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¿De dónde surge exclamar ‘¡alegría, alegría!’ cuando se derrama cava en la mesa?

Un gesto muy característico cuando se derrama un poco de cava en la mesa, en un día de celebración, es mojarse las yemas de los dedos en el líquido que se ha vertido fuera de la copa y mientras se exclama la palabra ‘¡alegría, alegría!’ se moja la frente de los presentes (incluso la barriga si hay alguna embarazada presente).

¿De dónde surge exclamar ‘¡alegría, alegría!’ cuando se derrama cava en la mesa?

Esto es algo que es realizado sobre todo por las personas más mayores y se trata de una práctica que lleva realizándose desde hace muchísimo tiempo y que está englobada dentro de las supersticiones más leves.

No existe un momento concreto en la Historia o una anécdota protagonizada por algún personaje que diese comienzo a esta costumbre, pero lo que sí se sabe es que originalmente este ritual de augurio era realizado cuando el líquido vertido era vino y no cava o champán (tal y como lo conocemos hoy en día).

En el antiguo refranero popular podemos encontrarnos con algunos dichos que hablan sobre lo positivo que representaba que se derramara vino sobre la mesa pero, al mismo tiempo y de forma comparativa, nos advertía de la negatividad y mal augurio que suponía si, por el contrario, lo que se había derramado era la sal (te hablé sobre ello, tiempo atrás, en el post ‘¿De dónde surge la superstición que dice que si te dan un salero en la mano tendrás mala suerte?’).

Y es que en realidad ese acto de tocar con las yemas de los dedos el vino derramado para mojar la frente y al mismo tiempo exclamar ‘¡alegría, alegría!’ son dos actos distintos que, con el paso de los años, han acabado confluyendo para realizarse conjuntamente.

Por un lado tenemos una superstición de carácter religioso, debido a la creencia de que el vino era la sangre de Cristo y, por tanto, el hecho de derramarse sobre una mesa se consideraba como una irreverencia, por lo que, aquel a quien se le había caído, procedía a mojarse las yemas para posteriormente persignarse (hacerse la señal de la cruz en la frente) tanto a él como al resto de comensales (en especial a niños y ancianos).

Pero por otro lado nos encontramos con una costumbre surgida paralelamente (entre los no creyentes) que convirtió en sinónimo de abundancia el hecho de derramar vino. Si caía fuera de la copa al ser servido era una analogía de que sobraba y, por tanto, de alegría porque las cosas iban bien en aquel lugar (al contrario de si lo derramado era la sal, considerada como un producto de primera necesidad).

De ahí surgieron varios refranes, con múltiples variantes, como: ‘Verterse el vino es buen sino, derramarse la sal, mala señal’, ‘Verter el vino es bueno; verter la sal, mala señal’, ‘Derramar el vino es buena señal, pero no la sal’, ‘Verterse el vino es buen sino; derramar la sal es mala señal’

¿De dónde surge exclamar ‘¡alegría, alegría!’ cuando se derrama cava en la mesa?

Ambas prácticas (la superstición de santiguarse y la costumbre de exclamar la palabra alegría) se unieron con el tiempo en un solo acto, motivo por el que suele realizarse conjuntamente, aunque ya no se suele hacer la señal de la cruz en la frente, solo mojarla con las yemas.

También influye el hecho de que el cava (o champán) es mucho más fácil derramarse en el momento de ser abierto, además de que su consumo suele realizarse como acto de celebración y alegría.

 

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Fuente de las imágenes: torange.biz / gifer

Destripando mitos: Molière no murió sobre un escenario vestido de amarillo (y ese no es el origen de la superstición española a este color)

Una de las supersticiones más extendidas en España y que además siguen al dedillo un gran número de artistas y personas relacionadas con el mundo del espectáculo, el cine y la televisión es que vestir de color amarillo trae mala suerte. Por tal motivo innumerable son los profesionales (sobre todo de las artes escénicas) que se niegan a llevarlo e incluso a compartir escenario o plató si hay algún elemento amarillo (ya sea de atrezo o textil).

