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¿Comenzar el año con buen pie? Decir ‘gracias’ podría ser la clave

Iniciamos nuevo año y en estas fechas nos asalta una inevitable reflexión, el balance del pasado y los deseos para el futuro próximo. La ciencia nos confirma que una de las emociones más beneficiosas para comenzar una nueva etapa es la gratitud.

Fotografia CCO

La gratitud puede ser una cualidad de nuestra personalidad, también una emoción momentánea o un estado de ánimo ante una situación concreta.

Consiste en saber (o aprender) a apreciar diferentes aspectos de la vida y de tener la voluntad de reconocer que algunas personas de nuestro entorno desempeñan un papel muy importante en nuestro propio bienestar emocional.

Es un sentimiento muy poderoso que psicológicamente nos aporta muchísimos beneficios.

Los estudios demuestran que la gratitud puede aumentar nuestra propia felicidad hasta en un 25%

Las personas agradecidas también resultaron más optimistas y esperanzados sobre el futuro, se sentían mejor y más satisfechos con sus vidas, mostraban mayor autoestima.

Además, las personas que expresaban su gratitud dormían mejor, e incluso hacían casi 1,5 horas más de ejercicio a la semana que el resto de personas de la muestra experimental, esta habilidad también refuerza nuestro sistema inmune y combate los síntomas depresivos. Ahí es nada…

Fácil y rápido. Comienza el año con buen pie mostrando tu agradecimiento mediante el envío de un correo electrónico, whatsapp o carta a alguien que te ha ayudado de alguna forma.

¡Di gracias por ti mismo y por los demás!

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«No todo son emociones básicas»: mensaje importante para los seguidores de la comunicación no verbal

¿Te suenan las emociones básicas?, ¿Paul Ekman?, ¿la serie de Lie to me (Miénteme)? Seguro que sí, y eso está genial… Pero quizás te estés perdiendo los revolucionarios trabajos y teorías de Rusell o Fridlund por ser más desconocidos pero no por ello menos interesantes…

Hoy contamos con una firma invitada excepcional, Alan Crawley, psicólogo, gran investigador y divulgador de la comunicación no verbal científica, nos envía un mensaje para la reflexión sobre el estudio y la práctica de este apasionante mundo:

Alan Crawley (fotografía cedida por el autor para este medio).

Darwin no se lo imaginó. Por allá en 1872 cuando publicó su libro: “La Expresión de las Emociones en los Hombres y los Animales”, jamás se le ocurrió que a día de hoy sus ideas serían defendidas a capa y espada.

En la actualidad, afirmar que algo fue dicho por “Darwin” o “Ekman” parece garantía de validez científica; pero no, no lo es.

Nuestros tiempos son extraños. Cada vez contamos con más información, pero parece que no necesariamente sabemos más (Tetlock & Gardner, 2016).

Todo lo contario, en ocasiones, la avalancha de estudios científicos publicados de una semana a otra parece bloquear el camino. Y no hay teoría que logre allanar ese camino. Estamos atrapados bajo la nieve de publicaciones y nadie ve la salida.

El terreno de las expresiones faciales es el mejor ejemplo. Es el tema más estudiado de esta disciplina. De los 1000 papers más citados, más de 400 tienen el término “expresión facial” en el título (Plusquellec & Denault, 2018). Pero, cuidado.

Existen por lo menos cuatro teorías diferentes, con más o menos evidencia científica, cada una es válida en algunos aspectos (BET, BECV, Visión Dimensional, y ‘Appraisal’ theory). Ninguna lo explica todo, ninguna está completamente errada.

Sin embargo, solo una se repite a viva voz en libros, cursos y redes sociales: la teoría de las emociones básicas de Ekman (BET). ¿Y toda la evidencia en su contra?, ¿y las teorías alternativas? No se puede seguir barriendo toda la controversia bajo la alfombra.

Lamentablemente, no hay un consenso académico que logre acallar la cacofonía de voces que una y otra vez vociferan: “El rostro expresa las 6 emociones básicas”.

