El pino canario rebrota, pero no el pinar, y otras malas noticias que esconde el incendio de Tenerife

La gigantesca catástrofe humana, económica y ambiental provocada por el terrorífico incendio forestal de Tenerife, cerca de 10.000 hectáreas de bosque arrasadas en apenas cinco días por la criminal acción de un desalmado y todavía incontrolable cuando redacto este artículo, ha llenado los medios de comunicación y redes sociales de expertos y supuestos expertos que algunas veces son muy certeros en sus análisis y otras están estrepitosamente equivocados.

Con toda la humildad, pero también toda la experiencia de llevar 27 años viviendo y trabajando en temas ambientales en Canarias, quisiera aportar aquí algunos datos a tener en cuenta para entender hasta qué punto las llamas están destruyendo un frágil paraíso y lo difícil que supone tanto su extinción, como árdua y lenta será su recuperación.

El pino canario rebrota, pero no el pinar

El pino canario (Pinus canariensis) es una especie endémica canaria, exclusiva del archipiélago. Algunos le llaman el ave fénix de Canarias por la capacidad que tiene para regenerarse tras un incendio. Es uno de los pocos pinos del mundo capaz de rebrotar tras sufrir un fuego, pero no el único, ahí ya tienes un error habitual entre los tertulianos de mesa camilla.

El secreto de esta asombrosa capacidad para sobrevivir al fuego está en su gruesa corteza, una coraza natural contra las llamas que protege su interior aunque todas las ramas e incluso el tronco hayan ardido.

Transcurridos apenas 10 años después de un incendio, el pinar canario puede haber recuperado la mayor parte de su arbolado, pero mucho ojo, el que sobrevivan los pinos no significa que renazca el pinar. Para volver a la riqueza ambiental que había en la Corona Forestal de Tenerife antes del fuego harán falta muchas décadas sin incendios y una climatología generosa.

Un bosque es mucho más que árboles

Un pinar no es tan solo un conjunto más o menos apretado de pinos. Además de esta especie, en su orla forestal crecen otros árboles muy interesantes como sabinas, fayas y brezos canarios, arbustos como codesos, escobones, amagantes, jaguarzos y tabaibas, También hay numerosas especies de líquenes y musgos, de hongos, que igualmente lo tienen muy difícil para volver a recolonizar esos lugares arrasados por las llamas.

Si echamos una mirada al mundo animal específico del pinar canario la biodiversidad y endemicidad (exclusividad) es apabullante, lo que hace aún más terrible a este incendio de Tenerife.

Especialmente rica es la comunidad de miríapodos, arañas e insectos que vive bajo la corteza de los viejos pinos y que literalmente se habrán guisado con las altísimas temperaturas de la combustión. Los expertos no dejan de identificar aquí nuevas especies de hormigas, cochinillas, abejas y avispas, de ácaros y seudoescorpiones. Hay también mariposas y escarabajos únicos que solo pueden prosperar si abundan los arbustos o hay mucha materia orgánica en el suelo.

Por cierto, que la tierra, con su pinocha (el grueso manto protector de acículas caídas de los pinos), es un formidable ecosistema repleto de vida prácticamente desconocida, más rara y sorprendente cuanto más acerquemos a ella lupas y hasta microscopios, pues hongos y bacterias son un inmenso mundo paralelo, invisible pero fundamental para garantizar a vida de todo el bosque.

Reductos de biodiversidad canarias muy amenazados

En el mundo macro del pinar canario reinan los vertebrados. En ambientes forestales prosperan reptiles asombrosos como los lagartos tizones, perenquenes y lisas, todas especies endémicas y muy vulnerables al fuego pues no tienen velocidad suficiente para poder escapar de las llamas. Ahora mismo en Tenerife están muriendo decenas de miles de ellos. También se está carbonizando el hogar de especies exclusivas de murciélagos como el orejudo canario o el murciélago canario de bosque.

Las aves pueden escapar de las llamas volando veloces pero ¿a dónde irán si ha desaparecido el bosque?

En el pinar canario viven unas 30 especies diferentes de pájaros. Destacan insectívoros como el mosquitero canario, el reyezuelo sencillo y el herrerillo africano, íntimamente vinculados a unos bosques que les proporciona alimento y lugares de nidificación.

