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Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Estreno de «Quiero ser Messi» en el cine

Cuatro estrenos de documentales en cuatro meses. Dos como director, Quiero ser Messi y La guerra contra las mujeres, en Televisión Española; y otros dos como productor y cámara junto a Jon Sistiaga para Canal Plus: La América del Odio, que se emitió hace una semana, y La ciudad de las viudas, sobre la situación de la mujer en la India. Una buena racha, sin dudas.

Estreno este viernes en Madrid del documental  "Quiero ser Messi" (foto: Hernán Zin)

Estreno este viernes en Madrid del documental «Quiero ser Messi» (foto: Hernán Zin)

La versión cinematográfica de Quiero ser Messi se estrena mañana en el Pequeño Cine Estudio de Madrid. La dirección es Calle Magallanes 1, junto a la Glorieta de Quevedo. El horario del estreno es a las 22:30. El resto de las semanas los pases son a las 19:00 y a las 22:30.

¡Los espero!

Estreno de «Caminando sobre las bombas» en Canal Plus

Esta vida nómada, un mes aquí, otro mes en el otro extremo del mundo, hace que nunca te aburras pero también que te pierdas situaciones ciertamente estimulantes. El estreno hoy en Canal Plus de «Caminando sobre las bombas», el cuarto reportaje en el que he tenido la posibilidad de trabajar junto a Jon Sistiaga, es una de ellas. A las 21:45, hora en que se emite, estaré volando sobre el Atlántico de regreso a Madrid.

Rodaje el pasado viernes en la provincia del Chaco, Argentina, para TVE.

De hecho, escribo estas palabras desde el mismo aeropuerto bonaerense de Ezeiza, al que hemos llegado casi arrastrándonos, polvorientos y con las maletas armadas con prisa pues acabamos de concluir una grabación extenuante, que nos ha llevado de una punta a otra de Argentina por segunda vez este año.

Más de 6.000 kilómetros recorridos en 20 días para visitar a los mismos personajes que habíamos rodado ya en el mes de junio. Protagonistas de un nuevo documental que dirijo para TVE y que esperamos que se emita a principios de 2013.

Pero la verdad, para rodajes duros y extenuantes nada como el de «Caminando sobre las bombas». Algunos de sus momentos más complicados ya los narré en estas páginas. Así como algunos de los más lúdicos. La Carretera Número 1 de Afganistán. El trabajo de los desactivadores de bombas. Los testimonios de las víctimas… esta noche. Y quien no tenga Canal Plus, lo puede ver en la web de la cadena.

¡Buen viaje!

En las rutas de la Difunta Correa

Una mujer a cuyo marido las huestes montoneras obligaron a ir a a la guerra entre unitarios y federales allá por 1840. Y que en un arrebato de amor – y para huir del acoso del comisario local – se lanzó a perseguirlo. Un viaje no demasiado bien planificado, todo sea dicho, pues la mujer, que llevaba a su hijo en brazos, terminó por perderse en los desiertos de la provincia argentina de San Juan para morir de sed.

Altar a la Difunta Correa en una carretera de la provincia argentina de Córdoba (Por Hernán Zin)

Quizás lo más curioso de la historia es que esta mujer con tan poco tino para la orientación terminaría convirtiéndose, un siglo más tarde, en una figura de culto y devoción para los camioneros de Argentina y Chile, que le hacen altares junto a la carretera. Afortunadamente, existe otro dios al que rinden pleitesía casi a diario: el GPS. Gire en la próxima a la derecha. Amén.

No, Deolinda Correa, que así se llamaba, no pasó a la posteridad por su escasa destreza para los viajes sino porque cuando la encontraron muerta debajo de un algarrobo, el bebé que llevaba en brazos aún seguía con vida. Continuaba amantándose de los pechos de la difunta Correa, por los que manaba leche según contaron los tres arrieros riojanos que la encontraron.

La enterraron allí mismo, en un paraje conocido como Vallecito, perteneciente a la actual provincia de San Juan. Lugar al que algunos paisanos de la zona empezaron a peregrinar tras conocerse el supuesto milagro de la leche postportem. Hoy, en Vallecito, hay 17 templos dedicados a la que es conocida como la Difunta Correa. Y más de un millón de personas los visitan cada ańo. Las fechas claves: el Día del Camionero, Semana Santa y el Día de los Difuntos.

