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«Habla como un hombre, camina como una mujer»: análisis de la comunicación política femenina

El título de este post corresponde con el nombre de un estudio científico realizado por los autores israelitas: Tsfira Grebelsky-Lichtmana y Liron Bdolachb, sobre la integración de las mujeres en puestos políticos de alto nivel que se ha producido en la última década.

Frédérique Ries. Política belga y miembro del Parlamento Europeo / Fotografía Pxfuel - Free for commercial use.

Frédérique Ries. Política belga y miembro del Parlamento Europeo / Fotografía Pxfuel – Free for commercial use.

De forma tradicional, se asumía la creencia de que las mujeres políticas que deseaban tener éxito, en este ámbito, tenían que adoptar un modelo de comunicación masculino, tanto verbal como no verbalmente.

En el estudio, se planteó el objetivo de examinar los patrones de comunicación de las mujeres en la esfera política. Se analizaron veinticuatro discursos de doce mujeres políticas con altos cargos políticos de cinco países occidentales democráticos.

Los resultados indican que la comunicación de las mujeres políticas consiste en una combinación de patrones de comunicación no verbales típicamente femeninos y expresiones comunicativas verbales masculinas. Es decir, sus palabras son combativas, fuertes, desafiantes, acusadoras, incluso belicosas, sin embargo, con su lenguaje corporal son capaces de suavizar ese discurso verbal, a través de gestos apaciguadores, más sonrisas y emociones faciales asertivas que sus homólogos masculinos.

La percepción de que una mujer política tiene que ser aún más masculina que la de un hombre es reemplazada por un patrón integrado de comunicación avanzado, con una emocionalidad y personalidad propia. Aunque esto puede resultar realmente incongruente a la vista de la audiencia (un mensaje verbal guerrillero adoptando un lenguaje corporal dulcificado), pero parece que funciona, y es eficiente y constructivo ese equilibrio en el estilo de comunicación.

Este híbrido de comunicación resulta en la transmisión de un mensaje de seguridad, de apoyo y tranquilidad que crea cierta distancia entre el desafío negativo del mensaje verbal y la persona que expresa ese mensaje, quien irradia un sentido de calma, confianza y empatía.

Este hallazgo confirma las conclusiones sobre estudios de comunicación política verbal anteriores, en los que encontraron que los votantes prefieren líderes que muestren patrones de apoyo real; es decir, que se expresen y gesticulen de forma cálida y espontánea, que mantengan el contacto visual, que sonrían y empaticen de forma natural con la ciudadanía.

 

 

 

*Referencia: Grebelsky‐Lichtman, Tsfira. Bdolach, Liron – 2017/08/10 – Talk like a man, walk like a woman: an advanced political communication framework for female politicians.  The Journal of Legislative Studies.

El liderazgo femenino en tiempos de coronavirus

Según los datos de la ‘European Center for Disease Prevention and Control‘, se evidencia que los países liderados por mujeres durante esta crisis del Covid-19 han gestionado y adoptado unas medidas y decisiones más eficaces que el resto. Las cifran hablan por sí solas, ¿será casualidad?

La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern.DAVID ROWLAND / EFE

La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern. DAVID ROWLAND / EFE

En la era de las redes sociales y la conexión global, todos hemos sido testigos de cómo los líderes políticos han abanderado la comunicación y desarrollo de esta pandemia mundial, en muchos casos, con catastróficas consecuencias.

Discursos negligentes, negacionistas, irresponsables, engañosos, con metáforas beligerantes…. Un lenguaje masculino que trataba de alentar la ardiente lucha del guerrero, la ofensiva, el ataque, antiguos valores de una guerra que no existía, porque nuestro enemigo no era visible, porque no teníamos armas. Nada tenía sentido en este estilo de comunicación.

Aunque parece que no se dé importancia o que sea fruto de la mera coincidencia azarosa, existe otro lado, otro resultado, otro tipo de gestión exitosa. Algunas líderes del mundo han tomado decisiones contundentes, pero se han desmarcado de ese inútil discurso de guerra.

A pesar de ello, no les ha faltado arrojo y decisión a la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen; a la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, o a la canciller alemana, Angela Merkel, para implementar medidas inminentes, arriesgadas, innovadoras, drásticas y, sobre todo, acompañadas de cristalinas declaraciones a la ciudadanía desde el primer momento. A la vez que adoptaron gestos solidarios y empáticos.

