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‘Tu habla que yo te leo’, el libro sobre comunicación no verbal que os recomiendo para este verano

Por fin puedo recomendaros al 100% un libro sobre comunicación no verbal. Me lo habéis solicitado muchísimo y lo cierto es que siempre os sugería autores y lecturas aisladas porque no había un libro que me convenciera al completo, siempre descubría alguna ‘metedura de pata’ no científica que me hacía frenar en seco a la hora de recomendarlo convencida.

A los más fieles seguidores de este blog ya os sonará el nombre del autor, José Luis Martín Ovejero ha colaborado bastante conmigo en algunos artículos y análisis sobre lenguaje corporal. Ahora, ha unificado todo este conocimiento en el libro ‘Tu habla que yo te leo: Las claves de la comunicación no verbal‘. Un manual dinámico en el que el autor responde a las preguntas más frecuentes que le han realizado a lo largo de los años en los que ha impartido formaciones en empresas de diversos sectores.

Y es que da igual la profesión que tengas, la comunicación no verbal siempre está presente, en tu rutina diaria, a nivel laboral y personal. Aprender sobre comunicación no verbal te aportará una ventaja sobre el resto, una habilidad para entender mejor a los demás y a ti mismo.

Descubrirás qué significa la cara que te puso tu jefe en la última reunión o qué quiere decir esa mueca de tu hijo/a adolescente cuando llega del colegio a casa y que no sabes muy bien cómo interpretar, dispondrás de un diccionario de los gestos alrededor del mundo; que una caricia, una mirada, el tono de voz, las distancias, los silencios, también comunican y que existen ciertos ‘truquitos’ para negociar mejor, para convencer, para causar una buena primera impresión y, en definitiva, para facilitarnos las relaciones humanas y conectar mejor con los demás.

¡Ya me contaréis vuestras opiniones!

El insólito comportamiento de los tripulantes del Apolo 11 tras pisar la luna

El 20 de julio de 1969, Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano en pisar la luna. La transmisión de este evento histórico fue visto por un quinto de la población mundial, era “el pequeño paso para un hombre y un gran salto para la humanidad”.

Pero resultó que ese paso que él consideraba pequeño no resultaría tal. Fue grande para él, quizás demasiado. Y es que una de las cuestiones más interesantes sobre estos hombres trasciende lo biográfico para convertirse en un auténtico reto para la psicología humana: tras llegar, literalmente, más lejos que nadie, tras ver a lo lejos tu propio planeta desde la luna, y tras ser considerado por el mundo entero como un héroe … ¿qué sucedió cuando volvieron a su casa, se sentaron en su sofá y se preguntaron “y ahora qué”?

El equipo del Apolo 11 (conformado por Armstrong, Aldrin y Collins) fue seleccionado, por supuesto, por su experiencia y capacidad técnica, pero parece que la personalidad de Armstrong fue un factor decisivo en la elección del ‘primer hombre’ que pisaría la superficie lunar. En el libro publicado por Chris Kraft se tuvo en cuenta la personalidad de ambos astronautas.

Mientras Aldrin era de carácter muy expansivo, autosuficiente y excesivamente extrovertido, Armstrong era mucho más fiable, serio y discreto. Armstrong representaba mejor el ideal del norteamericano medio y podría llevar durante toda su vida el privilegio de haber sido el primer hombre en la Luna con mucha mayor calma y discreción. Y así fue, nunca se dejó llevar por la embriaguez del éxito, pero también le pasó factura a nivel emocional y personal.

El mundo entero esperaba expectante el relato de Armstrong tras su inverosímil aventura espacial y lo que realmente nos encontramos en su rueda de prensa, pocas semanas después de su regreso, es un lenguaje corporal muy tenso e incoherente con las emociones esperadas. Es más interesante destacar lo que no vemos que lo que se aprecia. No hay visos de alegría, ilusión, orgullo, euforia, ni alivio. Nada de eso. Se ven muy malhumorados, cabizbajos, tristes, descolocados

Armstrong es el responsable de inaugurar la presentación, su cuerpo está totalmente rígido, de hecho, en los minutos iniciales se encoge de hombros fuertemente y permanece así durante minutos, no es duda, ya que no es momentáneo, se convierte en una postura de perturbación abrumadora. Respira estrés por cada poro de su lenguaje corporal.

La posición de las manos es de automanipulación, se aprieta una contra otra, se acaricia los dedos, inconscientemente el cerebro ejerce su función y le ayuda a relajarse y rebajar la ansiedad. Su discurso es excesivamente pausado, se atasca, traga saliva visiblemente de forma constante, su mirada está perdida y cabizbaja.

