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Las dos grandes aficiones de Albert Einstein: el violín y las mujeres (y no por este orden)

Las dos grandes aficiones de Albert Einstein: el violín y las mujeres (y no por este orden)

Sin lugar a dudas, la afición más conocida del padre de la teoría de la relatividad era la música y su pasión por tocar el violín. Desde bien pequeño se sintió muy atraído por este instrumento, tomando clases particulares y tirando en una ocasión una silla contra su profesora, porque veía que no avanzaba como él deseaba.

Pero hay otra afición que marcó la vida de Albert Einstein: su desmedido interés hacia las mujeres.

Le gustaban todas y siempre que tenía ocasión intentaba seducir alguna. Su característica imagen algo desaliñada, unida a su gran intelecto, hacía que desprendiese una irresistible atracción hacia las féminas, hecho que el genio de la física supo aprovechar en infinidad de ocasiones (era lo que hoy en día definiriamos como sapiosexual).

Tuvo romances con un gran número de mujeres, incluyendo a prácticamente todas las secretarias del Káiser Guillermo II. Esta afición lo llevó a divorciarse de Mileva Marić, su primera esposa.

Un hecho anecdótico de Einstein, antes de contraer matrimonio por segunda vez, fue cuando se sintió fuertemente atraído por su sobrina llse, la hija de su prometida Elsa (que a la vez era su prima). La joven, que por aquel entonces contaba con 22 años, escribió una nota a un amigo en la que le explicaba:

‘Ayer se planteó de pronto la pregunta sobre con quién debería casarse Albert, si conmigo o con mamá’

 

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La leyenda urbana sobre Albert Einstein y sus malas notas de estudiante

La leyenda urbana sobre Albert Einstein y sus malas notas de estudiante Uno de los virales que más tiempo lleva correteando por las redes sociales y los blogs es el relato que explica que Albert Einstein de pequeño padecía tartamudez, tenía cierto retraso psicomotriz y problemas de aprendizaje (asegurándose que sacó unas pésimas notas durante su periodo de estudiante).

Pero en realidad el genio de la física y padre de la teoría de la relatividad (ganador del Premio Nobel de Física de 1921) no padeció ninguno de esos problemas, todo lo contrario, siempre fue un muy buen estudiante que sacaba unas notas más que aceptables.

No tuvo problemas de tartamudez, aunque sí que es cierto que empezó a hablar más tarde de lo que lo hacen otros niños, pero los expertos han confirmado que no se trataba de un retraso, sino un reflejo de su carácter introvertido, observador y reservado. Mientras otros hablaban el pequeño Einstein observaba, aprendía y memorizaba.

Entonces ¿de dónde surge que sacaba malas notas? Pues del modelo de calificación que se empleaba en Suiza, donde se trasladó para realizar sus estudios superiores. En el país transalpino se calificaba del uno al seis (siendo el uno la nota más baja y seis la más alta). Albert era de los que sacaban todo con seis y excepcionalmente algún cinco. Por el contrario, en Alemania (de donde era originario) la calificación en las escuelas era totalmente a la inversa: el uno era la nota más alta y el seis la más baja.

De ahí que sin tener en cuenta el método de calificación suizo, alguien (muchos años después) al ver las notas de Einstein llena de seises y algún cinco, pensó que había sido un pésimo estudiante y ahí nació el mito de las malas notas que en realidad nunca sacó.

 

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Una docena de científicos y sus curiosas aficiones

Muchas son las ocasiones en las que, según qué tipo de profesional se trate, tenemos estereotipadas a ciertas  personas y les asignamos (quizás involuntariamente) ciertos clichés. Uno de esos colectivos es el de los científicos a quienes se les suele tener como tipos serios, vestidos con una bata blanca, metidos todo el día en un laboratorio y pensando siempre en sus investigaciones y descubrimientos.

Pero realmente los científicos no son así (o al menos la mayoría) y a lo largo de la historia ha habido un buen puñado que han sido insignes y famosísimas figuras de la ciencia pero que también han sabido pasárselo a lo grande gracias a sus curiosas aficiones.

