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Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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De «Nacido en Gaza» a «Nacido en Siria»

Cuando tomé la decisión el año pasado de ir a Gaza durante la guerra, en ningún momento llegué a imaginarme que aquel intento de dar voz a sus víctimas más vulnerables iba a tener tanta repercusión. Más aún cuando llevaba en la cabeza un planteamiento estético muy alejado del que habitualmente se utiliza para retratar la realidad en una zona de conflicto.

Quería hacer caso omiso de las bombas, del sonido y la furia, y tratar de mostrar qué sucede en el interior de los que la sufren. Porque la guerra, efectivamente, son los disparos, las muertes, la sangre, pero también los traumas que permanecen en la gente mucho tiempo después de que se haya acabado el conflicto (como en numerosas ocasiones hemos visto en este blog).

En este caso, dentro de los diez niños que seguí a lo largo de la ola de devastación que Israel lanzó sobre este territorio paupérrimo, cerrado a cal y canto, olvidado por el mundo.

"Nacido en Gaza", Premio del Jurado en el Festival Internacional de Al Jazeera

«Nacido en Gaza» no solo ha estado nominada a los Premios Goya, Platino y Forqué, sino que se ha estrenado en más de 30 salas de cine en España y también en Londres, Toronto, Roma y Sofía, además de haber participado en numerosos festivales (algunos con tanto recorrido como el de Cartagena de Indias).

El último reconocimiento que se le ha regalado a la película ha sido la semana pasada en el Festival Internacional de Al Jazeera, donde recibió el Premio del Jurado.

Las voces de las víctimas

La apuesta estética fue original. El trabajo del equipo, sobre todo por las prisas por terminarlo lo antes posible, de un compromiso ético y profesional por el que le estaré siempre agradecido. Pero el mérito indiscutible de la película es de sus protagonistas. La hondura y la coherencia con la que se expresan a lo largo del documental no deja de despertar mi admiración.

Y esa es, sin dudas, la mayor satisfacción que me genera que una producción tan pequeña haya llegado tan lejos: que la voz de estos niños no deja de escucharse, de multiplicarse y de mostrar bajo otra luz el horror de la guerra y del inhumano sitio que sufre Gaza.

En septiembre empecé a rodar «Nacido en Siria». Otro tanto tengo que decir de sus protagonistas. Resulta profundamente aleccionador escuchar sus testimonios. Ojalá sus voces lleguen lejos también y ayuden a no perder la perspectiva humana del conflicto que lleva cuatro años ya devastando Siria.

La banda sonora de «Nacido en Gaza»

Aunque los tiempos de rodaje y postproducción de la película documental «Nacido en Gaza» fueron de vértigo – pues quería que las voces de los niños palestinos llegaran al público antes de que la ofensiva israelí del pasado verano cayera en el olvido -, lo cierto es que me pude dar algunos lujos. Quizás el mayor fue contar con una banda sonora original interpretada no por un ordenador sino por músicos de carne y hueso.

Todo elogio que pueda dedicar a Carlos Martín, el jovensísimo compositor de la banda sonora original de «Nacido en Gaza», es poco.

También estuvo a cargo de las composiciones de «La guerra contra las mujeres» – el documental que estrené el año pasado y que está cosechando premios por todo el mundo. Y también será responsable de la música de «Morir para contar», el tercer documental de esta trilogía de la guerra, que espero estrenar en cines a finales de año.

Al resto de los músicos, agradezco asimismo su pasión, ilusión y compromiso. Lo mismo que a Nerio Gutiérrez y a Playground Estudio.

«Nacido en Gaza», trailer oficial

Con ustedes el trailer de «2014 Nacido en Gaza», la película documental que rodé este verano durante la ofensiva israelí en la franja palestina.

El día a día de diez niños bajo las bombas y el embargo.

Se estrena en cines de España el próximo 12 de diciembre.

«Nacido en Gaza», a partir del 11 de diciembre

Diez niños a los que seguí durante la última ofensiva israelí en Gaza nos cuentan cómo es su día a día bajo las bombas y el embargo. Diez niños a los que volví a ver hacer apenas unas semanas, pasar saber cómo seguían sus vidas a tres meses del final del conflicto.

