliburton, pasando por KBR hasta Shell y Chevron.

Junto al Center for Corporate Policy y al Corporate Research Project, dieron recientemente luz a Cocodryl, una suerte de wikipedia sobre las políticas negativas de las multinacionales y los bancos. Al frente de Corp Watch se encuentra Patrap Chatterje, autor de Iraq Inc, libro que documenta el magnífico negocio que para algunos significó la invasión del país del Tigris y el Éufrates.

Activismo y presión

Algunas de estas organizaciones van más allá y compran acciones de las empresas para poder participar en las Juntas de Accionistas. Una forma de intervención directa. En España, Setem y Justicia i Pau están realizando una meritoria labor para evitar que bancos como el BBVA inviertan en empresas que fabrican bombas de racimo según ocurriera «en 2005 con Raytheon, Thales y EADS-CASA y en 2007 con Maxam». Los vídeos y argumentos de sus intervenciones se pueden ver aquí.

La semana pasada, Setem y otras cinco organizaciones no gubernamentales pertenecientes a la red BankTrack presentaron información sobre las inversiones de trece bancos y entidades financieras europeas que según afirman apoyan proyectos que destruyen el medio ambiente, violan los derechos humanos y fabrican armas prohibidas. Información disponible en la web Los secretos de los bancos.

Las organizaciones señalan que los trece bancos que han sido investigados han invertido en total una suma de 39 mil millones de euros en 14 de compañías de dudosas prácticas, como Textron, fabricante de bombas de racimo, o la compañía china Petrochina, que actúa en connivencia de los regímenes de Sudán y Myanmar, y de las que algunas de estas entidades financieras también son accionistas.

En Brasil mueren más personas al día por la violencia que en Irak y Colombia

Me encuentro con Rubem Cesar, director de la ONG Viva Rio, que lleva años luchando para tratar de frenar la violencia en Brasil.

Los datos que me pasa, de un informe parlamentario sobre el tráfico de armas y sus consecuencias, con fecha 27 de noviembre de 2006, son terroríficos: «En Brasil muere una media de 100 personas al día, lo que convierte al país en el campeón mundial en número absoluto de muertes de esta naturaleza, superando a países en conflicto como Irak, Israel/Palestina y Colombia«. *

La falta de control y sobredimensión del mercado de las armas tiene una relación directa con la violencia. En Brasil hay 17 millones de armas, de las que el 90% están en manos de civiles. El 50% de estas son ilícitas, osea, que no están registradas. Se calcula que los delincuentes en Brasil manejan un volumen de cuatro millones de armas.

Sin embargo, la mayor parte de las armas en poder de los criminales partieron de tiendas autorizadas a su venta (el 68% de las incautadas por las fuerzas de seguridad).

También se descubrió que un porcentaje importante de este armamento pertenecía originalmente a la policía, por lo que cabe deducir que algunos de sus integrantes venden armas a los criminales. Los bajos salarios son, sin dudas, un aliciente, así como el derecho que tiene un policía brasilero a comprar hasta dos armas nuevas en dos años.

«Todas las armas son legales en su origen, pero en algún momento, en algún lugar del camino, se desvían y terminan en las manos equivocadas», me explica Rubem. «Lo que intentamos investigar es en qué parte de recorrido se desvían para saber quién es responsable y para cerrar las puertas que comunican al mundo legal con el ilegal».

Brasil es uno de los principales productores de armas del mundo. Según Rubem, lo que hacían algunas empresas en los años noventa era vender, en teoría, armamento a Paraguay, para conseguir así los certificados, aunque luego los productos terminaban en el mercado interno brasilero.

Entre las armas incautadas por la policía también hay de fabricación extranjera, lo que llevó a las autoridades brasileras a pedir información a las empresas y gobiernos productores para tratar de saber también en qué momento pasaron a la ilegalidad. Ni el ejecutivo español ni sus compañías dieron respuesta alguna. Sí lo hizo EEUU.

* Comissao Parlamentar de Inquerito sobre Organizacoes Criminosas do Tráfico de Armas. Camara dos Deputados. Deputado Raul Jungmann. Brasília, 27 de novembro de 2006

Guerra en Líbano y Gaza: un laboratorio de nuevos armamentos 2

Bombas de uranio en Líbano

Hace dos semanas, el Comité sobre Riesgos de Radiación de la Unión Europea dio su veredicto sobre las muestras de tierra extraídas de los cráteres dejados por bombas israelíes en las ciudades libanesas de Al Tiri y Jiam (donde se encontraba la infame prisión en la que eran torturados los prisioneros libaneses durante los 22 años de ocupación de Israel). Los resultados señalaban «altos signos de radiación».

Análisis posteriores, en los laboratorios Harwell de Inglaterra, confirmaron la presencia de uranio en las muestras, según señala un reportaje publicado en The Independent por Robert Fisk.