La cara comunica mucho más que emociones.

Una expresión facial puede transmitir también intenciones, cogniciones, juicios de valor, rasgos de la personalidad, mensajes sociales, actitudes, esfuerzo físico, ilustrar las palabras, y mucho más.

Es un craso error creer que mayoritariamente los movimientos de la cara se asocian directamente a emociones, y peor aún, ignorar todos los otros tipos mensajes o confundirlos con “emociones”.

Ha llegado la hora de que científicos y practicantes dejen sus diferencias de lado. En realidad, no es que este sea el momento, sino que llevamos años sin lograrlo y cada vez se vuelve más imperativo.

En ocasiones, ni siquiera los científicos pueden sentarse en una mesa a debatir las ideas que hoy se imparten en posgrados, se aplican en situaciones policiales o moldean los algoritmos de softwares de ‘reconocimiento’ de emociones.

Así, será difícil resolver el enigma de lo que el rostro comunica. En las grandes palabras de Caroline Keating (2016): «La expresión [facial] está tratando de decirnos algo sobre la naturaleza de la emoción que aún no entendemos«.

La Comunicación No Verbal necesita un nuevo rumbo, liderado por quienes con responsabilidad difunden los conocimientos con fundamentos científicos y de practicantes comprometidos con compartir su conocimiento y formular ideas en conjunto con los investigadores.

No se trata de tener razón, se trata de mejorar el conocimiento que tenemos. Se trata de difundir el conocimiento verdadero. Se trata de trabajo en grupo.

Los divulgadores debemos proponer alternativas productivas y realistas para sofocar el terrible incendio de las promesas falsas de los discursos pseudocientíficos. Y debemos estar abiertos al diálogo con disidencias.

De este modo, podremos ofrecerle al público la información más idónea. No basta con lo que estamos haciendo. Lo siento, no lo creo. Podemos hacer más.

Hoy sabemos sobre las expresiones faciales mucho más que hace 60 años, pero parece que a medida que aumentan las respuestas, también lo hacen la cantidad de preguntas sin contestar. Puede que el mayor aprendizaje sea que todavía no las entendemos.

¿Esto qué significaría para los investigadores o practicantes?

Lo anticipó mi estimado Paul Bouissac hace veinte años, semiótico internacional de lo más respetado: “El principal desafío para la semiótica de los gestos será poder cuestionar sus modelos y teorías implícitas”.

¿Comenzamos?

Además de a Ekman, podemos leer las investigaciones de Alan J. Fridlund, Carlos Crivelli, José Miguel Fernández-Dols, Lisa Feldman Barret, James Russell, Hillel Aviezer, Dacher Keltner, entre otros tantos más…

Y, por supuesto, yo añado seguir a Alan Crawley porque realmente es la persona con la que he ido actualizando mis conocimientos y ofrece una perspectiva diferente y muy rigurosa de la comunicación no verbal. Gracias Alan.

 

*Referencias:

Bouissac, P. (2002). Descrevendo gestos: limites, escalas e perspectivas. DeSignis, (3), 0021-36.

Darwin, C. (1872). The expression of the emotions in man and animals. New York: Philosophical Library.

Keating, C. F. (2016). The life and times of nonverbal communication theory and research: Past, present, future. In APA handbook of nonverbal communication. (pp. 17-42). American Psychological Association.

Plusquellec, P., & Denault, V. (2018). The 1000 most cited papers on visible nonverbal behavior: A bibliometric analysis. Journal of Nonverbal Behavior42(3), 347-377.

Tetlock, P. E., & Gardner, D. (2016). Superforecasting: The art and science of prediction. Random House.

 

¿El amor es ciego? #Ciencia

Amor: Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser (RAE). En mi opinión, el amor es algo mucho más sencillo (aunque menos poético): Una adicción química entre dos personas.