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El resultado es la película documental «2014. NACIDO EN GAZA» que a partir del 11 de diciembre podréis ver en cines de España y luego en Canal Plus y en plataformas de VOD como Yomvi.

La ofensiva militar, llamada «Margen protector», terminó con la vida de 507 niños y dejó más de 3.000 heridos. A ellos está dedicado el documental.

«Nacido en Gaza»… próximamente

El niño que sostiene el marco frente a la cara y sonríe a pesar de todo se llama Udai. Tiene 8 años. Vive en el barrio de Siyaía, uno de los más devastados durante la última ofensiva israelí en Gaza. Manzana tras manzana reducidas a escombros. Al caminar por sus arterias plagadas de cráteres de bombas se tiene la impresión de estar en la ciudad de Dresde en el ocaso de la segunda guerra mundial.

Udai, frente a su casa destruida en Gaza durante la última ofensiva israelí en la franja y protagonista del documental "Nacido en Gaza" (Foto: Hernán Zin)

Udai, frente a su casa destruida en Gaza durante la última ofensiva israelí en la franja y protagonista del documental «Nacido en Gaza» (Foto: Hernán Zin)

En un bombardeo Udai perdió la casa en la que vivía junto a sus ocho hermanos y sus padres. También la fábrica de helados gracias a la que subsistían. Desde 2011, es la tercera vivienda que le desaparece bajo las bombas israelíes, además de haber visto cómo un proyectil mataba a su hermano y a su tío en plena calle.

Udai, niño inquieto, sonriente por momentos, acechado por los recuerdos del horror sufrido y la miseria de no tener hogar, es uno de los 10 protagonistas de la película documental «Nacido en Gaza». Todos niños que rodamos durante la guerra y que nos cuentan cómo es el día a día bajo las bombas y el embargo. Voceros de alguna manera de esos 503 niños que murieron durante la incursión armada y de los más de 2.000 que resultaron heridos.

Película documental que, si todo sale bien, espero estrenar en los cines en el mes de diciembre.

La historia se repite en Gaza y en el Congo

La violencia ha vuelto a dos de los lugares en los que más tiempo hemos estado en este blog: la Franja de Gaza y la República Democrática del Congo.

Tropas paquistaníes de la MONUSCO patrullan las provincias de los Kivus. Ban Ki-moon aseguró ayer que van a proteger a los civiles en Goma. Foto: Hernán Zin.

Ante la carnicería en Gaza, el estupor de descubrir cómo el patrón que vimos allí en 2006, durante la Operación Lluvia de Verano, y que luego volvió a tener lugar en 2008 durante Plomo Fundido, se repite idénticamente en esta nueva masacre: la mitad de los muertos son civiles.

Entre los 29 muertos de ayer, quinto día de ataques, los 11 miembros de la familia Dalu, entre los que se contaban cuatro niños (caso similar a dos que documentamos desde la franja en este páginas: la familia Okal y la familia de Juda Galia).

Se repite la agresión a los habitantes de Gaza, que llevan seis años sufriendo un brutal embargo y el cierre a cal y canto de sus fronteras. Y, lo que es peor, se repite la negativa de Israel a responder a la resolución 242 de la ONU, entre tantas otras, y retirar a los colonos de Cisjordania para que se pueda crear de una vez por todas un Estado Palestino. Sesenta años de negativa, de mantener a los palestinos malviviendo como parias en su propia tierra.

La salida de Nkunda

En el este de la República Democrática del Congo, en la región de los Kivus, también se repite otra historia que podría parecer menor en la distancia pero que no lo es, pues entre 1998 y 2003 costó la vida a cinco millones de personas, siendo el conflicto más sangriento desde la Segunda Guerra Mundial.

Ruanda sigue interfiriendo en la política de su vasto y desarticulado vecino con la intención de beneficiarse de las riquezas de su subsuelo. Paul Kagame, su presidente, sigue aspirando a mantener su poder sobre un territorio que va más allá de sus fronteras legales -como el gobierno de Bibi Netanyahu, que sigue construyendo colonias en Cisjordania, que sigue asesinando o encarcelando a líderes palestinos -, sin importarle el precio que por ello tengan que pagar los civiles congoleños.

