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Sujetador deportivo: ¿hasta qué punto es necesario?

Si en varias ocasiones os he dejado claro que soy una firma defensora del braless, hay una ocasión en la que no me lo quito ni con agua caliente: cuando hago deporte.

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Ya puede estar el termómetro marcando la temperatura de la superficie del sol que se sigue viniendo conmigo.

El sujetador deportivo, a diferencia de mi enemigo acérrimo, que es el de los aros (y por estos motivos deberías romper tu relación con él), tiene un objetivo más relacionado con la salud que con cómo luce el pecho con la ropa.

La prenda está pensada para mitigar el impacto del ejercicio sobre la zona, y por tanto evitar que se dañen las fibras mediante desgarros.

De hecho, te habrás dado cuenta de que cuando sales a correr, tus tetas tienen vida propia y van dando tumbos como si fueran la multitud de un festival de música electrónica.

Esto se debe a que el pecho se mueve de arriba a abajo hasta 12 centímetros, más de lo que te mueves tú cuando quieres coger el mando de la tele en plena sobremesa del domingo y está sobre la mesa.

El sujetador deportivo corta el movimiento de raíz ya que tiene una elasticidad muy limitada (que te lo digan a ti cuando te lo pones y te notas espachurrada). Están diseñados precisamente para el movimiento que hace el pecho, no como el sujetador normal, que en todo caso está pensado para mantener el pecho estático.

Los tejidos, de una alta permeabilidad, mantienen el sudor lejos de la piel y se adaptan a tu forma independientemente de si tienes una teta más pequeña que otra. Además los tirantes anchos consiguen que los hombros se lleven parte del golpe.

Y que, ahora mismo, gracias a la variedad que hay, va a ser difícil que no encuentres uno que te encante. Siempre puedes hacer como yo y buscarlo tipo crop top para que puedas dejar la camiseta tranquilamente en casa.

Tetas sí, pezones no

Cuando te haces un tatuaje, una de las primeras cosas a cumplir es que no debes llevar ropa apretada en torno a él. Estrenando uno en el costado, iba a ser complicado el tema del sujetador, así que opté por pasar aquella primera semana sin llevarlo.

FEMEN

FEMEN

Las mujeres bien sabéis de qué os hablo, pero, queridos hombres, ¿cómo explicaros la gloriosa sensación de ir con el pecho suelto? Permitidme que os la describa como mejor se me ocurre: es como cuando después de un día nadando en la piscina te metes en la cama y aún sientes como si te mantuvieras en suspensión dentro del agua, como cuando haces algo muy bien en el trabajo y te felicitan por ello, como cuando conocéis a una chica con la que compartís aficiones.

He trabajado, he salido de fiesta y he quedado con amigos siempre sin sujetador durante una semana. Sin él me sentía ligera, libre, hasta el punto de que casi caminaba más recta al no encorvar la espalda por inercia de la presión del sujetador.

Y en uno de estos benditos momentos, en uno de mis instantes de felicidad corporal, de comodidad máxima, recibo críticas porque en una de esas ocasiones se me notaban los pezones.

Haciendo memoria, recuerdo que he recibido algún que otro comentario al respecto, de manera privada, porque en ciertas fotos de Instagram, en las que salgo con tops deportivos, sucedía lo mismo.

No sé si debería haberme sentido avergonzada pero la verdad es que no sentí pudor alguno. Las tetas tienen pezones y el sujetador es un invento que, además de colocarlas en posiciones antinaturales, da una forma irreal de seno perfectamente redondo cuando la realidad es que todos, absolutamente todos, están coronados por esas glándulas.

Y aunque entiendo que no todas tenemos la suerte que tengo yo de poder ir sin sujetador sin que me resulte incómodo o molesto (de las pocas ventajas de tener pecho pequeño), si en algún momento decidimos hacerlo, que sea sin agobios por nuestro cuerpo.

Sí, se me transparentan los pezones, llevo las largas puestas, los llevo como los timbres de un castillo y no quiero ocultarlo, porque por mucho que nos digan que es feo, obsceno o de mal gusto por provocativo, la realidad es que se trata de otra manera de desigualdad.

Mientras que nadie se va a quedar mirando a un hombre al que se le marcan con la camiseta, las mujeres no podemos mostrar los pezones porque no debemos tener sexualidad. Socialmente el pezón femenino no existe, ya que, una vez más, el cuerpo no es nuestro, sino que es algo que debemos ocultar por si puede causar excitación o malestar por si transmite que somos nosotras las que la estamos sintiendo.

Así que a todas aquellas rebeldes con causa o a aquellas, que como yo, vais más cómodas por la vida sin él, no os avergoncéis, porque es lo natural. Y a quien no le guste, que no mire.

Querido ‘Push up’, hemos terminado

Querido Push up,

Tenemos que hablar. Y los dos sabemos cómo acaban las conversaciones que empiezan con esas tres palabras.