En el grupo de los granívoros el rey es el pinzón azul de Tenerife, exclusivo de los pinares tinerfeños, pues no vive en ningún otro lugar del mundo. No menos hermoso es el pinzón canario, extremadamente confiado. También reina en zonas de transición el serín canario, antepasado de todos los canarios de jaula del mundo. Hay mirlos canarios en sus barrancos, además del exclusivo petirrojo de Tenerife. Y abunda el pico picapinos canario, inconfundible cuando tamborilea en los troncos de los árboles. Vuelan y cazan a otras aves rapaces como el ratonero canario, el gavilán, el cernícalo y el búho chico.

Todo esta riqueza única está ardiendo ahora mismo en Tenerife. Arde su corazón verde y siento que se me quema el corazón.

Más aviones anfibios ayudan pero no son la solución

Muchos expertos de balcón agitan estos días a la opinión pública exigiendo una base permanente de hidroaviones en Canarias. Olvidan que estos aparatos, que en realidad se denominan aviones anfibios, no son funcionales en Canarias dada la abrupta orografía de las islas, pues donde mejor funcionan es en laderas con poca pendiente. Además son muy caros de mantener frente a los mucho más eficientes helicópteros que, estos sí, son los más adecuados para luchar contra las llamas en Canarias.

Por el precio de uno de estos aviones anfibios se pueden tener hasta ocho helicópteros. Cogen agua en cualquier balsa cercana, no necesitan ir hasta la costa para llenar los depósitos con agua de mar, que al ser salada afecta al suelo del bosque. Y son capaces de hacer muchas pasadas sobre el fuego con precisión casi quirúrgica mientras el anfibio tan solo hace una. Y pueden trasladar a personal de extinción a lugares casi inaccesibles para que rematen el trabajo.

De forma permanente hay seis helicópteros para extinción de incendios en Canarias, dos por cada una de las islas de Tenerife, Gran Canaria y La Palma, más los de uso polivalente que también se utilizan en este tipo de incendios.

Y cuando vienen mal dadas, como ocurre ahora, todos los medios de extinción son bien recibidos, así que en unas horas de vuelo los aviones anfibios pueden llegar sin problema desde la Península reforzando los efectivos. Ahora mismo hay seis en Tenerife trabajando sin tregua.

Otras malas noticias de este incendio

• Lo más importante no es apagar el fuego. Lo prioritario es garantizar las vidas de los vecinos y los hombres y mujeres que trabajan denodadamente en su extinción, y en segundo lugar, infraestructuras y propiedades.
• Es un fuego de sexta generación casi imposible de controlar. En su avance imparable ha creado una gigantesca columna de fuego, humo y cenizas de hasta seis kilómetros de altura denominada pirocúmulo, capaz de crear una meteorología propia. Es un lanzallamas que carboniza todo a su paso. Los aviones no se pueden acercar y el agua que se arroja desde los aviones se evapora antes de llegar al suelo. Es un fenómeno nuevo y desconocido, cada vez más frecuente. Y su origen está en el cambio climático y el retroceso del paisaje rural agrícola y ganadero.
• El monte no está sucio ni abandonado. Olvida esas expresiones de cuñado. Nunca en la historia de Canarias se han cuidado y gestionado mejor los pinares. Nunca antes se han dedicado tantos recursos humanos, técnicos y económicos a estos bosques. Nunca antes ha habido tantos y tan buenos técnicos y profesionales trabajando en el pinar, centrados en su conservación, protección y mejora.
• No está prohibido recoger la pinocha. Es cierto que este manto de acículas del pino añade combustible al fuego, pero nadie ha prohibido nunca retirarlo. Lo que no está permitido es coger toda la pinocha que quieras y de donde quieras. Es necesario pedir una autorización al Cabildo de Tenerife para que los técnicos decidan dónde hay mayor acumulación y sea más recomendable su retirada. Porque la pinocha es fundamental para proteger los suelos, evitar la erosión, conservar la humedad y mantener toda esa vida diminuta y asombrosa que vive bajo la tierra del pinar. Por otro lado, cada vez hay menos agricultores y ganaderos que utilizan la pinocha en sus explotaciones, lo que dificulta su gestión.

Pero a este fuego lo vamos a vencer. Mucho ánimo y todo mi agradecimiento a tantas personas que están ahora mismo arriesgando su VIDA para proteger tanta VIDA

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