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P. Vronsky pronostica una nueva oleada de asesinos en serie para el año 2035

Peter Vronsky es un historiador estudioso y apasionado por la conducta criminal. Su interés en ello surgió cuando en su juventud se cruzó con un asesino en serie, mientras esperaba un ascensor intercambió una breve mirada con la persona que bajaba en él, le llamó la atención su aspecto y su mirada esquiva y perdida, meses después descubrió por los medios de comunicación que aquel hombre era Richard Cottingham, conocido como el carnicero de Times Square.

Vronsky quedó anclado a ese momento y su interés por el perfil criminal se convirtió en el centro de su vida, todo ello reforzado por el apogeo de los asesinos en serie en América del Norte, durante un extraño ciclo de tres décadas. Investigó los factores que podían ser los causantes de estos picos significativos de asesinos seriales.

Sus conclusiones fueron controvertidas, en su libro «Los hijos de Caín: una historia sobre los asesinos en serie«, desarrolla la hipótesis  de que el aumento de los asesinos seriales puede rastrearse hasta los estragos de la II Guerra Mundial, que duró de 1939 hasta 1945, y los hijos de los hombres que regresaron de los campos de batalla. En sus investigaciones, el historiador logró determinar que muchos de los asesinos seriales fueron niños durante la II Guerra Mundial y los años de posguerra. «Fue una guerra que llegó a unos niveles de violencia que nunca habíamos visto«, dijo Vronsky.

En el mundo de la criminología no descartan las razones de Vronsky aunque el consenso suele añadir que no hay una sola causa o factor identificable que conduzca al desarrollo de un asesino en serie. Más bien, hay una multitud de factores que contribuyen a su desarrollo. De cara al futuro Vronsky pronostica que los conflictos en Oriente Próximo y la crisis económica de 2008 pueden provocar un repunte de asesinos en serie dentro de dos décadas.

Termino con una de las frases más inquietantes de su investigación «en lo más profundo de nuestro ser —allí donde almacenamos todo lo malo que nos ocurre—, todos llevamos un asesino en serie«. Le preguntaron al autor ¿qué puede salvarnos? Parece que la respuesta es contundente, solo una buena educación puede salvarnos

 

 

*Fuentes de consulta:

BBC News

Vice.com

Los aspirantes a liderar el PP definidos por su comunicación no verbal

El Partido Popular ya se ha convertido en el partido español al que más candidatos se han presentado en su particular proceso de primarias. Hoy analizamos las principales candidaturas, las cuatro que parece que van adquiriendo más trascendencia, para valorar las luces y sombras de cada uno a través de su comunicación no verbal. Empecemos por ellas.

Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal. Foto EFE

Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal. Foto EFE

Me detendré más en Soraya Sáenz de Santamaría porque es la que más aspectos destacables tiene para perfilar y ha estado, hasta ahora, más expuesta a debates políticos (mayor carga emocional) y comparecencias públicas. Soraya es la que más está trabajando su ‘marca personal‘ para destacar en estas elecciones internas del partido. Solo tenéis que ver el eslogan que se ha marcado en sus redes sociales. «Sora ya!» Un lema simple pero con gancho, sugiere inmediatez, que ha llegado su momento. Los perfiles de Twitter de los candidatos no tienen desperdicio y también proyectan aspectos de su personalidad e intenciones… no os perdáis el análisis al respecto que hizo mi compañero José Luis Martín Ovejero (entra aquí)

Desde luego que Sáenz de Santamaría haya ostentado la vicepresidencia del gobierno es muy beneficioso para ella, el efecto halo hará su trabajo y la proyectará como ‘capaz’, con experiencia; realmente ha estado muy cerca del anterior presidente y eso le confiere una mayor cercanía funcional y emocional con ese puesto. Es una persona afectivamente discreta, no es intensa en su expresividad pero si hay que destacar en ella dos gestos claves: las sonrisas ‘de medio lado’ y el orgullo.

Esas sonrisas unilaterales, que se han convertido en una expresión identificativa de Soraya, se asocian al desprecio. No me entendáis mal. No es posible que esté ‘despreciando’ a todas horas a todo el mundo, ya que ésta es una emoción momentánea y reactiva; pero que esa sonrisa forme parte de su línea base de comportamiento puede dibujar una personalidad altiva, segura, condescendiente, en cierta medida denota arrogancia… Los niveles exactos de estos rasgos lo sabrán quienes la conozcan de verdad. PERO (no nos vengamos arriba), hay que aclarar que, por sí solos, estas características no son buenas ni malas, arraigadas a otros valores, cualidades y contextos pueden ser positivas o, todo lo contrario, insufribles…

Este aspecto de la sonrisa de ‘medio lado’ es coherente con el otro gesto corporal que también la caracteriza: el orgullo. Será frecuente que la veamos con el mentón elevado, una postura especialmente erguida y gestos de apertura y expansivos en el espacio, que demuestra también cierto grado de dominancia. Soraya tiene además habilidad y fluidez verbal, es una persona organizada y pausada, se transmite en su forma de hablar. No es tan atropellada como, por ejemplo, Mariano Rajoy y normalmente se muestra coherente entre lo que dice y expresa a través de su corporalidad, aspecto que le dota de credibilidad.

María Dolores de Cospedal es bastante plana en su comunicación gestual, el arte de la comunicación no verbal no es su fuerte, le cuesta ordenar ideas, comete errores frecuentes de repetición e incoherencia (recordemos aquello de los «pagos en diferido») y sus gestos ilustrativos, en general, se ven forzados y desacompasados con sus palabras, en este sentido, puede generar desconfianza; Le falta la fuerza y vehemencia emocional, aspectos con los que sí cuenta su contrincante Soraya; aunque es una mujer sonriente que transmite positividad y buenas intenciones.

Pablo Casado. Fotografñia: JAVIER LIZÓN / EFE

Pablo Casado. Fotografñia: JAVIER LIZÓN / EFE

Al igual que ocurre con Sáenz de Santamaría y Cospedal, Pablo Casado y José Manuel García-Margallo son la cara y la cruz de la moneda. Ambos adversarios tienen un estilo comunicativo muy diferente, por razones obvias. Pablo Casado es la figura joven y fresca del partido, su imagen se identifica con la renovación y la modernidad pero manteniendo la estética tradicional del partido político. Tiene una apariencia y expresión muy del estilo Pedro Sánchez, gesticulan bastante, son apasionados, aunque a veces caen en la artificialidad y sus mensajes pierden fuerzan, no llegan al espectador.

García-Margallo sería la figura más parecida al predecesor en el cargo Mariano Rajoy, su apariencia proyecta sabiduría, tradición, experiencia pero alejaría al partido de la idea de renovación y transgresión por el que ahora parece que apuestan todos. Tiene un estilo comunicativo plano, neutral y carente de emociones pero sí que utiliza mucho sus manos para marcar contundentemente sus ideas y enfatizar su mensaje; también posee habilidad y fluidez verbal, un lenguaje culto y organizado que le brinda un aire de profunda sabiduría y esto genera confianza.

José Manuel García-Margallo. Foto Jorge París

José Manuel García-Margallo. Foto Jorge París