A continuación tenéis una docena de ejemplos (comprobaréis que todos son científicos varones, pero, no os preocupéis, estoy preparando un próximo post con las curiosas aficiones de mujeres científicas).

Albert Einstein tocando el violín

Albert Einstein tocando el violín

  • Albert Einstein, entre el violín y las mujeres

Sin lugar a dudas, la afición más conocida del padre de la teoría de la relatividad era la música y su pasión por tocar el violín. Desde bien pequeño se sintió muy atraído por el violín, tomando clases particulares y tirando en una ocasión una silla contra su profesora, porque no veía que no avanzaba como él deseaba.

Pero hay otra afición que marcó la vida del genio de origen alemán: su debilidad por las mujeres. Le gustaban todas y siempre que tenía ocasión intentaba seducir alguna. Su característica imagen algo desaliñada, unida a su gran intelecto hacía que desprendiese una gran atracción hacia las féminas, hecho que el físico supo aprovechar en infinidad de ocasiones.

Tuvo romances con un gran número de mujeres, incluyendo a prácticamente todas las secretarias del Káiser Guillermo II. Esta afición le llevó a divorciarse de Mileva, su primera esposa.

Un hecho anecdótico de Einstein, antes de contraer matrimonio por segunda vez, fue cuando se sintió fuertemente atraído por llse, la hija de su prometida Elsa. La joven, que por aquel entonces contaba con 22 años escribió una nota a un amigo en la que le contaba:

“Ayer se planteó de pronto la pregunta sobre con quién debería casarse Albert, si conmigo o con mamá”.

John von Neumann junto a su esposa Clara

John von Neumann junto a su esposa Clara

  • John von Neumann, el rey de la fiesta

Conocido por ser uno de los matemáticos más brillantes de la era moderna, von Neumann era un gran amante de las fiestas y reuniones sociales. Su imagen de hombre serio y vestido con sus elegantes trajes de color gris, distaban mucho de la cara más divertida que ofrecía a sus invitados.

Era un gran entusiasta de la historia antigua y medieval, así como de todo lo relacionado con el Imperio Romano. Era frecuente verlo hacer un divertido ejercicio junto a su esposa Clara, en el que uno de sus invitados escogía una página al azar de la extensa biblioteca que poseía el matemático y éste era capaz de recitar de memoria el texto a partir de la línea señalada.

Muchas eran las semanas en las que se celebraban dos fiestas en la casa que el matrimonio von Neumann poseía en Plicenton, lugar donde John se encontraba en su salsa siendo un perfecto anfitrión y divirtiendo a los presentes con un buen número de chistes verdes o sobre judíos.

Edwin Hubble junto a sus compañeros del equipo de baloncesto universitario en 1909

  Edwin Hubble junto a sus compañeros del equipo de baloncesto universitario en 1909

  • Edwin Hubble, un destacado deportista amateur

Hubble ha sido uno de los astrónomos más importantes del siglo XX y se le considera el padre de la cosmología observacional. Desde temprana edad siempre había sido un buen estudiante y compaginaba sus estudios con la lectura de novelas de aventuras de Julio Verne y H. Rider Hagard.

Pero su verdadera pasión durante sus años universitarios fue el deporte. Recibiendo alguna que otra mención especial en disciplinas tan dispares como el atletismo, baloncesto o boxeo y fue en este último donde más destacó, tanto que fue propuesto para ser profesional y enfrentarse a, al entonces campeón del mundo de pesos pesados, Jack Johnson,

Pero Hubble  sabía de su potencial para la astronomía y decidió rechazar la oferta y aceptar la importante beca Rhodes que se le concedió para estudiar en Oxford.  Quién sabe si, de haber sido al revés su decisión, ahora los libros hablarían de Edwin Hubble como un importante boxeador, campeón mundial de los pesos pesados y la astronomía hubiese perdido sus importantes y decisivas aportaciones.

