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¿Por qué tiene tanto éxito la serie de ‘La casa de papel’? La psicología que trasciende a la acción

La revolución de la serie españolaLa casa de papel‘ es innegable… se ha convertido en la más vista (de habla no inglesa) en el mundo entero. El argumento es bueno, es entretenida, hay acción, giros inesperados de la trama y muy buenas interpretaciones (otras no tan buenas, en mi opinión), todo ello es obvio; pero también hay un componente psicológico, incluso filosófico, que trasciende más allá de la pura argumentación, del guion y de la estética de la serie.

  • El bien y el mal:

De principio a fin, el hilo argumental de la serie nos enseña la delgada línea que separa a los buenos de los malos, los protagonistas son delincuentes, pero logran que el espectador empatice con ellos y duden al catalogar el reparto en un simple blanco o negro. Ciertamente, las dimensiones de la personalidad, la ética y la historia de cada uno es mucho más compleja y si profundizas en ellas te das cuenta de que existe una escala amplia de grises a la hora de juzgar el bando de los buenos y malos en el que nos situamos todos.

Los personajes se han construido de una forma más singular, son poderosos, se desarrollan y transforman y se representan más ambiguos que de costumbre. Su propio creador, Álex Pina, reconoce este efecto con el ejemplo de ‘Berlín‘ (Pedro Alonso), que «en la serie comienza siendo un hombre ‘cruel, misógino y narcisista’ y termina ‘como un héroe’

  • Economía:

El que nos identifiquemos con los ladrones, empaticemos y creemos un vínculo con ellos, también se ve reforzado por el tipo de atraco que ejecutan: Es la historia de Robin Hood, pero que además ni siquiera roban al Estado o a la gente rica. No se lo quitan a nadie, sino que fabrican dinero para ellos, lo único que roban es tiempo, el que pierden las autoridades, los agentes de inteligencia y policía, la inspectora o el gobierno intentando detenerles. Este hecho dignifica la figura de ‘los malos’ y atenta contra el sistema capitalista.

En mi opinión, el mensaje más potente y que más cala en las emociones más primarias del espectador es la pronunciada por el personaje de ‘El profesor‘, cuando intenta que la inspectora le entienda y vea que no es ‘de los malos’. Es el siguiente:

«¿Por qué no me quieres oír, Raquel? ¿Porque soy de los malos? Te han enseñado a verlo todo en concepto de buenos y malos. Pero esto que estamos haciendo no te parece mal si lo hace otra gente. En el año 2011, el Banco Central Europeo creó de la nada 171.000 millones de euros… de la nada. Igual que estamos haciendo nosotros. Sólo que a lo grande. 185.000 en el 2012, 145.000 en el 2013 ¿y sabes a dónde fue a parar todo ese dinero? A los bancos. Directamente de la fábrica a los más ricos. ¿Dijo alguien que el Banco Central Europeo fuera un ladrón? No. Inyección de liquidez, lo llamaron. Y lo sacaron de la nada, Raquel. ¡De la nada! (coge un billete y lo rompe) ¿Qué es esto, Raquel? Esto no es nada. Es papel. Lo ves? Estoy haciendo una inyección de liquidez. Pero no a la banca. La estoy haciendo aquí, en la economía real de este grupo de desgraciados que somos. Para escapar de todo esto. ¿Tú no quieres escapar?»

Creo que justo en este instante, con este subversivo discurso, no solo la inspectora Raquel, sino todos nosotros reflexionamos y pensamos… «este ‘malo’ lleva toda la razón». «No solamente están robando para sí mismos, sino que también le están dando un golpe y una llamada de atención al sistema capitalista en el que estamos«. Añade en este sentido el director de la serie.

  • La Justicia y una idea brillante: ¿Qué es justo? ¿La justicia es una constante? Nos plantean constantemente los personajes. La justicia es un concepto subjetivo, relativo y cambiante. Hace años había acciones que eran justas y ahora no lo son (y viceversa), la jornada laboral de 16 horas diarias, que las mujeres no pudiéramos votar, el uso de las armas sin control ni regulación, las ‘cazas de brujas’, que los niños pudieran trabajar, que el matrimonio homosexual no estuviera reconocido… un sin fin de normas y aceptaciones sociales y jurídicas que en aquel entonces parecerían impensables asumir.