Lo que más se suele omitir del relato es que el hijo de Deolinda Correa murió al poco tiempo de haber sido rescatado de sus manos.

Ranking santero

Décimo día del segundo rodaje que dirijo este año para Televisión Española en Argentina, y cuyo resultado espero que pueda ver en enero. Recorremos parte del sur de Argentina. Luego nos dirigimos la centro del país, a Córdoba y San Luis. Y ahora estamos en ruta hacia la provincia del Chaco, vecina a Paraguay.

Esta mañana, por primera vez nos encontramos con un altar de la Difunta Correa. Montañas de botellas de plástico que los devotos le dejan para pedirle milagros. «Cada día se ven menos altares», me explica uno de mis acompañantes.

Lo que podría parecer una razón de alegría, pues todo retroceso de la superchería y el pensamiento mágico es siempre celebrado por quien escribe estas palabras, en realidad no lo es ya que el retroceso de la Difunta Correa ha sucedido como consecuencia del avance de otro santo pagano, el Gauchito Gil, a cuyos altares ya dediqué algún que texto aquí.

Figura también milagrosa, ausente asimismo de trasfondo moral, cuya única función es recibir pedidos de favores, el Gauchito Gil tenía defectos mucho más censurables que la mala gestión de los viajes: era un delincuente que, carente de valor para luchar en la guerra, había decidido huir del frente. Tiempo después lo cogieron y lo mataron.

Tras tomar fotos del altar de la Difunta Correa, volvemos al coche, solo para descubrir que se nos ha pinchado un neumático. Un par de horas más tarde, un pájaro se estampa contra el parabrisas. «Deberíamos haberle dejado algo de agua a la Difunta», dice uno de mis acompañantes sin tener en cuenta que además aquí, hoy, llueve a mares.

De talibanes a barras bravas

Hace poco más de un mes viajábamos en estas páginas hacia el sur de Afganistán, a través de la Ruta Número Uno. Con más de 200 muertos en los que va de año, y ataques con explosivos casi a diario, la carretera que une Kandahar y Kabul representa todo lo que se ha hecho mal en el país del Hindu Kush desde que la guerra comenzara hace 12 años (aniversario que se cumplió el pasado sábado).

Rumbo al sur de Afganistán a través de la Carretera Número Uno, junto a desactivadores de explosivos del Ejército de EEUU.

El día 24 de octubre, Canal Plus estrena el documental de Jon Sistiaga “Caminando bajo las bombas”, que es fruto de aquel viaje a las fauces del conflicto afgano en el que nos centramos en la labor cotidiana de los desactivadores de explosivos en la Ruta Número Uno.

Casi sin pausa, en un triple salto mortal, ahora empiezo otro viaje. También hacia el sur, pero dos continentes más a la derecha, y por la Carretera Nacional Tres. Un viaje al sur de mi Argentina natal para terminar el documental que empecé a rodar en el mes de junio y que será emitido próximamente por Televisión Española.

Esta tarde, en la Carretera Nacional Tres rumbo al sur de Argentina.

En estos dos días que llevo en Argentina, me he puesto al día con respecto a las llamadas barras bravas, sobre las que tanto escribimos en este blog.

Un prestigioso periodista me aseguró que Pablo Álvarez, alias Bebote – que nos agredió con sus hombres a Sistiaga y a mí en el mes de abril durante el rodaje del reportaje “Barras bravas” – se encontraría prófugo de la justicia en Europa. Y que su segundo en la barra de Independiente recibió un disparo.

También recibió un disparo Mauro Martín, líder de la barra de Boca Juniors, al que Rafael Di Zeo sigue esperando para arrebatarle el puesto al frente de La Doce.

Por último, un escándalo que ha sacado los colores al Gobierno argentino. Miembros de la barra brava de Quilmes entraron al campo con un ataúd y un joven muerto en su interior, hijo de uno de los cabecillas del grupo que murió mientras era perseguido por la policía tras un robo. El presidente del club ha sido uno de los ministros más agresivos, deslenguados y soeces de Cristina Kirchner en las últimas dos legislaturas. Ahora está en el Congreso.

