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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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El pino canario rebrota, pero no el pinar, y otras malas noticias que esconde el incendio de Tenerife

Un bombero trabaja por la noche en la extinción del incendio de Tenerife. Foto: Twitter

La gigantesca catástrofe humana, económica y ambiental provocada por el terrorífico incendio forestal de Tenerife, cerca de 10.000 hectáreas de bosque arrasadas en apenas cinco días por la criminal acción de un desalmado y todavía incontrolable cuando redacto este artículo, ha llenado los medios de comunicación y redes sociales de expertos y supuestos expertos que algunas veces son muy certeros en sus análisis y otras están estrepitosamente equivocados.

Con toda la humildad, pero también toda la experiencia de llevar 27 años viviendo y trabajando en temas ambientales en Canarias, quisiera aportar aquí algunos datos a tener en cuenta para entender hasta qué punto las llamas están destruyendo un frágil paraíso y lo difícil que supone tanto su extinción, como árdua y lenta será su recuperación.

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El auténtico destrozo de Doñana se ve pero no se siente

El terrible incendio del entorno de Doñana no ha servido para nada.

Quienes creyeron que después de esta terrible tragedia ambiental (y que por suerte se saldó sin víctimas humanas) las cosas iban a cambiar estaban equivocados. Porque la auténtica tragedia de nuestro más importante espacio natural europeo se sufre en su subsuelo; en esos miles de pozos ilegales que siguen secando con avaricia inconsciente su acuífero ante la pasividad de las autoridades.

Doñana se desangra, un destrozo que se ve en esas lagunas totalmente secas y muertas, pero ningún responsable parece sentir ni padecer. El hoy sigue ganando por goleada al mañana. A ello se une los efectos especialmente graves del calentamiento global, por lo que la lentitud en la toma de decisiones acerca a Doñana a un “punto de no retorno”.

Los últimos datos oficiales presentados en la Comisión del Agua de Doñana confirman un descenso alarmante del nivel del acuífero a pesar haber llovido un 25% más que el año anterior. Así lo denuncia SEO/BirdLife, organización conservacionista que «considera vital el cierre urgente y definitivo de todas las explotaciones y extracciones ilegales«, además de dimensionar el sector agrícola de tal manera que se asegure la conservación de un lugar único declarado de interés general del Estado.

Y como la responsabilidad final es de todos, también sería muy importante establecer medidas para incentivar la reducción del consumo de agua en toda la comarca. Lee el resto de la entrada »

Doñana no es una isla ni un parque, es nuestro corazón en llamas

Arde Doñana y me lloran los ojos no por eso humo negro que ha cubierto con un manto de recio luto, de muerte terrible, el corazón verde de Europa. Me lloran porque Doñana es nuestra casa, la casa de todos, y está en llamas. Arrasada. La herencia que recibimos de nuestros antepasados y deberíamos entregar indemne o recrecida a quienes aún no han nacido está dando sus últimos estertores en nuestros brazos irresponsables. Oigo los lamentos de Lorca en su Sangre derramada:

¡Que no quiero verla!

Dile a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
de Doñana sobre la arena.

Escucho el grito desesperado de Juan Ramón Jiménez, quien comparte con su burro Platero el terror por un incendio en su Moguer natal que un siglo después vuelve a calcinar sus amados pinares y jaguarzos. Tocan a rebato.

¡La campana gorda!… Tres…, cuatro toques… ¡Fuego!

Y como en Platero y yo, una vez más el fuego ha sido provocado por un ser indigno, siniestro, obediente a extraños intereses.

Siento como si acabara de pasar junto a mí aquel hombre que yo creía en mi niñez que quemaba los montes, una especie de Pepe el Pollo—Oscar Wilde moguereño—, ya un poco viejo, moreno y con rizos canos, vestida su afeminada redondez con una chupa negra y un pantalón de grandes cuadros en blanco y marrón, cuyos bolsillos reventaban de largas cerillas de Gibraltar.