Un reciente informe de un grupo de expertos del Consejo de Seguridad de la ONU dejaba bien en claro que los rebeldes del M23 reciben órdenes directas del ministro de Defensa de Ruanda, el general James Kabarebe, a través del jefe de su Estado Mayor de la Defensa, el general Charles Kayonga.

En este blog seguimos de cerca los procesos de desarme conocidos como Kimia I, Kimia II y Amani. Procesos en los cuales se incorporó al ejército regular del Congo (FARDC) a los tutsis que habían formado parte del CNDP de Laurent Nkunda, y dejado a un lado a los hutus del FDLR.

Corría el año 2009, y otro informe de la ONU vinculaba al presidente ruandés Paul Kagame al expolio en los Kivus. Gracias a la presión de Washington, con el flamante gobierno de Obama, el Ejército de Ruanda invadió la RD del Congo con el apoyo de Kinshasa y Laurent Nkunda desapareció del mapa. Los rebeldes tutsis banyamulenge comenzaron a pasarse a las FARDC.

El sitio de Goma

El M23 significa una vuelta atrás en el tiempo. Movimiento rebelde de los tutsis auspiciados por Ruanda que en abril terminaron por salirse del FARDC y que tienen ahora a un líder mucho más sanguinario y brutal que el excéntrico Nkunda. Al frente del M23 está Bosco Ntaganda, buscado por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra y contra la humanidad, y conocido como El Exterminador.

Ayer domingo, mientras un misil terminaba con los cuatro niños de la familia Dalu en Gaza, las fuerzas del M23 se situaban a las puertas de Goma, provocando el pánico entre la población local y el éxodo de más de 60 mil personas, pues en la cabeza de todos está el recuerdo de los crímenes y violaciones cometidos por los rebeldes tutsis cuando tomaron Bukavu en 2004.

La caída de los muros en Irak

En este blog hemos dedicado numerosas entradas a describir los muros que nos dividen, tanto por la paradoja que suponen con respecto a la globalización como por lo que implican a nivel simbólico: la renuncia a cualquier atisbo de diálogo, de negociación; la negación tajante del otro, de sus razones, de su mera existencia.

Pusimos el énfasis en las numerosas barreras que en el siglo XXI han surgido desde Cisjordania, pasando por Arabia Saudí e Irak, hasta Afganistán, sin olvidar aquella que aparta a los saharauis de cualquier atisbo de regreso a sus tierras ancestrales y la que Estados Unidos se obstina en su frontera con México.

Esta última comenzó a ser vigilada en el año 2006 por los mismos aviones no tripulados Predator B, otro tema recurrente en este blog, que con el arribo de la administración Obama han multiplicado sus ataques en Pakistán y que se han convertido en los principales protagonistas de las guerras contemporáneas.

Teniendo en cuenta que algunos analistas señalan que en el año 2025 las fuerzas armadas de EEUU serán mayoritariamente robóticas, no sólo en el aire con los drones sino también en misiones terrestres, se podría imaginar para dentro de veinte o treinta años un orbe escindido por muros en el que todo intento de sedición, insurgencia o rebeldía será reprimido de forma remota por los países más prósperos. De un lado una población mayoritariamente joven, desempleada, ajena al progreso material, y del otro el mundo rico, convertido en fortaleza de su bienestar.

40 días para un Bagdad sin muros

Seguramente se trata de una predicción demasiado lóbrega, exagerada, y el encuentro, el diálogo y la sensatez terminen por derribar estas barreras. Las noticias que llegaban la semana pasada desde Irak resultan, en este sentido, muy alentadoras.

El primer ministro Nuri Al-Maliki ha ordenado la retirada en cuarenta días de todos los muros de hormigón que dividen Bagdad. Como ya vimos, en los momentos de mayor violencia se fabricaban contrarreloj en el Kurdistán iraquí. Los militares estadounidenses los colocaban durante la noche, muchas veces con tantas prisas que aún no habían llegado a fraguar.

Dividían a los barrios de chiíes, suníes y cristianos en Bagdad. Tenían todas la misma forma de lápida que se repite en Cirjordania, en Gaza, en Líbano, dando a Oriente Próximo el aspecto de un vasto cementerio (que en buena medida lo ha sido en estos años de guerra). También nos hicimos eco de la denuncia de Robert Fisk sobre la participación de militares israelíes en el diseño de estos muros en Irak.

