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¿Cuánto menos caso te hace, más te atrae?

Este es un buen ejemplo de masoquismo y dependencia emocional y la oxitocina (o la hormona del amor) es la culpable de ello y de que idealicemos más de la cuenta a aquel que nos ignora o rechaza.

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No es tan raro, a todos seguramente nos ha pasado en cierta medida, nos ha gustado alguien que no nos correspondía, nos hemos enamorado de un imposible o incluso nos sentimos más atraídos por nuestra pareja cuando percibimos en el otro cierto desinterés.

Realmente este comportamiento es un acto involuntario, los estudios más recientes advierten que la oxitocina no solo aparece en situaciones de enamoramiento ideal o correspondido, sino que también se segrega en situaciones de crisis o conflictos con la pareja.

En este sentido, la hormona nos despierta la atención y la motivación hacia la relación cuando percibimos que hay una amenaza. Nos gusta más y hacemos un esfuerzo extra para no perder el vínculo con el otro.

Hasta aquí, todo correcto, pero es preciso aclarar que a pesar de lo involuntario del proceso, sí que tenemos el control sobre nuestros impulsos y la voluntad de racionalizar nuestros deseos y conductas, encajar el rechazo o la frustración y no insistir prolongadamente en afectos no correspondidos.

Porque realmente el no saber gestionar estas emociones y sentimientos pueden encubrir otras problemáticas individuales, como una baja autoestima, pensando que no somos merecedores de una entrega al 100% y que hay que ganarse el cariño de los demás para ganar valía personal (sin ti no soy nada).

También puede surgir por traumas de la infancia no resueltos, ya que parece ser que las personas que no hayan tenido cubiertas sus necesidades de afecto, seguridad y valoración en su infancia, serán más propensas a buscar y permanecer en relaciones adultas tóxicas o insatisfactorias.

Está claro que la reciprocidad en el amor no siempre está al mismo nivel, pero el interés, el respeto, o el cuidado siempre deben ser mutuos para no dañar nuestro amor propio, el más importante.

 

 

 

¿Me puedo enamorar de dos personas a la vez?

¿Es esto realmente posible? ¿Podemos sentir verdadero amor por dos o más personas? Muchos aseguran que es incompatible, que si tú quieres a alguien y esa relación ‘va bien’ no podemos sentirnos atraídos o enamorarnos de una tercera persona.

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El tema es complejo porque influyen por un lado las cuestiones sociales, educativas, culturales, creencias religiosas sobre la monogamia, la culpa, el engaño, la ética y la moral, y por otro lado la pura y simple biología que también marca una tendencia de conducta y la posibilidad de que puedan ocurrir opciones invalidadas socialmente.

Hay cierto consenso por la psicología, validado por diferentes investigaciones, en afirmar que sí, que es factible estar enamorados de dos o más personas al mismo tiempo.

El amor es pura química que desencadena un sentimiento de afecto y cercanía hacia los demás, una emoción necesaria para la supervivencia del ser humano.

Nuestro cerebro no entiende de reglas sociales, cuantas más personas ‘enamorables‘ encuentre para nosotros, mucho mejor para él, porque si además es correspondido, la recompensa es tremendamente intensa y adictiva.

Profundizando un poco más, en las relaciones puede surgir:

  • Una sencilla atracción, ni que decir tiene que ésta la sentimos constantemente al mirar a otros, porque es meramente algo físico, una emoción de interés.
  • El enamoramiento, una fase impulsiva, de deseo continuo por el otro, sin objetividad (no vemos defectos ni nada negativo en la otra persona), este estado se convierte en una posesión completa de nuestro organismo, con un gasto de energía y recursos cerebrales brutal.
  • Amor maduro, un sentimiento más relajado y racional, caracterizado por la complicidad, el compromiso, la confianza, el apoyo incondicional, la comunicación y la construcción de experiencias comunes.

Estos tres procesos están controlados por tres sistemas cerebrales y neuronales distintos, por tanto es totalmente posible combinarlos con diferentes individuos (sin importar el género, por supuesto).

Según las investigaciones, sí que sería muy complicado estar en la segunda fase de enamoramiento intenso con dos o más personas a la vez, porque en ese proceso irracional solemos focalizar nuestra entera atención y disposición a uno solo. Nuestro cerebro se colapsaría con esa intensidad repetida x2 o más.

Pero sí es perfectamente posible estar enamorado de alguien y a la vez tener una relación de amor maduro con otra persona. O tener amor maduro por dos o más congéneres.

Nuestro cerebro está biológicamente preparado para generar sustancias relacionadas con el enamoramiento y el amor maduro, de forma simultánea y también es capaz de experimentar un amor maduro real con varias personas, ya que le ‘dedica’ un espacio cerebral diferente a cada uno.