Tal y como nos dice el personaje de ‘Berlín’, ¿y si dentro de unos años es justo que quién tenga la brillante idea de fabricar dinero para sí mismo pueda disfrutarlo? Según la evolución de la justicia y la sociedad, en un futuro lo que están haciendo ahora puede ser justo o al menos no condenable socialmente.

 

  • Por fin una visión emocional y femenina: Hasta ahora el género se había centrado siempre en bandas de atracadores formadas por hombres exclusivamente. Pina afirma que: «La casa de papel» está cimentada sobre unos personajes femeninos ‘muy fuertes’, por lo que la serie tiene una clara mirada ‘emocional y femenina’ en un género que era eminentemente masculino. La voz en off que relata la historia desde una perspectiva emocional es la del personaje de ‘Tokio’ (Úrsula Corberó), o el de Raquel Murillo (Itziar Ituño), la inspectora del CNP al mando del operativo, una mujer que vive ‘en un mundo de hombres’ y que ha sufrido y superado un caso de violencia de género.

 

  • La lucha de clases: El tierno personaje del señor Torres, amante de su trabajo y responsable de las rotativas que imprimen los billetes, dice ser mucho más feliz trabajando para ‘Nairobi‘, una de las integrantes de la banda de atracadores, que con su antiguo jefe, el director de la Casa de Moneda y Timbre, un tipo insufrible y que le trataba con mucho menos cariño y le motivaba bastante menos que la ladrona. Otro personaje a tener en cuenta en este tema es Alison Parker, hija del embajador británico, su rol se mantiene clave durante toda la serie al ser el salvoconducto de los atracadores.

Si no hubiera estado ella como rehén, el operativo hubiera sido totalmente distinto, más rápido pero con más riesgos, algo que no pueden permitirse con una niña importante. También las burlas y abusos de sus compañeros de colegio vienen cargadas de ese odio cuyo origen es el rencor de clase. En el punto opuesto nos encontramos a Moscú y su hijo Denver, los dos personajes más humildes de la serie, de origen obrero y clase baja, se representan luchadores y conscientes de que sus aspiraciones no pueden ser muy altas. En una de las escenas, Denver sufre una charla de su padre, que le aconseja huir de la mujer que le gusta (una de las rehenes y empleada de la Casa de Moneda y Timbre) por el simple hecho de pertenecer a una distinta clase social. “Como soy un mierda tengo que soñar como un mierda ¿no? Es eso.”

 

¡Y hoy se estrena la tercera temporada! Ya veremos qué nos depara … 🙂

 

¿Por qué Cersei (la mala malísima de Juego de Tronos) cae mal?

Existirán múltiples variables pero nos centramos en su comunicación no verbal para explicarlo. La sonrisa no es solo la expresión de la alegría, también puede serlo de la ironía, de la socarronería, de la mofa, de la compasión, de la esperanza, también del desprecio, sugiriendo rechazo y superioridad moral e intelectual frente al otro.

La forma de sonreír puede convertirse incluso en una seña de identidad, en la única huella que proyecte nuestra personalidad. Mi compañero Alan Crawley, psicólogo experto en lenguaje corporal, nos trae un caso ejemplar. Ha analizado el gesto más característico de una de las protagonistas de la afamada serie ‘Juego de Tronos‘.

Cersei combina la acción de elevar las comisuras de los labios (músculo cigomático mayor) con el descenso de las comisuras (músculo triangular de los labios) y da como resultado una expresión frecuente: ella sonríe pero las comisuras en lugar de subir, bajan en forma oblicua. Esta acción se denomina ‘sonrisa amortiguada‘.

En general, esta expresión facial transmite mensajes relacionados con la soberbia, la arrogancia, la prepotencia y sensaciones de superioridad. También puede expresar un intento por contener las emociones positivas y aparentar menos alegría. Debemos considerar que la interpretación de esta sonrisa, como la de cualquier otro gesto, depende del contexto, del momento en el que aparece, de la persona y de la frecuencia con la que se realiza.