Muchas de las que pueblan Bagdad han sido pintadas con grafitis. Complican hasta el paroxismo los desplazamientos a través de la ciudad. Aunque todavía tienen lugar algunos atentados con coche bomba, lo cierto es que la retirada de los muros será para los bagdadíes una razón de alivio, un símbolo de vuelta a la normalidad, como lo fue hace un mes el partido amistoso de fútbol con el estadio abarrotado de hinchas entre la selección de Irak y la de Palestina.

Ahora el gobierno se pregunta qué hacer con esos kilómetros de concreto. Al menos no tienen el mismo problema que las autoridades de Gaza. Según vimos en 2006, al estar limitadas por tierra y mar como consecuencia del bloqueo israelí, no tienen forma de librarse de las toneladas de cemento que producen los bombardeos y los ataques con tanques Merkava, y los recordatorios del horror continúan allí, quizás porque en esa otra parte del planeta la afrenta, la división y la barbarie siguen condenadas a perpetuarse.

El «paradigma Gaza» y los dirigibles de la guerra

Tres dirigibles vigilan a todas horas los movimientos en Gaza. Tres zepelines que se ven desde buena parte de la franja y que parecen los ojos de un dios omnisciente, insoslayable, que todo lo observa y los sabe, que aguarda y medita antes de desplegar nuevamente su furia. Llevan años allí, suspendidos en el aire.

Según el último número de The Economist, la fabricación y demanda de estos dirigibles, destinados a recabar información de inteligencia, se encuentra en un momento de auge comparable al de los aviones no tripulados. Ellos también podrían cumplir un rol protagónico en los conflictos armados del futuro.

Mientras que los políticos del mundo buscan reducir el gasto militar, el interés por los dirigibles no deja de crecer… En noviembre, Aerostar International de Sioux Fall, recibió una orden de 1,8 millones de dólares por 36 zepelines que serán destacados en Irak. Pero Afganistán podría ser un mercado aún mayor. Esto es porque resulta difícil conseguir imágenes satelitales en los valles de un país montañoso. Como consecuencia, los dirigibles se colocan a alturas que se emplean para enviar información a los satélites.

La primera ventaja de los dirigibles es el precio, tanto de fabricación como de hora de vuelo, inferior al de los aviones no tripulados Predator, Reaper o Global Hawk (volar un drone cuesta entre cinco mil y 26 mil dólares la hora, y su construcción va de los 4,5 millones a los 35 millones). También el ilimitado tiempo que pueden pasar en el aire es una ventaja, mientras que las últimas generaciones de aviones no tripulados no superan las 30 horas por misión.

Los dirigibles operan fuera del alcance de las ametralladoras y de los lanzagranadas. Inclusive si son alcanzados, no explotan pues el gas de helio que los mantiene en el aire no es inflamable (después del famoso accidente del Hindenburg en 1937, los ingenieros dejaron de emplear hidrógeno). Es más, pueden permanecer en el aire aunque se pinchen, pues la presión del helio dentro del dirigible es igual a la del aire fuera. En 2004, un dirigible se soltó en el norte de Bagdad y comenzó a avanzar hacia Irán. Los cazas de EEUU tuvieron problemas para derribarlo.

Los dirigibles son capaces de cargar hasta 20 kilogramos de equipos que incluyen radares y cámaras térmicas. Envían imágenes de posiciones enemigas a docenas de kilómetros de distancia, de día y de noche. Durante las dos grandes guerras del siglo XX fueron empleados por los EEUU para conducir ataques. Luego se usaron con fines principalmente civiles.

Si se cumplen las predicciones de The Economist, lo que en este blog bautizamos como el “paradigma Gaza”, daría un paso hacia su consolidación y multiplicación a nivel mundial. De un lado: una población que vive en la postergación material. En medio: un muro o frontera fuertemente protegido, vigilado gracias a las últimas tecnologías. Entre ambos escenarios: aviones no tripulados que realizan misiones para atacar a grupos insurgentes.

Como hemos visto en estas páginas, Israel ha sido pionera en el desarrollo y empleo de aviones no tripulados y de zepelines. La guerra de 2006 contra Hezbolá fue la primera en que los drones se usaron de forma masiva. Quizás la expansión del “paradigma Gaza” explique en cierta medida que Israel se haya convertido en el cuarto exportador mundial de armamento.