¿Corresponde está actitud a alguien que acaba de conseguir uno de los mayores desafíos para el hombre tras años de trabajo e implicación personal? ¿Por qué su lenguaje corporal es incoherente con la situación vivida?

Yo plantearía varias hipótesis, comenzaré con la que personalmente más me convence: Miedo escénico. Su comunicación no verbal es propia de una persona que sufre un leve ataque de pánico ante un público desconocido que espera que brilles. Aparecen emociones de miedo y vergüenza por un estímulo presente, se ve disperso, torpe.

Sí, ya lo sé. Este hombre estuvo al borde de la muerte en decenas de ocasiones, combatió en la guerra, vivió situaciones de alto estrés psicológico, su entrenamiento fue inimaginablemente duro, pero todo ello se relaciona con lo que mejor sabía hacer y más le gustaba: estudiar estrategias, investigar, volar, tripular… pero no con enfrentarse hábilmente a una audiencia sabiendo que millones de personas están pendientes de lo que dices y cómo lo dices.

A todos nos puede resultar increíble que Armstrong, visto como un super hombre, un héroe, una mente brillante con nervios de acero en maniobras de pilotaje extremas, se ponga nervioso y entre en pánico cuando habla en público, pero no está reñido, no es difícil teniendo en cuenta su patrón de personalidad altamente racional e introvertido.

También es posible, y puede darse esta hipótesis junto con la primera, que tras el desorbitado nivel de tensión experimentado durante ‘el viaje’ y días posteriores, Armstrong y sus compañeros se encontraran en una fase inicial de depresión. El cuerpo siempre intenta compensar para estabilizarnos y conseguir el equilibrio, tras una activación aguda de nuestro organismo, la balanza se inclina hacia el sentido contrario para promediar el exceso, entrando en un estado de tristeza, afectación, letargo y pensamientos negativos.

De hecho, los dos hombres que pisaron la luna admitieron un tratamiento psicológico posterior para atajar la depresión que sufrieron. Aldrin además para tratar el alcoholismo en el cayó. En esa entrevista ya puede apreciarse el comienzo de un camino emocional difícil de gestionar para dos hombres sabios y valientes, pero al fin, solo dos hombres.

La tercera posibilidad es que mintieran, todos conocemos las teorías conspiratorias alrededor de los viajes a la luna, posible fraude, etc. Yo también me lo he planteado, y es cierto que hay una línea muy delgada que separa la ansiedad de la mentira. Pero cuestiono lo siguiente:

Imaginaos que sí, todo fue un engaño, rodaron las escenas en un desierto terrestre, en un plató televisivo y no fueron a la luna. Y ahora tienen que dar una rueda de prensa para contar una historia inventada (y muy difícil de crear)… ¿No podrían disimular mejor? Quiero decir, la primera premisa y la más importante para mentir bien es creerte tu propia mentira para que tu comportamiento parezca honesto. Los mentirosos simulan decir la verdad en el contenido y en las formas. Mantienen más contacto visual con la audiencia para controlar las reacciones de los presentes, por ejemplo, y no es el caso.

Si hubiera sido así, si mintieran, creo que mostrarían más entereza, mantendrían más el tipo y su discurso verbal estaría más estructurado, encorsetado, preparado, no hubiera dejado nada a la improvisación. Si fuera yo, directamente leería un guion, y me prepararía a conciencia, porque lo que está en juego (que te crean con un tema así) era bastante importante. No me rendiría al estrés, al nerviosismo, a un alegato inicial improvisado, simularía credibilidad y esto sí que se podría detectar; en este blog lo hemos hecho en numerosas ocasiones.

Hay un detalle más que me hace descartar esta opción de la mentira:

Están mucho más nerviosos al inicio, cuando tienen que ‘presentarse’ e introducir el discurso con un contenido sin importancia, banal y protocolario, que cuando entran a explicar los pormenores, puntualizaciones y tecnicismos del viaje. En esa parte del relato, la más crítica si es que vas a mentir, se relajan y fluyen mucho más de forma natural, se sienten más seguros y hablan con mayor convicción, hay nervios y tensión aún, pero no hay miedo. 

Estoy deseando de conocer vuestras opiniones, ¿estáis de acuerdo conmigo? 🙂

 

 

Las lágrimas de Ada Colau y el gesto de la mano en el pecho #AnálisisNoVerbal

Esta mañana, la todavía alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha admitido en un programa de radio que se ha planteado dejar la política durante las últimas semanas. La noticia continuaría con un: ‘y entonces, se ha emocionado‘. Pero realmente, si analizamos cuándo aparece la emoción, no se relaciona con ella, ni con su decisión sobre seguir o no en política, ni con las acusaciones o insultos que haya podido escuchar.