Más allá de las promesas del Ejecutivo argentino de erradicar la violencia del fútbol, los barras bravas siguen actuando con absoluta impunidad, amparados por el poder. Nada ha cambiado.

Rumbo a Afganistán con el Gauchito Gil

Es un fenómeno que no existía hace 18 años en Argentina, cuando decidí hacer las maletas y partir hacia el mundo en busca de historias: las banderas rojas junto a la carretera; los altares atiborrados de velas, fotos, cigarrillos, botellas de vino; los devotos que paran, se bajan del coche y con gesto adusto dan gracias, piden nuevos favores, o los que simplemente tocan la bocina al pasar y gritan “gauchito”.

Gauchito Gil adorado e instagrameado (Hernán Zin).

En estos 27 días que llevamos rodando de una punta a otra de Argentina mi nuevo documental para TVE, en infinidad de ocasiones nos hemos cruzado con los improvisados altares del Gauchito Gil y hemos sido testigo de la devoción que por el siente tanta gente, en especial cuando nos dirigimos a la zona de Corrientes, de donde este santo pagano es originario.

Una devoción que creo que dice mucho de la transformación social y cultural que ha vivido en las últimas décadas de la Argentina, en especial a raíz de las nefastas políticas neoliberales y la corrupción endémica de los años 90, que tanto daño hicieron a este país (y que siguen presentes más allá del discurso populista del actual Gobierno argentino, de unas políticas distributivas a las que la inflación deja en poco y nada, y de algunas decisiones más que acertadas en el campo de los derechos humanos).

Santo de criminales

Un ícono, El Gauchito Gil, deudor de antecesores como San La Muerte y la Difunta Correa, que encierra en su génesis misma una serie de contradicciones que lo hacen ser no sólo el patrono de tanta gente de bien, sino también de los delincuentes. Los barras bravas, acerca de los que tanto hemos hablado aquí últimamente, lo llevan tatuado y en sus banderas.

Las reflexiones sobre este personaje tan curioso, su eclosión en la última década y papel como patrono de los criminales, me acompañan en estos días finales en Sudamérica. Reflexiones de despedida, pues tras haber pasado los últimos meses investigando sobre la violencia urbana, ha llegado la hora de regresar a la guerra con mayúsculas. Aquella que es la razón de ser de este blog y que en ningún lugar del mundo se despliega con tanta furia y vehemencia como en Afganistán.

Sí, así es, volvemos al conflicto armado del Hindu Kush en uno de sus momentos definitorios, cuando las potencias occidentales empiezan a dar los primeros pasos para retirar a sus tropas. Kabul, allá vamos…

Esta noche, cena con «barras bravas»

El estreno del documental no podría llegar en mejor momento. Apenas cuatro días después de que Javier Cantero, presidente de Independiente, revelara a la prensa que Pablo Álvarez, alias Bebote – y rebautizado acertadamente por Jon Sistiaga como “Bobote” -, el líder de la barra brava, recibía un sueldo mensual de miles de dólares de la antigua dirección del club de Avellaneda.

Acompañando a la policía argentina hacia el estadio de Independiente, minutos antes de que fuéramos agredidos con Jon Sistiaga por la barra brava local… y sin casco.

«42.000 dólares en septiembre, 32.000 dólares en octubre…», declaró frente al micrófono de mi buen amigo Rubén Suárez, reportero de la cadena argentina de noticias C5N.

Al final Bebote, que se llena la boca diciendo que ama los colores del club y que defiende su camiseta, resultó ser un mercenario, que lo único que realmente defiende es su economía personal y su bolsillo. El kiosco que tiene montado en la popular del club a costa de los jugadores, la directiva y los hinchas auténticos, que son la mayoría.

Un hombre contra la violencia

Desde que en noviembre Cantero ganara las elecciones, y decidiera privarlo de todo dinero de la institución, Bobote emprendió una lucha sin cuartel, aduciendo que lo hacía por pasión, por lealtad a la barra, cuando no hacía más que defender su cuenta de banco.

Sí, el mismo Bobote que nos agredió a Sistiaga y a quien escribe estas palabras, como podrán ver esta noche en Canal Plus. El mismo que tiene una íntima relación con destacados políticos y mandos policiales, que dicen que se gestó como criminal en el atraco a la salida de los bancos, y que fuera expulsado del mundial de Sudáfrica por indeseable para humillación de los empresarios que le pagaron el viaje.