Un culturista llamado Santiago Ramón y Cajal

     Un culturista llamado Santiago Ramón y Cajal

  • Santiago Ramón y Cajal y el culturismo

Las múltiples fotografías de un Ramón y Cajal ya adulto, nos lo muestran como un hombre delgado, algo enclenque y algo encorvado, debido a la postura que se adquiere tras pasar largo tiempo frente a un microscopio.

El ganador del Premio Nobel de Medicina en 1906, había pasado parte de su juventud rodeado de peleas y apuestas con sus camaradas de juergas. En cierta ocasión, siendo aún un estudiante, perdió al echar un pulso con un amigo. Esto le dolió en el orgullo y decidió acudir a entrenarse a un gimnasio. Llegó al acuerdo de enseñar clases de anatomía al propietario a cambio de entrenamiento físico.

Sus progresos en el gimnasio, sumados a la fuerte afición que le cogió al culturismo fue tal, que llegó a describirse a sí mismo como:

“Ancho de espaldas, con pectorales monstruosos, mi circunferencia torácica excedía de los 112 centímetros, y al andar mostraba esa inelegancia y contorneo rítmico característico de los forzudos o Hércules de Feria”

Harald Bohr en la Selección Olímpica danesa de fútbol

 Harald Bohr en la Selección Olímpica danesa de fútbol

  • Niels y Harald Bohr, pasión por los balones y los pistoleros

Los hermanos Niels y Harald Bohr compartieron una pasión en su Dinamarca natal: el fútbol. Los dos jugaron, siendo estudiantes, en el equipo Akademisk Boldklub de Copenhague.  Niels lo hizo como portero y Harald era un goleador, participando este último en los Juegos Olímpicos de 1908 representando a la selección danesa y con la que ganó la medalla de plata.

El día que Harald defendió su tesis doctoral en el auditorio se encontraban más aficionados al fútbol que matemáticos.

Por su parte, se dice que, el físico y Premio Nobel, Niels Bohr era un gran entusiasta de las películas del oeste. Frecuentemente interrumpía su trabajo en la biblioteca para acudir a visionar un film de vaqueros. Solía hacerlo acompañado por un par de estudiantes, con los que hablaba de las complicadas tramas que se encontraban en dichas películas.

Bohr había desarrollado una teoría en la que explicaba el “porqué a pesar de que el villano siempre desenfunda primero, el héroe es más rápido y consigue matarle”. Y ello consiguió demostrarlo en una de sus clases en la que simularon los típicos duelos del viejo oeste y, con dos revólveres de juguete y sus correspondientes cartucheras, él interpretó el papel de héroe, siendo mucho más rápido en desenfundar y disparar que todos sus alumnos.

Ilustración del telescopio de William y Caroline Herschel

Ilustración del telescopio de William y Caroline Herschel

  • William Herschel, un virtuoso músico

Este es un curioso caso en el que nos encontramos que la afición se convirtió en la profesión, mientras que la profesión pasó a ser la afición. Me refiero al astrónomo alemán y descubridor del planeta Urano William Herschel, el cuál descubrió antes su pasión por la música que por el cielo.

Herschel tuvo una importante formación musical, siendo, junto a su padre y hermano, componente de la banda del Regimiento de Guardias de Infantería del ejército. Su mala experiencia en la Batalla de Hastenbeck lo llevó a trasladarse a vivir hasta Inglaterra, donde siguió sus estudios musicales y trabajó como profesor.

Tiempo después pasaría a dirigir la orquesta en Bath, en la que su hermana Caroline era soprano. Es sus ratos de ocio empezaron a observar el cielo y las estrellas, aficionándose cada vez más. Cierto día compró un libro titulado “La Astronomía” que cambiaría por completo su vida.

William junto a su hermana construyeron su propio telescopio con el que observaban el firmamento, haciendo grandes aportaciones a la astronomía. Hasta que se dedicó profesionalmente a la astronomía, iba compaginando esta afición con su trabajo como director de orquesta, aprovechando los descansos de los entreactos para salir a observar el cielo.

