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Destripando mitos: Molière no murió sobre un escenario vestido de amarillo (y ese no es el origen de la superstición española a este color)

Una de las supersticiones más extendidas en España y que además siguen al dedillo un gran número de artistas y personas relacionadas con el mundo del espectáculo, el cine y la televisión es que vestir de color amarillo trae mala suerte. Por tal motivo innumerable son los profesionales (sobre todo de las artes escénicas) que se niegan a llevarlo e incluso a compartir escenario o plató si hay algún elemento amarillo (ya sea de atrezo o textil).

Destripando mitos: Molière no murió sobre un escenario vestido de amarillo (y ese no es el origen de la superstición española a este color)

La inmensa mayoría de los supersticiosos a ese color (e incluso un gran número de expertos e historiadores) se acogen a la leyenda (que no deja de ser urbana) que explica que Jean-Baptiste Poquelin (más conocido por el sobrenombre de Molière) falleció el 17 de febrero de 1673 mientras representaba en un teatro de París la insigne obra ‘El enfermo imaginario’. Todas esas fuentes y personas indican (erróneamente) que el ilustre dramaturgo y actor vestía en ese momento de amarillo.

Pero esto no es cierto, debido a que Molière no falleció sobre el escenario (aunque sí se encontraba con un fuerte dolor de pecho durante la representación) pero le dio tiempo de llegar a su  casa, donde murió pocas horas después, posiblemente a causa de una tuberculosis (aunque nunca se determinó el motivo real del deceso).

Otro detalle importante es que Molière no iba vestido de amarillo en dicha función, pues existen suficientes pruebas documentales que indican que, para interpretar el papel del hipocondriaco Argán (protagonista de la obra), encargó a una importante sastrería parisina un traje de color amaranto (rojo tirando a granate) y de ese modo era como iba vestido cada noche de las cuatro funciones que le dio tiempo a protagonizar.

Cabe destacar que en el mundo del teatro francés el color verde es por antonomasia el que causa superstición a los actores y esto viene de unos cuantos siglos antes del fallecimiento de Molière, aunque no se sabe por qué a partir de mediados del siglo XIX aparecieron ciertos escritos que vinculaban dicha superstición hacia el verde en los escenarios franceses y el fallecimiento del célebre dramaturgo y actor.

El motivo por el que se originó la superstición al verde en el mundo teatral de Francia viene de mucho antes de la muerte de Molière: antiguamente para conseguir los pigmentos de este color se debían usar elementos químicos como el óxido de cobre (cardenillo) con el que tintaban la ropa. Esto hacía enfermar a muchos de los actores que habían vestido una prenda teñida con ello.

Ojo, hay quien dice que también influyó el color de las llamas de las lámparas situadas al borde del escenario para iluminarlo, que provocaban que el espectador no pudiese ver con claridad a los actores y a estos moverse con facilidad por el escenario, pero realmente ese no es el origen de la superstición al color verde en entre los actores franceses sino el de porqué a los comediantes británicos les trae mala suerte el color azul (los ingleses a la luz que dan ciertas bombillas en el escenario de tono azul lo llaman ‘Ghost light’ o ‘luz fantasma’, pues parece que aparecen espectros y espíritus en el escenario). Como veis en cada país los actores le tienen superstición a un color diferente (en Italia es al morado, pero esto os lo cuento detalladamente en mi próximo post).

Pero, llegados a este punto, os estaréis preguntando ¿por qué entonces en España se le tiene superstición al color amarillo y cuál es el motivo de vincularlo al fallecimiento de Molière?

Empezaré respondiendo a la segunda cuestión… cuando a mediados del siglo XIX en Francia empezó a relacionarse, inexplicablemente, la superstición de los actores al color verde con la muerte de Molière (que nada tenía que ver, como os he comentado más arriba) en España ya llevaba muchísimo tiempo instaurada la costumbre de que el color amarillo traía mala suerte (aunque ésta no se originó en los teatros). No se sabe bien si fue una torpeza, un fallo de traducción o realizado deliberadamente por alguien que le venía bien justificar y/o relacionar la superstición española al amarillo con la muerte de Molière que, de la noche a la mañana, aquellas reseñas que se hacía al color amaranto (amarante en francés) de las ropas que vestía el dramaturgo se convirtieron en castellano en amarillo.

En realidad la superstición española al color amarillo no se originó en los escenarios teatrales, tal y como se viene repitiendo desde hace tantísimo tiempo, sino en el coso taurino. Mucho antes de que llegara a España (en el siglo XIX) la versión errónea sobre el color de la ropa de Molière ya existía cierta animadversión hacia el color amarillo en el mundo de la tauromaquia ¿el motivo? porque ese era el color del reverso del capote de brega y, por tanto, en caso de ser corneado el torero por el animal durante una faena ese sería el último color que vería en caso de fallecer.