En el caso de Cersei vemos que esta sonrisa aparece durante todas las temporadas como una marca registrada. Es probablemente su manera favorita de sonreír. En ella quedan pocas dudas de que es una expresión facial de disfrute, de sensaciones de superioridad. La actriz ha contado que algunos fans de la serie han llegado a insultarla por la calle y en parte esto es un cumplido, dado que su personaje es creíblemente maligno.

Por esto, es una de de las mejores actrices de la serie y en parte se debe a que utiliza un amplio repertorio de acciones corporales que transmiten realmente las emociones que quiere y debe según su rol en la trama. Sus gestos, sus sonrisas, jamás se exageran hasta parecer melodramáticas (como el movimiento de cejas de Daenerys) sino más bien, son acciones sutiles, lo suficientemente evidentes para que el mensaje llegue al espectador, pero no demasiado…

Me ha parecido una aportación fantástica.

¿Qué os parece?

 

 

 

 

¿Se puede simular el amor? Depredadores emocionales

Hoy tengo en mi blog firma invitada. Es todo un lujo que la afamada jurista y criminóloga, Paz Velasco, colabore con esta interesante entrada sobre los perfiles psicopáticos que sé que tanto os intrigan. 🙂

Ya se ha hablado en múltiples ocasiones de que el perfil cognitivo-conductual del psicópata integrado (hombres y mujeres) es multifacético. Y una de las facetas más sorprendentes, crueles y peligrosas es su simulación del amor. Sabemos que miente de forma brillante y que a los ojos de los demás es encantador, incluso parece una buena persona. Esa capacidad de fascinar a los demás es el medio que utilizan para captar el interés de potenciales “parejas-víctimas”. La seducción es la clave de todo.

Tiene una extraordinaria habilidad para captar las necesidades y apetencias de la otra persona, de modo que actuará como un eco de esas necesidades, llegando a convencer a su “víctima” de que él, es el hombre de su vida. Con el tiempo convierten a su pareja en un ser sumiso, dependiente, vacío de sí mismo que gira y gira cual satélite alrededor de él llegando a perder su propia identidad. Un psicópata no busca una relación sentimental auténtica ni un plan real de futuro juntos, solo comodidad, interés y beneficio. Busca a alguien a quién explotar emocional, sexual, financiera y/o socialmente. Porque el psicópata no quiere en absoluto a su pareja (ni a nadie). Solo se quiere a sí mismo. Y esta es su maldición: no son capaces de sentir.

Lleva a cabo una intensa labor de desgaste y una progresiva destrucción de su pareja a la cual elige, sin que en ningún momento intervengan sentimientos, sino perspectivas utilitarias. Eros (más conocido como Cupido) aquí, no tiene nada que ver. Ni una sola flecha le alcanza. Tras ese fingido amor, llega el abandono, la ausencia, la indiferencia y la pareja-víctima no entenderá nada, incluso llegará a pensar que es culpa suya. No se trata de una relación que se ha ido deteriorando con el tiempo. Nunca hubo nada, nunca fue real. Simplemente utilizó una serie de tácticas para que esa persona confiara, amara y compartiera su vida con un depredador emocional.

“Son incapaces de mantener un compromiso porque la fidelidad, el respeto y el amor no tienen para ellos ni valor ni significado. Son emociones que cognitivamente entienden desde el punto de vista social, pero no pueden sentirlas ni ponerlas en práctica, lo que hace que el sufrimiento de sus víctimas sea agónico, lento y dilatado en el tiempo” [del Libro Criminal-mente]

El proceso de seducción del psicópata pasa por varias fases: Desde un principio idílico y perfecto hasta el inevitable y amargo final para la víctima.

