La gigantesca catástrofe humana, económica y ambiental provocada por el terrorífico incendio forestal de Tenerife, cerca de 10.000 hectáreas de bosque arrasadas en apenas cinco días por la criminal acción de un desalmado y todavía incontrolable cuando redacto este artículo, ha llenado los medios de comunicación y redes sociales de expertos y supuestos expertos que algunas veces son muy certeros en sus análisis y otras están estrepitosamente equivocados.
Con toda la humildad, pero también toda la experiencia de llevar 27 años viviendo y trabajando en temas ambientales en Canarias, quisiera aportar aquí algunos datos a tener en cuenta para entender hasta qué punto las llamas están destruyendo un frágil paraíso y lo difícil que supone tanto su extinción, como árdua y lenta será su recuperación.