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«Los docentes aportan mucho más que la apariencia»

«A mí me dicen que no puedo ir con vaqueros y monto la de Dios» me dice G. V., que lleva 33 años trabajando de docente en Madrid, a raíz de la medida que han tomado dos colegios concertados de la Comunidad, instando a sus profesoras a vestir con «recato».

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La circular, que dicta que «no es conveniente el uso de pantalones vaqueros, mallas o pantalones muy ajustados«, subraya también que es «preferible» evitar «transparencias, escotes pronunciados, hombros al aire, camisetas de tiras o ropas excesivamente ajustadas».

«No tiene que ser ni el colegio ni nadie quien establezca la forma de vestir«, reitera G. V.. «Un colegio privado puede marcar unas directrices, pero es absurdo que en uno que recibe financiación pública te digan nada. A mí jamás me han dicho nada respecto a la ropa, y cuando trabajaba en la privada, en el CEU, tampoco».

La profesora opina que, al igual que en cualquier otro trabajo, lo suyo es «vestir con decoro». Pero ante la recomendación de la circular que sugiere que las docentes lleven faldas o vestidos que «como mínimo» bajen hasta la rodilla porque, según la circular, «La feminidad es una cualidad destacada en la mujer que debemos potenciar», la docente se pregunta irónicamente: «¿Y el rosario? ¿Dónde lo dejamos?»

«Me parece que trata a la mujer como mujer florero. Tú cuando das clase vas a explicar cosas independientemente de tu género«.

A. M., de 25 años, que lleva dos trabajando de profesora en distintos centros, considera la medida «incoherente. Me parece mal no, lo siguiente. Entiendo que ir con vaqueros pueda estar peor visto porque es una prenda casual y quieran que los profesores vayan más formales, como pasa en el colegio Greenwich (centro concertado), que me comunicaron en la entrevista que no se podía dar clases con vaqueros, pero que las profesoras tengan que ir con faldas por la rodilla no tiene sentido«.

«¿Les van a dar una paga extra del colegio para que renueven el armario? Se entiende que cuando vas a trabajar como profesora, o de lo que sea, vas a vestir normal, no como si salieras de fiesta».

«Están mirando hacia el sitio equivocado. Los docentes aportan mucho más que la apariencia. Deberían centrarse en la que es su función, la educación de los alumnos» afirma la profesional.

Quiero entrar en tu garito con zapatillas

Que me miren mal o no al pasar, me parece secundario.

(Medianoche. Un pueblecito en el norte de Italia.)

Me encuentro a punto de subirme en el coche para acercarnos a una discoteca cuando me preguntan si no voy a pasar por casa a coger los zapatos de tacón.

Pregunto el porqué mirando el conjunto que llevo esa noche: un pantalón de cintura alta, un crop top y mis Converse blancas. Algo que, para ser una persona que se pasa la vida en pijama o en chándal, definiría como arreglado pero informal y perfecto para una noche de fiesta.

Cuando explico que no he metido ningunos tacones en la maleta, me miran extrañados como si hubiera dicho que la he utilizado para pasar partes de un cadáver troceado por la aduana. Vamos, muy mal.

No puedes entrar a la discoteca con zapatillas.

Vale que en España también tenemos ciertos sitios en los que ponen pegas con la indumentaria, pero lo de que casi te impongan ir con tacones es algo que me parece ridículo.

Voy a una discoteca a bailar, a moverme, a dejarme llevar por la música, a pasármelo bien, no a presumir de pierna estilizada que es para lo único que sirven los zapatos altos.

No voy a la discoteca para ser tratada como un objeto aunque el simple hecho de que locales permitan la entrada gratuita a las mujeres ya sea una forma de usarnos como cebo.

Finalmente entro. Veo que hay otras chicas de zapato plano que lo compensan llevando el outfit arreglado hasta el extremo (para mi gusto).

Según van pasando las horas de fiesta veo que nos dividimos en dos grupos: las que van buscando un sitio donde sentarse cada poco tiempo y las que bailan toda la noche. Os dejo imaginar cuáles son las que llevaban tacones.

Recogiéndonos les explico que, para mí, los tacones no son algo más que para una ocasión puntual. Aunque también es cierto que soy un caso menos convencional.

Después de tantos años trabajando de imagen sobre zapatos altos en eventos en los que me he dedicado durante horas a maldecir su existencia, he acabado ligándolos a un sentimiento algo negativo.

Aún con esas sí que me he dejado caer con ellos en una boda, desfile o bautizo. Pero voluntariamente, que las imposiciones nunca fueron buenas, y menos, como en este caso, las meramente estéticas.

Salir de fiesta con zapatillas, la octava maravilla. MARA MARIÑO

Salir de fiesta con zapatillas, la octava maravilla. MARA MARIÑO

Las tendencias para ir de festival según Coachella 2016

Coachella, conocido como «Couchelah» o «el único festival de música en el que no importa los grupos que tocan sino como van vestidas las famosas» viene a ser una especie de Fashion Week Bohemia alternativa que no solo nos sirve como indicador de las tendencias veraniegas sino también una guía de estilo a la hora de elegir nuestro outfit para ir de festival.

Vayas a ir a un festival de un fin de semana, de una semana o de un día, la primera norma para ir vestida es siempre la misma: pase lo que pase, haga el tiempo que haga, lleva calzado cerrado. Este es el básico más básico de los festivales. Para que te hagas una idea es más fundamental que llevar la bebida y los hielos.

El calzado va a condicionar todo el festival. Aunque al hacer buen tiempo podemos sentirnos tentadas de llevar sandalias/cuñas/cualquier calzado con los dedillos al aire es algo que debemos evitar a toda costa a no ser que nos guste ser constantemente pisoteadas y acabar con los pies más negros que Frodo Bolsón después de subir al Monte del Destino.

La segunda norma es otra igual de simple pero fundamental, la que es sin duda la favorita de todas las madres: hay que llevar siempre algo de abrigo. Da igual si es una camisa de cuadros, una chaqueta roñosa o una sudadera. La cosa es que tengas algo que poder ponerte sobre los hombros en ese momento de la madrugada en el que aprieta un poco el frío. (Click sobre las imágenes para ir a la galería)

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Las faldas de Coachella. GTRES

Una vez cumplas con los dos básicos, puedes optar por llevar falda o pantalón. Aunque la falda sería algo que yo personalmente, nunca llevaría, ha sido la opción elegida por varias celebrities este año como Kendall Jenner, Phoebe Price, Paris Hilton, Ashley Greene o Devon Windsor. Por muy ‘festivalera’ que sea, en algún momento de la noche te vas a querer sentar, lo que resulta algo más complicado si has elegido esta prenda.

Aunque también hay que decir que, a la hora de hacer pis, la falda es mucho más práctica, yo soy más de pantalón, como Sara Sampaio, Emma Roberts, Cindy Crawford, Lea Michele y Alessandra Ambrosio. El pantalón te permite correr, saltar, sentarte y brincar sin dejarte nada al aire, además de que lo puedes llevar con cualquier cosa del armario (hasta la chaqueta de la abuela de Cindy Crawford le queda bien a un short vaquero).

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Por tanto, en función de las normas de estilo para ir a un festival, la ganadora del mejor outfit Coachella 2016 es Alessandra Ambrosio con su conjunto del segundo día: unos botines con pantalón vaquero, top negro y sudadera atada a la cintura. Además, para darle un toque más bohemio le añadió un tatuaje temporal en la espalda, collares largos y el pelo recogido en boxer braids, las trenzas de la temporada (puedes aprender a hacerlas aquí).

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El outfit que querrás copiar este verano. GTRES