Entradas etiquetadas como ‘traumas’

¿Cuánto menos caso te hace, más te atrae?

Este es un buen ejemplo de masoquismo y dependencia emocional y la oxitocina (o la hormona del amor) es la culpable de ello y de que idealicemos más de la cuenta a aquel que nos ignora o rechaza.

Licencia CCO

Licencia CCO

No es tan raro, a todos seguramente nos ha pasado en cierta medida, nos ha gustado alguien que no nos correspondía, nos hemos enamorado de un imposible o incluso nos sentimos más atraídos por nuestra pareja cuando percibimos en el otro cierto desinterés.

Realmente este comportamiento es un acto involuntario, los estudios más recientes advierten que la oxitocina no solo aparece en situaciones de enamoramiento ideal o correspondido, sino que también se segrega en situaciones de crisis o conflictos con la pareja.

En este sentido, la hormona nos despierta la atención y la motivación hacia la relación cuando percibimos que hay una amenaza. Nos gusta más y hacemos un esfuerzo extra para no perder el vínculo con el otro.

Hasta aquí, todo correcto, pero es preciso aclarar que a pesar de lo involuntario del proceso, sí que tenemos el control sobre nuestros impulsos y la voluntad de racionalizar nuestros deseos y conductas, encajar el rechazo o la frustración y no insistir prolongadamente en afectos no correspondidos.

Porque realmente el no saber gestionar estas emociones y sentimientos pueden encubrir otras problemáticas individuales, como una baja autoestima, pensando que no somos merecedores de una entrega al 100% y que hay que ganarse el cariño de los demás para ganar valía personal (sin ti no soy nada).

También puede surgir por traumas de la infancia no resueltos, ya que parece ser que las personas que no hayan tenido cubiertas sus necesidades de afecto, seguridad y valoración en su infancia, serán más propensas a buscar y permanecer en relaciones adultas tóxicas o insatisfactorias.

Está claro que la reciprocidad en el amor no siempre está al mismo nivel, pero el interés, el respeto, o el cuidado siempre deben ser mutuos para no dañar nuestro amor propio, el más importante.

 

 

 

#Coronavirus: Sí, tenemos más pesadillas durante el confinamiento (y tiene explicación)

Yo misma lo he padecido y pensé que era cosa mía, hasta que amigos, familiares y algunos de vuestros mensajes me comentaban lo mismo: «Durante la cuarentena y desde hace unos días duermo mal y tengo pesadillas o sueños muy raros y absurdos cada noche».

Sueñas con tu ex, con que te ves envuelto en una persecución policial, con nuestros antepasados, con actores de cine, con que la humanidad se extingue por el coronavirus y eres el único superviviente, con espíritus malignos o que te caes al vacío… No eres un bicho raro, tiene explicación.

Otra de las consecuencias psicológicas del Covid-19 son las alteraciones del sueño.

El por qué soñamos ha sido siempre un misterio para la ciencia, hay varias hipótesis aceptadas por la comunidad pero no queda del todo claro cuál es realmente la función de las ensoñaciones.

Puede que sea una resolución de traumas, o a veces una simple ‘limpieza’ de la información almacenada, que expresen nuestros deseos más profundos, pero también nuestras inquietudes.

En este último caso, el cerebro respondería a un potencial peligro percibido, sería como un simulacro de incendio mientras dormimos para mantenernos siempre alerta.

Cuanto más preocupados estamos, cuando más estresados y más ansiedad sentimos, más nos cuesta relajar el organismo y será muy difícil llegar a un estado profundo del sueño, a la fase donde no hay prácticamente actividad cerebral, no hay sueños.

Realmente nos perturba vivir esas pesadillas toda la noche, la parte cerebral que es consciente de la realidad se desactiva durante el sueño, por tanto no nos extraña lo que vemos en esas pesadillas y nos lo creemos todo.

Nuestro cuerpo entonces reacciona como si estuviéramos despiertos, se mueve, se agita, aumentan las palpitaciones, la sudoración, lo que lleva a consolidar esas experiencias y además de que nos descansamos, provoca unas emociones aún más negativas que retroalimentan nuestro mal estado y ansiedad.

Un estado de ánimo alterado predispone a tener más sueños y, sobre todo, sueños con una carga emocional mayor. Entre ellas, las pesadillas.

Los estímulos que estamos recibiendo ahora son muy distintos a los de nuestra vida habitual. Nos pasamos el día viendo noticias desoladoras, muertes, ERTES, soledad, no podemos tener la misma actividad motora, no podemos viajar, practicar deportes, se han roto muchos de nuestros planes, tenemos miedo e incertidumbre por el presente y por nuestro futuro…

Nuestro cerebro entonces elabora un buen ‘cocktail’, coge todo eso, todo lo que vivimos durante el día y lo refleja igual durante la noche en forma de imágenes o recursos ‘metafóricos’ que siguen esa línea de angustia y desconcierto.

¿Cómo no vamos a tener pesadillas? Esa es la pregunta adecuada.

Igualmente que comentábamos con la ansiedad, todo tiene su contexto, y durante este estado de alarma, las alteraciones del sueño están ‘justificadas’. Acude a un especialista si: tras esta situación no consigues volver a tu estado de sueño habitual, si desarrollas temor al hecho de irte a dormir y/o si te causan problemas de conducta y funcionalidad importantes durante el día.

*Te puede interesar también:

Coronavirus: La ansiedad también nos protege

El duelo en tiempos de coronavirus: El drama de no poder despedirnos

Creadores de bulos: ¿Por qué se inventan información falsa?

¿Por qué nos da por limpiar en casa durante el confinamiento?

¿Las relaciones de pareja a distancia funcionan? Aquí unos consejos para que sea posible

La cerveza ‘Corona’ afectada por el Coronavirus: Las asociaciones mentales

No es un mito, la falta de luz y sol nos causa una profunda tristeza

Por qué nos preocupa tanto el papel higiénico: Explicación psicológica

El contacto físico nos define: la sed de piel