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Media docena de curiosos términos que hacen referencia a tonalidades de colores (V)

Muchos son los colores que conocemos y las diferentes tonalidades que presentan. A menudo nos referimos a estos por alguno de sus rasgos, colocándole tras el nombre genérico alguna coletilla (por ejemplo: azul claro, verde oscuro, amarillo brillante, gris apagado, rosa chillón…). En realidad la mayoría de ellos tienen una palabra concreta con la que referirse al mismo, motivo por el que en este post te traigo la quinta (de varias entradas) con media docena de curiosos términos que hacen referencia a tonalidades de colores.

Media docena de curiosos términos que hacen referencia a tonalidades de colores (V)

Gilvo: Melado o entre blanco y rojo (término prácticamente en desuso). Proviene del latín ‘gilvus’ el cual hacía referencia al ‘amarillo pálido’, siendo también utilizado el vocablo latino para denominar a ciertas aves de plumaje de dicha tonalidad.

Achiotado: De color rojo intenso. Esta definición es utilizada especialmente en México, de donde proviene su etimología, ya que hace referencia al ‘achiote’ (planta típica de aquella zona) cuyas semillas eran utilizadas para conseguir el colorante o pigmento natural de color rojo amarillento.

Niste: Grisáceo, similar a la ceniza. Este término también proviene del náhuatl (lengua del antiguo Imperio azteca) ‘nextli’ cuyo significado literal era ‘ceniza’.

Zarco: Azul claro. Este término se utilizaba siglos atrás para hacer referencia al color de ojos claros de una persona (especialmente si era mujer) ya que etimológicamente proviene del árabe hispánico ‘zárqa’ y su significado literal era ‘la que tiene ojos azules’.

Solferino: Morado rojizo. Este término hace referencia a la población de Solferino (al norte de Italia), lugar en el que tuvo lugar en 1859 una cruenta batalla entre los ejércitos de Francia y Austria, quedando las calles teñidas de sangre de esa tonalidad.

Rufo: Rojo. Esta era el modo en el que antiguamente también se denominaba a la persona que tenía el cabello pelirrojo. El término proviene del latín ‘rufus’, con el mismo significado y que además también dio origen al vocablo ‘rufián’, ya que antiguamente se tenía el convencimiento de que las personas de ‘mal vivir’ tenían el cabello de color encarnado (o usaban pelucas de ese color).

 

 

 

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Fuente de la imagen: piqsels

Media docena de curiosos términos que hacen referencia a tonalidades de colores (I)

Muchos son los colores que conocemos y las diferentes tonalidades que presentan. A menudo nos referimos a estos por alguno de sus rasgos, colocándole tras el nombre genérico alguna coletilla (por ejemplo: azul claro, verde oscuro, amarillo brillante, gris apagado, rosa chillón…). En realidad la mayoría de ellos tienen una palabra concreta con la que referirse al mismo, motivo por el que en este post te traigo una primera (de varias entradas) con media docena de curiosos términos que hacen referencia a tonalidades de colores.

Media docena de curiosos términos que hacen referencia a tonalidades de colores (I)

Albahío: Blanco amarillento. Término que proviene del árabe andalusí ‘albahí’, cuyo significado era ‘resplandeciente’.

Albugíneo: Enteramente blanco. Del latín ‘albūgo’ que significaba ‘mancha blanca’.

Cerúleo: Azul claro, semejante al del cielo despejado o el de la alta mar (comúnmente conocido como ‘azul cielo‘ o ‘azul mar‘). Etimológicamente procede del latín ‘caeruleus’, de exacto significado y este derivaba de ‘caelum’ (cielo).

Coccíneo: Púrpura. Del latín ‘coccineus’ y éste de ‘coccĭnum’, el cual hacía referencia a ‘grana’ (rojo tirando a morado).

Flavo: De color entre amarillo y rojo, como el de la miel o el del oro. Del adjetivo latino ‘flavus’ que significaba ‘brillar’.

