Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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«Nacido en Gaza», trailer oficial

Con ustedes el trailer de «2014 Nacido en Gaza», la película documental que rodé este verano durante la ofensiva israelí en la franja palestina.

El día a día de diez niños bajo las bombas y el embargo.

Se estrena en cines de España el próximo 12 de diciembre.

Veinte años del genocidio de Ruanda: el silencio de EEUU (2)

La batalla de Mogadiscio, recreada por la película «Black Hawk Derribado» de Ridley Scott, tuvo lugar los días 3 y 4 de octubre de 1993. Enfrentó a fuerzas especiales de EEUU con los hombres del señor de la guerra Mohamed Farrah Aidid. Terminó con la vida de 18 soldados de EEUU y la de más de mil somalíes. Y significó la salida de las tropas estadounidenses de Somalia. Sería la última vez que este país formaría parte directamente de una misión de paz de la ONU.

Restos de víctimas en las escuelas Murambi, Ruanda- Foto: Hernán Zin

Restos de víctimas en las escuelas Murambi, Ruanda. Foto: Hernán Zin

Para el presidente Bill Clinton aquello supuso una gran derrota. Sobre todo frente a la opinión pública. La foto del soldado Cleveland arrastrado por una multitud de somalíes por la calles de Mogadiscio enfureció al estadounidense medio, que no entendía qué hacían fuerzas de su país en una misión para alimentar a los hambrientos de un lugar de África del que nunca había
escuchado hablar.

Años más tarde, periodistas como Peter Bergen rebelaron que Osama Bin Laden no solo financió a los hombres de Mohamed Farrah Aidid sino que envió a sus propios comandos a luchar contra los norteamericanos en Somalia. Esto hace de la Batalla de Mogadiscio, el primer enfrentamiento entre Occidente y Al Qaeda. Un avance de lo que sería la tónica en la primera década del siglo XXI.

Por eso, cuando seis meses más tarde comenzó el Genocidio en Ruanda, la administración Clinton hizo todo lo posible por evitar tener que volver a mandar nuevamente soldados a África. La primera estrategia que siguió fue negar el Genocidio, pues como suscriptor de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio – que firmó en 1981 – tenía la obligación de intervenir para impedir y castigar los actos tendientes a destruir una nación, etnia, raza o grupo religioso.

Madeleine Albright, en aquel entonces embajadora de EEUU para la ONU, hizo todo lo posible por minimizar lo que sucedía en Ruanda.

Pidió reducir el número de cascos azules de la ONU. Retrasó varias reuniones del Consejo de Seguridad. Cada día de demora, sumaba otros once mil muertos. Muy curioso siendo ella misma una refugiada checa de padres que escaparon del nazismo. Su equipo hablaba a la prensa de un «un posible acto de de genocidio», pero nunca de un genocidio en sí, estrategia ridícula que causaba asombro y estupor entre los periodistas y diplomáticos.

Finalmente, ocho países africanos decidieron intervenir para frenar el Genocidio. Solo pidieron a EEUU apoyo aéreo para transportar las tropas. Bill Clinton accedió pero fue Francia quien intervino a través de la llamada Operación Turquesa, que sirvió más para proteger a sus aliados hutus que para salvar vidas tutsis.

Witness

Witness es un programa de televisión que comenzamos a perfilar con Jon Sistiaga haca ya más de un año, cuando nos dirigíamos a rodar en Uganda sobre la llamada «Ley antihomosexualidad», tema que tantas veces tratamos desde distintos países de África en las páginas de este blog.

Sí, la misma infame ley que finalmente se aprobó el 24 de febrero de 2014, poniendo en riesgo la integridad de miles de gays y lesbianas (una demostración de que mientras luche la guerra en Somalia en nombre de Occidente, el gobierno de Kampala poco tiene que temer a las tímidas amenazas de sanciones de EEUU y Europa, que nunca se harán realidad. Todo esto sin contar que la gran potencia ahora en África es China, que no tiene la costumbre de preguntar sobre los derechos humanos).

Witness es ante todo un espacio para todo el talento audiovisual, narrativo, que hay ahí fuera y que muchas veces no alcanza la visibilidad que merece. Tanto navegando por Internet como hablando con compañeros, yo me he encontrado con auténticas joyas que apenas tenían un centenar de visitas, desde cortos documentales hasta reportajes.

