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Es el momento de probar los tacones con calcetines

Ambas esperábamos que este día no llegara, al igual que esperábamos que nunca jamás ver nevar en marzo, pero las cosas pasan y solo nos queda renovarnos o morir.

Rihanna (última foto) nos lo adelanto en 2010 y no la creímos. #Rihannavisionaria. GTRES

Yo era de esas, ERA DE ESAS que pensaba con orgullo «Por esa tendencia NO pasaré». «No puedes pasar» le gritaba mentalmente a los tacones con calcetines como Gandalf al Balrog de Moria.

A fin de cuentas no era la primera vez que me resistía a algo, lo hice en su día con las botas UGG que siempre me parecieron horrorosas o a las medias de rejilla por fuera de la cintura pantalón.

«Mara, eres una mujer elegante con una edad y eso no es para ti«. Pero lo que no sospechaba era que se avecinaba una ola de frío inmensa que atenazaría Milán y que haría estallar por los aires mis planes de ir a los cócteles de la Semana de la Moda a pie descubierto.

No me quedó otra que plantearme un cambio en el estilismo. O ‘botarracas’ de suela de tractor o sandalia… Con calcetín, claro.

Estaba tranquila hasta cierto punto ya que llevaba tiempo viéndolo en pasarelas y sabía que (tan) horrible no podía quedar. Pero claro, una cosa es verlo en un desfile donde puedes encontrarte prácticamente cualquier cosa (y si no me creéis leed esto), y otra cosa es salir a la calle con eso puesto tratando de llevar la cabeza alta.

La cosa es que no tenía alternativa. Hacía frío, llovía y no me apetecía cogerme un catarro. Así que tiré de calcetín ejecutivo y para adelante.

Ahora que lo he probado, no paro de encontrármelo en streetstyles y he de confesar que después de la experiencia (y de lo calentita que me resultó la idea) estoy segura de que voy a volver a picar. De hecho estoy en busca y captura de unos calcetines grises para poder jugar con más tacones.

El tacón puede ser cualquiera de tu armario. Sí, abierto, cerrado, alto, bajo, elegante, informal. Y puedes combinarlo con cualquier calcetín, incluso con los blancos deportivos de tu hermano.

HIGHHEELJUNGLESOCKS

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Aprovecha que todavía hace frío como para ir con los dedillos al aire, para ponerte los tacones con calcetines. Si alguien te dice algo, deberás hacerle saber que se está metiendo con una de las tendencias de la temporada y que las autoridades estilísticas le hostigarán por su ignorancia.

Quiero entrar en tu garito con zapatillas

Que me miren mal o no al pasar, me parece secundario.

(Medianoche. Un pueblecito en el norte de Italia.)

Me encuentro a punto de subirme en el coche para acercarnos a una discoteca cuando me preguntan si no voy a pasar por casa a coger los zapatos de tacón.

Pregunto el porqué mirando el conjunto que llevo esa noche: un pantalón de cintura alta, un crop top y mis Converse blancas. Algo que, para ser una persona que se pasa la vida en pijama o en chándal, definiría como arreglado pero informal y perfecto para una noche de fiesta.

Cuando explico que no he metido ningunos tacones en la maleta, me miran extrañados como si hubiera dicho que la he utilizado para pasar partes de un cadáver troceado por la aduana. Vamos, muy mal.

No puedes entrar a la discoteca con zapatillas.

Vale que en España también tenemos ciertos sitios en los que ponen pegas con la indumentaria, pero lo de que casi te impongan ir con tacones es algo que me parece ridículo.

Voy a una discoteca a bailar, a moverme, a dejarme llevar por la música, a pasármelo bien, no a presumir de pierna estilizada que es para lo único que sirven los zapatos altos.

No voy a la discoteca para ser tratada como un objeto aunque el simple hecho de que locales permitan la entrada gratuita a las mujeres ya sea una forma de usarnos como cebo.

Finalmente entro. Veo que hay otras chicas de zapato plano que lo compensan llevando el outfit arreglado hasta el extremo (para mi gusto).

Según van pasando las horas de fiesta veo que nos dividimos en dos grupos: las que van buscando un sitio donde sentarse cada poco tiempo y las que bailan toda la noche. Os dejo imaginar cuáles son las que llevaban tacones.

Recogiéndonos les explico que, para mí, los tacones no son algo más que para una ocasión puntual. Aunque también es cierto que soy un caso menos convencional.

Después de tantos años trabajando de imagen sobre zapatos altos en eventos en los que me he dedicado durante horas a maldecir su existencia, he acabado ligándolos a un sentimiento algo negativo.

Aún con esas sí que me he dejado caer con ellos en una boda, desfile o bautizo. Pero voluntariamente, que las imposiciones nunca fueron buenas, y menos, como en este caso, las meramente estéticas.

Salir de fiesta con zapatillas, la octava maravilla. MARA MARIÑO

Salir de fiesta con zapatillas, la octava maravilla. MARA MARIÑO