La ciencia lleva años confirmando, a través de diversas investigaciones, que sí, que el amor es realmente ciego y que los ‘flechazos‘, el amor a primera vista, también son reales. En tan solo un segundo nuestro cerebro ya puede vincularnos a otra persona y liberar al torrente sanguíneo sustancias que impactan a todo nuestro organismo (dopamina, serotonina, adrenalina, oxitocina…)

Este cóctel químico provocará que nuestro corazón vaya más rápido (adrenalina) al pensar o ver a la persona amada, que nos sintamos eufóricos, que toda nuestra atención se centre en ella (dopamina) y que ocupe todos nuestros pensamientos de forma obsesiva (serotonina) en la tormenta emocional que llamamos enamoramiento.

La dopamina es la responsable de que durante esta fase sólo tengamos ojos para esa persona. Su liberación en el núcleo accumbens, una estructura que forma parte del sistema de recompensa del cerebro, estrecha los lazos entre la pareja y limita el interés por otras personas.

Además reduce el sentido crítico, «desactiva» la zona del cerebro encargada del juicio social y de la evaluación de las personas, tal y como apuntan los últimos estudios, literalmente somos incapaces de ver sus defectos, lo cuál confirma aquel refrán que asegura que “el amor es ciego”.

¿Por qué nuestro cerebro nos hace esto? ¿Por qué nos ciega? Se trata de un rasgo evolutivo, que contribuye a preservar la especie aumentando las posibilidades de procreación. Pura supervivencia.

Recordad que podemos sentir atracción por los demás de forma más o menos habitual sin mayores consecuencias, pero es importante tener claro que el enamoramiento tiene que ser recíproco para que nos brinde felicidad.

En las relaciones sanas se ama a quien nos ama, las relaciones equilibradas, estables, y maduras mantienen una intención recíproca, donde ambos se respetan y se preocupan por igual uno del otro. Si no es así, todo este estado hedonista de obnubilación y deleite se transformará en una amarga frustración, estrés, ansiedad, tristeza, o lo que es peor, desesperación si no somos correspondidos.

 

 

Contar hasta 10 cuando estamos enfadados… ¡Funciona!

La ira es una emoción básica, genética, primitiva, universal; es una de las sensaciones que se viven con mayor impulsividad, aparece de 0 a 100, es una de las más intensas y genera cambios importantes en nuestra fisiología, aumenta nuestro ritmo cardíaco y la presión sanguínea, nuestra adrenalina se dispara y nos posee la impaciencia, la necesidad inmediata de resolver aquello que nos frustra.

La ira es la única emoción que consigue anular nuestra razón, nos obnubila, paraliza nuestro pensamiento más humano y nos catapulta a la conducta de actuación más ‘animal’.

Diez segundos. Aproximadamente este es el tiempo que tarda la información que percibimos desde nuestra vía del cerebro más primitiva, más emocional, a una vía más racional, a la corteza cerebral, nuestra estructura más evolucionada. Ese lapso de tiempo es el que nos separa de actuar de una manera impulsiva o que nos frena para actuar de una forma más meditada, ‘pensándolo dos veces’ antes de decir o hacer algo de lo que nos podamos arrepentir.

Este camino rápido de procesamiento de la información que nos hace actuar sin pensar puede parecer una lacra, pero nada más lejos de la realidad. Esta ‘mecha corta’ es menos precisa pero muy rápida y nos ha ayudado a sobrevivir y reaccionar de forma casi automática ante fuertes amenazas y situaciones peligrosas.

Imaginaos si nuestros antepasados cavernícolas vieran a una voraz bestia acercándose hacia ellos y se pararan a meditar y decidir sobre si ese estímulo que están viendo es malo o no, hubiera desaparecido nuestra especie. En cuanto el cerebro percibe una posible amenaza nos activa un sistema de lucha o huída instintivo que nos permite reaccionar sin necesidad de reflexión.