Destripando mitos: Molière no murió sobre un escenario vestido de amarillo (y ese no es el origen de la superstición española a este color)El capote de brega está compuesto originalmente por dos colores: el rosa (o fucsia) en el anverso y el amarillo en el reverso. El rosa, dentro del mundo de la tauromaquia está considerado como un color de buena suerte (de ahí que las medias que llevan los toreros también sean de ese color, para atraer la buena suerte). Por el contrario, el amarillo del reverso se consideró como de mal fario por el motivo que explico en el párrafo anterior que relaciona una cogida por parte del toro y el visionado por parte del matador del  envés del capote de brega.

Sí, parece una explicación algo pillada por los pelos, pero es la única documentada que se le dio antiguamente, mucho antes de que se cambiara, en el siglo XIX, por la errónea y falsa versión sobre el color de la ropa que vestía Molière en el momento de fallecer y que ha llegado hasta nuestros días.

Y para finalizar, una pequeña reflexión… si supuestamente (como tantísimo tiempo se ha estado defendiendo) Molière falleció sobre un escenario vestido de amarillo ¿por qué solo en España los actores y actrices le tienen superstición a ese color? Debería haber sido ese mismo color para los artistas de todos los países y no en cada lugar tener superstición a un color diferente (en Francia el verde, Inglaterra el azul, Italia el morado…).

 

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Fuentes de las imágenes: Captura Vimeo / Wikimedia commons

El curioso origen de referirse a quienes hacen un papel secundario como ‘actores o actrices de reparto’

Cuando se celebra una gala de entrega de premios a la interpretación (ya sea en el teatro, cine o televisión) a los actores y actrices que optan a uno de esos galardones se les cataloga en diferentes categorías: mejor actor o actriz principal, mejor actor o actriz novel y mejor actor o actriz de reparto.

El curioso origen de referirse a quienes hacen un papel secundario como ‘actores o actrices de reparto’

Esta última categoría engloba a todos aquellos intérpretes que no tienen un papel protagonista en la producción  (o sea, que su trabajo ha sido relevante aunque no principal).

Cabe destacar que algunas son las ocasiones en las que en una producción, un intérprete con un papel no protagonista ha optado también a un premio a mejor actor o actriz principal.

Muchas son las personas que se refieren a ese colectivo como ‘actores o actrices secundarios’, aunque de un tiempo a esta parte se les ha diferenciado, además de que en el nomenclátor de la profesión se cataloga por un lado a los ‘secundarios’ y por otro a los ‘de reparto’.

Y es que curiosamente tiempo atrás (hablo de hace varios siglos) se llamaba ‘actores de reparto’ a todos aquellos intérpretes que formaban parte de una compañía teatral (cuando todavía no existía el cine) y que tenían derecho a percibir parte de lo recaudado en taquilla (e incluso de las monedas que el público lanzaba al escenario).

No todos los integrantes de una compañía tenían ese derecho a percibir una gratificación (solo aquellos con papeles protagonistas, secundarios o que fuesen relevantes en la trama). De ahí que se les conociera a todos ellos como ‘actores de reparto’ y, por tanto, ese término no hacía referencia al reparto de papeles sino al reparto que se hacía al final de la función de lo recaudado en taquilla.

Con el tiempo las cosas han cambiado y la forma de gestionarse las compañías han evolucionado y el término ‘actor/actriz de reparto’ ya no se refiere al colectivo con derecho a cobrar (al reparto de beneficios), sino a quienes tienen un papel con un máximo de 31 líneas (en un montaje escénico) o 20 líneas (en uno audiovisual). Quienes superan esas cifras son los secundarios y protagonistas (dependiendo la relevancia) y por debajo de esas líneas están los catalogados como ‘figurantes’, ‘figurantes especiales’ (sin frases) y los ‘de pequeñas partes’ (con menos de 5 líneas en teatro y 2 en audiovisual).

Os recomiendo leer el post del blog Premiere Actors donde explican la ‘diferencia entre actor protagonista, secundario, de reparto y de pequeñas partes’.

 

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Fuente de la imagen: pixabay

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [8]

Octava entrega de la serie de post dedicados a traer al blog un buen número (de docena en docena) de cosas que quizás no sabíais cómo se llamaban en realidad o que conocías con otro nombre muy distinto.

Espero que la selección de palabras que he hecho en esta ocasión sea de vuestro agrado, al igual que ha ocurrido con las veces anteriores.