«No se preocupen», nos piden los políticos. Ya estamos aquí al pie del cañón para coordinar las labores de extinción del incendio. Pregunten, pregunten, que lo sabemos todo. Pero a nosotros los consejeros y ministros, no a los técnicos y especialistas, qué sabrán esos de medios de comunicación, de cámaras y de postureos. Nos hemos puesto flamantes chalecos de exploradores recién estrenados para la ocasión, incluso algún casco, y nuestra cara de seriedad circunspecta es perfecta. Pregunten, pregunten. Y no se preocupen, las llamas no llegarán al Parque Nacional de Doñana. Tan sólo están arrasando todo el Parque Natural, el verdadero pulmón del delta del Guadalquivir, el último refugio de linces ibéricos y águilas imperiales, de carracas y elanios azules, de gatos monteses y azores. Lee el resto de la entrada »

Claves para entender el incendio de neumáticos de Seseña

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El gigantesco e ilegal vertedero de Seseña ocupa 117.000 metros cuadrados de un terreno fronterizo entre Seseña (Toledo) y Valdemoro (Madrid). Esta indefinición regional le ha permitido permanecer en el limbo de los jetas desde su creación en 1991, pues ni para algo tan flagrante son capaces las comunidades autónomas y los ayuntamientos de coordinarse. El medio ambiente no es un tema importante para ellos. Lee el resto de la entrada »

Obligado peón en la extinción de un incendio forestal

Fuego

Ayer estuve en el Infierno. En medio de un gran incendio, ayudando en las labores de extinción. No fue mi presencia testimonial. Tampoco la del típico periodista que se une a las brigadas para hacer un buen reportaje. Me tocó de lleno, pues lo que ardía era el pinar de un hermano mío y el fuego estaba a punto de arrasar el vivero de su empresa.

La parte positiva fue comprobar el excelente operativo que tiene activado en verano la Junta de Castilla y León. La aparición de sus brigadas por tierra, con el apoyo en el aire de cinco helicópteros que arrojaban agua sobre las llamas prácticamente cada minuto, me hizo recordar las escenas bélicas más tremendas de Apocalypse Now. Sólo faltaba la música de la «Cabalgata de las valquirias».

Gracias a ellos, en unas horas se pudo controlar un incendio que calcinó 220 hectáreas de terreno, en su mayor parte secano, puso en peligro a un pueblo entero, Cembranos, llegó a saltar la carretera nacional e incluso la autopista, y cuya humareda provocó un grave accidente de circulación.

La parte negativa fue comprobar hasta qué punto nuestra sociedad se ha hecho egoísta e individual. Si hay un fuego, ya vendrán los bomberos, que para eso les pagamos. Abandonada la costumbre de tocar las campanas a rebato para convocar al pueblo, también se ha olvidado la vieja ley que obliga a todos los vecinos «menores de 65 años» a ayudar en las labores de extinción. Por no aparecer, ni apareció el alcalde o el presidente de la Junta Vecinal. Eso sí, en los miradores había muchos vecinos contemplando el espectáculo. Otros se acercaban con las bicis, las motos y hasta los quads. Pero ninguno se ofreció a ayudar.

Lo hablaba luego con uno de los capataces de las brigadas forestales y me lo confirmaba entristecido:

«Antes venían todos con azadas. Hasta 15 tractores estuvieron un año en un pueblo de Soria abriendo cortafuegos antes de que llegáramos nosotros. Pero ahora la gente se ha hecho muy cómoda».

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Comienza el Mundial de los incendios forestales

Está cantado. Este verano será uno de los peores en cuanto a destrucción de nuestros bosques por culpa del fuego. Y mira que los anteriores ya fueron malos: 18.626 incendios forestales al año de media en la última década, 123.441 hectáreas en total o, lo que es lo mismo, 123.441 campos de fútbol al año.

Para que os hagáis una idea, en el tiempo que dure hoy el partido entre España y Alemania se podría quemar en nuestro país una superficie superior a veinte campos de fútbol. Terrible.

Tras un invierno y primavera excepcionalmente lluviosos, el monte, sin ganado que lo domine y ya sólo gestionado a golpe de talonario por las Administraciones, se ha transformado con los tremendos calores de la última semana en una peligrosa yesca.