1.- Evaluación de víctimas potenciales (assessment phase). Utiliza su agudo sentido para detectar puntos débiles y seleccionar a la víctima idónea, desplegando todos sus encantos para conquistarla. La vulnerabilidad de algunas personas para ser “parasitadas” es algo irresistible para estos psicópatas. Harán preguntas para saber cuáles son sus necesidades, sus sueños, sus fantasías, sus ilusiones atrayéndolas con la promesa de ofrecerles justo lo que están buscando. La víctima hablará, será sincera, le abrirá su corazón mientras él observa y analiza cuidadosamente cada una de sus palabras y de sus emociones. Ve a la víctima como una “panolis” que se cree todo lo que le está contando y se jacta interiormente de lo fácil que es engañarla. Lo hace tan bien, se esfuerza tanto, que es muy fácil confundir esta manipulación emocional con el amor y por supuesto con la pasión.

2.- Manipulación (manipulation phase). Es la fase más halagadora para la víctima y la más placentera para él porque utiliza todo su encanto para engañarla disfrutando intensamente de cada momento. Hay un auténtico bombardeo de amor (adulaciones, mensajes, mails, regalos, declaraciones de amor…) lo que provoca una intensa euforia emocional que hace bajar la guardia a la víctima, llegando a idealizarlo. Sin embargo todo está deliberadamente fabricado. Todo es artificial. Primero crean la ficción psicopática, una máscara o segunda piel, un personaje que se adapta a la perfección a las necesidades de su víctima, enviándole constantemente un claro mensaje “soy tu alma gemela”. La ha estudiado, observado y simplemente copia y pega lo que ha visto y escuchado convirtiéndose en una imagen especular de su víctima. Temporalmente, las víctimas representan el objeto de su deseo y de sus anhelos, el amor de su vida y la clave de su felicidad y así se lo hacen ver, pero todo tiene una premeditada fecha de caducidad. El psicópata crea un personaje clonando a la víctima: utiliza sus sueños, sus deseos, sus necesidades y lo peor de todo, sus sentimientos. Algunas máscaras son extremadamente elaboradas, de modo que se puede tardar años en descubrir a este depredador emocional.

Cuando la víctima está “perdidamente enamorada”, el psicópata se quitará la máscara, porque ya ha conseguido su objetivo. Comienzan los engaños, las estafas, el maltrato psicológico, las humillaciones, la negación de sus sentimientos utilizándola para los fines por los que fue elegida. En estos momentos puede llegar a ser cruel, desconsiderado, grosero e incluso en algunos casos violento. Pero la víctima siempre lo disculpará. Solo alguien desde fuera verá quien es verdaderamente ese sujeto pero sus esfuerzos para quitarle la máscara son inútiles: la víctima no creerá ninguno de los comentarios ni de las advertencias acerca del hombre al que considera el amor de su vida. El psicópata intervendrá modificando su máscara (pedirá perdón, simulará tristeza, fingirá que llora o planeará una velada romántica) para restar credibilidad a los comentarios de ese enemigo. Y la víctima le creerá una y otra vez, porque para ella, todo es real.

3.- Abandono (abandonment phase). La víctima ha sido explotada y vaciada. El psicópata ya ha obtenido todo lo que quería de ella o encuentra a otra víctima mucho más interesante. Entonces, simplemente desaparece dejándola sumida en la desesperación con sentimientos de culpabilidad, de vergüenza y a veces con deseos de venganza.

Decía Séneca que el amor no se asusta de nada. Y es cierto. Si el amor tuviera miedo, estos depredadores emocionales jamás entrarían en la vida de miles de personas.

 

*Fuente: Babiak, P. y Hare, R. (2006). Snakes in Suits: When Psychopaths Go to Work. New Yok: Ed. Harper Collins Publishers, pp. 42-84.

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¿Qué tipo de personalidad tienes?

Según los estudios científicos, parece que los seres humanos somos más parecidos de lo que pensamos, ya que solo establecen 4 categorías distintas para explicar los estilos de personalidad existentes en la sociedad. Hay que explicar que los principales rasgos de la personalidad son genéticos y bastante estables, se van modulando con el tiempo, la experiencia, el aprendizaje, o las relaciones interpersonales, pero es improbable que se transformen en un rasgo totalmente opuesto (por ejemplo, pasar de ser extrovertido a introvertido) a no ser que haya enfermedades graves o hechos traumáticos de por medio.