De los documentales en los que tuve la suerte de trabajar hasta ahora con Jon Sistiaga – Los blancos de la ira, sobre la persecución de albinos en Tanzania y Los señores de la guerra sobre el caos en Somalia – este ha sido sin dudas el más complicado tanto por la agresión que sufrimos como por lo difícil que resultó acceder a algunos de sus protagonistas.

Como señalaba Hemingway en su teoría del iceberg, estas circunstancias se perciben en el resultado final, están allí, se palpan, laten bajo la superficie, y sin dudas le han dado una valor añadido a Con las barras bravas, que se podrá ver a partir de esta noche a las 23:30 en Canal Plus.

El coche de Emir Kusturica

“Kusturica”, me dice Gus, el productor. Y yo, como en aquella fantástica escena de The Wire en que el diálogo entre Dominic West y Wendell Pierce no pasa de un monosilábico y atónito fuck repetido hasta el paroxismo, le doy la razón: “Kusturica”.

Coche en granja de la provincia del Chaco, Argentina (captura vídeo de Hernán Zin para TVE).

Segunda semana de rodaje de mi nuevo documental para Televisión Española. Provincia del Chaco, Argentina. Treinta grados de calor aunque el calendario sostiene que estamos en invierno. Un coche que parece salido de Gato negro, gato blanco entra en escena y el equipo de rodaje se detiene fascinado para admirarlo. Avanza lentamente. Se convulsiona y muere. Sonido seseante de vapor que se escapa del motor.

Un coche que sorprende porque da la impresión de haberse amalgamado con el paisaje, de haber abandonado la forma definida de un automóvil para ser también vaca, estiércol, flor, camino de tierra henchido de sol al mediodía. O al menos eso me llevan a pensar la caja llena de plantas que yace sobre el techo, la chapa carcomida por el óxido y el interior atiborrado de ristras de ajo que se enhebran en el esqueleto metálico de unos asientos ausentes de tapizado.

El vendedor de ajos

Tampoco necesitamos decir demasiado para comprender que aquel coche debe formar parte de nuestro documental, así haya que encajarlo con forceps en el guión. Basta otro «Kusturica», nuestro espontáneo grito de guerra al estilo del «Maradona» de Gato Negro, Gato Blanco, para que nos lancemos sobre el conductor, que al tiempo en que baja nos pide que le facilitemos un teléfono ya que su coche ha dejado de funcionar. «Mire usted, dejarme aquí tirado, con lo bien que me anda siempre», se lamenta.

Hecha la llamada a un pariente que vendrá a ayudarlo con la reparación, se presenta, su nombre es Lautaro, y nos saluda con unas manos enormes, morenas, como lo es él, que también parece formar parte del mundo rural que lo rodea. Lodo, ganado, molino y ajo, sobre todo ajo, porque a eso se dedica ese hombre que acaba de irrumpir en nuestras vidas. Lautaro, el vendedor de ajos…

Apoyo a Javier Cantero en su lucha contra los violentos del fútbol argentino

Desde que Jon Sistiaga y quien escribe esta palabras fuésemos agredidos y robados por la barra brava de Independiente, la lucha de Javier Cantero, presidente del club de Avellaneda, para desterrar a estos criminales de las gradas ha adquirido nuevos bríos.

A pesar de las amenazas, Javier Cantero, presidente de Independiente, no se rinde en su lucha contra los ultras del club de Avellaneda (Foto: Hernán Zin)

Sin dudas, que dos periodistas llegados desde el extranjero, acreditados por la institución y acompañados por la policía sufrieran una paliza por parte de estos cafres, le dio renovados argumentos para arremeter contra ellos.

Una lucha más importante de lo que parece, ya que si Cantero no se deja amedrentar y recibe apoyos del gobierno y de las autoridades del fútbol local, podría ser la primera vez que un dirigente argentino logra librar a su entidad de esta lacra mafiosa que tanto daño hace al deporte y a la sociedad en general.

Estúpida renuncia

Con el 60% de los votos, Javier Cantero ganó el 18 de diciembre de 2011 las elecciones a la presidencia del Independiente. Ajeno al aparato tradicional de poder de la institución, apenas asumió declaró que no iba a prestar más apoyo a los barras bravas: ni dinero para viajes ni para banderas ni sueldos, como sí hacía el anterior presidente, Julio Comparada.