Sesión espiritista de Eusapia Paladino celebrada en casa de Camille Flammarion

Sesión espiritista de Eusapia Paladino celebrada en casa de Camille Flammarion

  • Científicos apasionados por la parapsicología y lo paranormal

Charles Robert Richet, que en 1913 recibiría el Premio Nobel de Medicina, fue un entusiasta y apasionado amante de la  parapsicología, por entonces conocida como “metapsíquica”, haciendo importantes aportaciones a este campo y llegando a presidir la Society for Psychical Research (Sociedad para la Investigación Psíquica). Dio vida a la metapsíquica como una pretendida ciencia que estudiaba  todos los fenómenos que no encuentran explicación normal.

William Crookes, inventor de un buen número de artilugios, que facilitaría el trabajo de innumerables científicos, entre los que se encuentran el radiómetro y el tubo de Crookes (para el estudio de las propiedades de los rayos catódicos) fue un ferviente partidario y defensor del espiritismo y uno de los pioneros en la investigación de fenómenos psíquicos, especialmente en las áreas de materialización y de mediumnidad

Otro apasionado por las pseudociencias fue el astrónomo francés Camille Flammarion el cual sentía una profunda admiración por todo lo relacionado con la doctrina espiritista, lo que le llevó a tener una profunda y gran amistad con Allan Kardec, considerado como el padre del espiritismo y con, la supuesta médium, Eusapia Paladino, celebrando en su propia casa sesiones espiritistas.

Feynman en un bar de topless

           Feynman en un bar de topless

  • La pasión desenfrenada por las mujeres

Comenzaba este post con la afición de Albert Einstein por el violín y las mujeres y a estas les dedico la última parte de esta entrada, debido al gran número de científicos que se han tenido en ellas la mayor de sus aficiones.

Erwin Schrödinger sentía debilidad por todas las mujeres, incluso por su esposa Anne Marie y esta correspondía a su amor por él permitiéndole tener tantas amantes como quisiera, siendo cómplice de sus escarceos amorosos y ocupándose de ‘despachar’ a la querida de turno cuando su esposo se cansaba.

Mucho se ha especulado sobre la identidad de la amante que se encontraba en un hotel junto a Schrödinger en el momento en que éste dedujo su famosa fórmula.

Richard Feynman, uno de los más importantes físicos norteamericanos del siglo XX sentía una gran debilidad por acudir a bares donde había señoritas en topless. El ambiente del lugar era el ideal para encontrar la inspiración y tras visionar un entretenido ir y venir de las jóvenes camareras desprovistas del sujetador, Feynman escribía reflexiones y ecuaciones en las servilletas del local.

En el libro sobre anécdotas biográficas “Surely You’re Joking, Mr. Feynman!” (¿Está usted de broma, Sr. Feynman?) relata cómo iba a locales de alterne mientras su mujer estaba enferma en el hospital. Pero esta no era la única afición del físico, ya que tenía una sorprendente capacidad para abrir cajas fuertes.

En su estancia en Los Alamos, durante el proyecto Manhattan, para entretenerse en los ratos de aburrimiento se dedicaba a abrir archivadores y cajas fuertes de las dependencias, hecho que le acarreó más de un problema.

Y para finalizar un vídeo con la que sin lugar a dudas era las aficiones preferidas de Richard Feynman: tocar los bongos.

 

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Parte de este post fue escrito como colaboración realizada para Naukas y publicado el 28 de octubre de 2011
Fuentes de consulta: enchufa2 / La aldea irreductible / francisthemulenews / Tomás Abeigon / exploratorium / plus.maths.org / maikelnai / elbustodepalas / planetasapiens / ciencias (blogs.publico.es)
Fuente de las imágenes: Naukas / Wikimedia commons

La anécdota sobre la famosa e icónica foto de Albert Einstein sacando la lengua

La anécdota sobre la famosa e icónica foto de Albert Einstein sacando la lenguaSi hiciera una encuesta entre todos los lectores sobre cuál creéis que es la fotografía más famosa en la que aparece Albert Einstein, estoy seguro que la mayoría de vosotros responderíais que se trata de la que sale sacando la lengua; una imagen que, después de seis décadas, sigue siendo todo un icono.