Por tanto, contar hasta diez antes de responder a algo que consideramos una gran afrenta o amenaza es un útil consejo que en muchas ocasiones conviene seguir, en muchas ocasiones. Sin embargo, las respuestas impulsivas se han conservado porque nos ayudan a evitar males mayores.

Fijaos que hablamos de amenazas físicas que atentan contra nuestra supervivencia, la vía corta funciona, pero, ¿qué ocurre con las amenazas psicológicas? Éstas también activan rutas parecidas que desembocan en una respuesta de lucha o huída, igual que una amenaza física. Por ejemplo, la valoración de nuestro trabajo por parte de nuestro jefe, o en el ámbito familiar, la respuesta a una crítica.

Aquí sí que conviene respirar hondo y contar hasta diez. El motivo es que, el aprendizaje emocional, la forma en la que respondemos en situaciones que consideramos amenazantes, aunque sean psicológicas, depende de rutas que no pasan por la corteza cerebral, como explica Joseph Ledoux en “El cerebro emocional”.

La corteza cerebral, también denominada neocórtex, es la estructura responsable del pensamiento, el razonamiento y la consciencia. Por eso, en estos casos, antes que contestar impulsivamente (vía amígdala), es preferible contar hasta diez y dar tiempo a que el lóbulo frontal tome las riendas y elabore una respuesta más meditada.

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*Fuente de consulta: ABC Ciencia.

Los trastornos de personalidad en hombres maltratadores

Una lacra para nuestra sociedad, un comportamiento incompresible, irracional… Cómo se puede dañar física o emocionalmente a la persona que supuestamente amamos, que elegimos como compañera o compañero de vida; qué puede ocurrir en la cabeza de alguien que maltrata a su pareja…

Las primera pregunta es: ¿Todos los maltratadores padecen un trastorno?, ¿actúan motivados por una alteración en su personalidad? 

Una investigación llevada a cabo por Echauri, Fernández-Montalvo, Martínez y Azcárate, presentada en el artículo Trastornos de Personalidad en Hombres Maltratadores a la pareja: Perfil Diferencial en Agresores en Prisión y Agresores con Suspensión de Condena, nos da respuesta a la necesaria incógnita.

En el estudio mencionado, se escogió una muestra de 217 hombres, mayores de 18 años, que habían ejercido algún tipo de maltrato físico o psicológico contra su pareja, sin diagnóstico de trastorno mental grave a priori. Los participantes cumplían condena en prisión o se encontraban en suspensión de condena recibiendo tratamiento por sus comportamientos violentos.

Los resultados encontraron que, de toda la muestra de hombres maltratadores, un 79,3 % de sujetos presentaba algún trastorno de personalidad. Además, aquellos hombres diagnosticados solían presentar no solo uno, por lo que la media ascendía a tres trastornos por sujeto.

En esta misma investigación se observó como, en orden de frecuencia, estos eran los trastornos de personalidad que más aparecían en el hombre maltratador:

La tasa de estos trastornos en la totalidad de la muestra era de un 61,3%, 30% y 25,3% respectivamente.

Los datos obtenidos en esta investigación coinciden con los encontrados en otras, como la realizada por Fernández-Montalvo y Echeburúa en 2008, Trastornos de personalidad y psicopatía en hombres condenados por violencia grave contra la pareja: un estudio en las cárceles españolas.

Algunas de las características de la persona con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad están relacionadas con la hiperexigencia, según explican Echauri:  Personas controladoras, perfeccionistas, con mucho temor al hipotético rechazo social. Son igualmente dependientes y muestran dificultades para expresar qué es lo que sienten.

El tema da para mucho, nos quedamos aquí, pero continuaremos en artículos sucesivos, donde iremos desgranando cómo se describe el perfil de los hombres, y también de las mujeres, que ejercen la violencia en contra de sus parejas según la investigación científica al respecto. Tema peliagudo pero muy interesante para dar a conocer el diagnóstico y las pautas de comportamiento que pueden ofrecer una ‘huella’ que facilite la prevención e intervención.