Estamos preparados para vivir el amor de un modo diverso e infinito pero hemos sido educados en ciertos mitos que quizás colaboren a impedir la libertad de su desarrollo.

Por ejemplo, el concepto de ‘media naranja’, solo nos sentiremos plenos y completos si encontramos a nuestra mitad. Que nuestra felicidad amorosa dependa de que alguien encaje a la perfección con nosotros mismos es totalmente irreal y frustrante.

O que solo tenemos un único ‘amor verdadero’ en toda nuestra vida. No solo queremos una vez, puede haber cientos de amores verdaderos a lo largo de nuestra historia íntima. O el mito de la exclusividad, que apuesta porque si tu relación funciona no deberías sentir atracción por otras personas.

Estamos preparados para sentir cientos de combinaciones posibles, no hay nada más romántico que elegir de forma libre a la personas o personas que quieres amar, sin imposiciones culturales absurdas. La monogamia está fenomenal si así lo deseas, el poliamor también.

Las ‘reglas’ deben ser tan únicas y diversas como parejas existan en el mundo, ¿no crees? Comentamos en Twitter! 🙂

 

*Fuentes expertas:

María Esclapez

Juan Nieto

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¿Tienes un tono de voz grave? Estás de suerte

¿Te han dicho alguna vez esto de: «Me gusta escuchar tu voz«? Estás de suerte.

El estudio no verbal de la voz se denomina paralenguaje y analiza la forma en la que se expresan las palabras. Se abstrae de lo que decimos y se centra en el cómo lo contamos, qué proyecta nuestro tono, la rapidez y fluidez del habla, nuestras pausas y silencios… Todo comunica.

Fotografía Free to use – Pexels.

La voz también puede ser el espejo del alma y resulta ser una muy buena carta de presentación en la formación de las primeras impresiones. Concretamente, tardamos solo 390 milisegundos en hacernos ya una idea sobre el otro, tanto la apariencia como la forma de hablar tienen mucho que ver en esta fase.

Existen estudios muy recientes que ya nos advierten de que el tono de voz es capaz de transmitir emociones, estados de ánimo e incluso algunos de los rasgos más importantes de nuestra personalidad.

Una de las conclusiones más significativas de la investigación es que las personas (indistintamente hombres y mujeres) con un tono de voz más grave, profundo, y capaces de realizar más inflexiones con la tonalidad, son más persuasivas con los demás; también más dominantes, extrovertidos y atractivos.

¡Ahí es nada!

¿El amor es ciego? #Ciencia

Amor: Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser (RAE). En mi opinión, el amor es algo mucho más sencillo (aunque menos poético): Una adicción química entre dos personas.

La ciencia lleva años confirmando, a través de diversas investigaciones, que sí, que el amor es realmente ciego y que los ‘flechazos‘, el amor a primera vista, también son reales. En tan solo un segundo nuestro cerebro ya puede vincularnos a otra persona y liberar al torrente sanguíneo sustancias que impactan a todo nuestro organismo (dopamina, serotonina, adrenalina, oxitocina…)

Este cóctel químico provocará que nuestro corazón vaya más rápido (adrenalina) al pensar o ver a la persona amada, que nos sintamos eufóricos, que toda nuestra atención se centre en ella (dopamina) y que ocupe todos nuestros pensamientos de forma obsesiva (serotonina) en la tormenta emocional que llamamos enamoramiento.

La dopamina es la responsable de que durante esta fase sólo tengamos ojos para esa persona. Su liberación en el núcleo accumbens, una estructura que forma parte del sistema de recompensa del cerebro, estrecha los lazos entre la pareja y limita el interés por otras personas.

Además reduce el sentido crítico, «desactiva» la zona del cerebro encargada del juicio social y de la evaluación de las personas, tal y como apuntan los últimos estudios, literalmente somos incapaces de ver sus defectos, lo cuál confirma aquel refrán que asegura que “el amor es ciego”.

¿Por qué nuestro cerebro nos hace esto? ¿Por qué nos ciega? Se trata de un rasgo evolutivo, que contribuye a preservar la especie aumentando las posibilidades de procreación. Pura supervivencia.

Recordad que podemos sentir atracción por los demás de forma más o menos habitual sin mayores consecuencias, pero es importante tener claro que el enamoramiento tiene que ser recíproco para que nos brinde felicidad.

En las relaciones sanas se ama a quien nos ama, las relaciones equilibradas, estables, y maduras mantienen una intención recíproca, donde ambos se respetan y se preocupan por igual uno del otro. Si no es así, todo este estado hedonista de obnubilación y deleite se transformará en una amarga frustración, estrés, ansiedad, tristeza, o lo que es peor, desesperación si no somos correspondidos.