En Witness, vemos primero el vídeo, o un resumen del vídeo, y luego Jon Sistiaga entrevista al autor. Aquí podéis ver el primer programa.

Uno de los aspectos más interesantes de Witness es que Jon y yo no solo seleccionamos vídeos que nos recomiendan o que encontramos en Internet, sino que estamos abiertos a vuestras propuestas. Así que ya sabéis, si tenéis una buena historia, enviádnosla.

Por mi parte, preparando todo para salir hacia Ruanda, donde se cumplen 20 años del genocidio. Y desde donde escribiré este blog las próximas semanas.

Los sonidos de «La guerra contra las mujeres»

El domingo se estrenó finalmente «La guerra contra las mujeres», documental cuyo rodaje fui compartiendo con vosotros en este blog día a día durante tres años. El estreno fue en La 2 de TVE y tuvo picos de audiencia de 350 mil espectadores, haciendo una media de un 1,4% de cuota de pantalla, lo que para un tema tan duro es muy alentador y no puedo más que agradecer a todos los que lo habéis difundido y apoyado.

Como ya conté en estas páginas, la película tiene una extraordinaria banda sonora de Carlos Martín, una mezcla muy buena de sonido de Daniel Rodrigo y un tema original interpretado por Bebe y compuesto por Bebe, Carlos Jean y yo.

Este es el videoclip que hicimos uniendo la poderosa voz de Bebe y fragmentos de «La guerra contra las mujeres». Las ventas del tema irán para la ONG África Directo. Ya está disponible en I Tunes

En lo personal, se cierra un ciclo de un lustro de trabajo en este proyecto. Siento tanto alivio y satisfacción como un hondo vacío, una suerte de depresión post parto. Pero más allá de todo, lo único realmente importante es que ahora, esas voces, esos testimonios, esas realidades, no son solo mías sino también vuestras.

El documental completo lo podéis ver y escuchar aquí.

Música para las mujeres en guerra

No fueron fáciles los tres años de rodaje del documental “La guerra contra las mujeres”, como en este blog os fui contando día a día desde la República Democrática del Congo, Kenia, Sudán, Uganda, Bosnia y EEUU.

Bebe, Carlos Jean y Hernán Zin en la grabación de "César debe morir", tema original del documental LA GUERRA CONTRA LAS MUJERES.

Bebe, Carlos Jean y Hernán Zin en la grabación de «César debe morir», tema original del documental LA GUERRA CONTRA LAS MUJERES.

Hubo momentos, como los vividos en uno de los tantos viajes a la provincia de Kivu, en que la violencia, la corrupción y la falta de infraestructuras parecían decirnos que el trabajo era imposible de realizar.

Tampoco fueron fáciles los dos años que siguieron de postproducción, volver sobre testimonios tan terribles nunca es agradable – por supuesto que nada en comparación con el brutal sufrimiento y trauma de las víctimas – ni llevar el peso de saber que esas mujeres han hecho un gran sacrificio al regalarte su palabra. La crisis económica tampoco nos allanó el camino en la recta final de edición y distribución.

Quizás por eso, el proceso que estoy viviendo ahora sea tan estimulante. Por momentos me siento como un niño en Disneylandia. El documental terminado con un guión mucho más complejo y profundo gracias a labor de Ana Pincus, su productora, y con una factura excepcional gracias al fantástico trabajo de La Caña Brothers y la música original de Carlos Martín.

Asimismo, «César debe morir», un tema original que compusimos con Bebe y Carlos Jean para los títulos de cierre, y que ha entrado en competición a los Goya como el propio documental.

Después, el apoyo continuado de la Junta de Castilla y León y de África Directo, y ahora de TVE en su emisión y Warner en la distribución de su música. El estreno será el 1 de diciembre en La 2 de TVE. Y en los cines de Madrid el 22 de noviembre.

Un proceso muy gratificante en lo profesional, pero sobre todo en lo humano, pues finalmente la voz de estas mujeres verá la luz, y lo hará con los mayores apoyos posibles, que es lo que merecen.

Estreno de «Quiero ser Messi» en el cine

Cuatro estrenos de documentales en cuatro meses. Dos como director, Quiero ser Messi y La guerra contra las mujeres, en Televisión Española; y otros dos como productor y cámara junto a Jon Sistiaga para Canal Plus: La América del Odio, que se emitió hace una semana, y La ciudad de las viudas, sobre la situación de la mujer en la India. Una buena racha, sin dudas.