 

 

*Referencia: Loreto Martín Moya – Psicología Clínica -La mente es maravillosa-

Se suicida tras someterse al polígrafo en un programa de televisión

Triste titular relacionado con la detección de la mentira, en este caso, con el famoso polígrafo.

El presentador Jeremy Kyle al mando del programa que lleva su nombre

El programa de entretenimiento británico Jeremy Kyle Show dejará de emitirse definitivamente tras el terrible suceso. Uno de sus invitados, Steve Dymond, de 63 años, se sometió a una prueba con un detector de mentiras para probar a su mujer que le había sido fiel. Según publicó el diario The Sun, la relación se rompió después de que el aparato afirmase que Dymond mentía, lo que habría podido influir en que, una semana después de la grabación del programa, se quitara la vida.

Ya lo decía yo en un artículo anterior: ¿El polígrafo es realmente eficaz para detectar mentiras? ¡Ojo con el aparatito! Este sistema está totalmente integrado en FBI, CIA, Agencia Nacional de Seguridad, Espionaje y Seguridad del Ejercito, etc, pero siempre ha habido mucha polémica en torno a su utilización y fiabilidad y desgraciadamente existen pocas pruebas científicas sobre su precisión. Según las investigaciones, su eficacia (como la de cualquier otra técnica para detectar mentiras) depende de la naturaleza de la mentira, del mentiroso y del evaluador.

El principal problema de la prueba poligráfica es la subjetividad a la hora de interpretar los resultados obtenidos. Se puede hacer mucho daño si se utilizan herramientas no científicas para juzgar si una persona miente o dice la verdad, y éste ha sido un terrible ejemplo.

La ciencia lo confirma: Nunca te vayas a dormir enfadado

Siempre lo digo en este blog. No debemos reprimir e ignorar a las emociones negativas, son alertas necesarias, debemos hacernos autoconscientes de ellas pero tenemos que gestionarlas de manera cuidadosa para poder afrontarlas de manera constructiva, ya que con el tiempo pueden resistirse a desaparecer y afectarán peligrosamente a nuestra salud mental.

Foto Pixabay Free License

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Los investigadores de la Universidad china de Beijin mantenían la hipótesis de que la superación de las emociones negativas sería más difícil cuanto más tiempo pasara, y así lo demostraron con un estudio publicado en la revista científica ‘Nature Communications, los resultados mostraron que cuando solo había pasado media hora, los participantes habían logrado borrar de su mente las imágenes negativas (a las que anteriormente fueron expuestos) con mayor facilidad que cuando transcurrían 24 horas posteriores.

El proceso fue controlado a través de un escáner cerebral, esta prueba fue la clave para desvelar el porqué de los resultados, cuando solo habían pasado 30 minutos la actividad neuronal estaba concentrada en la zona del hipocampo (centro de la memoria del cerebro). Pero cuando habían pasado 24 horas, la zona más activa se había distribuido por la corteza cerebral. Por tanto, mientras los participantes dormían las emociones negativas se habían asentado y expandido por todo el cerebro… 

¡Nunca te acuestes enfadado!

 

*Referencia: Liu, Y. et al . La consolidación de la memoria reconfigura las vías neuronales involucradas en la supresión de los recuerdos emocionales. Nat. Comun. 7, 13375 doi: 10.1038 / ncomms13375 (2016).

4 pruebas científicas de que los psicópatas están en todas partes (y son personas muy influyentes)

¿Estás seguro de que sabrías identificarlos? Si pinchas aquí, tendrás 12 indicadores no verbales para detectar a un psicópata. Pero, en el día a día, ¿realmente nos cruzamos con tantos psicópatas o son sólo producto de las películas de asesinos en serie? Son personas como tú y como yo, con familia, amigos y trabajo (en algunos trabajos nos encontraremos más psicópatas que en otros). Hay psicópatas criminales y hay psicópatas de «bien». La Ciencia, incluso, intenta entender cómo la conducta psicopática puede afectar a la sociedad como un todo.