Destripando mitos: Molière no murió sobre un escenario vestido de amarillo (y ese no es el origen de la superstición española a este color)

La inmensa mayoría de los supersticiosos a ese color (e incluso un gran número de expertos e historiadores) se acogen a la leyenda (que no deja de ser urbana) que explica que Jean-Baptiste Poquelin (más conocido por el sobrenombre de Molière) falleció el 17 de febrero de 1673 mientras representaba en un teatro de París la insigne obra ‘El enfermo imaginario’. Todas esas fuentes y personas indican (erróneamente) que el ilustre dramaturgo y actor vestía en ese momento de amarillo.

Pero esto no es cierto, debido a que Molière no falleció sobre el escenario (aunque sí se encontraba con un fuerte dolor de pecho durante la representación) pero le dio tiempo de llegar a su  casa, donde murió pocas horas después, posiblemente a causa de una tuberculosis (aunque nunca se determinó el motivo real del deceso).

Otro detalle importante es que Molière no iba vestido de amarillo en dicha función, pues existen suficientes pruebas documentales que indican que, para interpretar el papel del hipocondriaco Argán (protagonista de la obra), encargó a una importante sastrería parisina un traje de color amaranto (rojo tirando a granate) y de ese modo era como iba vestido cada noche de las cuatro funciones que le dio tiempo a protagonizar.

Cabe destacar que en el mundo del teatro francés el color verde es por antonomasia el que causa superstición a los actores y esto viene de unos cuantos siglos antes del fallecimiento de Molière, aunque no se sabe por qué a partir de mediados del siglo XIX aparecieron ciertos escritos que vinculaban dicha superstición hacia el verde en los escenarios franceses y el fallecimiento del célebre dramaturgo y actor.

El motivo por el que se originó la superstición al verde en el mundo teatral de Francia viene de mucho antes de la muerte de Molière: antiguamente para conseguir los pigmentos de este color se debían usar elementos químicos como el óxido de cobre (cardenillo) con el que tintaban la ropa. Esto hacía enfermar a muchos de los actores que habían vestido una prenda teñida con ello.

Ojo, hay quien dice que también influyó el color de las llamas de las lámparas situadas al borde del escenario para iluminarlo, que provocaban que el espectador no pudiese ver con claridad a los actores y a estos moverse con facilidad por el escenario, pero realmente ese no es el origen de la superstición al color verde en entre los actores franceses sino el de porqué a los comediantes británicos les trae mala suerte el color azul (los ingleses a la luz que dan ciertas bombillas en el escenario de tono azul lo llaman ‘Ghost light’ o ‘luz fantasma’, pues parece que aparecen espectros y espíritus en el escenario). Como veis en cada país los actores le tienen superstición a un color diferente (en Italia es al morado, pero esto os lo cuento detalladamente en mi próximo post).

Pero, llegados a este punto, os estaréis preguntando ¿por qué entonces en España se le tiene superstición al color amarillo y cuál es el motivo de vincularlo al fallecimiento de Molière?

Empezaré respondiendo a la segunda cuestión… cuando a mediados del siglo XIX en Francia empezó a relacionarse, inexplicablemente, la superstición de los actores al color verde con la muerte de Molière (que nada tenía que ver, como os he comentado más arriba) en España ya llevaba muchísimo tiempo instaurada la costumbre de que el color amarillo traía mala suerte (aunque ésta no se originó en los teatros). No se sabe bien si fue una torpeza, un fallo de traducción o realizado deliberadamente por alguien que le venía bien justificar y/o relacionar la superstición española al amarillo con la muerte de Molière que, de la noche a la mañana, aquellas reseñas que se hacía al color amaranto (amarante en francés) de las ropas que vestía el dramaturgo se convirtieron en castellano en amarillo.

En realidad la superstición española al color amarillo no se originó en los escenarios teatrales, tal y como se viene repitiendo desde hace tantísimo tiempo, sino en el coso taurino. Mucho antes de que llegara a España (en el siglo XIX) la versión errónea sobre el color de la ropa de Molière ya existía cierta animadversión hacia el color amarillo en el mundo de la tauromaquia ¿el motivo? porque ese era el color del reverso del capote de brega y, por tanto, en caso de ser corneado el torero por el animal durante una faena ese sería el último color que vería en caso de fallecer.