La gran hoguera veraniega está preparada, a la espera de que la chispa de una torreta eléctrica mal aislada, un rayo o, más probable, el salvaje de la cerilla, convierta nuestras reservas naturales más queridas en un infierno. Para colmo de males, el aumento de las temperaturas y la prolongación de las olas de calor por culpa del cambio climático los hace cada vez más pavorosos

Según Greenpeace, sólo de detiene al 1% de los que queman los montes y sólo un 20% de esos detenidos acaba siendo juzgado. Sale barato quemar el bosque y muy caro protegerlo de estos vándalos que, además de atentar contra el medio natural, ponen en peligro nuestras vidas y haciendas.

¿Acabaremos algún día con los locos de la cerilla? Lo tenemos muy difícil, cuando hasta la climatología se alía con los pirómanos. Es cuestión de educación y sensibilidad, algo tan fácil y a la vez tan complicado. Mientras tanto, cada gol que cantemos esta tarde puede ser también el grito de alarma por un nuevo incendio forestal.

Os dejo  este vídeo de Greenpeace verdaderamente impactante.

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El pinzón azul de Gran Canaria renace de sus cenizas

El pinzón azul de Gran Canaria (Fringilla teydea polatzeki), una de las aves más amenazadas del planeta, ha logrado renacer de las cenizas de un terrible incendio forestal que a punto estuvo de acabar con él. Sólo la mitad de su exigua población mundial, apenas 150 ejemplares, ha conseguido superar la dura prueba. A pesar de ello, los expertos son optimistas respecto a su futuro y confían en que logrará escapar de una extinción que parecía inminente.

La culpa la tuvo un trabajador forestal a quien se le acababa el contrato. En julio del año pasado provocó un pavoroso incendio forestal que arrasó 6.000 hectáreas de superficie arbolada y otras 12.000 de matorral, en el suroeste de Gran Canaria. Prácticamente la totalidad de los bosques maduros de pino canario, el último refugio de este bellísimo pájaro.

Un año después, los especialistas están moderadamente felices. El pinzón azul de Gran Canaria no se extinguirá, al menos de momento. Así lo confirma Pascual Calabuig, biólogo, veterinario y director del plan de recuperación de la especie.

«Son unos pájaros asombrosos y han sabido buscarse la vida muy bien, manteniéndose algunos en lugares quemados y conquistando otros zonas».

Además se ha hecho otro descubrimiento asombroso. El pájaro ha logrado salir del gueto de Inagua, colonizando los primeros pinares de repoblación de la cumbre grancanaria.

El Cabildo de Gran Canaria lleva décadas trabajando en esa dirección, ampliando los todavía hoy reducidos bosques de pino canario en la isla, un árbol endémico sobre el que se sustenta la exquisita población de pinzones azules. Siguen así el ejemplo de la vecina Tenerife, donde los pinares abrazan como una circular corona verde las cumbres del Teide, permitiendo la existencia de cerca de 20.000 pinzones de la subespecie tinerfeña (Fringilla teydea teydea), parecida a la grancanaria pero algo más pequeña y genéticamente diferente.

Sin embargo, el crecimiento de estos bosques es lento y las necesidades de pinares maduros demasiado urgentes para un ave tremendamente selectiva, que no puede vivir en otro lugar ni alimentarse de otra cosa que no sean piñones. Por eso también existe un proyecto de cría en cautividad, con el que Pascual Calabuig confía en poder reforzar algún día las poblaciones más amenazadas. O recuperar las recientemente extinguidas, como la que hasta hace apenas diez años sobrevivía en la Caldera de Bandama. «Si nosotros les ponemos el hábitat adecuado, lo demás lo harán ellos», asegura el biólogo convencido.

Yo soy menos optimista. La población de pinzón azul grancanario es todavía extraordinariamente pequeña, por eso muy vulnerable, pero tras millones de años de adaptación, tiene más recursos de supervivencia de los que sospechábamos los más agoreros. Hábitat. Eso es lo que más necesitan. Un programa serio de reforestación y de creación de corredores naturales, junto con una mayor sensibilidad de los políticos isleños que ponga fin a la urbanización salvaje a la que se está sometiendo a Gran Canaria.

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P.D. Esta entrada es resumen del artículo que publiqué el pasado 30 de diciembre en el periódico Público y que podéis leer íntegro en su página web. La fotografía del macho de pinzón azul grancanario pertenece a mi buen amigo el naturalista y fotógrafo Domingo Trujillo, uno de los especialistas que están trabajando ahora mismo en el estudio de este extraordinaria pájaro.