Muchos de nosotros, experimentamos bajones de vez en cuando. Nos bloqueamos, sentimos que nadie nos entiende y aunque queramos estar bien, no sabemos muy bien qué tenemos que hacer para conseguirlo. Es casi imposible estar siempre con el ánimo al 100%, de vez en cuando es normal que nos den ciertos bajones, el problema es cuando esas épocas se alargan demasiado o se suceden a menudo en el tiempo.
Después del diagnóstico, tuve que aprender a relativizar, a continuar con mi vida y aprender a manejar los días de bajón sin que éstos me superasen. Por aquella época iba semana sí, y semana también a la psicóloga, y con este pequeño truco que me enseñó (y que sigo poniendo en práctica), he conseguido sobreponerme a todos los obstáculos sin martirizarme en el intento.
Se trata de pensar en lo que nos inquieta durante un tiempo determinado y después, seguir con nuestra vida. De esta manera, intentaríamos evitar estar todo el día dando vueltas a lo mismo y dedicaríamos unos momentos del día a analizar, reflexionar y a buscar una solución a eso que nos preocupa y que ha conseguido resquebrajar nuestro estado de ánimo.
Estos minutos de reflexión se pueden compartir mientras hacemos otra actividad: andar, tejer, dibujar,… A mí me encanta irme sola, dar un paseo y pensar en aquello que me intranquiliza. Una vez concluido, me siento mejor, con las ideas más claras y con la mente más despejada, y hasta el día siguiente, intento no pensar en ello.
Sé que es cuestión de tiempo que encuentre una solución o empiece a sentirme mejor, a veces tardo más, otras menos. Pero en la medida de lo posible, intento superarme cada día e intentar estar un poquito mejor.
¿Y vosotros tenéis alguna técnica para superar esos momentos de bajón?