Destripando mitos: Molière no murió sobre un escenario vestido de amarillo (y ese no es el origen de la superstición española a este color)El capote de brega está compuesto originalmente por dos colores: el rosa (o fucsia) en el anverso y el amarillo en el reverso. El rosa, dentro del mundo de la tauromaquia está considerado como un color de buena suerte (de ahí que las medias que llevan los toreros también sean de ese color, para atraer la buena suerte). Por el contrario, el amarillo del reverso se consideró como de mal fario por el motivo que explico en el párrafo anterior que relaciona una cogida por parte del toro y el visionado por parte del matador del  envés del capote de brega.

Sí, parece una explicación algo pillada por los pelos, pero es la única documentada que se le dio antiguamente, mucho antes de que se cambiara, en el siglo XIX, por la errónea y falsa versión sobre el color de la ropa que vestía Molière en el momento de fallecer y que ha llegado hasta nuestros días.

Y para finalizar, una pequeña reflexión… si supuestamente (como tantísimo tiempo se ha estado defendiendo) Molière falleció sobre un escenario vestido de amarillo ¿por qué solo en España los actores y actrices le tienen superstición a ese color? Debería haber sido ese mismo color para los artistas de todos los países y no en cada lugar tener superstición a un color diferente (en Francia el verde, Inglaterra el azul, Italia el morado…).

 

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Fuentes de las imágenes: Captura Vimeo / Wikimedia commons

¿De dónde surge la superstición que dice que si te dan un salero en la mano tendrás mala suerte?

Varias son las supersticiones que existen alrededor de la sal y todas tienen el mismo origen: cuando la sal tenía un valor prácticamente similar al de las monedas, como te explicaba días atrás en el post ‘¿Por qué el término salario es sinónimo de sueldo?’.

¿De dónde surge la superstición que dice que si te dan un salero en la mano tendrás mala suerte?

Una de ellas indica que, para evitar la mala suerte, un salero jamás debe darse directamente a la mano, sino que hay que depositarlo en la mesa, o cualquier otra superficie, y de ahí se coge. Y la respuesta al porqué se piensa que puede traer mala suerte es bien sencilla…

Imagina a dos romanos (de los de hace 2.000 años) que están intercambiando mercancía (haciendo un trueque). Uno cambia una gallina y el otro paga con la sal. Si el intercambio no se hacía con cuidado, la sal podía derramarse. Una desgracia para uno de los dos, pero ¿para quién? El que la entregaba podría decir que ya había pagado y por tanto se llevaba la gallina y el que cobraba podría decir que todavía no estaba en su poder y por lo tanto la venta no estaba cerrada. Así que la cosa acabaría en discusión y, muy posiblemente, a puñetazo limpio. Motivo por el que se aconsejaba en depositar la sal en un cuenco que estaba colocado sobre firme. De aquí también surgía la superstición de que si se da la sal en mano rompes la amistad.

Algunas son las personas que han querido ver en el origen de la superstición una procedencia religiosa y se explica la historia (no fundamentada) de que durante la Última Cena de Jesús con los Apóstoles Judas derramase con el brazo un salero. No existe evidencia alguna del hecho, pero Leonardo Da Vinci recogió la escena en su pintura sobre la Última Cena, algo que hizo que se creyese que realmente sucedió.

Las personas supersticiosas, cuando se les cae la sal, suelen coger una pizca y echársela sobre los hombros. Esto lo hacen porque antiguamente se tenía la certeza de que el diablo acechaba detrás de cada uno de nosotros y que, si alguien tenía la desgracia de que se le derramaba la sal, al tirarla hacia atrás se le echaba en la cara del maligno, ahuyentándolo y evitando que éste trajese mala suerte a esa persona.

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿De dónde surge la superstición sobre las herraduras y la buena suerte?

¿De dónde surge la superstición sobre las herraduras y la buena suerte?

Como bien sabréis, las supersticiones son la extraña creencia que tienen algunas personas a pensar que poseer algún objeto, hacer algo concreto o evitar según qué situaciones influirá en su destino, otorgándole buena o mala suerte; todo ello por una rara e inexplicable conjunción mágica fuera de cualquier tipo de razonamiento científico, explicación lógica y coherente o demostración empírica.

Una de las supersticiones más extendidas es la que indica que tener una herradura colgada sobre la puerta de entrada de una casa la protege de la mala suerte, dotando al hogar con la fortuna y alejándolo de cualquier tipo de adversidad.