El estímulo que desencadena la reacción ha sido el pensar en sus hijos. En primer lugar Colau se encoge de hombros cuando le preguntan si ha valorado abandonar la política, es decir, expresa duda. Incluso al principio sonríe irónicamente, denotando la obviedad (para ella) de ese planteamiento. Después asiente con la cabeza reforzando que sí, que claro que se ha planteado dejarlo.

A continuación aprieta los labios fuertemente, en un intento de represión emocional (no quiere llorar, pero no puede frenar la conducta), en ese instante podemos ya entrever que su mente está en su familia, de hecho pierde la mirada, la desvía hacia arriba, su estímulo no está físicamente allí sino en su pensamiento. Cuando vuelve a mirar a su interlocutor ya está visiblemente emocionada, ojos vidriosos, mantiene la mandíbula apretada y los orificios de la nariz se ensanchan. Hay tensión y ansiedad visibles (necesita coger más aire).

Acaba la secuencia con el gesto de la mano en el pecho cuando por fin expresa lo que tiene en mente «pienso en mis hijos«, admite. Éste es un gesto muy antiguo que, además de simbolizar lealtad y sellar juramentos, es un emblema de emociones y sentimientos intensos. Poner (espontáneamente) una mano sobre el corazón se asocia con la sinceridad y honestidad, para ello siempre debe ser coherente con la expresión emocional en el rostro y el mensaje verbal. En este caso, podemos afirmar que sí, es sincero, ya que sus señales fisiológicas, rostro, gestos y mensaje verbal se activan en un mismo sentido .

Anteriormente en el este blog vimos el ejemplo contrario en Otegui. Para que comprobéis vosotros mismos las diferencias al ejecutar un mismo gesto 🙂

El lapsus de Pablo Iglesias en su comparecencia por los resultados electorales #AnalisisNoVerbal

Pablo Iglesias fue el único representante político que no compareció de forma inmediata tras los resultados electorales del 26-M. Ayer reapareció tras una jornada de reflexión ofreciendo una breve rueda de prensa ante diferentes medios para después acudir al programa de ‘Al rojo vivo’.

Lo bueno de tener una ‘jornada de reflexión’ es que puedes pensar, racionalizar y preparar el discurso. Las preguntas inesperadas son las que pueden provocar un impacto emocional y, por tanto, un descontrol en el lenguaje corporal que desvele la realidad de tus emociones internas. Iglesias mantuvo el tipo, su rostro y mirada eran tristes, su voz y ritmo tonal eran planos, de bajo volumen, pausado. Todo coherente con la situación.

Pero hubo una pregunta, que supongo que no preparó, que sí que impactó en el impertérrito semblante del líder de la formación morada. Un periodista le plantea que si está de acuerdo con las declaraciones de Juan Carlos Monedero, en las que afirma que: «Las cloacas han convencido a Íñigo Errejón para destruir Podemos».

Iglesias niega con la cabeza cuando manifiesta verbalmente que no está a favor de esas declaraciones pero a continuación comete una especie de ‘laspsus interruptus‘ (vamos, un ‘morderse la lengua’ en toda regla). Ya que responde: «no estoy de acuerdo y… no estoy de acuerdo», en ese momento se ríe y parece que prefiere callar para no alargar la explicación que iba a dar, convirtiendo la respuesta en un acto fallido.

Y hace bien, cuando se sufre algún tipo de incontinencia en el lenguaje y te sales del guión puede ser peligroso; y es que las palabras, a veces, las carga el diablo. 🙂

Os dejo por aquí el vídeo.

Íñigo Errejón, más allá de la tristeza tras perder las elecciones municipales #AnalisisNoVerbal

Sin duda, las imágenes que más me llaman hoy la atención son las que se observan en la comparecencia de Manuela Carmena tras perder el ayuntamiento de Madrid.

Como si de un funeral se tratase, apreciamos rostros de profunda tristeza y enfado. Y en cierto modo, aunque a muchos les parezca exagerada la reacción, tiene coherencia. La tristeza se asocia a la pérdida, al fracaso y a la decepción, especialmente si se han desvanecido las esperanzas puestas en algo. También en situaciones de indefensión, ausencia de predicción y control. Ninguna emoción podría representar mejor la tesitura de la agrupación política.