 

 

No, las mujeres no se tocan el cabello para seducirte #8M #DiaInternacionalDeLaMujer

En el estudio del lenguaje corporal hay muchos mitos de género, más si cabe cuando se asocia al tema de la seducción. Solo hay que poner en un buscador de internet ‘mujeres que se tocan el pelo’ para comprobar que este gesto, por ejemplo, se relaciona directamente con el coqueteo, flirteo, persuasión o interés. Mucho de lo que se publica acerca de la comunicación no verbal no tiene ningún rigor científico y se basa en generalizaciones que pueden llevan a error.

Fotografía Pixabay Free License

En un día como hoy, conviene recordar la cautela a la hora de interpretar las ‘señales’ de la atracción íntima. Por supuesto que nuestro cuerpo comunica, las emociones básicas faciales (sorpresa, miedo, asco, ira, alegría y tristeza) no dan lugar a la duda, su configuración en el rostro es genética y universal, con los gestos no ocurre lo mismo; su significado depende de la persona, del contexto, de la cultura… en definitiva, con los gestos no hay reglas y menos de género.

De hecho, los estudios sociológicos demuestran que en esta pauta en concreto, hombres y mujeres con una significativa longitud similar en el cabello, ‘juegan’ con éste por igual. Es una cuestión de presencia, el pelo largo está en la cara, es visible, y por tanto al alcance de nuestra mano, acudimos a tocarlo, acariciarlo o enredarlo en los dedos con mayor facilidad  que las personas con pelo corto. Se hace como gesto automanipulador, con ello nos relajamos, nos concentramos, descargamos tensión o lo hacemos porque nos sentimos cómodos o aburridos, o como un tic habitual.

Os animo a que leáis mi entrada de hace justo un año: El lenguaje corporal de la mujer ¿igual que el del hombre? 

Siempre que me preguntan ¿Qué consejos darías  para mejorar el lenguaje corporal de una persona? Mi respuesta sería exactamente la misma para un hombre y una mujer. Al final, el mejor consejo que se puede dar es que uno crea con convicción en su mensaje, si uno cree en lo que dice y está seguro de lo que va a contar, su lenguaje corporal fluirá naturalmente con la palabra y transmitirá seguridad, el problema es cuando mentimos, no pensamos realmente lo que decimos o queremos ‘forzar’ nuestra corporalidad para que supuestamente sea mejor. Ahí es donde aparecerán las incongruencias (nuestro cuerpo contradice a nuestro discurso) y transmitiremos falta de honestidad.

 

Hombres y mujeres pueden ser amigos, sí, pero «sólo si el otro es un cardo»

habitos-de-un-caballero-1Esta radical afirmación proviene de Michael Nast, autor de La generación de los incapaces, o Sin compromisos. Nast ha puesto, recientemente, el foco sobre la generación millenial (alude a los nacidos entre 1980 y el año 2000), a la que define, en una amplia mayoría, como incapacitados emocionales que «entienden el amor como una borrachera de ego para reafirmarse».

Lo cierto es que, según he estado investigando, este autor no es psicólogo ni sociólogo, y aunque alude a la biología en sus ensayos, no referencia estudios científicos que refuten sus ideas; él mismo se define como un simple ‘narrador’, así que aunque tal afirmación pueda ser cierta en parte, volvamos a la ciencia, que da respuesta a esta gran cuestión: ¿Puede existir la verdadera amistad entre hombres y mujeres?

Un grupo de investigadores de la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos, ha decidido dedicar sus esfuerzos a descubrir la respuesta a esta duda existencial, con el elocuente título: Benefit or burden? Attraction in cross-sex friendship, ¿Beneficio o carga? La atracción en la amistad entre sexos y que ha sido publicado en la prestigiosa revista: Journal of Social and Personal. Ya os adelanto que la conclusión apunta (de una forma más sutil) al titular de esta entrada; la amistad entre individuos de distinto sexo es imposible al constatar que una de las partes, cuando no las dos, acaba por desarrollar en algún momento un grado distinto de atracción sexual.

Lo interesante de tal afirmación es que mucha de la responsabilidad de que esto suceda recae en la percepción de las señales no verbales y en su mala interpretación a la hora de relacionarnos con el sexo opuesto, especialmente en el caso de los hombres (lo siento chicos). En este sentido se ha detectado que, en determinadas actitudes cotidianas, como por ejemplo aquella en la que el hombre le presta la chaqueta a una mujer cuando hace frío, ella percibe únicamente lo buen amigo que es, mientras que él no está sino enviando una clara señal de la atracción que siente.