Un modelo probado, desarrollado y con garantía de calidad, que se exporta no sólo a zonas en conflicto, sino también a fronteras como la que separa a Estados Unidos de México y tantas otras que se han blindado en los últimos tiempos. Más de veinte países cuentan con dirigibles en estos momentos.

… y la consagración de Al Jazeera y de Ayman Mohyeldin en Gaza

Así como la BBC cometió un grave error al negarse a publicitar el pedido de ayuda para las víctimas de Gaza, y como consecuencia ha visto una vez más erosionado su prestigio, se puede decir que a Al Jazeera en inglés le ha sucedido todo lo contrario: la cobertura que realizó de los 22 días de ataque israelí sobre la franja ha sido su consagración como cadena internacional de noticias.

Una consagración que no es casualidad, ya que desde que se pusiera en marcha el 15 de noviembre de 2006, la cadena con base en Doha, Qatar, se mostró como un proyecto sólido, distinto, indispensable.

Un grupo de periodistas de primer nivel y con una larguísima trayectoria a los que se les dio la libertad y los medios necesarios para desarrollar lo que tanto falta en estos días, sobre todo en televisión: buen periodismo.

Al frente, Nigel Parsons, con más de 30 años en medios como BBC World Radio Services y Associated Press Television News. Entre las estrellas, Sir David Frost (mítico entrevistador de la BBC), Dave Marash (corresponsal de “News Nightline” de ABC, que dejó la cadena en enero de 2008) o Riz Khan (presentador de BBC y CNN).

Donde nadie está

Ya en los primeros minutos de transmisión, que tuvieron conexiones en directo a Gaza, Darfur, Irán, Somalia, Zimbabue, Congo y Brasil, Al Jazeera en inglés dejaba en claro que iba a opacar a sus competidores, especialmente en la cobertura en América Latina, África y Oriente Próximo.

Y así ha sido. Ayer, por ejemplo, Yvonne Ndegue realizaba un reportaje sobre un campamento perteneciente al LRA que las fuerzas militares ugandesas y congoleñas acababan de capturar en el Congo. Después aparecía Haru Mutasa en directo desde Harare, para dar la última hora sobre las negociaciones en pos de un gobierno de coalición en Zimbabue.

Minutos más tarde mi buena y admirada amiga, Teresa Bo, entrevistaba a militares estadounidenses en Kabul para preguntarles sobre el último bombardeo a civiles. Para finalizar, imágenes de la toma de Baidoa por parte de la fuerzas de Al Shabab en Somalia, y una apasionante crónica de Tony Birtley desde el frente mismo de la guerra en Sri Lanka, que parece estar llegando a un punto terminante.

Noticias con contexto

Otra virtud, además de que están donde nadie más está, es que realizan piezas largas, explicativas, didácticas. No caen en el “show de las noticias” de los telediarios en España, o de la CNN o la BBC, con piezas de minuto, minuto y medio, que poco valor real tiene para el espectador, ya que carecen de contexto, y no son más que estímulos fragmentados, que aportan datos, información, pero que no forman, no ayudan a comprender.

En este sentido, hay que destacar también los documentales, y series de programas especiales que separan a los bloques informativos. Series como On War, de Josh Rushing, o la que Rageh Omaar preparó con biografías del Shah Pahlevi y del Ayatolá Jomeini en ocasión de los 30 años de la revolución en Irán.

O reportajes recién estrenados como Talking With The Enemy, sobre el intercambio de prisioneros entre Israel y Hezbolá, con Robert Fisk diciendo que «Israel perdió la guerra de 2006», o The Broken Dream Of Gaza, que sirven para poner en perspectiva noticias de actualidad.

La voz del sur

El tercer elemento que seduce de Al Jazeera en inglés es que muestra otra perspectiva de la realidad, alejada de los maniqueísmos y servidumbres que tantas veces intoxican a los medios occidentales. Emplea las últimas tecnologías y los formatos más modernos y atractivos para contar la historia desde otro prisma. En cierto modo muestra cómo se ve el mundo desde abajo, desde el sur, algo que intentó también la cadena venezolana Telesur, pero con poco acierto dada su falta de orden y profesionalidad.

