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¿Se puede simular el amor? Depredadores emocionales

Hoy tengo en mi blog firma invitada. Es todo un lujo que la afamada jurista y criminóloga, Paz Velasco, colabore con esta interesante entrada sobre los perfiles psicopáticos que sé que tanto os intrigan. 🙂

Ya se ha hablado en múltiples ocasiones de que el perfil cognitivo-conductual del psicópata integrado (hombres y mujeres) es multifacético. Y una de las facetas más sorprendentes, crueles y peligrosas es su simulación del amor. Sabemos que miente de forma brillante y que a los ojos de los demás es encantador, incluso parece una buena persona. Esa capacidad de fascinar a los demás es el medio que utilizan para captar el interés de potenciales “parejas-víctimas”. La seducción es la clave de todo.

Tiene una extraordinaria habilidad para captar las necesidades y apetencias de la otra persona, de modo que actuará como un eco de esas necesidades, llegando a convencer a su “víctima” de que él, es el hombre de su vida. Con el tiempo convierten a su pareja en un ser sumiso, dependiente, vacío de sí mismo que gira y gira cual satélite alrededor de él llegando a perder su propia identidad. Un psicópata no busca una relación sentimental auténtica ni un plan real de futuro juntos, solo comodidad, interés y beneficio. Busca a alguien a quién explotar emocional, sexual, financiera y/o socialmente. Porque el psicópata no quiere en absoluto a su pareja (ni a nadie). Solo se quiere a sí mismo. Y esta es su maldición: no son capaces de sentir.

Lleva a cabo una intensa labor de desgaste y una progresiva destrucción de su pareja a la cual elige, sin que en ningún momento intervengan sentimientos, sino perspectivas utilitarias. Eros (más conocido como Cupido) aquí, no tiene nada que ver. Ni una sola flecha le alcanza. Tras ese fingido amor, llega el abandono, la ausencia, la indiferencia y la pareja-víctima no entenderá nada, incluso llegará a pensar que es culpa suya. No se trata de una relación que se ha ido deteriorando con el tiempo. Nunca hubo nada, nunca fue real. Simplemente utilizó una serie de tácticas para que esa persona confiara, amara y compartiera su vida con un depredador emocional.

“Son incapaces de mantener un compromiso porque la fidelidad, el respeto y el amor no tienen para ellos ni valor ni significado. Son emociones que cognitivamente entienden desde el punto de vista social, pero no pueden sentirlas ni ponerlas en práctica, lo que hace que el sufrimiento de sus víctimas sea agónico, lento y dilatado en el tiempo” [del Libro Criminal-mente]

El proceso de seducción del psicópata pasa por varias fases: Desde un principio idílico y perfecto hasta el inevitable y amargo final para la víctima.

1.- Evaluación de víctimas potenciales (assessment phase). Utiliza su agudo sentido para detectar puntos débiles y seleccionar a la víctima idónea, desplegando todos sus encantos para conquistarla. La vulnerabilidad de algunas personas para ser “parasitadas” es algo irresistible para estos psicópatas. Harán preguntas para saber cuáles son sus necesidades, sus sueños, sus fantasías, sus ilusiones atrayéndolas con la promesa de ofrecerles justo lo que están buscando. La víctima hablará, será sincera, le abrirá su corazón mientras él observa y analiza cuidadosamente cada una de sus palabras y de sus emociones. Ve a la víctima como una “panolis” que se cree todo lo que le está contando y se jacta interiormente de lo fácil que es engañarla. Lo hace tan bien, se esfuerza tanto, que es muy fácil confundir esta manipulación emocional con el amor y por supuesto con la pasión.

2.- Manipulación (manipulation phase). Es la fase más halagadora para la víctima y la más placentera para él porque utiliza todo su encanto para engañarla disfrutando intensamente de cada momento. Hay un auténtico bombardeo de amor (adulaciones, mensajes, mails, regalos, declaraciones de amor…) lo que provoca una intensa euforia emocional que hace bajar la guardia a la víctima, llegando a idealizarlo. Sin embargo todo está deliberadamente fabricado. Todo es artificial. Primero crean la ficción psicopática, una máscara o segunda piel, un personaje que se adapta a la perfección a las necesidades de su víctima, enviándole constantemente un claro mensaje “soy tu alma gemela”. La ha estudiado, observado y simplemente copia y pega lo que ha visto y escuchado convirtiéndose en una imagen especular de su víctima. Temporalmente, las víctimas representan el objeto de su deseo y de sus anhelos, el amor de su vida y la clave de su felicidad y así se lo hacen ver, pero todo tiene una premeditada fecha de caducidad. El psicópata crea un personaje clonando a la víctima: utiliza sus sueños, sus deseos, sus necesidades y lo peor de todo, sus sentimientos. Algunas máscaras son extremadamente elaboradas, de modo que se puede tardar años en descubrir a este depredador emocional.

Cuando la víctima está “perdidamente enamorada”, el psicópata se quitará la máscara, porque ya ha conseguido su objetivo. Comienzan los engaños, las estafas, el maltrato psicológico, las humillaciones, la negación de sus sentimientos utilizándola para los fines por los que fue elegida. En estos momentos puede llegar a ser cruel, desconsiderado, grosero e incluso en algunos casos violento. Pero la víctima siempre lo disculpará. Solo alguien desde fuera verá quien es verdaderamente ese sujeto pero sus esfuerzos para quitarle la máscara son inútiles: la víctima no creerá ninguno de los comentarios ni de las advertencias acerca del hombre al que considera el amor de su vida. El psicópata intervendrá modificando su máscara (pedirá perdón, simulará tristeza, fingirá que llora o planeará una velada romántica) para restar credibilidad a los comentarios de ese enemigo. Y la víctima le creerá una y otra vez, porque para ella, todo es real.

3.- Abandono (abandonment phase). La víctima ha sido explotada y vaciada. El psicópata ya ha obtenido todo lo que quería de ella o encuentra a otra víctima mucho más interesante. Entonces, simplemente desaparece dejándola sumida en la desesperación con sentimientos de culpabilidad, de vergüenza y a veces con deseos de venganza.

Decía Séneca que el amor no se asusta de nada. Y es cierto. Si el amor tuviera miedo, estos depredadores emocionales jamás entrarían en la vida de miles de personas.

 

*Fuente: Babiak, P. y Hare, R. (2006). Snakes in Suits: When Psychopaths Go to Work. New Yok: Ed. Harper Collins Publishers, pp. 42-84.

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