El contrariado rostro de Íñigo Errejón con la mirada perdida, nos muestra además una clara introspectiva, análisis y concentración. También es producto de la tristeza que provoca la focalización de la atención en las consecuencias a nivel interno de la situación. Piensa, recapacita, valora, todo ese proceso cognitivo se refleja en su comportamiento.

¿La única sonrisa? La de Rita Maestre cuando le preguntan a Carmena si pactaría con Ciudadanos.

¿Qué os parece? 🙂

 

La culpa, la vergüenza y la tristeza de Theresa May en su dimisión #AnalisisNoVerbal

Theresa May anuncia su dimisión arrastrada por su incapacidad de completar el ‘brexit’, las expresiones emocionales de May son desgarradoras, algo que llama especialmente la atención, ya que la cultura inglesa se caracteriza por ‘mantener el tipo’ en todo momento, reservar la expresión de sus emociones y controlar las ‘formas’ en comunicación. Aunque ya sabemos que en momentos de alto impacto… el cuerpo grita nuestros sentimientos de forma irrefrenable.

Fotografía EFE

En esta fotografía se aprecia perfectamente la profunda tristeza en su rostro, la tensión mandibular, la elevación de cejas y la mirada baja, refuerzan las emociones de vergüenza y de culpa. Aunque el momento que más lo refleja ha sido su salida de Downing Street, caminando hacia el atril y periodistas, su postura corporal cabizbaja y apocada proyectan un sentimiento de incapacidad para poder enfrentar el momento con orgullo y la cabeza alta.

‘La Imagen’ del primer día de Congreso

Hay capturas fotográficas que atrapan ciertos momentos que no solo hablan, gritan. Me parece brutal la potencia de esta imagen en el primer día de Congreso, que una vez más manifiesta que la comunicación no verbal es decisiva en momentos de alto impacto emocional.

La captura ha sido difundida en Twitter por el propio Albert Rivera, acompañada de este texto: «Es una ofensa al pueblo español que ocupen un escaño y cobren un sueldo público quienes están procesados por dar un golpe a nuestra democracia.»

Las expresiones faciales y gestos emocionales cargan de comunicación este fotograma. El cruce de miradas desafiantes entre Turull y Sánchez con Albert Rivera hace patente la tensión del momento. La microexpresión que se aprecia en el rostro de Turull, al pasar por delante del líder de Ciudadanos, es de intenso desprecio, mirada desde arriba y elevación unilateral de la comisura labial, expresa superioridad moral, mofa, socarronería y un profundo rechazo desde una posición intelectual altiva, soberbia y arrogante.

Albert Rivera aprieta la mandíbula, es un gesto de ira pero también de contención emocional y conductual.

¿Qué os ha parecido este momento?

La sonrisa incoherente de Rocío Monasterio en el debate de Telemadrid

El debate entre cuatro de los candidatos a presidir la Comunidad de Madrid celebrado este domingo por la noche en Telemadrid fue bastante plano en lo que a expresiones emocionales se refiere. Más que un debate, parecía una concentración de breves mitines de cada uno de los partidos políticos, no había enfrentamiento ni se rebatían prácticamente nada.

El representante de Ciudadanos, Ignacio Aguado, quizá fue el más fluido de todos, con miradas directas a cámara, más gestualidad coordinada con lo que decía y recursos visuales para apoyar su discurso. En contraposición, la representante de Podemos y el respresentante del PSOE, muy encorsetados a nivel emocional, sin dinamizar el discurso y con un lenguaje bastante aprendido, basado en datos, nada espontáneo.

Lo que más llama la atención fue la sonrisa descontextualizada de Rocío Monasterio, en representación del partido VOX. Le ocurrió algo parecido a Pablo Casado en el debate electoral en el que participó. Supongo que son personas más serias a quienes los asesores les aconsejan ‘sonreír más’ y al final queda bastante forzado. No es mal recurso, una sonrisa siempre transmite positividad y optimismo pero hay que saber regular las emociones.

Anoche Monasterio sonreía mientras nombraba problemáticas serias del país, mientras escuchaba acusaciones. Y esto ya no es lógico, es incoherente y proyecta una sensación extraña en el espectador, provocando desconfianza. Normalmente, Monasterio es muy expresiva y espontánea a nivel emocional y utilizar este recurso tan forzado no beneficia en ningún caso a su imagen.

No os perdáis el análisis de mi compañero José Luis Martín Ovejero para Telemadrid, en éste se ejemplifican estos detalles con secuencias concretas.

 

¿Por qué Cersei (la mala malísima de Juego de Tronos) cae mal?