¿De dónde surge la superstición sobre las herraduras y la buena suerte?El origen a esta creencia, tan arraigada popularmente, se la debemos a una antigua leyenda que surgió en el siglo X alrededor de San Dustan, quien, antes de ser nombrado Arzobispo de Canterbury y ser canonizado tras su fallecimiento, trabajó como herrero en Baltonsborough (suroeste de Inglaterra).

Dicha leyenda explicaba como se le apareció a Dustan una extraña criatura (mitad hombre mitad animal) que le solicitó que le pusiera un par de herraduras, descubriendo el herrero de que se trataba del mismísimo demonio y con gran habilidad se deshizo de él gracias a un ingenioso engaño, clavándole las herraduras de una manera muy dolorosa hasta conseguir que el diablo le suplicase clemencia.

Fue a partir de la divulgación y el boca a boca de esta historia donde surgió todo el aura y simbología que se le ha querido dar a las herraduras como talismán de la buena suerte (muy posiblemente de todos los amuletos el más famoso).

Cabe destacar que en algunos lugares se indica que en tiempos de la Antigua Grecia, estos ya le atribuían dones de buena suerte y fortuna a las herraduras, pero no hay ninguna historia/relato lo suficientemente difundida que pueda demostrar que el origen de esta superstición se debe a los griegos y no a la leyenda de San Dustan.

 

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Fuentes de las imágenes: Leo Reynolds (Flickr)  / Wikimedia commons

Las manías y supersticiones de Truman Capote

Las manías y supersticiones de Truman Capote [Anécdota]Truman Capote es uno de los más célebres escritores norteamericanos del siglo XX. Considerado como un genio literario por una gran parte de la crítica, conocidas fueron sus manías y supersticiones, llevadas hasta tal extremo que lo limitaban a realizar numerosas cosas de su vida cotidiana. Sin embargo, muchos son los que creen que ese punto de genialidad le provenía gracias a esa peculiar y extravagante forma de ser y vivir.

Entre las muchísimas manías y supersticiones que tenía (ni el propio Capote sabía distinguir si lo que padecía era una u otra cosa) estaba su animadversión al número trece (triscaidecafobia) que lo obligaba a estar continuamente sumando todos los números que lo rodeaban para comprobar que el resultado no diese ese maléfico número para él. En más de una ocasión tuvo que cambiarse de habitación en un hotel porque el número de teléfono de la habitación sumaba trece (incluso cambiarse de hotel). Lo mismo le pasaba con el número de teléfono de sus amistades, habiendo un puñado de ellos a los que no llamaba por ese mismo motivo.

Una de sus normas que llevaba a rajatabla era la de no empezar ni terminar ningún trabajo en viernes. Era meticuloso a la hora de trabajar y  seguía una serie de rituales los cuales en  muchas ocasiones le ocupaban más tiempo en realizarlos que el destinado a escribir.

A la hora de viajar en avión también tenía una peculiar manía (aparte de no sentarse jamás en la fila 13 o que la suma del número de vuelo diese como resultado ese número de mal agüero) y era la de controlar que entre los pasajeros no viajasen dos monjas juntas, de ser así se negaba a subir al aparato, posponiendo el viaje.

A pesar de ser un fumador empedernido, jamás apagaba más de tres colillas en un mismo cenicero, por lo que estaba continuamente yendo y viniendo para vaciarlos. En caso de encontrarse en un establecimiento, acto público o una fiesta/reunión en casa de otra persona, si en el cenicero había más de tres colillas guardaba las suyas (de los cigarrillos que se iba fumando) en el bolsillo.

 

Lee y disfruta de más anécdotas e historias curiosas como esta en el apartado Anecdotario de este blog

 

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Por qué en muchos países el ‘viernes 13’ es sinónimo de mala suerte?

En España los supersticiosos siempre le han tenido miedo al ‘martes y 13’ (algunos solamente al número 13) pero desde que en 1980 se estrenó la película ‘Viernes 13’ muchos son los que se han sumado a la moda de tenerle también fobia a este día.

El viernes 13 es el día elegido en un buen puñado de países para representar el día de la mala suerte y para encontrar su origen hemos de retroceder siete siglos.