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Asueto: Jornada de fiesta que se toma una persona en sus obligaciones laborales o estudios, en un día que no es festivo, normalmente utilizado para arreglar ‘asuntos propios’ como ir al banco, hacer recados o simplemente descansar. Entre los funcionarios españoles se conoce este día también como ‘moscoso’ en referencia al exministro Javier Moscoso.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Cuesco: Nombre que recibe los huesos de la fruta; como el de la ciruela, cereza, nectarina. También se llama de este modo a la ventosidad (pedo) ruidosa, debido a que esa flatulencia recuerda al sonido de uno o varios huesos caer al suelo.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Saltatriz: Término que proviene del latín y que se usaba en la Antigua Roma para referirse a la mujer que tenía como oficio saltar y bailar, con el fin de entretener al público.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Chozno: Cuando alguien nombra a un chozno se está refiriendo a un nieto en cuarta generación o, para decirlo de otro modo, es el hijo del tataranieto de una persona.

 

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Cabrillas: Las cabrillas son aquellas manchas coloradas que aparecen en las piernas cuando se está mucho tiempo al lado del fuego de una chimenea, hoguera…

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Intonso: Se usa el término intonso para referirse a una persona inculta o que nunca ha leído. Dicho término proviene de llamar así a dos páginas de un libro que siguen unidas y cuyo pliego no ha sido cortado.

 

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Efélide: Modo en el que también se le llama a las ‘pecas’ (manchitas que salen en la piel)

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Siguemepollo: Se trata de una cinta de adorno que colgaba en la parte trasera del vestido de una mujer. Solía usarse en los vestidos elegantes usados en fiestas y actos sociales en los que siempre había algún joven muchacho (llamados antiguamente pollos) que iba detrás de alguna dama con el fin de cortejarla. Había todo un código de lenguaje no verbal en la forma de llevar dicha cinta, que indicaba las intenciones de la muchacha respecto al ‘pollo’

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Vidajenear: Fisgonear, cotillear, chafardear sobre la vida ajena de otras personas.

 

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Diastema: Se trata del espacio que queda entre dos dientes (por ejemplo entre los incisivos central superior)

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Escrúpulo: Medida de peso utilizada antiguamente por los boticarios (farmacéuticos) que correspondía al equivalente a 1,55517384 gramos. Dicha medida se calculaba mediante 24 granos de piedra debido a que el término ‘escrúpulo’ proviene del latín y quiere decir ‘piedrecilla’.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban
Maridillo: Se conocía como ‘maridillo’ a un pequeño brasero que se utilizaba antiguamente y que servía para calentar los pies, muy usado por amas de casa mientras realizaban tareas sentadas. Existía el dicho (hoy en día totalmente desfasado y machista) que indicaba que estos pequeños braseros mantenían calientes los pies de la mujer durante el día al igual que lo hacía el marido en la cama durante la noche.

 

 

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El origen de los premios Emmy y de su curioso nombre

¿Por qué los premios Emmy se llaman así? Los premios Emmy se entregan anualmente durante una espectacular ceremonia a los mejores programas y actores del año de la televisión norteamericana. La ceremonia inaugural tuvo lugar el 25 de enero de 1949 y fue organizada por la Academia de Televisión de las Artes y las Ciencias.

En un principio, Syd Cassyd, fundador de la mencionada Academia, propuso que los premios se llamaran Ike, el apodo que se le daba al iconoscopio de las antiguas cámaras de televisión, pero se descartó porque recordaba demasiado al General Eisenhower, héroe de la Segunda Guerra Mundial y, por aquel entonces, futuro presidente de los EEUU que recibía el mismo alias.

Tras mucho pensar acabaron decidiéndose por Immy, el mote que recibía el tubo de registro de imágenes de las cámaras de televisión [image-orthicon camera tube] y que al mismo tiempo podía servir como diminutivo de la palabra image (imagen).

Finalmente, el término Immy tomó un cariz más femenino transformándose en Emmy para que así fuera mucho más acorde con la estatuilla diseñada para la ocasión por Louis McManus, quien uso a su propia esposa como modelo y proyectó la imagen de una mujer con alas sosteniendo un átomo, sus alas representan la musa del arte y el átomo la ciencia y la tecnología del nuevo medio.

Las estatuillas de los premios Emmy son fabricadas por R.S. Owens, la misma empresa que fabrica la de los premios Oscar.

 

 

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Cinco curiosas anécdotas de actores y actrices

El mundo de la escena ha dado infinidad de simpáticas y curiosas anécdotas protagonizadas por actores y actrices. En este post os recojo cinco que espero que sean de vuestro agrado.

 

Clark Gable  (Fuente de la imagen Wikimedia commons)

Clark Gable (Fuente de la imagen Wikimedia commons)

¡Viva el rey!… de Hollywood

Clark Gable fue ampliamente conocido con el apodo de El rey’ el cual se lo puso de una manera casual su amigo y compañero de reparto Spencer Tracy, durante el rodaje del film ‘San Francisco’.