El momento exacto en que fue tomada contiene una curiosa anécdota:

El 14 de Marzo de 1951, el famoso físico ganador del Premio Nobel cumplía 72 años. Por tal motivo sus más allegados decidieron prepararle una celebración en el The Princeton Club de Nueva York, un club social en el que los alumnos y profesores de la Universidad de Princeton (New Jersey) realizaban sus encuentros, banquetes y celebraciones.

Tras la fiesta, Einstein se encontró con un grupo de fotógrafos esperando en la puerta para tomar alguna instantánea con la que ilustrar al día siguiente la noticia del aniversario . Varias fueron las fotos que le tomaron mientras se dirigía hacia el coche que lo llevaría hasta casa. Una vez montado en el automóvil el célebre físico ya no tenía más ganas de fotos, dijo basta y, ante la insistencia de los reporteros para que siguiera sonriendo y posando, decidió sacar la lengua a todos los presentes.

A pesar de ser varios los fotógrafos que lo rodeaban tan solo uno, Arthur Sasse, fue quien le dio al botón de disparo de su cámara en el momento exacto en que Einstein sacó la lengua. Ese preciso instante quedó inmortalizado como uno de los iconos fotográficos más famosos de la Historia. Por el contrario, el resto de reporteros quedaron tan asombrados al ver la mueca de Albert Einstein que a ninguno se le ocurrió echar una foto.

La agencia para la que trabajaba  Arthur Sasse se planteó en un principio no publicar la fotografía, pero finalmente decidió hacerlo. El propio Einstein quedó tan satisfecho al verse que solicitó que le facilitaran unas cuantas copias de la misma con las que felicitó las fiestas de Navidad de ese mismo año a sus amistades.

Pero una de las curiosidades que esconde la fotografía que todos conocemos es que en realidad está recortada. En ella aparecía Albert Einstein sentado en el vehículo entre su buen amigo, el doctor Franklin Ridgeway Aydelotte, y la esposa de éste.

Dicha fotografía fue adquirida por un coleccionista, a través de una subasta en 2009, por la astronómica cifra de 74.324 dólares.

La anécdota sobre la famosa e icónica foto de Albert Einstein sacando la lengua

 

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Fuentes de consulta e imágenes: Archivo 20minutos.es / revistabula / lomography / 1951club

¿De dónde surge el mito que indica que sólo utilizamos el 10% de nuestro cerebro?

¿De dónde surge el mito que indica que sólo utilizamos el 10 por ciento de nuestro cerebro?No hay una sola prueba o evidencia que demuestre que tan solo utilizamos un 10% de nuestro cerebro, pero a pesar de ello se ha hecho mucha literatura (y últimamente cinematografía) al respecto, por lo que éste ha acabado siendo uno de los mitos (ya convertido en leyenda urbana) que más éxito tiene entre los amigos de propagar y creer en este tipo de cosas.

Si nos ponemos a indagar de dónde surge este mito nos encontraremos que muchas son las fuentes que se lo atribuye a Albert Einstein. Según dicen, el famoso físico en una ocasión dio como respuesta (a modo de guasa)  que ‘él tan sólo utilizaba el 10 % de su cerebro’ y parece ser que dicha contestación quedó perpetuada como algo generalizado para el resto del planeta. También hemos de tener en cuenta que son centenares las citas y frases pertenecientes a otras personas y que le son asignadas a Einstein sólo por el hecho de ser el científico más conocido de la historia, dándole así cierta credibilidad por mucho de que eso pueda tratarse de una falacia. Evidentemente, la irrupción de internet y las redes sociales han ayudado a difundir este tipo de mensajes erróneos.

Otro de los posibles orígenes de este mito está en la cita Estamos haciendo uso de tan solo una pequeña parte de nuestros posibles recursos físicos y mentales’ que fue incluida en el artículo ‘The energies of men’ (Las energías del hombre) escrito por el prestigioso psicólogo neoyorquino William James y que fue publicado en 1907 en el ‘The American Magazine’. Esta frase ya había sido pronunciada una década atrás por el propio profesor James en la Universidad de Harvard .

Pero también nos encontramos con quienes apuntan que, muy posiblemente, el mito naciera a principios del siglo XIX, cuando era habitual que los charlatanes y vendedores ambulantes viajaran de una población a otra con el fin de vender sus ‘productos milagros’ (crecepelo, tónicos que daban fuerza y vigor o algún elixir que aseguraba proporcionar una memoria e inteligencia prodigiosas). Para poder venderlos mejor, durante sus demostraciones de charlatanería, intentaban convencer a la gente que se agolpaba frente a ellos de que el cerebro del ser humano todavía no había llegado a su potencial máximo y que ingiriendo su producto lo conseguirían; un argumento que con una teatralizada demostración y utilizando las palabras adecuadas lograba convencer a los presentes vendiéndose un buen número de brebajes.

Cabe destacar que en realidad los seres humanos utilizamos la totalidad de nuestro cerebro y todas las resonancias magnéticas, tomografías por emisión de positrones o PET y otros estudios por imágenes que se han realizado para determinar la actividad del cerebro, no han mostrado zonas del cerebro inactivas (en personas sin lesiones cerebrales, evidentemente).

 

Lee y descubre más historias como esta en el apartado ‘Destripando Mitos’

 

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Fuentes de consulta: archive.org / scientificamerican / livescience / BBC / Naukas / Quo
Fuente de la imagen: Yoel (morguefile)

La curiosa ‘leyenda urbana’ de Albert Einstein y su chofer

La curiosa 'leyenda urbana' de Albert Einstein y su choferLa historia que viene a continuación lleva bastantes años circulando por la red pero no existe ni una sola constancia de que sea verdadera, por lo que ya forma parte de las miles de «Leyendas Urbanas» que corren por internet.

Suele ser muy utilizada por profesionales del coaching y motivación personal como ejemplo, pero, lamentablemente, lo hacen indicando que la anécdota es cierta, cuando no es así. También cabe destacar que son cientos las webs y publicaciones (muchas de ellas de medios importantes) que han publicado esta historia como si fuese cierta, pero no deja de ser un copia y pega.

Según parece, este bulo se originó en la revista ‘Selecciones del Reader’s Digest’ en la década de 1970 (muy popular en aquella época) y de la que se sabe que publicó infinidad de historias que resultaron ser leyendas urbanas.

La conocida como ‘Albert Einstein y su chofer’ es la siguiente:

Se cuenta que en los años 20 cuando Albert Einstein empezaba a ser conocido por su teoría de la relatividad, era con frecuencia solicitado por las universidades para dar conferencias. Dado que no le gustaba conducir y sin embargo el coche le resultaba muy cómodo para sus desplazamientos, contrató los servicios de un chofer.

Después de varios días de viaje, Einstein le comentó al chofer lo aburrido que era repetir lo mismo una y otra vez.

«Si quiere», le dijo el chofer, «le puedo sustituir por una noche. He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por palabra».

Einstein le tomó la palabra y antes de llegar al siguiente lugar, intercambiaron sus ropas y Einstein se puso al volante. Llegaron a la sala donde se iba a celebran la conferencia y como ninguno de los académicos presentes conocía a Einstein, no se descubrió el engaño.

El chofer expuso la conferencia que había oído a repetir tantas veces a Einstein. Al final, un profesor en la audiencia le hizo una pregunta. El chofer no tenía ni idea de cual podía ser la respuesta, sin embargo tuvo un golpe de inspiración y le contesto:
«La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que mi chofer, que se encuentra al final de la sala, se la responda».

 

Vídeo en mi cuenta @curiosisimo de la red social TikTok en el que desmiento este bulo:
https://www.tiktok.com/@curiosisimo/video/6975535268363308294

@curiosisimo##pegar un video de @cafedelexito ##QueNoTeLaCuelen ##StopBulos ##MalditoBulo ##fakenews ##curiosisimo♬ Steven Universe – L.Dre

 

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