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¿Tienes un tono de voz grave? Estás de suerte

¿Te han dicho alguna vez esto de: «Me gusta escuchar tu voz«? Estás de suerte.

El estudio no verbal de la voz se denomina paralenguaje y analiza la forma en la que se expresan las palabras. Se abstrae de lo que decimos y se centra en el cómo lo contamos, qué proyecta nuestro tono, la rapidez y fluidez del habla, nuestras pausas y silencios… Todo comunica.

Fotografía Free to use – Pexels.

La voz también puede ser el espejo del alma y resulta ser una muy buena carta de presentación en la formación de las primeras impresiones. Concretamente, tardamos solo 390 milisegundos en hacernos ya una idea sobre el otro, tanto la apariencia como la forma de hablar tienen mucho que ver en esta fase.

Existen estudios muy recientes que ya nos advierten de que el tono de voz es capaz de transmitir emociones, estados de ánimo e incluso algunos de los rasgos más importantes de nuestra personalidad.

Una de las conclusiones más significativas de la investigación es que las personas (indistintamente hombres y mujeres) con un tono de voz más grave, profundo, y capaces de realizar más inflexiones con la tonalidad, son más persuasivas con los demás; también más dominantes, extrovertidos y atractivos.

¡Ahí es nada!

#ComunicaciónNoVerbal: Ayuso cambia su actitud habitual

Isabel Díaz Ayuso compareció ayer en el Debate del estado de la Región con un tono, institucional y excesivamente calmado, al que no nos tiene nada acostumbrados. Si analizamos su línea habitual de comportamiento, se describe normalmente como una mujer enérgica, apasionada en la expresión de sus ideas y efusiva en la comunicación de sus emociones.

Díaz Ayuso, durante el Debate sobre el estado de la Región - EFE

Díaz Ayuso, durante el Debate sobre el estado de la Región – EFE

Independientemente del contenido de su mensaje, su lenguaje corporal suele ser coherente con su sentir interno. Ayer no pudimos apreciar nada de eso, por el contrario, se infiere: cansancio, desgana y desánimo.

En muchas ocasiones, algunos fotogramas de su discurso me recordaban a aquella (en mi opinión desafortunada) portada que protagonizó en El Mundo, posando con una iconografía que evocaba a la Dolorosa propia del cristianismo, hundida, de luto, desolada.

Su intervención resultó muy plana en gestualidad, tonalidad de la voz y expresiones emocionales en el rostro; hasta cuando lanzaba sus reproches a la izquierda sus formas eran anodinas.

Considero que fue una mala decisión preparar así cada punto de su discurso, leyendo completamente todo sin dirigir la mirada directamente a los allí presentes o hacia la cámara, cuando leemos generamos desconexión con los demás, perdemos verdad, firmeza y espontaneidad en lo que queremos transmitir y era una buena oportunidad para demostrar su convicción y expresarse con realidad.

Parece que la autenticidad huye cada vez más de nuestro panorama político.