Esto no quiere decir que en los debates y análisis editoriales falten puntos de vista contrapuestos. Al contrario, lo que no hacen es poner sólo a hablar a Mark Regev, el portavoz del gobierno israelí, como una y otra vez hizo la BBC en los últimos días, sino que lo confrontan con algún líder palestino, o con algún periodista de la talla de Robert Fisk, Gideon Levy o Naomi Klein.

Elogio de Ayman Mohyeldin

Con respecto a Gaza, Al Jazeera le ganó de mano a la censura israelí, que impidió el acceso de periodistas extranjeros, y se transformó en la única cadena en inglés que estuvo en la franja. Fue nuestros ojos y oídos durante 22 días. Y gracias a la labor del equipo que allí se encontraba pudimos conocer de cerca a los supervivientes de la matanza de la familia Samouni, o conocer de primera mano los testimonios sobre el empleo de fósforo blanco (cuántas realidades más hubiésemos podido descubrir si Israel hubiese abierto las puertas a los periodistas).

Del equipo en en la franja destacó sobre todo Ayman Mohyeldin, joven reportero, de 29 años. Hijo de madre palestina y padre egipcio, criado en EEUU, estudió Relaciones Internacionales en Washington, y dio sus primeros pasos como periodistas con la CNN en Irak.

En la ciudad de Gaza, por las noches aparecía en lo alto de un edificio para dar la última hora. Un acento neutro, una dicción impecable y, sobre todo, una presencia que transmitía confianza, serenidad, en medio de la locura de la guerra.

Gideon Levy escribió en Haaretz que es «su héroe». Y dice que Ayman se lamentó en su momento de que de Al Jazeera no se pueda ver en EEUU, donde están los amigos con los que se crió. Lo que quizás sepa ahora que todo ha terminado, es que se ha ganado la admiración y la amistad de cientos de personas en todo el mundo.

Algunas preguntas incómodas sobre la venta de armas de la UE a Israel

Hay tres elementos fundamentales que deberían hacer que la Unión Europea se replantee sus políticas comerciales hacia Israel, y que nos da el derecho a los ciudadanos a cuestionar la validez moral, jurídica y estratégica de las decisiones que toman nuestros líderes.

1. Ocupación

El primero es la ocupación que Israel perpetúa sobre los territorios palestinos desde 1967 en abierto desafío a numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, como la 242. Aunque no en pocas ocasiones ha manifestado su intención de permitir la creación de un Estado palestino, lo cierto es que, a día de hoy, sigue permitiendo la construcción de nuevos asentamientos judíos.

Recordemos que del antiguo protectorado británico, a los palestinos les ha quedado apenas un 22%. Y es en ese magro 22% donde los israelíes insisten en seguir adelante con su estrategia de colonización. Son más de 250 mil israelíes los que viven, según el Derecho Internacional, en un territorio que no les pertenece.

Quizás lo más perverso de este escenario sea que, para mantener el poder en Cisjordania y Jerusalén Oriental, Israel tenga que desplegar una política represiva contra los palestinos que no en pocas ocasiones viola los derechos humanos.

Una estrategia que articula a través de los checkpoints (puestos de control), que limitan arbitrariamente la libertad de movimiento de los palestinos, y de un vasto muro de 700 kilómetros, condenado por el Tribunal de la Haya, que divide a los palestinos en archipiélagos de bantustanes, mal comunicados, que difícilmente podrán tener viabilidad alguna como Estado.

2. Bloqueo de Gaza

Con respecto a Gaza, aunque 8.000 colonos judíos fueron retirados de forma unilateral por Ariel Sharón en 2005, la ocupación continúa desde fuera, ya que Israel controla las fronteras de la franja. En este sentido, desde hace tres años lleva adelante un bloqueo de insumos básicos que hace que el millón y medio de palestinos viva al borde de la catástrofe humanitaria.

“Los hemos puestos a dieta”, afirmó Ehud Olmert, para referirse socarronamente a lo que constituye un castigo colectivo en toda regla. Una de las consecuencias de esta “dieta” es que el 45% de los niños de Gaza sufre anemia, y que 226 personas murieron el año pasado sin poder recibir la atención médica que necesitaban.

