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Cómo reconocer a una persona tóxica: 7 señales infalibles

Las estadísticas revelan que 1 de cada 100 personas presentan rasgos ‘tóxicos’. Parece fácil verlo ‘a toro pasado’, pero realmente nos cuesta identificar los patrones de comportamiento que se relacionan con las personas tóxicas, ya que sus trampas y estrategias suelen ser sutiles y sofisticadas.

Muchas veces no sabemos determinar exactamente qué es, pero hay algo que no nos cuadra, percibimos que sobre una persona determinada planea un halo negro invisible de manipulación, culpa, pesimismo e inseguridad.

Vamos a ver qué tipo conductas abusivas utilizan estos individuos:

  • Minimizan los logros y éxitos de los demás: Nunca comparten tus alegrías o, si lo hacen en un principio, acabarán por quitarle importancia al final. Les incomodan los triunfos ajenos, ya que se sienten aun más frágiles y precarios. Aunque esta respuesta parezca un agravio evidente, normalmente lo dejamos pasar e incluso justificamos (estará muy ocupado, tiene mala memoria y olvidó felicitarme…)
  • Pesimistas: Y cuanto más optimista e ilusionado estés tú con cualquier proyecto o experiencia, más expresarán la parte negativa de cualquier cosa, con críticas y quejas, para dejar un poso oscuro que rebaje tu entusiasmo, todo son problemas para ellos. Se nutren de rebajar la alegría y la euforia de los demás.
  • Profundamente dependientes: Son personas posesivas, no quieren compartirte con nadie más y tienden al aislamiento, sibilinamente te van separando de amigos y familiares con excusas como «es que me apetece solo estar contigo», «a mí no me hace falta nadie más, ¿y a ti?», «es que tus amigos no me caen bien y prefiero que cenemos los dos solos»… ¿Os suena verdad?
  • Asumen el rol de víctimas: No sabes cómo pero siempre acaban dando ‘la vuelta a la tortilla’ para que tú seas el culpable y él el mártir. Esta estrategia les permite ser validadas y disponer a su antojo de todos nuestros recursos, de todas nuestras energías. Llaman nuestra atención y perseguimos su perdón, su cariño, su amor.
  • Egocéntricas: Son personas muy egoístas tanto en lo material como en lo emocional. Priorizan sus necesidades y caprichos por encima de los tuyos, todo el gasto que se haga en ellos está super justificado, los tuyos… ya son otra cosa. Son poco empáticos y no consideran los sentimientos de otros. Su objetivo es instrumentalizar a los demás para obtener su propio beneficio. Son maestros del «mi-mi-yo-yo«.
  • Inestabilidad emocional: No tienen término medio, o están exultantes o están deprimidos sin motivos aparentes que justifiquen estos cambios. Nunca sabes por dónde te pueden salir, incluso ante una situación similar, nunca reaccionan de la misma manera, no son coherentes ni equilibrados emocionalmente. De esta manera, te descolocan, jamás  adivinarás por qué puede estallar y así procurarás tenerle siempre contento y satisfecho para evitar conflictos.
  • Expertos en ‘luz de gas’: Una de las formas más peligrosas y sibilinas de anulación que te hará sentir que estás perdiendo la cordura. Quien hace luz de gas es capaz de afirmar que ocurrieron cosas o no con una seguridad y una firmeza tal que resultan creíbles y comenzarás a pensar que igual eres un exagerado y que quizás no lleves razón o incluso que dudes de tus recuerdos sobre un hecho concreto. En definitiva, la persona tóxica quiere inocularte la sensación de histerismo, puede conseguir anular tu voluntad y distorsionar la realidad sin que te des cuenta.

 

Estoy deseando leeros… ¿Habéis conocido a muchas personas tóxicas? ¿Reconocéis estas señales?

 

 

Cómo reconocer a una persona neurótica

Tradicionalmente, siempre necesitábamos de test de personalidad para reconocer los rasgos que cada uno tiene. La tendencia última, en este sentido, ha evolucionado hacia la perfilación indirecta de la personalidad, es decir, detectar ciertos rasgos a través de la mera observación de la conducta, esto es, de sus movimientos, de su forma de hablar, de caminar, e incluso por sus rutinas diarias, su coche, su nevera, su mesa de trabajo… Las investigaciones científicas en psicología de la personalidad han ido asociando cada uno de estos comportamientos con ciertos patronés genéticos y estables del carácter, de modo que no sean necesarias las pruebas estadísticas para hacerte una idea del tipo de personalidad que tienes ante ti.

Está mucho más claro saber valorar si una persona es extrovertida o introvertida, racional o emocional, pero se complica con el rasgo del neuroticismo. Éste se define como inestabilidad emocional, ansiedad, preocupación, tensión y con tendencia a la culpabilidad (no tienen por qué estar presentes todos, pueden cumplirse unos u otros, depende del nivel del rasgo que tengamos). Los rasgos de personalidad nos encasillan pero también, según su nivel y su combinación con otros rasgos, marcan las diferencias, no será igual una persona extrovertida que puntúa 96 en neuroticismo a una persona introvertida que puntúa 72 en neuroticismo.

Tomando como referencia el estado más puro y amplio del neuroticismo, observarémos que incluso en conversaciones informales, parece que se mueven más y constantemente que el común de los mortales, ya sea mordiéndose o clavándose las uñas o sacudiendo las piernas, se conocen como gestos automanipuladores, nos tocamos a nosotros mismos, a nuestra ropa o a objetos de alrededor para soltar tensión e inquietud.  Estas conductas repetitivas pueden ser puntuales, por un estado concreto de nerviosisimo, pero si son habituales en la línea base de comunicación de alguien son muestra de personalidades neuróticas.

Según Atsushi Oshio, de la Universidad de Waseda (Japón), los malos hábitos de morderse las uñas y agitar las piernas pueden ser perjudiciales para la salud. Particularmente en Japón, sacudir las piernas se considera altamente indeseable. Esta conducta puede que no tenga repercusiones tan graves en otras culturas pero sí transmiten falta de confianza, por ejemplo en una entrevista de trabajo, y da pista de una personalidad inestable, tal y como apunta el experto «tales hábitos contribuyen a un sentimiento de desintegración en lugar de un sentimiento unificado y equilibrado«.

Se ha observado que el morderse las uñas generalmente desaparece como comportamiento integrado cuando pasamos la etapa de la adolescencia, por tanto, de entrada ya se asocia a una conducta infantil, imadura e insegura. Muchas personas con neuroticismo alto pueden cambiar morderse las uñas por otras conductas repetitivas que no están tan ‘mal vistas’ socialmente, por ejemplo, masticar chicle o girar el cabello. Según Oshio, estas acciones se producen como un mecanismo para afrontar el estrés, como un comportamiento inconsciente que las personas no pueden inhibir fisiológicamente.

 

*Fuente:  Psychology Today – Oshio, A. (2018). ¿Quién agita las piernas y se muerde las uñas? Comportamientos repetitivos autoinformados y rasgos de personalidad. Estudios psicológicos.