Estreno este viernes en Madrid del documental  "Quiero ser Messi" (foto: Hernán Zin)

Estreno este viernes en Madrid del documental «Quiero ser Messi» (foto: Hernán Zin)

La versión cinematográfica de Quiero ser Messi se estrena mañana en el Pequeño Cine Estudio de Madrid. La dirección es Calle Magallanes 1, junto a la Glorieta de Quevedo. El horario del estreno es a las 22:30. El resto de las semanas los pases son a las 19:00 y a las 22:30.

¡Los espero!

Un brindis desde Detroit por los siete años de Viaje a la guerra

Detroit, cuna de la industria automotriz de EEUU gracias al genio de Henry Ford, y de la música Motown de Steve Wonder, Jackson Five y Marvin Gaye entre tantos otros. La urbe que en sus buenos tiempos supo situarse en el cuarto lugar de prosperidad del país.

El edificio de la General Motors, corazón aún de la decadente Detroit. (Foto: Hernán Zin)

El edificio de la General Motors, corazón aún de la decadente Detroit. (Foto: Hernán Zin)

Hoy, una ciudad en caída libre, en irrefrenable proceso de decadencia, que en diez años ha visto nada menos que al 25% de su población partir en busca de horizontes. En las últimas décadas ha pasado de tener casi dos millones de habitantes a 700 mil. Edificios públicos vacíos, barrios zombies a los que el ayuntamiento no puede brindar agua corriente o electricidad.

Sí, es aquí, en esta ex megalópolis que por momentos para no ser más que una fantasmagórica sucesión de esqueletos de edificios vacíos y aceras ausentes de transeúntes, donde me encuentra el séptimo aniversario de Viaje a la guerra.

Hace siete años abandonaba Nairobi, donde habíamos hecho un primer recorrido juntos por Kibera, para dirigirme a Sudán del Sur y luego a Uganda. Los primeros dos conflictos que narré en estas páginas, para acto seguido serguir por Gaza, Líbano… tres meses de arranque muy potentes.

Un aniversario que merece una doble celebración: por haber sobrevivido a estos siete años de trabajo en zonas de conflicto y, lo que parece más arriesgado y difícil aún, por haber subsistido a pesar de una crisis económica que ha convertido al periodismo español en un andamiaje menguante, cada día más carente de contenido (aunque no de grandes profesionales), como la propia Detroit.

Gracias a todos

Siete años en los que he recorrido suficientes kilómetros como para dar la vuelta al mundo en diez ocasiones. En los que escrito más de 2.000 folios, colgado más de 500 fotografías y decenas de horas de vídeo.

Siete años en los que han desfilado por estas páginas incontables historias tanto de las víctimas como de los verdugos de la guerra. Tiempo en el que he conocido de cerca lo más abyecto y lo más sublime de la condición humana.

Tantas historias que ahora me vuelven, con nombre y apellido, mientras repaso mentalmente estos siete años: la lucha de Vumilia Balangaliza en la República Democrática del Congo; los niños famélicos del hospital de Mogadiscio; los caminante nocturnos de Gulu; los mutilados de Kabul; Sharon Kayalo en Kibera; los huérfanos de Juba; Huda y el inhumano bloqueo de Gaza…

Siete años por los que ahora cojo una botella de Bourbon del minibar de este hotel plagado de fotos de coches antiguos, situado frente a las imponentes torres plateadas de General Motors. Exhausto tras un día de seguir a milicias armadas por los caminos perdidos de Michigan. Abro la botella y brindo con todos vosotros. ¡A vuestra salud! Gracias por la compañía a lo largo de esta experiencia tan extraordinaria. Sin dudas la más aleccionadora y fascinante de mi vida.

A la caza del homosexual en África (vídeo)

Quinto reportaje en el que he tenido la suerte de sumar fuerzas junto a Jon Sistiaga para Canal Plus. Y un tema tan indignante como difícil de explicar que hemos tratado en numerosas ocasiones a lo largo de los años en este blog: la persecución de homosexuales en África.

Continente que, paradójicamente, vive un momento de prosperidad sin precedentes desde la descolonización. Siete de los diez países que más crecen se encuentran en África, lo que está gestando una clase media urbana conectada con el mundo, emprendedora y sabedora de sus derechos que será la que seguramente reescribirá la historia de esta parte del planeta en las próximas décadas.