1. Te cruzas con un psicópata todos los días:

La ciencia estima que hay un psicópata para cada grupo de cien personas. Por tanto, la probabilidad de encontrarse con uno en el autobús, supermercado, escuela o en su vecindario, es bastante elevada.

Otra estadística muestra que, según la jerarquía del cargo que ocupes, la oportunidad de convivir con un psicópata es aún mayor. La probabilidad de que una persona con estas características también ocupe un puesto directivo es mucho mayor si se compara con otros niveles dentro de una misma organización.

2. Héroes y psicópatas:

A pesar de que puedan parecer dos roles en extremos opuestos, ambos comparten rasgos de personalidad comunes; son personas impulsivas, que fácilmente rompen las reglas y desafían a las autoridades (cada uno a su manera, por supuesto).

3. Supersoldados:

Los Psicópatas son buenos soldados. Para esto se necesita una buena dosis de coraje y de falta de empatía. No, no todos los soldados son psicópatas, sólo es una tendencia de comportamiento. Las personas con psicopatía son los que buscaran profesiones en las que desarrollar sus impulsos de forma socialmente adaptativa.

Este tipo de comportamiento es tan importante dentro de un campo de batalla que el gobierno británico financió estudios para desarrollar un “casco psicópata”. Esta herramienta de guerra sería capaz de “apagar” las partes del cerebro del soldado relacionadas con la empatía y el miedo, creando una especie de supersoldado. ¿Da ‘miedito’ verdad?

4. Los Psicópatas podrían ser parte responsable de la crisis económica:

Las personas con trastorno psicopático lideran empresas, de hecho, la mayor parte de las organizaciones contratan personas justamente con este tipo de comportamiento pensando en ellas como gurús para hacerlas crecer económicamente.

Hay una teoría que explica que la contratación de psicópatas por los grandes bancos e inversores del mundo fue parte responsable de la crisis mundial que hemos pasado. Malas decisiones, carentes de empatía y egoístas, por parte de esos gerentes, desencadenaron una serie de derrumbes que afectaron a la población de una manera generalizada.

 

 

*Fuente: http://pysnnoticias.com/

 

¿Cómo definirías el amor en una sola palabra? La ciencia responde

Explicar el amor con una sola palabra… ¿complicado verdad? Cómo definir aquello que experimentamos a modo de explosión de emociones, caóticas, intensas, únicas, pero universales. Todas las culturas en el mundo sienten este estado evolucionado del primitivo instinto de supervivencia que mantenía a los seres humanos unidos y heroicos ante las amenazas y facilitaba la continuación de la especie mediante la reproducción.

«El amor es sinónimo de felicidad» A esta conclusión ha llegado una de las últimas investigaciones al respecto de la Universidad de Palermo (Argentina). A una conclusión similar llega el estudio realizado por el Instituto Millward Brown en una muestra española, que afirma: “El amor desbanca a la salud y se coloca, con una gran diferencia, como la prioridad de los españoles para ser felices“.

Estos hallazgos demuestran que ambos conceptos se retroalimentan e interrelacionan entre sí. Sin embargo ‘felicidad’ es la segunda palabra más utilizada para explicar el enamoramiento, entonces, ¿cuál es la primera? El ‘compañerismo’ es la palabra más mencionada para definir al amor con el 26% de las menciones totales; seguida por ‘felicidad’ con el 16%; el ‘afecto’ con el 7%; comprensión con el 6% y sinceridad con el 5%, entre otras.

¡Ah! Y lo más importante… ¿sabéis cuál es la principal barrera para el amor? El mayor obstáculo, según el estudio, es la ‘falta de comunicación’, seguido por el egoísmo, la mentira o la infidelidad. Una vez más, se hace constancia de la importancia de las habilidades de comunicación para gestionar adecuadamente cualquier tipo de relación humana, es la clave para conectar, para transmitir y para corresponder a los demás.

 

 

*Referencia: http://www.palermo.edu/