La reacción del jefe de la barra brava, Pablo Álvarez, alias «Bebote», fue acercarse al flamante presidente y presentarle su “renuncia”. Lógicamente, Cantero no pudo aceptar la renuncia de alguien que si tuvo y tiene cierto poder es por el uso sistemático de la coerción, el matonismo y la violencia, nada más.

Y nada más es Pablo Álvarez. Un delincuente común de amplio prontuario, muy pocas luces y una patológica propensión a la violencia, que si ha logrado mover recursos y personas es debido el apoyo de dirigentes deportivos y políticos argentinos a los que esta clase de personaje suele ser funcional. Como aquellos políticos irresponsables que lo mandaron al Mundial de Fútbol 2010 sólo para que las autoridades sudafricanas lo enviaran de vuelta a Argentina.

Una de las grandes paradojas de este asunto es que estos personajillos que se dicen que son duros y que tienen lo que en Argentina se llama «aguante», siempre atacan en grupo y si están donde están es por el apoyo del poder político, económico y policial. Por lo que más que aguante lo que ejercitan realmente es servilismo al poderoso de turno que les estreche la mano para hacer negocios.

Aguantados por el poder

La lucha del presidente de Independiente contra la barra alcanzó uno de sus momentos cruciales el jueves de la semana pasada cuando 30 violentos lo fueron a buscar y amenazaron en su despacho porque les había prohibido que siguieran guardando las banderas en las instalaciones del club.

Sin embargo, Cantero, que admitió haber pasado miedo, no se amedrentó ante los barras bravas. Redobló su apuesta y pidió a las autoridades que se prohibiera su ingreso al siguiente partido, contra Arsenal, a lo que los ultras liderados por Bebote respondieron lanzando piedras desde fuera del estadio.

En esta disputa que alcanzó caracter público, la gente tomó partido en las redes sociales por Javier Cantero. #FuerzaCantero y #BastaDeBarras llegaron a ser dos de los temas más comentados en twitter.

Justamente fueron las redes sociales el escenario de la segunda andanada de amenazas de Bebote contra Cantero al que públicamente escribió que debía elegir entre «las banderas o la guerra». Esas y otras lindezas plasmó Pablo Álvarez en su muro con decenas de «me gusta» como respaldo. Eso sí, lo hizo con una gramática que denota que además de pocas luces es un tío de paupérrima educación.

Por suerte para la RAE, cuando le amainó la rabia, o cuando su abogado lo llamó para hacerlo entrar en razón, Bebote borró lo escrito. Eso, o no pudo sucumbir a la habitual estrategia ultra de lanzar el puñetazo, la piedra, el insulto, y esconderse entre la multitud.

Solo ante el peligro

Lamentablemente, como bien denuncia el ex juez Mariano Bergés desde la ONG Salvemos el Fútbol, Javier Cantero está solo en su lucha. Julio Grondona, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino desde hace décadas, nunca ha hecho nada contra las barras bravas y nada indica que esta vez vaya a cambiar de estrategia.

El comisario Rubén Pérez, responsable del CoProSeDe – organismo que vela por la seguridad en los estadios de Buenos Aires – ni siquiera ha tratado de disimular su habitual manga ancha con las barra bravas y ha excusado a Bebote por lo sucedido en Arsenal.

Sin embargo, no todo está perdido, ya que ahora quienes tienen la posibilidad de dar su apoyo a Javier Cantero, de hacerle el famoso «aguante», son los socios del club. Están convocados para el próximo 11 de mayo, a las 19 horas. Desde estas páginas en las que conocemos bien de cerca a Bebote y sus secuaces, los alentamos a que vayan, a que se animen a comenzar a escribir el final de la historia de la violencia en el fútbol argentino.

Adelanto del documental «Barras bravas»

Un breve avance del reportaje que hemos rodado a lo largo de las últimas semanas en Buenos Aires sobre la violencia en el fútbol argentino (algunos de cuyos pormenores he ido contando en estas páginas). La fecha estimada de emisión es en el mes de junio, en Canal Plus y bajo la batuta de Jon Sistiaga.