La primera ministra de Islandia, Katrín Jakobsdóttir, decidió realizar test diagnósticos a todos sus ciudadanos sin excepción. La primera ministra noruega, Erna Solberg, apareció en televisión para hablar directamente con los niños de su país, organizando una rueda de prensa en la que la presencia de los adultos no estaba permitida. Todos los componentes del Gobierno neozelandés de Jacinda Ardern se han bajado el sueldo un 20%, en solidaridad con la crisis económica que se avecina.

Detalles y transparencia en medio del caos que, a pesar de que la gestión política no sea perfecta, potencian una sensación de cercanía, protección, calidez, humildad y consideración con la ciudadanía. Queremos que nuestros políticos tengan la inteligencia analítica suficiente como para diseñar estrategias efectivas pero sin olvidar que la empatía es el medio por el que se analiza el impacto en las personas de las medidas que se deciden.

Intuición, inteligencia emocional, humildad, prudencia, moderación, solidaridad, cooperación, calidez, sensatez, capacidad de escucha, humanidad. Estos son los valores que se necesitan ahora, no los valores que promueve el concepto de ‘guerra’.

Los buenos valores no son exclusivos del mundo femenino, en absoluto; las mujeres no son peores ni mejores en puestos de liderazgo, pero sí aportan una perspectiva complementaria necesaria y han de ser capaces de llegar a esos puestos para demostrar su poder de implementar y gestionar la crisis y el cambio.

 

 

 

Análisis no verbal del: «¡Viva el 8M!» de Pedro Sánchez

En la sesión plenaria del Congreso de ayer, de nuevo, los reproches entre partidos continuaban. Y como no puede ser de otra manera, la controvertida celebración de la marcha feminista del pasado 8 de marzo continúa siendo el centro de las críticas al Gobierno.

Fotografía EFE

Fotografía EFE

(Aquí vídeo) Pedro Sánchez responde entonces con un reivindicativo: «Lo digo alto y claro: ¡Viva el 8 de marzo!»

Resulta que con su comunicación no verbal no lo dice ni alto, ni tampoco claro.

Su lenguaje corporal al inicio de la frase es coherente al enérgico mensaje: levanta la mirada, su rostro se torna severo, con ciertos visos de ira, en este caso, asociada a la trascendencia de lo que va a decir a continuación. Sacude fuerte el brazo para marcar contundente el «alto y claro».

Pero finalmente, no sube la voz, de hecho, la baja sutilmente y lo que es más sorprendente, por la incoherencia con el momento, desciende la mirada y agacha la cabeza. No sostiene así la intensidad y convicción en lo que pronuncia con sus palabras. Rompe totalmente el culmen de su protesta.

Parece que hubiera algún estímulo que internamente (idea, pensamiento, recuerdo, emoción) interrumpe el disfrute emocional de tal afirmación, podemos hipotetizar sobre que es consciente de la polémica que despertará tal proclamación, arrepentimiento, culpa, vergüenza

Desde luego, lo que no vemos es orgullo, este sí sería un gesto esperado asociado a sus palabras, definido con una mirada intensa al frente, cabeza alta y postura expansiva.

De ser así, este instante hubiera quedado para la posteridad, pero tal y como lo expresó ayer, proyecta falta de convicción.

 

¿Por qué tiene tanto éxito la serie de ‘La casa de papel’? La psicología que trasciende a la acción

La revolución de la serie españolaLa casa de papel‘ es innegable… se ha convertido en la más vista (de habla no inglesa) en el mundo entero. El argumento es bueno, es entretenida, hay acción, giros inesperados de la trama y muy buenas interpretaciones (otras no tan buenas, en mi opinión), todo ello es obvio; pero también hay un componente psicológico, incluso filosófico, que trasciende más allá de la pura argumentación, del guion y de la estética de la serie.

  • El bien y el mal:

De principio a fin, el hilo argumental de la serie nos enseña la delgada línea que separa a los buenos de los malos, los protagonistas son delincuentes, pero logran que el espectador empatice con ellos y duden al catalogar el reparto en un simple blanco o negro. Ciertamente, las dimensiones de la personalidad, la ética y la historia de cada uno es mucho más compleja y si profundizas en ellas te das cuenta de que existe una escala amplia de grises a la hora de juzgar el bando de los buenos y malos en el que nos situamos todos.