Dicho esto, todos somos diferentes, ¿cómo puede ser? Hay que ver a cada uno de los cuatro grupos de personalidad como una nube de puntos en la que todos nos distribuimos con diferentes puntuaciones en la misma categoría (por ejemplo, dos personas son neuróticas, pero una puntuará con un 58 en la escala y la otra con un 87, son iguales pero diferentes a su vez).

Un reciente estudio del año 2018 ha constatado los resultados con una muestra de casi dos millones de personas de todo el mundo. Todos ellos cumplimentaron pruebas estandarizadas de los cinco principales factores de la personalidad: neuroticismo, amabilidad, conciencia, extraversión y apertura a la experiencia.

Tras el análisis, los autores establecen los siguientes 4 estilos de personalidad: El ‘promedio’, el ‘reservado’, los ‘modelos a seguir’ y el ‘egocéntrico’.

  1. Promedio: La mayoría de las personas son ‘promedio’, como es de esperar: son relativamente extrovertidas pero también algo neuróticas. Además, se encuentran relativamente cerrados a nuevas experiencias, prefiriendo atenerse a lo que saben, en lugar de ser curiosos.
  2. Reservado: Las personas reservadas tienden a ser emocionalmente estables pero más introvertidas. También son agradables y concienzudos, personas silenciosas, discretas, dispuestas y confiables.
  3. Modelo de roles: Los que pertenecen a esta categoría tienden a tener emociones estables y son altos en apertura a la experiencia, amabilidad, conciencia y extroversión. Esto se traduce en que son personas amables, trabajadoras, extrovertidas y curiosas. Es una categoría ideal para asignarles por ejemplo la coordinación y gestión de personas y proyectos. Son líderes positivos natos. El estudio demostró además que en este grupo se encontraban las personas de mayor edad de la muestra y encontraron una mayor propensión también en mujeres.
  4. Egocéntrico: Las personas egocéntricas son extrovertidas pero bajas en niveles de franqueza, amabilidad y conciencia. Los varones adolescentes son particularmente propensos a pertenecer a este tipo de personalidad. Y tienden a serlo menos las personas de avanzada edad.

Los rasgos más oscuros de la personalidad

Seguro que te has preguntado alguna vez cómo alguien puede cometer tal crimen o por los límites a los que puede llegar la maldad humana. El comportamiento cuestionable desde el punto de vista ético, moral y social forma parte de la vida cotidiana, en la historia y en todas las culturas se pueden encontrar fácilmente comportamientos implacables, egoístas, sin escrúpulos o incluso francamente malvados.

En psicología se utiliza el término de «rasgos oscuros» o «factor D» (la D proviene de la palabra inglesa Dark – oscuro)  para agrupar los rasgos de personalidad que están vinculados a esta clase de conductas, principalmente: maquiavelismo, narcisismo y  psicopatía.

Fotografía Pixabay License

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Este Factor D se define comoLa tendencia general a maximizar la utilidad individual de uno, ignorando, aceptando o provocando maliciosamente la inutilidad de los demás, acompañada de creencias que sirven como justificaciones.  En pocas palabras, D, describe la tendencia a perseguir despiadadamente los propios intereses, incluso cuando esto perjudica a otros (o incluso por dañar a otros), mientras que tiene creencias que justifican estos comportamientos.

Ahora, una reciente investigación llevada a cabo por un equipo de psicólogos de Alemania y Dinamarca sugiere que características como el egoísmo, el rencor o el sadismo comparten un mismo denominador común. Y aunque nos parezca mucho más habitual que una persona pueda ser egoísta antes que psicópata, lo cierto es que el estudio demuestra que todos los aspectos oscuros de la personalidad humana están estrechamente relacionados y se basan en una misma tendencia.

En otras palabras: si tienes uno de estos rasgos, es muy probable que puedas desarrollar alguno de los otros. Según los investigadores, si una persona exhibe un comportamiento malévolo específico (como el gusto por humillar a otros) tendrá una mayor probabilidad de participar también en otras actividades malévolas como hacer trampa, mentir o robar.