Existirán múltiples variables pero nos centramos en su comunicación no verbal para explicarlo. La sonrisa no es solo la expresión de la alegría, también puede serlo de la ironía, de la socarronería, de la mofa, de la compasión, de la esperanza, también del desprecio, sugiriendo rechazo y superioridad moral e intelectual frente al otro.

La forma de sonreír puede convertirse incluso en una seña de identidad, en la única huella que proyecte nuestra personalidad. Mi compañero Alan Crawley, psicólogo experto en lenguaje corporal, nos trae un caso ejemplar. Ha analizado el gesto más característico de una de las protagonistas de la afamada serie ‘Juego de Tronos‘.

Cersei combina la acción de elevar las comisuras de los labios (músculo cigomático mayor) con el descenso de las comisuras (músculo triangular de los labios) y da como resultado una expresión frecuente: ella sonríe pero las comisuras en lugar de subir, bajan en forma oblicua. Esta acción se denomina ‘sonrisa amortiguada‘.

En general, esta expresión facial transmite mensajes relacionados con la soberbia, la arrogancia, la prepotencia y sensaciones de superioridad. También puede expresar un intento por contener las emociones positivas y aparentar menos alegría. Debemos considerar que la interpretación de esta sonrisa, como la de cualquier otro gesto, depende del contexto, del momento en el que aparece, de la persona y de la frecuencia con la que se realiza.

En el caso de Cersei vemos que esta sonrisa aparece durante todas las temporadas como una marca registrada. Es probablemente su manera favorita de sonreír. En ella quedan pocas dudas de que es una expresión facial de disfrute, de sensaciones de superioridad. La actriz ha contado que algunos fans de la serie han llegado a insultarla por la calle y en parte esto es un cumplido, dado que su personaje es creíblemente maligno.

Por esto, es una de de las mejores actrices de la serie y en parte se debe a que utiliza un amplio repertorio de acciones corporales que transmiten realmente las emociones que quiere y debe según su rol en la trama. Sus gestos, sus sonrisas, jamás se exageran hasta parecer melodramáticas (como el movimiento de cejas de Daenerys) sino más bien, son acciones sutiles, lo suficientemente evidentes para que el mensaje llegue al espectador, pero no demasiado…

Me ha parecido una aportación fantástica.

¿Qué os parece?

 

 

 

 

La complicidad entre Iglesias y Casado que se filtró en el Debate Electoral

Parece que las emociones y el factor humano a veces se imponen incluso sobre la rivalidad política.

A Pablo Iglesias y Pablo Casado les une una historia personal que ellos mismos han confesado y es que sus respectivos hijos nacieron prematuros y ambos líderes políticos se han brindado ayuda y apoyo desde el principio. Los dos candidatos a la presidencia del Gobierno se deshacen en halagos a nivel personal y no dudan en admitir su buena relación. Iglesias afirmó en una distendida entrevista realizada por niños en el programa de AR que en el supuesto de que hubiera un incendio en el Congreso, «salvaría a Pablo Casado sin duda».

Esta complicidad no pasó desapercibida para gran parte de la audiencia de los últimos debates electorales antes de las próximas elecciones. Y es que las emociones y afectos se acaban filtrando irremediablemente en nuestra conducta, hasta cuando son muy positivos. De hecho, tras finalizar el debate en sí, las cámaras pudieron seguir grabando los reencuentros de los 4 participantes con compañeros, amigos y familiares. Enternecía ese instante en el que tras la contienda, Iglesias mostraba fotografías de sus hijos a Casado y su mujer.

PP y Podemos mantienen las ideologías políticas más antagónicas de las presentes y lo esperado era una lucha dialéctica encarnizada entre dos posiciones tan contrarias. Esto no se produjo. Todos pudimos apreciar una especie de ‘pacto de no agresión‘ entre los dos líderes. Ningún ataque, ningún reproche, y cuando Iglesias lo hizo, estaba más dirigido a la historia de corrupción y datos escandalosos del Partido Popular, sin referirse a la actualidad o directamente a Casado.

Se respetaron y fue palpable que Iglesias y Casado a nivel afectivo y personal se aprecian mucho. No hubo polémica, nunca se interrumpían, guardaban los turnos de palabra, no solo en silencio sino que su gestualidad era de admiración y escucha activa, incluso se podía apreciar en un momento del debate cómo cuando Iglesias hablaba de propuestas, Casado asentía contundentemente con la cabeza.

Se comprueba una vez más que la emoción pesa mucho más que la razón y solo por eso para mí, los dos fueron los claros vencedores del Debate.