Los personajes se han construido de una forma más singular, son poderosos, se desarrollan y transforman y se representan más ambiguos que de costumbre. Su propio creador, Álex Pina, reconoce este efecto con el ejemplo de ‘Berlín‘ (Pedro Alonso), que «en la serie comienza siendo un hombre ‘cruel, misógino y narcisista’ y termina ‘como un héroe’

  • Economía:

El que nos identifiquemos con los ladrones, empaticemos y creemos un vínculo con ellos, también se ve reforzado por el tipo de atraco que ejecutan: Es la historia de Robin Hood, pero que además ni siquiera roban al Estado o a la gente rica. No se lo quitan a nadie, sino que fabrican dinero para ellos, lo único que roban es tiempo, el que pierden las autoridades, los agentes de inteligencia y policía, la inspectora o el gobierno intentando detenerles. Este hecho dignifica la figura de ‘los malos’ y atenta contra el sistema capitalista.

En mi opinión, el mensaje más potente y que más cala en las emociones más primarias del espectador es la pronunciada por el personaje de ‘El profesor‘, cuando intenta que la inspectora le entienda y vea que no es ‘de los malos’. Es el siguiente:

«¿Por qué no me quieres oír, Raquel? ¿Porque soy de los malos? Te han enseñado a verlo todo en concepto de buenos y malos. Pero esto que estamos haciendo no te parece mal si lo hace otra gente. En el año 2011, el Banco Central Europeo creó de la nada 171.000 millones de euros… de la nada. Igual que estamos haciendo nosotros. Sólo que a lo grande. 185.000 en el 2012, 145.000 en el 2013 ¿y sabes a dónde fue a parar todo ese dinero? A los bancos. Directamente de la fábrica a los más ricos. ¿Dijo alguien que el Banco Central Europeo fuera un ladrón? No. Inyección de liquidez, lo llamaron. Y lo sacaron de la nada, Raquel. ¡De la nada! (coge un billete y lo rompe) ¿Qué es esto, Raquel? Esto no es nada. Es papel. Lo ves? Estoy haciendo una inyección de liquidez. Pero no a la banca. La estoy haciendo aquí, en la economía real de este grupo de desgraciados que somos. Para escapar de todo esto. ¿Tú no quieres escapar?»

Creo que justo en este instante, con este subversivo discurso, no solo la inspectora Raquel, sino todos nosotros reflexionamos y pensamos… «este ‘malo’ lleva toda la razón». «No solamente están robando para sí mismos, sino que también le están dando un golpe y una llamada de atención al sistema capitalista en el que estamos«. Añade en este sentido el director de la serie.

  • La Justicia y una idea brillante: ¿Qué es justo? ¿La justicia es una constante? Nos plantean constantemente los personajes. La justicia es un concepto subjetivo, relativo y cambiante. Hace años había acciones que eran justas y ahora no lo son (y viceversa), la jornada laboral de 16 horas diarias, que las mujeres no pudiéramos votar, el uso de las armas sin control ni regulación, las ‘cazas de brujas’, que los niños pudieran trabajar, que el matrimonio homosexual no estuviera reconocido… un sin fin de normas y aceptaciones sociales y jurídicas que en aquel entonces parecerían impensables asumir.

Tal y como nos dice el personaje de ‘Berlín’, ¿y si dentro de unos años es justo que quién tenga la brillante idea de fabricar dinero para sí mismo pueda disfrutarlo? Según la evolución de la justicia y la sociedad, en un futuro lo que están haciendo ahora puede ser justo o al menos no condenable socialmente.

 

  • Por fin una visión emocional y femenina: Hasta ahora el género se había centrado siempre en bandas de atracadores formadas por hombres exclusivamente. Pina afirma que: «La casa de papel» está cimentada sobre unos personajes femeninos ‘muy fuertes’, por lo que la serie tiene una clara mirada ‘emocional y femenina’ en un género que era eminentemente masculino. La voz en off que relata la historia desde una perspectiva emocional es la del personaje de ‘Tokio’ (Úrsula Corberó), o el de Raquel Murillo (Itziar Ituño), la inspectora del CNP al mando del operativo, una mujer que vive ‘en un mundo de hombres’ y que ha sufrido y superado un caso de violencia de género.