La investigación determina que son los hombres los que sienten una mayor atracción por sus amigas, con la sensación, además, de que este sentimiento es correspondido. Sin embargo, ellas, suelen interpretar las actitudes gentiles y amables de sus pares como una consecuencia directa de la relación de amistad que les une, lo que las convierte en menos proclives al malentendido amoroso con sus amigos.

En esta misma línea, durante el proceso de investigación, los psicólogos que formaron parte de este trabajo detectaron que cuando los varones envían mensajes sexuales a una amiga, ésta los interpreta habitualmente como un signo de simpatía, mientras que cuando ellas se muestran especialmente simpáticas, ellos interpretan su comportamiento como un primer signo de atracción sexual.

 

*Fuente de Referencia: Diego Bermejo para F5 (Estudios)

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Ni en el físico, ni en el interior… El verdadero secreto de la atracción

amorYa tratamos con anterioridad el funcionamiento de algunos de los mecanismos psicológicos que se activan en el amor. Es inquietante pensar el motivo por el que nos podemos sentir atraídos en concreto por una persona y no por otra… ¿Qué nos atrae? ¿Qué nos ‘engancha’? Algunos piensan que su fijación se basa en unas determinadas características físicas, otros creen que su interés es provocado por ciertos rasgos de personalidad o por la inteligencia.

La ciencia ahora nos revela curiosos resultados al respecto. Para que alguien nos resulte atractivo tenemos que ser capaces de leer sus emociones. Es decir, cuanto más capaces somos de descifrar los sentimientos de alguien, más atractiva nos parecerá esa persona. Así lo apunta, al menos, un nuevo estudio de la Universidad de LübeckLa clave del atractivo reside en el cerebro y en nuestra capacidad para comprender las emociones e intenciones de los demás.

“Ser capaz de comprender las intenciones y emociones de otra persona es esencial para una interacción social exitosa”, explica el autor del estudio, la profesora de Neurociencia Social y Efectiva de la Universidad de Lübeck, Silke Anders. “ Para llegar al éxito común, las personas deben entender y continuamente actualizar las informaciones sobre las intenciones y emociones de sus parejas, anticiparse al comportamiento de los otros y adaptar su propio comportamiento en consecuencia”, resume la profesora Anders.

Los científicos querían explorar si realmente existe un mecanismo neuronal que marca la capacidad de una persona para detectar e interpretar las emociones de los demás y sentirse atraído por ellos. Con este objetivo realizaron el siguiente experimento:

Eligieron una muestra de 90 personas y les pusieron vídeos de mujeres expresando miedo o tristeza. A continuación, los participantes debían adivinar cómo se sentía la mujer y qué nivel de confianza tenían en sus respuestas. Mientras realizaban esta tarea, los investigadores medían la actividad cerebral de los sujetos del estudio. Llegaron a la conclusión que cuanto más certero era el análisis de las emociones, más atraídos se sentían por la mujer. Es decir, leer las emociones de los demás correctamente hace que nos resulten más atractivos. Niveles altos de certeza y atracción activaban el área de recompensa del cerebro, por tanto, cuando desciframos el pensamiento y las emociones de alguien sentimos placer.

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El secreto no verbal de las flechas de Cupido

Psique reanimada por el beso del Amor

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Hoy 14 de Febrero, como no podía ser de otro modo, toca hablar de amor. Lo haremos de una forma muy especial, y es que vamos a descubrir hasta qué punto el enamoramiento está condicionado por determinantes psicológicos y claves no verbales de nuestro comportamiento. Pero no quiero romper la magia, esclarecer cuestiones como ésta de un modo científico no debe implicar ni la pérdida ni la disminución del hermoso halo que aporta el amor a nuestras vidas.

En palabras de Antonio Damasio “Conocer la fisiología de la digestión no nos impedirá saborear un buen bistec”.

En psicología nos gusta definir el enamoramiento como una ‘explosión emocional’ causante de una reacción fisiológica muy intensa, gracias a esta alta potencia se generan en nuestro cuerpo reacciones o patrones repetidos que se filtran a través de nuestra mirada, cara, gestos y acciones.

El enamoramiento se caracteriza por dos tipos de emociones, una de tipo romántico y otra de tipo erótico, que aparecen por la atracción hacia el otro, requisito fundamental para que se origine posteriormente el sentimiento estable del amor. Es indudable que el primer criterio del que disponemos para sentir atracción es de índole no verbal, la apariencia, la seducción física será fundamental para inducir la fascinación necesaria que ayude a que nazca el sentimiento más profundo. No se trata solo de una cuestión superficial o frívola, es que tanto animales como humanos estamos configurados para acercarnos a lo que nos resulta bello y agradable, es más, culturalmente asociamos lo hermoso con lo bueno, con el éxito personal y profesional, e incluso con la felicidad.

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