Lejos de supercherías por parte de algunos cuantos que intentan lucrarse con el negocio de la superstición o el propio marketing del film ya mencionado (con un total de 12 cintas estrenadas), el viernes 13 nada tiene que ver con maldiciones, cartas del tarot o relación alguna con la ‘última cena’ y los 13 comensales en vísperas de la crucifixión de Jesús.

La mayoría de historiadores coinciden en situar el origen de ese día concreto, en relación a la mala suerte, a un hecho acontecido el viernes 13 de octubre de 1307, en el que el Rey Felipe IV de Francia (apodado el hermoso) mandó apresar a Jacques de Molay, Gran Maestre de la Orden del Temple, junto a otros 60 Caballeros Templarios, acusándolos de sacrilegio contra la Santa Cruz, herejía o sodomía (entre otras cosas).

Tras sufrir todo tipo de torturas, Jacques de Molay acabó reconociendo los cargos por los que se le acusaba y fue condenado a morir en la hoguera.

Con el fin de apropiarse de los tesoros de la Orden del Temple, la detención había sido convenida por el propio rey y la inestimable ayuda de Guillaume de Nogaret (un oscuro personaje, mano derecha del rey, jurista de profesión y que había estado involucrado en 1303 del secuestro del Papa Bonifacio VIII, acérrimo enemigo del monarca francés). A destacar también la figura del papa Clemente V quien, sin dar un consentimiento explicito, no hizo nada para evitar el trágico destino de los templarios.

El 18 de marzo de 1314, frente a la Catedral de Notre Dame, Jacques de Molay fue quemado vivo. La casualidad hizo que Felipe IV, Clemente V y Guillaume de Nogaret fallecieran ese mismo año (en diferentes fechas y por distintas causas), propiciando que quedase como una fecha funesta y de mala suerte en el mundo anglosajón el viernes 13.

Cabe destacar la leyenda urbana que circula por la red en relación a un barco llamado HMS Friday y su relación directa con el viernes 13. Pero dicha embarcación jamás ha existido y no deja de ser uno más de los muchísimos fakes que se envían vía email o se publican en blogs, foros y redes sociales.

Por cierto, aquellos que le tienen miedo/fobia al viernes 13 (dejando supersticiones a un lado) padecen de friggatriskaidekaphobia.

 

Lee en este blog más posts sobre otras curiosas fobias

 

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Fuentes de consulta y más info:  fenix137rls / xabigarate / hogueradelasnecedades / urbanlegends / wikipedia
Fuente de la ilustración de la ejecución de Jacques de Molay: zzona

¿De dónde viene la superstición que dice que el abrir un paraguas en un interior trae mala suerte?

¿De dónde viene la superstición que dice que el abrir un paraguas en un interior trae mala suerte?

Algunas personas, al llegar a casa tras un día de lluvia, dejan el paraguas abierto en la bañera para que escurra el agua. Lo hacen como un acto cotidiano y sin el más mínimo problema. Pero el asunto se complica cuando en la vivienda hay alguna persona supersticiosa que cree que ese sencillo acto puede traer consigo la mala suerte.

Desde hace varios siglos, el hecho de abrir un paraguas en un lugar interior se ha vinculado directamente con una desgracia venidera. Muchas de estas personas supersticiosas aseguran el poder maléfico de este acto, pero la gran mayoría no saben explicar el verdadero origen de esta creencia, atribuyéndolo a antiguos encantamientos y maleficios milenarios que mezclan a Dioses, creencias y muerte.

Pero esas extrañas creencias andan bien lejos de la realidad, ya que,  la superstición que dice que el abrir un paraguas en un interior trae mala suerte, es muchísimo más reciente.

El paraguas (tal y como lo tenemos conceptuado en la actualidad) fue inventado en China hace aproximadamente unos 2.600 años. Pero el hecho de cubrirse con algo para evitar mojarse o resguardarse del sol se ha realizado con múltiples artefactos desde tiempos inmemoriales.

Jonás Hanway fue el primero en usar un paraguas en la Inglaterra Victoriana

Jonás Hanway fue el primer británico en usar un paraguas en la Inglaterra del siglo XVIII. Lo había adquirido en uno de sus múltiples viajes a Oriente y le agradaba su polivalente uso para resguardarse del sol y de la lluvia. Le encontró una perfecta utilidad para su retorno a Gran Bretaña y su intempestivo clima, en el que la lluvia estaba presente gran parte del año.