Hemos terminado. Te lo digo así de sopetón porque no soy de andarme por las ramas. Han sido muchos años juntos desde que te descubrí al poco de cumplir los 18.

Siempre recordaré cómo convertías por arte de magia, desafiando a las leyes de la física con tu relleno y tus aros, un pecho pequeño en un par de tetazas a la altura del cuello con canalillo. ¿Te acuerdas?

Qué bien hacías que me quedaran los vestidos escotados. Eso sí, siempre llegaba el momento crucial de quitarte delante de alguien. No importaba que apagara la luz o que te desabrochara de espaldas, sabía que no tenía esa talla de más que tú me hacías.

Como toda relación, también hemos tenido nuestros altibajos. Más de una vez me ha sentado mal la comida de lo apretado que te llevaba. Y…Jesús, ¡cómo te clavabas en los hombros! Me tirabas más que las asas de la mochila de un paracaidista.

Rompo contigo porque ya no te llevas. No lo digo yo, lo ha decidido la última línea de lencería de Victoria´s Secret y todas las demás tiendas se han apuntado al bombardeo. Como te lo cuento: eliminación total de aros y rellenos, el escote de 2016 es un escote natural.

No significa que vaya a ir por la vida con las gemelas sueltas a lo Kendall Jenner. Aunque es una decisión libre de cada una no olvido los pros y los contras de llevarlas sujetas.

Que rompa contigo no significa que te vaya a quemar a lo hippie en los setenta. Te quedarás en mi armario no vaya a ser que vuelvas. Aunque, sinceramente, espero que no lo hagas.

Te diría que te voy a echar de menos, pero todavía recuerdo como lo primero que hacía al llegar a casa era desabrocharte con un suspiro de alivio.

Tuya (hasta hoy),

Mara

Free YOURSELF ✨ #nobranoproblem

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¿El sujetador evita o favorece que se me caigan las tetas?

Charlize Theron, GTRES

Charlize Theron sintiéndose libre, GTRES

Desde que este año empezaron a llevarse los escotes ‘ombligueros’ (según la R.A.E.: dícese de aquellos escotes que alcanzan en su plenitud y profundidad la parte de la anatomía humana del ombligo) surgió el debate. «Libres domingos y domingas» decían unos, «Se os van a caer y acabaréis arrastrando las tetas por la alfombra» decían otros.

Las mujeres, llenas de dudas y preocupación frente al espejo, mirábamos el sujetador y nos mirábamos el pecho. ¿Llevar o no llevar? ¿Ser o no ser? ¿No me tendría que haber bajado ya la regla? Desesperadas, acudíamos a Google, ese remanso de conocimiento donde todos los temas ya han sido hablados en alguna página de Forocoches, pero nadie parecía ponerse de acuerdo en qué era lo anatómicamente saludable.

Porque siendo sinceras, LLEVAR SUJETADOR ES UN COÑAZO. No hay nada mejor que llegar a casa, llevar la mano a la parte de atrás de tu espalda y librar a tus gemelas de esa cárcel de aros y tirantes. LIBERTAD!


Es un rollo, pero socialmente tenemos que llevarlo. Sí. Hemos llegado a un punto en el que solo de imaginarnos andando por la facultad o la oficina con nuestras amigas libres y juguetonas saltando de un lado a otro de la camiseta, nos horrorizamos cuando, en realidad, es lo bonito y natural. Y los pezones. Los pezones son un capítulo aparte. En el momento en el que se te note un pezón ya vas a estar con el ‘run rún’ de que, de un momento a otro, alguien te señalará apreciando que llevas puestas «las largas». Y encima la que se supone que tiene que sentirse mal eres tú y no ese mirón bocachancla. ¡No! ¡Basta!

Si vas a hacer deporte, mejor llevar a 'las niñas' sujetas. HERCAMPUS

Si vas a hacer deporte, mejor llevar a ‘las niñas’ sujetas. HERCAMPUS

El sujetador es una decisión personal, lo que sí tenemos que tener en cuenta antes de elegir si vamos a llevarlo o no es que «el pecho tiene una sujeción natural hecha de colágeno. Si tenemos una masa muscular desarrollada y no tenemos una mama grande el sujetador no es imprescindible» dice la doctora Mª Ángeles López Marín del Centro Médico Rusiñol.

«Para determinados deportes lo tenemos que sujetar ya que el movimiento rompe las fibras de colágeno» afirma la doctora.

¿Las claves de un buen sujetador? «Preferiblemente sin aros para que no corten las fibras de nuestro sujetador natural porque produce más descolgamiento. Si notas que se clava o si al quitártelo tienes una marca, no es el adecuado. Tienes que estar mas cómoda con él que sin él«.

Si además quieres poner de tu parte, la doctora recomienda hacer ejercicios de pecho para desarrollar la musculatura y, sobre todo «postres de gelatina o suplementacion de colágeno».