«Los rasgos oscuros tienen mucho más en común que lo que los diferencia. Y el conocimiento sobre este ‘núcleo oscuro’ puede jugar un papel crucial para los terapeutas que trabajan con personas con estos rasgos específicos. Lo vemos, por ejemplo, en casos de violencia extrema, incumplimiento de normas, mentira y engaño en los sectores corporativos o públicos. Aquí, el conocimiento sobre el factor D de una persona puede ser una herramienta útil para evaluar la probabilidad de que la persona vuelva a delinquir o participe en conductas más dañinas«, afirma Ingo Zettler, uno de los investigadores y profesor de psicología en la Universidad de Copenhague, Dinamarca.

Según los expertos, su investigación demuestra cómo este factor D está presente en nueve de los rasgos oscuros de la personalidad más estudiados:

  • Egoísmo: preocupación excesiva sobre la propia ventaja a expensas de la de los demás.
  • Maquiavelismo: actitud manipuladora e insensible y la creencia de que los fines justifican los medios.
  • Desconexión moral: estilo de procesamiento cognitivo que permite comportarse sin ética y sin sentir angustia.
  • Narcisismo: excesivo ensimismamiento, sentido de superioridad y una extrema necesidad de recibir atención de los demás.
  • Derecho psicológico: creencia recurrente de que uno es mejor que los demás y merece un mejor trato.
  • Psicopatía: falta de empatía y autocontrol, combinada con un comportamiento impulsivo.
  • Sadismo: deseo de causar daño mental o físico a otros para el propio placer o para beneficiarse a sí mismo.
  • Interés propio: deseo de promover y resaltar el propio estado social y financiero.
  • Rencor: disposición para causar daño o destruir a otros, incluso si uno mismo se daña en el proceso.

 

*Referencias:

Moshagen, M., Hilbig, BE y Zettler, I. (2018). El núcleo oscuro de la personalidad. Revisión psicológica, 125 , 656–688. ( doi: 10.1037 / rev0000111 )

https://www.bbc.com/mundo/noticias

http://www.darkfactor.org/

 

Cómo reconocer a una persona neurótica

Tradicionalmente, siempre necesitábamos de test de personalidad para reconocer los rasgos que cada uno tiene. La tendencia última, en este sentido, ha evolucionado hacia la perfilación indirecta de la personalidad, es decir, detectar ciertos rasgos a través de la mera observación de la conducta, esto es, de sus movimientos, de su forma de hablar, de caminar, e incluso por sus rutinas diarias, su coche, su nevera, su mesa de trabajo… Las investigaciones científicas en psicología de la personalidad han ido asociando cada uno de estos comportamientos con ciertos patronés genéticos y estables del carácter, de modo que no sean necesarias las pruebas estadísticas para hacerte una idea del tipo de personalidad que tienes ante ti.

Está mucho más claro saber valorar si una persona es extrovertida o introvertida, racional o emocional, pero se complica con el rasgo del neuroticismo. Éste se define como inestabilidad emocional, ansiedad, preocupación, tensión y con tendencia a la culpabilidad (no tienen por qué estar presentes todos, pueden cumplirse unos u otros, depende del nivel del rasgo que tengamos). Los rasgos de personalidad nos encasillan pero también, según su nivel y su combinación con otros rasgos, marcan las diferencias, no será igual una persona extrovertida que puntúa 96 en neuroticismo a una persona introvertida que puntúa 72 en neuroticismo.

Tomando como referencia el estado más puro y amplio del neuroticismo, observarémos que incluso en conversaciones informales, parece que se mueven más y constantemente que el común de los mortales, ya sea mordiéndose o clavándose las uñas o sacudiendo las piernas, se conocen como gestos automanipuladores, nos tocamos a nosotros mismos, a nuestra ropa o a objetos de alrededor para soltar tensión e inquietud.  Estas conductas repetitivas pueden ser puntuales, por un estado concreto de nerviosisimo, pero si son habituales en la línea base de comunicación de alguien son muestra de personalidades neuróticas.