3. Campañas bélicas

En los últimos años Israel ha lanzado una serie de ofensivas militares a todas luces desproporcionadas, que han tenido como víctimas mayoritariamente a civiles.

En junio de 2006, el secuestro de Gilad Shalit provoca la operación Lluvia de Verano, que termina con la vida de 450 palestinos, la mitad mujeres y niños. Al mes siguiente, el secuestro de dos soldados por parte de Hezbolá, genera la Segunda Guerra del Líbano, que causa más de 1.200 muertos y devasta las infraestructuras del País de los Cedros. En enero de 2009, la operación Plomo Fundido causa más de 1.300 muertos, entre los que se cuentan 410 niños, y termina con 4.000 viviendas.

En cada una de estas campañas Israel no sólo ha causado reiteradas matanzas de inocentes, sino que ha empleado armamento en contravención del Derecho Internacional, tanto fueran bombas de racimo como bombas de fósforo.

La política de la Unión Europea

A lo largo de las últimas semanas, voces como las de Naomi Klein han llamado a imponer un boicot a Israel. Quizás lo más efectivo, como primer paso, sea exigir a los líderes europeos que revisen sus estrategias hacia Israel.

A esta altura de la historia queda claro que estamos ante un Estado en rebeldía, que ignora sistemáticamente las resoluciones de la ONU y que articula una política de ocupación y apartheid condenable tanto a nivel moral como jurídico.

Sin embargo, la UE es el principal socio comercial de Israel. Relación que se basa en el Acuerdo de Asociación Económica Preferencial firmado en 1995, que entró en vigor en el año 2000 y que fue elevado elevado de categoría el pasado 16 de junio por el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores. En estos momentos Europa recibe el 33% de las exportaciones israelíes, mientras que el Estado hebreo recibe de Europa el 40% de sus importaciones.

Pero lo que es peor aún, Europa le vende parte de las armas con las que el Gobierno de Tel Aviv ejecuta su estrategia de desobediencia internacional y represión de los palestinos.

Según señala Leigh Phillips en EUobserver, a lo largo del pasado año 18 Estados miembros autorizaron un total de 1.018 licencias para exportar armas a Israel por valor de 200 millones de euros.

Francia, Alemania y Rumanía son los tres principales exportadores. Francia emitió licencias de exportación por valor de 126 millones de euros, Alemania autorizó 28 millones y Rumanía, 17 millones. En este lista también se encuentra España, cuyos envíos de material bélico a Israel han crecido exponencialmente en los últimos dos años. Sólo Suecia, importante productor de armamentos, y otros ocho países de lazona euro no han participado del negocio.

A la vista de lo ocurrido en Gaza, organizaciones como Amnistía Internacional han pedido un embargo de armas sobre Israel. Kaye Stearman, de la Campaña contra el Comercio de Armas con base en Reino Unido, sostiene que:

“Naciones Unidas y observadores imparciales han documentado regularmente cómo las acciones militares de Israel han violado el derecho humanitario internacional. A pesar de que el propio Criterio Consolidado de Licencias de Exportación de Armas de la UE y Nacional de Reino Unido se supone que evalúa tanto el impacto que tienen las ventas de armas en la paz, la seguridad y la estabilidad regionales, como los antecedentes de respeto de los derechos humanos del país, parece que todo esto se ignora en el caso de Israel”.

Preguntas estratégicas y morales

La primera pregunta que deberíamos hacernos es cuán contraproducente resulta esta política de la UE, que en lugar de presionar a Israel para que termine con la ocupación, mira hacia otra parte y prioriza los intereses comerciales.

Más allá de lo que hagan los líderes palestinos de turno, ya sean de la OLP, Fatah o Hamás, parece quedar claro que sólo Israel tiene la llave para terminar con el conflicto a través de la retirada masiva de colonos. Un paso que no será sencillo, pero que el Estado hebreo tiene que dar de una vez por todas tras 41 años de ocupación.

La segunda pregunta, más dolorosa aún, es qué medida las decisiones de nuestros líderes a favor de ciertos sectores industriales nos convierten a todos en cómplices de la sistemática represión, del oprobio y la ignominia que sufre el pueblo palestino.