 

  • La lucha de clases: El tierno personaje del señor Torres, amante de su trabajo y responsable de las rotativas que imprimen los billetes, dice ser mucho más feliz trabajando para ‘Nairobi‘, una de las integrantes de la banda de atracadores, que con su antiguo jefe, el director de la Casa de Moneda y Timbre, un tipo insufrible y que le trataba con mucho menos cariño y le motivaba bastante menos que la ladrona. Otro personaje a tener en cuenta en este tema es Alison Parker, hija del embajador británico, su rol se mantiene clave durante toda la serie al ser el salvoconducto de los atracadores.

Si no hubiera estado ella como rehén, el operativo hubiera sido totalmente distinto, más rápido pero con más riesgos, algo que no pueden permitirse con una niña importante. También las burlas y abusos de sus compañeros de colegio vienen cargadas de ese odio cuyo origen es el rencor de clase. En el punto opuesto nos encontramos a Moscú y su hijo Denver, los dos personajes más humildes de la serie, de origen obrero y clase baja, se representan luchadores y conscientes de que sus aspiraciones no pueden ser muy altas. En una de las escenas, Denver sufre una charla de su padre, que le aconseja huir de la mujer que le gusta (una de las rehenes y empleada de la Casa de Moneda y Timbre) por el simple hecho de pertenecer a una distinta clase social. “Como soy un mierda tengo que soñar como un mierda ¿no? Es eso.”

 

¡Y hoy se estrena la tercera temporada! Ya veremos qué nos depara … 🙂

 

No, las mujeres no se tocan el cabello para seducirte #8M #DiaInternacionalDeLaMujer

En el estudio del lenguaje corporal hay muchos mitos de género, más si cabe cuando se asocia al tema de la seducción. Solo hay que poner en un buscador de internet ‘mujeres que se tocan el pelo’ para comprobar que este gesto, por ejemplo, se relaciona directamente con el coqueteo, flirteo, persuasión o interés. Mucho de lo que se publica acerca de la comunicación no verbal no tiene ningún rigor científico y se basa en generalizaciones que pueden llevan a error.

Fotografía Pixabay Free License

En un día como hoy, conviene recordar la cautela a la hora de interpretar las ‘señales’ de la atracción íntima. Por supuesto que nuestro cuerpo comunica, las emociones básicas faciales (sorpresa, miedo, asco, ira, alegría y tristeza) no dan lugar a la duda, su configuración en el rostro es genética y universal, con los gestos no ocurre lo mismo; su significado depende de la persona, del contexto, de la cultura… en definitiva, con los gestos no hay reglas y menos de género.

De hecho, los estudios sociológicos demuestran que en esta pauta en concreto, hombres y mujeres con una significativa longitud similar en el cabello, ‘juegan’ con éste por igual. Es una cuestión de presencia, el pelo largo está en la cara, es visible, y por tanto al alcance de nuestra mano, acudimos a tocarlo, acariciarlo o enredarlo en los dedos con mayor facilidad  que las personas con pelo corto. Se hace como gesto automanipulador, con ello nos relajamos, nos concentramos, descargamos tensión o lo hacemos porque nos sentimos cómodos o aburridos, o como un tic habitual.

Os animo a que leáis mi entrada de hace justo un año: El lenguaje corporal de la mujer ¿igual que el del hombre? 

Siempre que me preguntan ¿Qué consejos darías  para mejorar el lenguaje corporal de una persona? Mi respuesta sería exactamente la misma para un hombre y una mujer. Al final, el mejor consejo que se puede dar es que uno crea con convicción en su mensaje, si uno cree en lo que dice y está seguro de lo que va a contar, su lenguaje corporal fluirá naturalmente con la palabra y transmitirá seguridad, el problema es cuando mentimos, no pensamos realmente lo que decimos o queremos ‘forzar’ nuestra corporalidad para que supuestamente sea mejor. Ahí es donde aparecerán las incongruencias (nuestro cuerpo contradice a nuestro discurso) y transmitiremos falta de honestidad.