Según Atsushi Oshio, de la Universidad de Waseda (Japón), los malos hábitos de morderse las uñas y agitar las piernas pueden ser perjudiciales para la salud. Particularmente en Japón, sacudir las piernas se considera altamente indeseable. Esta conducta puede que no tenga repercusiones tan graves en otras culturas pero sí transmiten falta de confianza, por ejemplo en una entrevista de trabajo, y da pista de una personalidad inestable, tal y como apunta el experto «tales hábitos contribuyen a un sentimiento de desintegración en lugar de un sentimiento unificado y equilibrado«.

Se ha observado que el morderse las uñas generalmente desaparece como comportamiento integrado cuando pasamos la etapa de la adolescencia, por tanto, de entrada ya se asocia a una conducta infantil, imadura e insegura. Muchas personas con neuroticismo alto pueden cambiar morderse las uñas por otras conductas repetitivas que no están tan ‘mal vistas’ socialmente, por ejemplo, masticar chicle o girar el cabello. Según Oshio, estas acciones se producen como un mecanismo para afrontar el estrés, como un comportamiento inconsciente que las personas no pueden inhibir fisiológicamente.

 

*Fuente:  Psychology Today – Oshio, A. (2018). ¿Quién agita las piernas y se muerde las uñas? Comportamientos repetitivos autoinformados y rasgos de personalidad. Estudios psicológicos.

Ganar engancha pero, ¿es sano ser competitivo o nos convierte en malas personas?

La competitividad es una actitud pero también un rasgo de personalidad. Tanto a nivel laboral como personal genera sentimientos encontrados, es un concepto controvertido, sin embargo es algo muy arraigado en el ser humano, un comportamiento primitivo que nos ayudó a sobrevivir y evolucionar en tiempos pasados, también ahora.

La desvirtuación del término se genera por no saber identificarlo y confundirlo con sinónimos que no son tales, como el egoísmo, la envidia, la soberbia, la arrogancia o incluso la maldad por sí misma. Realmente, competir es conseguir una meta por tus propios méritos y no considerar rivales al resto, sino puntos de referencia. Es la mayor habilidad de un auténtico líder, aquel que crece sin pisar a los demás.

Si quieres saber el orígen de la competitividad, por qué el cerebro humano se desarrolló realmente gracias a la competitividad social, y por qué ganar ‘engancha’, no te pierdas el artículo que escribí para la Revista Tinta Verde (pinchando aquí). Ahora es tu responsabilidad decidir qué tipo de competitividad eliges.

El aroma de tu personalidad

Yo estoy igualmente sorprendida. La personalidad huele. Lo afirma un estudio científico de la Universidad polaca de Wroclaw. Ya conocíamos que la personalidad puede perfilarse indirectamente sin necesidad de realizar un test, hay estudios que relacionan ciertos rasgos de personalidad con nuestra forma de hablar, de caminar, de vestir, de cómo tenemos organizada nuestra mesa de oficina, etc, pero estos investigadores fueron más allá estableciendo la hipótesis de que también podría relacionarse con un olor particular.

Los resultados del estudio fueron insólitos para la comunidad científica ya que los datos de correlación estadística fueron significativos. Es decir, se descarta la asociación de la personalidad con un olor por efecto del azar. Durante el experimento, se les repartió a 30 mujeres y 30 hombres camisetas blancas 100% de algodón previamente lavadas. Se les pidió que durmieran con ellas puestas durante tres noches consecutivas. Todos los participantes eran solteros y no compartían la cama.

A continuación, convocaron a una muestra de 200 personas (100 hombres y 100 mujeres) en un entorno aislado para que evaluaran las muestras a través del olfato. Se encontró que las cualidades de la personalidad estrechamente ligadas al aroma corporal son la dominación, el neuroticismo y la extroversión, ya que corresponden a procesos fisiológicos y a la producción de sustancias (hormonas, enzimas, etc.) que alteran el olor. Sin embargo, otros rasgos como la agradabilidad, la escrupulosidad y la disponibilidad no tienen efectos aromáticos.

Los juicios sustentados en el olor fueron más exactos que aquellos basados en el comportamiento grabado de otros estudios. También fue curioso el hecho de que el mayor número de aciertos se producía al adivinar personalidades dominantes por miembros del sexo opuesto. Es decir, una mujer tenía mayores probabilidades de acertar la personalidad cuando la camiseta pertenecía a un hombre dominante y viceversa.