La persecución de los homosexuales cae así como una losa no ya sobre los propios afectados sino sobre estas sociedades en su conjunto, que no deberían malgastar un instante siquiera en dejar de mirar al futuro para perderse en estas disquisiciones absurdas, retrógradas y excluyentes sobre la sexualidad particular.

Pero la homofobia no surge de manera espontánea. En un discurso que dio el 12 de marzo de 2010 en Soweto, Sudáfrica, el siempre lúcido arzobispo Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz, destripó la esencia última de este problema:

Los gays, lesbianas y transexuales son parte de tantas familias. Son parte de la familia humana. Son parte de la familia de Dios. Y, por supuesto, son parte de la familia africana.

Pero tenemos esta ola de odio que se está diseminando por mi amado continente. Hay gente a la que se le está negando sus principios y libertades fundamentales. Estos son terribles retrocesos para los derechos humanos en África.

Tenemos que parar esta ola de odio. Los políticos que se benefician al explotar y alentar esta ola de odio, no deben caer en la tentación de sacar rédito del miedo y la falta de entendimiento.

Mis compañeros religiosos, de toda confesión, deben defender la dignidad universal y la fraternidad. La exclusión nunca es un avance en el camino hacia la libertad y la justicia.

El estreno será el 10 de abril en Canal Plus.

Regreso a la tierra de Joseph Kony

Dos semanas de estancia en Madrid tras mi último paso por África, y llega la hora de hacer las maletas, poner a punto los equipos, armar la agenda de producción y volver a ruta. ¿El destino? Sin dudas original e imprevisible. Gran sorpresa gran. Bueno, sí, otra vez África, lo dice el titular. Ahí vamos…

Niños huyen del LRA en la ciudad de Gulu, norte de Uganda. Año 2005. Foto: Hernán Zin

Niños huyen del LRA en la ciudad de Gulu, norte de Uganda. Año 2005. Foto: Hernán Zin

En esta ocasión no serán Kenia, Somalia o Congo, sino Uganda. País desde el que he escrito en numerosas ocasiones para este blog.

La primera, allá por junio de 2006, cuando semanas antes viajé a la ciudad de Juba, en Sudán, porque el guerrillero Joseph Kony estaba en sus inmediaciones para comenzar a negociar la paz con el gobierno de Kampala.

Y después bajé al norte de Uganda para conocer de primera mano el impacto de esta noticia entre la población local que llevaba casi dos décadas sufriendo la guerra.

Joven víctima del LRA que fue arrancada de su familia y convertida en esclava en el norte de Uganda. Año 2006. Foto: Hernán Zin

Joven víctima del LRA que fue arrancada de su familia y convertida en esclava en el norte de Uganda. Año 2006. Foto: Hernán Zin

En especial en los niños, los llamados caminantes nocturnos, que apenas caía el sol salían de sus chozas para buscar refugio en los pueblos. Miles de pequeños que anegaban las carreteras al atardecer.

Y en las víctimas de los secuestros del LRA. Jóvenes que pasaron su infancia como esclavas de Kony y sus secuaces, y que al volver a ciudades como Gulu eran rechazadas por ser consideradas parte de la milicia contraria al gobierno de Museveni.

Finalmente, la tercera pata de esta historia: el millón largo de personas que vivía hacinada en campos de desplazados internos. El alcohol ilegal. El tedio. La falta de empleo. Los abusos de los soldados del UPDF. La enfermedad.

Niños en el campo de desplazados de Boby, uno de los más grandes del norte del país. Año 2005. Foto: Hernán Zin

Niños en el campo de desplazados de Boby, uno de los más grandes del norte del país. Año 2005. Foto: Hernán Zin

La negociación que comenzó en 2006 en lo que hoy es Sudán del Sur duraría dos años hasta que las bases del LRA en la República Democrática del Congo fueron bombardeadas en la operación miliar Lighting Thunder.

Ofensiva que en 2008 empujó a Kony y a sus hombres a volver a la violencia. Como descubrimos en la ciudad de Yambio y sus alrededores en 2009, el LRA no regresó a Uganda sino que se movió hacia el norte. Buscó refugio en la República Centroafricana. A su paso, el habitual y dramático escenario de refugiados, asesinados, mutilados, niños esclavos.