El uso del paraguas se fue popularizando, llegando también hasta las clases más bajas, las cuales usaban unos modelos algo rígidos y torpes.

Muchas personas, antes de salir de su casa abrían el paraguas y así accedían a la calle sin tener que mojarse e incluso lo hacían a la inversa, accediendo a la vivienda con él aun abierto.

Esto ocasionó muchos accidentes domésticos, sacando más de un ojo y provocando múltiples lesiones, lo que llevó rápidamente a la creencia que dice que el abrir un paraguas en un interior trae mala suerte.

La popularización del paraguas por todo el continente y el boca a boca hicieron el resto del trabajo, logrando hacer creer a tantísimas personas en esta superstición.

 

Lee y descubre más historias como esta en el apartado ‘Destripando Mitos, Leyendas Urbanas y Supersticiones’ de este blog

 

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Fuente de la imágenes: shaylor (Flickr) / Wikipedia

Algunas curiosas Supersticiones que hay en Italia

A través de un correo electrónico, Raquel Ferrer me envía una serie de curiosas Supersticiones que hay en Italia.

  • En varios paises, sobre todo con tradición anglosajona, trae mala suerte el viernes 13 (porque el viernes es el día en el que fue crucificado Jesús); en otros es el viernes 17 (en Italia), o el martes 13 (en España, Grecia y América del Sur)… el 13 porque 13 era el número de participantes a la última cena, el 17 porque en latino el número 17 se escribe XVII y su anagrama es VIXI, traducido en italiano quiere decir »he vivido» y que implica »ahora estoy muerto».
  • Se dice que romper un espejo traiga 7 años de desgracias: antes de la invención del espejo venía considerado que cada superficie reflejante estuviera dotada de propiedades mágicas. El hombre prehistórico que veía su propia imagen reflejada en el agua de un lago o de un estanque podía pensar que se tratase de su otro »yo». Por lo tanto, cualquier problema referido al reflejo podía significar un peligro para la propia salud. La creencia se reforzó con la llegada de los espejos: aquí, viendo la propia imagen distorsionada o a trozos en los fragmentos de un espejo roto se volvía más fácil creer a posibles consecuencias negativas. Fueron los antiguos romanos a decidir que un espejo roto hubiera causado 7 años de desgracias ya que existía en aquella época una creencia según la cual la vida se renovaba cada 7 años. Ya que un espejo roto significaba que la salud se había roto, se concluyó que era necesario dejar pasar 7 años antes de volver a estar sanos como antes. Además el espejo era un objeto muy precioso, por lo tanto su rotura conllevaba grandes gastos para arreglarlo o sustituirlo.
  • Abrir un paraguas dentro de casa se considera un mal presagio porque indicaría que el techo deja pasar la lluvia y esto querría decir que la casa estaba casi en ruinas.
  • Matar una mariquita trae mala suerte porque este insecto es muy útil para los agricultores.
  • Trae mala suerte también un gato negro que atraviesa una carretera, sobre todo si lo hace de izquierda a derecha. Esto deriva del hecho que los gatos negros los cogían y los embarcaban en las naves piratas porque se les consideraba los más hábiles para cazar a los ratones, por lo tanto ver un gato negro por las calles de aquella época era señal de que naves piratas estaban en la zona.
  • Se cree que cruzarse con un coche conducido por monjas pueda ser desfavorable, probablemente por un colectivo creado sobre todo en el cine en cuyas películas se las ve siempre con problemas de motor.

Triscaidecafobia, el miedo irracional al número 13

Triscaidecafobia, el miedo irracional al número 13Para algunos es un simple hecho de superstición, pero para otros la triscaidecafobia es un miedo irracional que se siente hacia todo lo relacionado con el número 13.

El miedo a este número se ha instalado de manera natural entre muchos actos cotidianos de la sociedad, lo cual ha hecho que -en algunos lugares, países o culturas- se cambien la numeración en edificios, anulando ese piso y pasando de la planta 12 a la 14, no existir la habitación en muchos hoteles y hospitales o prescindir de esa fila en un medio de transporte como el avión.

 

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Fuente de la imagen: Jean Pierre Gallot (Flickr)