Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Estreno de «Los ojos de la guerra» en TVE

Dirigido por Roberto Lozano Bruna, «Los ojos de la guerra» narra el día a día de varios reporteros en conflictos armados: Mikel Ayestaran, Gervasio Sánchez, David Beriain y quien escribe estas palabras. Al frente de la dirección de fotografía, otro buen y talentoso amigo, acerca del que hablamos hace poco en estas páginas: Roberto Fraile.

Con Roberto Lozano en el aeropuerto Jomo Kenyatta de Nairobi, rumbo a Ruanda, durante el rodaje de "Los ojos de la guerra". Agosto 2009.

A modo de contexto, de marco de las historias, el documental presenta entrevistas con destacados periodistas españoles como Arturo Pérez-Reverte, Rosa María Calaf, Ramón Lobo, Maite Carrasco, Javier Balauz, Alfonso Rojo y Olga Rodríguez. Pretende ser también, de este modo, una suerte de reflexión coral sobre la guerra y sobre el trabajo de contarla.

Con respecto a los escenarios bélicos, «Los ojos de la guerra» nos lleva a Afganistán de la mano de Sergio Caro y David Beriain, a Irak con Mikel Ayestaran, a Bosnia Herzegovina con Gervasio Sánchez – viaje en el que coincidimos pues se trataba nada menos que del 15 aniversario de la masacre de Srebrenica, aquí el vídeo – y en mi caso pasa por Kenia, Ruanda y la República Democrática del Congo.

La mayor parte de aquel viaje, que tuvo lugar en 2009 y al que me acompañaron Roberto Lozano y Roberto Fraile, lo centramos en la provincia congoleña de Kivu Sur.

Muchas de sus historias aparecieron en este blog: el reencuentro con víctimas de la violación como Vumilia, el seguimiento a los niños soldados que dejaban las armas, el accidentado periplo por las montañas a las minas del coltán, las entrevistas a los altos mandos del Ejército del Congo y de la misión de paz de la ONU, entonces llamadas MONUC, en ocasión del proceso de paz llamado «Kimia II».

El estreno de «Los ojos de la guerra» será finalmente este sábado a las 23.30 en La 2 de TVE. Aquí un adelanto.

El niño verdugo de Homs

Tantas veces hemos reflexionado en este blog sobre cómo la guerra empuja la condición humana a sus abismos más abyectos, perversos y lóbregos. Y hemos mirado a los ojos a esta realidad – a los ojos de sus verdugos – en los conflictos que asuelan Somalia, Afganistán, Gaza, Sudán y la República Democrática del Congo.

Niño ejecuta a seguidor de Bachar Al Asad en Homs, al que acusan de estar detrás de la matanza de 30 niños en Hula. (Captura de vídeo).

Pero por más que conozcamos de cerca esta lógica, que se ahonda y enquista a medida que los conflictos se perpetúan en el tiempo, al menos a mí no deja de rebelarme y conmoverme.

Supongo que el testimonio que me acaban de enviar desde Líbano es tan terrible y elocuente que resulta difícil permanecer indiferente.

Se trata de un vídeo en el que un niño ejecuta a un hombre del régimen de Bachar Al Asad al que los rebeldes consideran responsable de la masacre de Hula. En realidad, comienza a decapitar a este hombre pero la faena la terminan los adultos que están con él, y que ajustician también a otro prisionero.

Niño por niño

Como en la masacre de Hula murieron 116 personas, de las que 30 eras niños, los rebeldes querían que fuera un niño quien llevara a cabo la acción justiciera. Al menos eso es lo que me han explicado con respecto al vídeo (versión que debemos tomar con cautela al no contar con fuentes independientes para corroborar su veracidad).

Las imágenes ya están en You Tube, pero no creo que se gane nada con verlas. Es más, muestran una cotidianeidad, una falta de ceremonia en el asesinato, ciertamente pasmosas.

Lo importante ahora quizás sea preguntarnos cómo es posible que se llegue a semejante nivel de deshumanización y barbarie. Esa cotidianeidad con la muerte que lleva a ver lógico el empleo de un niño en la ejecución.

Vislumbro que la respuesta pasa por los 21 meses que dura ya la guerra civil y las décadas previas de dictadura y represión. Un descenso colectivo al horror frente al que el mundo se ha mantenido al margen, casi en silencio. Indiferente al destino de civiles como los de Hula.

Escalada de odio, de venganzas, de actos de terror e intimidación, que termina con un pobre niño teniendo que hacer de verdugo cuando no es más que otra víctima.

La otra pregunta es quién es ese niño. Y qué clase de vida, de sueños, de pesadillas tendrá en el futuro.

Villas Miseria (documental)

Tras otro año apretado de viajes, de reportaje en reportaje y de avión en avión, llega ahora el momento de echar el freno. Durante los próximos dos meses estaré encerrado editando mi nuevo documental, «Quiero ser Messi», para Televisión Española.

Así que en Viaje a la guerra no queda más que guardar las maletas por lo que resta de 2012, si bien ya estamos planificando los destinos y reportajes para 2013, que incluirán Sudán, Uganda, India, Pakistán, México… Siempre tratando de orientar la mirada hacia los conflictos que no ocupan los grandes titulares de la prensa. Abriéndola además a toda forma de violencia: desde la pobreza, el racismo y la marginación hasta la violación de los derechos humanos.

Como lo que hago cuando estoy editando es ver trabajos ajenos por las noches para coger ideas, se me ocurre que quizás podría compartir con vosotros a lo largo de estos dos meses en el dique seco algunos de los documentales que vaya viendo y que crea que merezcan la pena traerlos aquí tanto por su innovación narrativa o por la originalidad o importancia de su temática.

De chabolas y arrabales

A modo de arranque, «Villas Miseria», que no es un trabajo ajeno sino propio, por lo que lo tengo bastante visto, no os voy a engañar. Es más, seguramente algunos de los que seguís el blog también lo tenéis visto, pues muchas de las historias de este documental aparecieron primero en estas páginas. Historias como la de Patrick Kimawachi, Sharon Kayalo, Dipti Porchás, Nepal o Elena «La Loca».

Es un trabajo humilde, realizado con más voluntad que recursos. De hecho, el 95% de las imágenes las grabé solo, con una destartalada cámara, y también el guión ha sido de cosecha propia. En definitiva, un one man show que nunca es lo aconsejable en este rubro. Cuando haces televisión, el trabajo en equipo, la diversidad de miradas y especialidades, resulta fundamental.

Sí creo que es una observación interesante sobre la realidad de este mundo en transformación vertiginosa. Narra la migración del campo a la ciudad que tuvo lugar a lo largo del siglo XX, la mayor de la historia. Como consecuencia, en 2009 ya la mitad de la humanidad vivía en ciudades, año en que salió el documental. Pero no todas las personas que abandonaron las zonas rurales logran integrarse de pleno en las urbes. Más de mil millones malviven en sus arrabales, en los conocidos como barrios de chabolas o villas miseria.

Cinco muertos

También creo que en lo humano es un trabajo con cierto valor, ya que son historias que seguí a lo largo de los años, en diversos barrios de chabolas de Kenia, India y Argentina. Quizás esa fue la mayor virtud de trabajar solo, casi sin presupuesto y arrancando ratos libres de otros trabajos, que no tenía fecha de entrega y podía volver cuantas veces quisiera.

Esta dilación en el tiempo hizo que cinco de los protagonistas del documental hayan muerto. Prueba irrefutable de que la vida miserable, en la indigencia, mata. Algunas muertes tuvieron lugar después de terminar la edición final, por lo que solo tuve este blog como forma de hacerlas públicas. A todas estas personas, que me abrieron las puertas de sus vidas y de sus humildes moradas, y que ahora lo harán a vosotros, está dedicado el documental.

Debut en los escenarios de «Y mañana… ¿qué?»

Siempre he creído que era mi obligación como narrador no hablar solo para los que ya conocen y están convencidos de la importancia y el atractivo de ciertos temas. Empujar los límites de la forma narrativa para ir más allá, para alcanzar nuevos horizontes y públicos. Quizás por eso siempre he preferido los libros y los documentales a los reportajes en prensa, pues te permiten experimentar con la forma y tratar de llegar a personas que quizás nunca se han interesado por algunas cuestiones.

Fuente: Euskadi 2012

En el programa 13 Objetos, por ejemplo, contaba historias a través justamente de cosas de nuestra vida cotidiana. En el primer episodio era una zapatilla falsa que pasaba de dueño en dueño – desde un taller clandestino, hasta un mercado de falsificaciones, hasta el joven delincuente que las usa y termina en la cárcel – la que me permitía describir la violencia, la miseria y la marginación en Buenos Aires. En mi primer libro, Un voluntario en Calcuta, la pobreza en la ciudad india es reflejada a través de la mirada de sus perros, gatos, cuervos y buitres.

Hace ya unos años comencé un apasionante y fructífero diálogo con el director de teatro Mikel Gómez de Segura. Mi idea en estos encuentros era dar con la vía para cargar mis relatos de lirismo, de hálito poético; para insuflarlos de arte y hacerlos así más universales y accesibles. El objetivo de Mikel era el contrario: quería que su arte pusiese los pies en la realidad del mundo, en los desafíos sociales de nuestro tiempo. Buscaba una base periodística para su narración.

Zapatillas en vuelo

El espectáculo Y mañana… ¿qué?, que estrenamos el viernes en el Bilbao Arena de la capital vizcaína, representa en buena medida la síntesis, el encuentro, de estos dos rumbos que finalmente, tras tantos años de soñar y reflexionar en voz alta, se han fundido y hecho realidad sobre un mismo escenario. En ínfima medida, casi inexistente, por mérito mío, y sí por el de toda la gente que ha trabajado delante y detrás del escenario bajo la batuta de Mikel.

Entre el estreno del viernes y la función del sábado, más de 5.000 personas nos han venido a ver. Gracias a mis compañeros y amigos Jon Sistiaga, Mayte Carrasco y Mikel Reparaz, que confiaron y se animaron a subirse a las tablas para poner entre los cuatro en palabra y recuerdo tantas historias que conocimos en zonas de guerra. Pues de eso va Era bihar… zer?. Es un relato sobre la guerra que hemos puesto en marcha en el 75 aniversario del bombardeo de Guernica. En mi caso, otra vez, la zapatilla es el hilo conductor de los testimonios que rescato del olvido.

Agradeciendo al público en el escenario del Bilbao Arena (Foto: Euskadi 2012)

Y gracias a Mikel y a los dos talentosos directores que lo acompañaron, Kepa Ibarra y Raúl Cancelo, y a todos los artistas de las compañías Traspasos Kultur, Gaitzerdi y Hortzmuga que se dejaron la piel y el talento en escena para representar sobre montañas de zapatillas, tomados desnudos de una bandera como la de Iwo Jima o a lomos un enorme caballo metálico del Apocalipsis. Y asimismo a los jóvenes del coro juvenil Gaudeamus Korala de Gernika, que de forma tan magnífica como aterradora, recrearon el bombardeo de su ciudad.

También a los integrantes de la Fundación 2012, que con su apoyo y entusiasmo han colaborado para que empujáramos los límites de la narración, de la reflexión colectiva sobre la guerra, hasta nuevos horizontes, que al menos yo nunca me había animado a soñar. Eskerrik asko!!

Algunas historias de cambio (vídeo)

Acomodando y reacomodando la información en discos duros – que son las estanterías y despensas culturales del siglo XXI -, me encontré con un trailer que hice hace cinco años para un proyecto de serie documental que terminó por hacerse realidad aunque con algunos cambios con respecto al planteamiento inicial.

Comparto con vosotros este vídeo que hasta ahora nunca había hecho público – fue una herramienta que usamos para ir a presentar el proyecto a cadenas y productoras – porque está protagonizado por muchas personas que han pasado por estas páginas: desde Agnes Paregio en Kenia, pasando por Beky Kiser en Etiopía o David Earp en la India.

Quizás pueda dar la impresión que es un proyecto cargado de cierto «buenismo», pero no es así. Desde los tiempos en que vivía en Calcuta siempre he sido crítico con las formas de acercarse al otro, de atender sus problemas, desde una posición de superioridad como es la caridad o buena parte de la llamada cooperación internacional.

Una de las virtudes de este nuevo mundo, el de los «7.000 mil millones de habitantes» sobre el que tanto hemos reflexionado aquí, es que las ecuaciones de poder están cambiando y que están dejando en claro que si cientos de millones de personas en África, América Latina y Asia están saliendo de la miseria no es por la caridad o la cooperación al desarrollo sino que es porque finalmente les han dado la oportunidad de abrirse paso por sus propios medios, sin tutelas ni trabas, como parte de pleno derecho de este mundo globalizado.

No, de lo que hablan estas historias es de pasión, de superación personal, creatividad y emprendimiento. Virtudes de las que andamos bastante escasos últimamente en España.