Uganda se libró finalmente del yugo de la guerra con el LRA. En mi última visita al país, en 2010, pudimos ver cómo la normalidad había vuelto a las provincias del norte. No más caminantes nocturnos ni jóvenes que volvían devastados de la selva ni campos de desplazados.

Por lo que este es mi primer viaje a Uganda que no tiene relación alguna con Joseph Kony ni el LRA. La historia es otra, sobre la que llevo años escribiendo años en estas páginas, y que os desvelaré en los próximos días…

Termina la guerra de Somalia… en Twitter

Claro que seguirán teniendo lugar escaramuzas, que en algunas regiones Al Shabab aún tiene cierto poder, pero lo cierto es que la larguísima y cruenta guerra civil que asoló a Somalia durante décadas terminó el pasado me de septiembre con la captura de Kismayo, bastión de los islamistas vinculados a Al Qaeda.

Soldado de la Unión Africana en el último puesto de lucha de Mogadiscio contra Al Shabab. Foto: Hernán Zin. 2010.

Soldado de la Unión Africana en el último puesto de lucha de Mogadiscio contra Al Shabab. Foto: Hernán Zin. 2010.

En este blog tuvimos la suerte de poder seguir desde la propia Somalia – Mogadiscio, Garowe, Galkayo – la gestación y avance de la ofensiva de fuerzas africanas, asesoradas y financiadas por Occidente, que terminaría con arrinconar a los islamistas de Al Shabab, que hace apenas dos años dominaban la mayor parte del país.

Esta ofensiva tuvo un punto de inflexión notable, que fue la incorporación de tropas de la vecina Kenia a través de la operación Linda Nchi (que en kisuajili quiere decir “Proteger la Nación”). Hasta ese momento, en la misión de la Unión Africana, llamada AFRICOM, solo habían participado efectivos de Uganda, Burundi y Sierra Leona.

Tuits islamistas

La llegada del Ejército de Kenia, que acorraló a los islamistas al entrar por el oeste, dio lugar a un hecho sin precedentes: que Al Shabab creara una cuenta en la red social Twitter en diciembre de 2011 para dirigirse en inglés a los kenianos. En especial al mayor Emmanuel Chirchir, portavoz castrense de los altos mandos de Nairobi, que ya tenía cuenta en la red social.

Así nació una rivalidad que muchos seguimos en directo a lo largo de meses entre @MajorEChirchir y @HSMPress, la cuenta de Al Shabab. Al principio, basada sobre todo en bravuconadas, chanzas y burlas, pero que luego se fue volviendo más violenta por parte de @HSMPress, que ya no solo se centró en los Kenia sino que empezó a lanzar mensajes para todo el mundo. Mensajes en los que mostraba fotografías de soldados africanos capturados, en los que daba cuenta de los «infieles» muertos que provocaban sus ataques suicidas y emboscadas.

Finalmente, la semana pasada Twitter clausuró la cuenta de Al Shabab después de que publicara fotos de un oficial de las fuerzas especiales francesas muerto en la operación de rescate de un compatriota que lleva ya dos años secuestrado en Somalia, y de que anunciara que iba a matar al rehén.

Adiós Omar adiós

Desde entonces, muchos se han formulado las siguientes preguntas, que yo también me hacía cada vez que leía un nuevo mensaje de Al Shabab. ¿Es mejor dejar abierta una brecha para saber qué piensa esta organización radical, insurgente, terrorista? ¿O es conviene cortarla de cuajo para que sus tuits no tengan un efecto propagandísticos, de llamada, sobre todo a la comunidad de somalíes que vive en Europa y Estados Unidos?

El analista J.M. Berger afirma que se debe permitir la cuenta pero con restricciones, pues considera que es una gran fuente de información. De hecho, él mantuvo varios diálogos con la cuenta de Al Shabab, que sospecha que está dirigida por Omar Hammami, el terrorista estadounidense del que ya habíamos hablado en estas páginas por sus vídeos de rap colgados en You Tube, en los que llamaba a la yihad, y por su autobiografía, también colgada en la red.

Conocido asimismo como Abu Mansur Al-Amriki, este joven propagandista de Al Shabab, que merecería un buen documental, sufrió en algún momento el acoso de la propia organización, que lo amenazó de muerte, aunque luego parece que se llegó a una suerte de acuerdo o de mediación que le permitió no solo seguir con vida sino tuiteando. Esto último, hasta el pasado viernes, cuando escribió por última vez en 140 caracteres.