Aún no se sabe qué clase de armamento era el que contenía uranio. Se especula con que se trate de una nueva munición que Israel habría probado por primera vez en territorio de Líbano. Hasta ahora, el Ejército hebreo no ha dado explicación alguna sobre estas conclusiones científicas.

Las fuerzas de Estados Unidos y Gran Bretaña utilizaron misiles con uranio durante la Primera Guerra del Golfo, en 1991. Cinco años más tarde, una plaga de cáncer se extendió por el sur de Irak.

El problema de este tipo de armamento es cuando impacta en superficies resistentes, como tanques o coches, que esparcen las partículas de uranio por el aire.

Esperar una respuesta satisfactoria por parte del Gobierno de Israel acerca de estas armas resulta ilusorio. Ya en 1982 negó haber empleado bombas de fósforo, lo que luego fue desmentido por las evidencias científicas y por los testimonios recogidos por periodistas de cuerpos sin vida que «se incendiaban» al llegar a la morgue.

Hasta ahora, se ha demostrado que empleó en Líbano bombas de racimo, bombas de fósforo, y ahora estas nuevas armas con uranio.

Israel podrá argumentar que no están prohibidas por la comunidad internacional. Es cierto, al ser armas de reciente desarrollo, aún no han sido proscritas. Pero no se puede ignorar que el tercer protocolo de la Convención de Ginebra prohíbe expresamente la utilización de material militar que pueda tener consecuencias a lo largo del tiempo en la población civil, como sucedió con las bombas de uranio en Irak en 1991 (que, para sorpresa de todos, volvieron a ser empleadas durante la invasión de 2003, aunque a menor escala).

Lo que sí va quedando claro es que las recientes guerras en Oriente Próximo no sólo han demostrado un desdén absoluto hacia los no combatientes, sino que fueron utilizadas como verdaderos campos de experimentación de nuevos armamentos.

Y la pregunta que me hago es si alguien pagará algún día por violar sistemáticamente las normas del Derecho Internacional Humanitario.

Guerra en Líbano y Gaza: un laboratorio de nuevos armamentos 1

Cada vez que iba a un hospital en Gaza escuchaba las mismas quejas de los médicos: “No sabemos qué clase de armas está usando Israel, pero nunca hemos visto nada así. Quema los huesos, la piel y nos obliga a amputar los miembros afectados”.

Durante el tiempo que estuve allí vi infinidad de pacientes mutilados, algo que, según me aseguraban, se podría haber evitado de haber sido heridos por armamento convencional. La hipótesis que más se manejaba era la de las armas químicas, como denuncié en este blog en el mes de julio.

La teoría de médicos como el doctor Juma Saka, portavoz del hospital Al Shifa, era que, a través de estas municiones desconocidas, Israel intentaba limitar el número de muertes, que son las que llegan a los titulares de los periódicos, y crear una verdadera legión de minusválidos, con el grave efecto económico y psicológicos que su presencia tiene en una sociedad. Un engranaje más de su estrategia de castigo colectivo.

El problema para saber de qué clase armamento se trataba era el bloqueo que padece Gaza. Las estrictas medidas de seguridad del puesto de control de Erez, la única vía de acceso a una zona limitada por muros y alambradas, había frustrado varios intentos por parte de ONG de sacar muestras de tejido.

Finalmente, un equipo de la RAI consiguió llevar estas evidencias a Italia. Y los científicos de la Universidad de Parma descubrieron que se trataba de una munición que contenía materiales tan sorprendentes e inesperados como carbón, tungsteno, cobre y aluminio.

Según declaró en el reportaje emitido por la cadena pública italiana el antiguo responsable de desarrollo de armamento del Ejército Israelí, el general retirado Yitzhak Ben-Israel, el objetivo de esta clase de bombas es limitar su radio de acción para ser más certeras y precisas.

También es verdad que las micropartículas de tungsteno, que alcanzan altas temperaturas, tienen un poder enormemente destructivo, muy superior al de la metralla convencional, lo que explicaría las terribles heridas que produce este armamento que no aún no ha sido “probado oficialmente”, por lo que Israel tiene la excusa de afirmar que no estás prohibido.

Como si esto fuera poco, la presencia de estos materiales en Gaza no sólo daña de forma irreparable el medio ambiente, además causa cáncer y malformaciones. Hasta el momento el Gobierno israelí no se ha pronunciado oficialmente sobre estas graves acusaciones.

A continuación la segunda parte del reportaje de la RAI, donde se muestran los resultados de las pruebas de laboratorio. Y un link a las fotografías que la cadena italiana publica en su página web (aviso que son muy duras).

Mañana: las recientes denuncias sobre la utilización de bombas de uranio en Líbano