Razones por las que amo esta bendita profesión

Aunque este blog nació con la idea de desvelar la trastienda del reportero en zona de conflictos, lo cierto es que en estos seis años han sido pocas las entradas en las que me he animado a hablar abiertamente de mí. Llamémoslo deformación profesional, pero prefiero dar voz a los otros, los protagonistas de las historias, y analizar sus contextos.

Hoy vuelvo a hacer una excepción. Y la hago para elogiar este maravilloso oficio de informar, de reflexionar en voz alta y contar historias. Dice la canción de los Red Hot Chili Peppers que «la música nos puede salvar, y lo hace». Es cierto. La música es nuestra salvación. La familia, los amigos, los valores irrenunciables, la literatura, las series de televisión… y, para los que lo ejercemos con pasión, sin miramientos ni contemplación alguna por las renuncias y sacrificios que nos exige: el periodismo.

El periodismo nos salva. Un momento personal desastroso – de dolor, traición y separación – y esta maravillosa profesión me regala, rodando junto a Jon Sistiaga en Buenos Aires, días tan plenos como el sábado de hace dos semanas. Día que arrancó al alba en Isla Maciel…

10:00 hs

Arrancamos a rodar en la Isla Maciel de Buenos Aires. Jon Sistiaga en acción.

La Isla Maciel se encuentra escindida de la ciudad de Buenos Aires por el hediondo Riachuelo. Ya alguna vez hemos estado allí en este blog. Zona de marginales, delincuentes, narcos, y también de gentes de trabajo y honestidad.

Allí nos encontramos con un grupo de hinchas radicales de fútbol que no dudan en sacar sus armas, en disparar sobre el fondo de esas callejuelas paupérrimas, de esas precarias casetas de chapa, mientras un padre pasa con un niño en brazos, se detiene, nos mira y le da una calada al porro que lleva en la mano.

La condición humana entre las sombras de la violencia y la pobreza. Y todo lo que esta realidad tiene que decirnos sobre nuestras propias suertes y desvelos.

16:30 hs

Seguimos en el estadio de Boca Juniors, la mítica Bombonera, minutos antes del comienzo del partido.

Apenas terminamos de rodar en la Isla Maciel, tomamos el barco y cruzamos a La Boca. Choripán, Coca Cola, y sin tiempo que perder, a las entrañas de la Bombonera. Mostramos permisos, saludamos a responsables de seguridad, de prensa, y de repente allí estamos, en el césped, rodeados de decenas de miles de personas. El rugido de la multitud.

A un lado las animadoras, que bailan sensuales para la multitud. Del otro lado, la famosa Doce, la barra brava cuya historia vinimos a contar.

21:00 hs

Encuentro con Sabina y Serrat minutos antes de tocar en el Luna Park de Buenos Aires.

Debatimos sobre si hay tiempo o no de volver al hotel a cambiarnos. No podemos ir a ver a Sabina con estas pintas. Miramos el reloj. Debemos cruzar medio Buenos Aires. Hay bastante tráfico. Así que nada, a no levantar demasiado los brazos.

Llamamos. Entramos al Luna Park. El mítico Pancho Varona, cerebro musical del tinglado. Después Sabina. Después Serrat, semidesnudo en su camerino. Saludos, fotos, preguntas. Sabina le compone unos versos a Sistiaga. Pasamos a las plateas para ver el espectáculo.

24:00 hs

Después cena en El Obrero, una de las mejores parrillas de Buenos Aires. Y copa en el barrio de Palermo Hollywood. Para cuando tomo conciencia llevo 24 horas en pie, de un lado para otro, y en unas horas nos espera otra barra brava, la de Atlanta, que juega contra River. Iremos con ellos en los autobuses hasta el estadio de Vélez Sarfield.

¿Existe alguna otra profesión que permita vivir tantas vidas en una? ¿Que nos de la posibilidad de salir de nosotros mismos y observar la realidad desde prismas tan diversos y en un lapso de tiempo tan breve como inteso?

A los jóvenes que sueñan con ejercer esta profesión pero que tantas voces agoreras escuchan últimamente sobre su futuro, sólo decirles que vale la pena, que es un oficio maravilloso, que justifica una vida y que le puede llegar a dar sentido en los momentos de adversidad. Una pasión que, entre muchas otras virtudes, a veces también salva.