En aquellos tiempos Clark era el galán de moda en Hollywood y docenas eran las admiradoras que se agolpaban diariamente a las puertas de los estudios de la Metro-Goldwyn-Mayer para verlo llegar. Cierto día, al llegar a los estudios de grabación Tracy se encontró con un tumulto de alocadas fans que rodeaban el automóvil de Gable, lo cual le impedía el paso a él, por lo que soltó un sonoro:

«¡Viva el rey!»

Algo que dejó perplejos a todos los presentes, por lo que aprovechó para hacerse paso y llegar a su destino.

La anécdota llegó hasta oídos del periodista Ed Sullivan, quien lo difundió y popularizó el apodo con el que a partir de entonces fue conocido Clark Gable

 

Sarah Siddons (Fuente de la imagen Wikimedia commons)

Sarah Siddons (Fuente de la imagen Wikimedia commons)

Ignorando las advertencias de papá

Siendo todavía una adolescente, Sarah, la hija del director de una compañía de teatro ambulante del siglo XVIII, llamado Roger Kemble, soñaba con poder ser actriz, por lo que continuamente andaba metida entre bastidores observando los ensayos que dirigía su padre, pero éste no era partidario de que su hija se dedicase a la interpretación y mucho menos que pudiese ennoviarse o tener relaciones con alguno de los actores de su compañía, ya que la mayoría eran pelagatos que no tenían ni talento ni donde caerse muertos.

Por tal motivo le tenía terminantemente prohibido a la muchacha que se acercara a los jóvenes actores con los que trabajaba, ya que pretendía para ella “un buen matrimonio con alguien de posibles”.

Cierto día, Kemble se enteró que la jovencita se estaba viendo a escondidas con uno de sus actores por lo que la reprendió diciéndole:

«¡Pero si es el peor actor de la compañía!»

«Exacto, padre– replicó Sarah –Nadie podría decir de él que es actor. Así que no he incumplido en absoluto sus normas»

 

Cabe destacar que de adulta se convirtió en la afamada primera actriz Sarah Siddons y contrajo matrimonio con el también actor William Siddons.

 

 

W. C. Fields  (Fuente de la imagen Wikimedia commons)

W. C. Fields (Fuente de la imagen Wikimedia commons)

Zumo de piña con poca piña

El actor cómico W.C. Fields tenía un acuciante problema de alcoholismo que no quería reconocer y múltiples eran las ocasiones en las que se presentaba en los estudios a rodar con una turca considerable, algo que provocó que los productores y directores le prohibiesen beber alcohol durante los rodajes.

Pero Fields hacía caso omiso a dichas órdenes y portaba siempre consigo un termo que contenía Martini, pero si alguien le preguntaba qué era lo que estaba bebiendo él siempre contestaba lo mismo:

«Zumo de piña»

En cierta ocasión, quisieron gastarle una broma y alguien del equipo decidió cambiar el contenido del termo. De repente, en uno de los descansos del rodaje se escuchó el grito angustiado de Fields que decía:

«¡Alguien ha puesto zumo de piña, en mi zumo de piña!»

 

 

Burt Reynolds  (Fuente de la imagen Wikimedia commons)

Burt Reynolds (Fuente de la imagen Wikimedia commons)

La confusión que más molestaba a Burt Reynolds

Varias fueron las ocasiones en las que Burt Reynolds fue rechazado para interpretar un papel debido a su parecido con Marlon Brando, algo que no llevaba nada bien y que le enojaba enormemente, sobre todo si alguien lo confundía con su compañero.

Estando en un aeropuerto a punto de embarcar se le acercó a Reynolds una pareja, quienes lo felicitaron efusivamente por su carrera, creyendo que estaban hablando con Brando.

Debía coger el vuelo, por lo que no quería entretenerse desmintiendo que no era quien creían que era y tan solo se dedicaba a negar con un movimiento de cabeza. Pero ante la insistencia de la mujer que no paraba de enumerar todas y cada una de las películas protagonizadas por Marlon Brando, Burt dijo gritando:

«Por Dios bendito, señora ¡No soy Brando!»

Acto seguido la mujer sonrió y maliciosamente concluyó:

«Ahora sí que no me engaña. Estoy completamente segura que usted es Marlon Brando»

 

 

Ewan McGregor  (Fuente de la imagen Wikimedia commons)

Ewan McGregor (Fuente de la imagen Wikimedia commons)

Herencia paterna

Desde que empezó su carrera cinematográfica, cada vez que Ewan McGregor rueda una película su padres tienen la costumbre de reunirse con un grupo de amigos y asistir orgullosos al estreno.

En 1996, tras rodar el film ‘The pillow book’, pidió a sus padres que no fuesen a verla acompañados, debido a que salía completamente desnudo en algunas escenas.

Días después recibió una nota de sus progenitores en la que lo felicitaban por su actuación en la película. Como posdata, su padre escribió:

«Me alegra comprobar que has heredado uno de mis mayores bienes»

 

 

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