P. Vronsky pronostica una nueva oleada de asesinos en serie para el año 2035

Peter Vronsky es un historiador estudioso y apasionado por la conducta criminal. Su interés en ello surgió cuando en su juventud se cruzó con un asesino en serie, mientras esperaba un ascensor intercambió una breve mirada con la persona que bajaba en él, le llamó la atención su aspecto y su mirada esquiva y perdida, meses después descubrió por los medios de comunicación que aquel hombre era Richard Cottingham, conocido como el carnicero de Times Square.

Vronsky quedó anclado a ese momento y su interés por el perfil criminal se convirtió en el centro de su vida, todo ello reforzado por el apogeo de los asesinos en serie en América del Norte, durante un extraño ciclo de tres décadas. Investigó los factores que podían ser los causantes de estos picos significativos de asesinos seriales.

Sus conclusiones fueron controvertidas, en su libro «Los hijos de Caín: una historia sobre los asesinos en serie«, desarrolla la hipótesis  de que el aumento de los asesinos seriales puede rastrearse hasta los estragos de la II Guerra Mundial, que duró de 1939 hasta 1945, y los hijos de los hombres que regresaron de los campos de batalla. En sus investigaciones, el historiador logró determinar que muchos de los asesinos seriales fueron niños durante la II Guerra Mundial y los años de posguerra. «Fue una guerra que llegó a unos niveles de violencia que nunca habíamos visto«, dijo Vronsky.

En el mundo de la criminología no descartan las razones de Vronsky aunque el consenso suele añadir que no hay una sola causa o factor identificable que conduzca al desarrollo de un asesino en serie. Más bien, hay una multitud de factores que contribuyen a su desarrollo. De cara al futuro Vronsky pronostica que los conflictos en Oriente Próximo y la crisis económica de 2008 pueden provocar un repunte de asesinos en serie dentro de dos décadas.

Termino con una de las frases más inquietantes de su investigación «en lo más profundo de nuestro ser —allí donde almacenamos todo lo malo que nos ocurre—, todos llevamos un asesino en serie«. Le preguntaron al autor ¿qué puede salvarnos? Parece que la respuesta es contundente, solo una buena educación puede salvarnos

 

 

*Fuentes de consulta:

BBC News

Vice.com

Los dos Pablo Iglesias

Pablo Iglesias reaparece tras su baja paternal en informativos telecinco con Pedro Piqueras, la entrevista se inicia con la temática personal para acabar hablando de la actualidad política. Y éste es un ejemplo perfecto para poder analizar las dos caras del líder de Podemos, su lado más íntimo y personal y su rol de político luchador y reivindicativo.

En estas dos partes le cambian prácticamente todos los rasgos de su morfología y comunicación, observamos cómo al inicio, al tratar temas de su vida privada, habla en un tono muy bajo, pausado, lento, casi no se le oye. Sus gestos son serenos, al igual que su rostro, relajado y sin acción muscular significativa salvo para expresar sonrisas auténticas. Se dibuja con este patrón una personalidad introvertida, tímida y recelosa a la hora de enfrentar hablar en público sobre su vida personal, se muestra más distante, inaccesible y más inseguro en este terreno.

Todo lo contrario ocurre cuando el tema cambia y se habla de política, su gesto se endurece pero también se crece y cobra una fuerza y seguridad propias de un auténtico líder. Realmente parece otra persona diferente, su expresión emocional ya no es sonriente y serena, vuelve al ceño fruncido marca registrada Pablo Iglesias, la ira le caracteriza, es su forma natural de expresar sus ideas y argumentar su posición, es vehemente y muy convencido con lo expresa en su mensaje oral. Su voz es alta y fuerte y aumenta la velocidad del ritmo, su postura gestual se yergue y se abre, volviéndose más dinámica e ilustrativa.

En definitiva, es un claro ejemplo de cómo el lenguaje corporal se modula y se adapta a lo que sentimos realmente en cada momento y ante diferentes estímulos en una misma situación.

[Puedes ver las diferentes secuencias de la entrevista pinchando aquí]