Leucofeo: De color gris o ceniciento. Llegó al castellano desde el latín ‘leucophaeus’ (de exacto significado) y este lo tomó del griego ‘leukóphaios’, formado por ‘leukós’ (blanco) y ‘phaiós’ (oscuro)

 

 

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Destripando mitos: La ‘sangre azul’ de los reyes no proviene del color de las venas sino de una referencia al cielo

A la hora de consultar el origen de la expresión ‘ser de sangre azul’, atribuida a las personas pertenecientes a la realeza, en un 99 por ciento de ocasiones nos dará como resultado a esa búsqueda que dicha referencia proviene del hecho de que antiguamente a los miembros de las Casas Reales no les daba el sol y, por tanto, tenían la piel muy pálida dejando traslucir las venas y predominando las azules, que realmente no son de ese color sino que es provocado por un efecto óptico de la luz  de onda corta la cual se refleja en las venas que están más cerca de la superficie de la piel, situadas a 0’5 milímetros por debajo de la epidermis.

Destripando mitos: La ‘sangre azul’ de los reyes no proviene del color de las venas sino de una referencia al cielo

Pero en realidad esa referencia a la sangre real y el color con el que se traslucen las venas no deja de ser un mito provocado por un error de traducción o, mejor dicho, una interpretación errónea de unos antiguos textos del historiador romano Cornelio Tácito (vivió entre los siglos I y II d.C.) realizadas por humanistas españoles a inicios del siglo XVII.

Resulta que, tal y como explicó hace ya varias décadas, el célebre lingüista de origen rumano, Eugen Coșeriu, los mencionados humanistas cometieron un error a la hora de interpretar unos textos del historiador latino en los que cuando se refería a emperadores y reyes de su época lo hacía utilizando la expresión ‘caelesti sanguine (ortam)’ (‘nacido de sangre celestial’), debido a que se aludía a la procedencia divina y celestial (del cielo) de aquellos descendientes y del mismo linaje que Cayo Octavio Turino, más conocido como ‘Augusto’ (primer emperador romano y a quien se le ‘divinizó’).

Fue precisamente ese término ‘calaesti’ (celestial) el que llevó a confusión en el siglo XVII y se transformó de la noche a la mañana en ‘celeste’ (azul claro, cuya denominación proviene precisamente de eso: el color del cielo). No tardó en difundirse, ya en castellano, el término ‘sangre celeste’ en lugar de ‘sangre celestial’, por lo que con los años esa referencia al celeste pasó a ser denominada azul y, de ahí, al término ‘sangre azul’.

El uso popular de esta nueva locución, ayudada de interpretaciones confusas de la misma y que iban variando con el tiempo debido a la transmisión oral de una generación a otra es lo que hizo que hoy en día esté tan extendida la errónea explicación de la sangre azul de los miembros de las familias reales y el color de sus venas por no haber tomado el sol, en lugar de aludir a la procedencia divina y celestial que, originalmente, explicó Cornelio Tácito en su obra ‘Ab Excessu divi Augusti Historiarum Libri’ (Libros de historias desde la muerte del divino Augusto), la cual comprendía en una treintena de libros la historia generacional desde Augusto (siglo I a.C.) hasta Tito Flavio Domiciano (siglo i d.C.).

Pero también debo entonar un ‘mea culpa’ debido a que hasta hace unos años yo mismo estaba convencido de que la popular explicación era la correcta, pero a finales de 2015 llegó a mis manos un concienzudo trabajo publicado en 2011 por Jairo Javier García Sánchez , Profesor Titular del Departamento de Filología de la Universidad de Alcalá (UAH), quien daba las claves para ir tirando del hilo sobre lo sugerido por Eugen Coșeriu a mediados del siglo XX y corroborar esa otra explicación.

Cabe destacar que al principio (antes de leer el mencionado trabajo) fui algo escéptico en cuanto a lo planteado en él e incluso llegué a intercambiar algunos correos email con el propio profesor Jairo Javier García. Tras la lectura y haber comprobado uno por uno las diferentes fuentes propuestas, he podido llegar a la conclusión de que el origen celestial del término ‘sangre azul’ es el correcto y que hemos estado equivocados durante muchísimos años (no he podido terminar de investigar a fondo sobre el tema hasta ahora debido a la falta de tiempo, pues me encontraba inmerso en la escritura de mi último libro “Ya está el listo que todo lo sabe de SEXO”.

Podéis leer el trabajo del profesor Jairo Javier García Sánchez en el siguiente enlace: http://bit.ly/2qSN6YP

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons