
pixabay.com
Hay muchas personas que para referirse a cómo se sienten utilizan algunas expresiones, como si su cuerpo fuese como el de una persona mayor o que se sienten encerrados en el cuerpo de una persona de edad avanzada.
Son expresiones que nunca me han gustado porque siento que me han sumado años sin haberlos vivido, y porque tampoco sé qué se siente cuando el cuerpo empieza a resentirse por la edad, ni la forma en que reacciona, ni si tendría la misma capacidad de adaptación frente a los obstáculos, ni si serían suficientes los trucos de ahora, … Me resulta extraño, comparar cómo me siento con la esclerosis múltiple, con algo que no he vivido en primera persona y por mucho que vea el paso de los años en mis abuelos, tampoco me atrevo a equiparar ambas situaciones.
Hay ocasiones, en que pueda parecer que necesitemos los mismos cuidados que una persona mayor, por ejemplo, sentarnos de forma habitual para que nuestras piernas descansen para que dejen de dolernos, que nuestras piernas no nos respondan, que nos tengamos que quedar en casa más tiempo que el resto para reponer fuerzas, o incluso puede que haya personas que nos hayan dicho que parece que tengamos ochenta años por nuestra insistencia en que estamos cansados. Si me voy haciendo mayor, que sea porque pasa el tiempo, no por tener una enfermedad.
Cada persona, las mayores, las que tienen esclerosis múltiple, las que están sanas, viven de acuerdo a sus circunstancias y a la época que les está tocando vivir. Así que por muchos cuidados que necesite, descansos o me queje de que me pesa todo el cuerpo, tengo treinta dos años, quiero seguir trabajando, continuar construyendo una familia y además, todavía me queda mucho por vivir. No me añadan varias décadas simplemente porque necesito una serie de atenciones diferentes a las de los demás.