Otegi y el gesto de la mano en el pecho

Arnaldo Otegi en el debate sobre soberanismo impulsado por el Centro Internacional Escarré para las Minorías Étnicas y las Naciones (Ciemen) ante 1.200 personas/EFE

Ha sido muy polémica la visita de Arnaldo Otegi al Parlamento catalán y Ayuntamiento de Barcelona, invitado por la CUP, participó en un debate sobre soberanismo en la Fábrica de Creación Fabra i Coats de Barcelona, cerca de donde se produjo el atentado de Hipercor. Las manifestaciones de Otegi en este foro versaron sobre la independencia de Cataluña, ETA, los atentados y las víctimas (todo junto).

Ya realizamos un profundo análisis de Otegi en su entrevista por Évole, y en este caso, el análisis de su intervención también daría para mucho respecto a su comunicación no verbal, pero también en el análisis de contenido del testimonio. Sin embargo, hoy nos centraremos en un gesto que destacó por su ejecución y continuidad a lo largo del discurso, en concreto cuando se pronunciaba sobre su dolor y responsabilidad en los crímenes terroristas, y es el gesto de la mano sobre el pecho. Este además es muy utilizado por personajes públicos de muchos países, especialmente por los norteamericanos. Es una acción muy antigua que, además de simbolizar lealtad, sella juramentos. Es también un gesto de obediencia y servilismo, emblema de emociones y sentimientos intensos.

Hay una investigación muy interesante que analiza la influencia que el gesto simbólico de poner una mano sobre el corazón tiene en la percepción de sinceridad y honestidad. Tal y como los evaluadores esperaban, las personas que hablaban con la mano en el pecho eran considerados por los observadores como significativamente más íntegros, reales y sinceros. En conclusión, los autores demostraban que la honestidad podía ser manipulada a través de la inclusión de claves asociativas no emotivas, tales como los gestos y la comunicación no verbal y, más concretamente, por el gesto simbólico de poner una mano sobre el corazón.

Si alguien es conocedor de este efecto puede realizarlo a conciencia para proyectar una imagen positiva. Recordemos que las expresiones faciales fingidas o reales sí que se pueden diferenciar por su automatismo e inconsciencia, pero los gestos no, éstos en general pueden producirse y controlarse a conciencia. Dicen las malas lenguas (corrientes no científicas) que para detectar si este gesto es real o fingido hay que observar la lateralidad, para que sea sincero debe ejecutarse con la mano izquierda, entonces sí que sería un acto involuntario producto de la emoción, por contra si se acciona el gesto con la derecha es un acto fingido y realizado a conciencia. Como no nos dan la explicación empírica del porqué, lo dejaremos en cuarentena hasta que se demuestre lo contrario.

En cualquier caso hay algo aquí que sí que es chirriante, y es la concordancia de este gesto con la expresión facial de Otegi, las emociones esperadas en este caso podrían ser la culpa, el arrepentimiento, la tristeza, la vergüenza y sentimientos de índole similar. Sin embargo, lo que podemos identificar en este momento del discurso son microexpresiones de desprecio (representadas por la elevación unilateral en la comisura de la boca) que expresa superioridad moral, falta de respeto o reconocimiento y aversión.

El desprecio supone la negación y humillación del otro de quien se pone en duda su capacidad e integridad moral. Es similar al odio, pero implica superioridad, una persona que tiene desprecio por otra mira a esta con condescendencia, el objeto de desprecio es considerado indigna y puede estar también relacionado con sentimientos de indignación y amargura. Todo ello es cuanto menos discordante con el significado del gesto de la mano en el pecho sincero.

Tags: Arnaldo Otegi, Barcelona, claves asociativas no emotivas, desprecio, emociones, gesto de la mano en el corazón, gesto de la mano en el pecho, gestos, incongruencia, lateralidad, manipular la honestidad, sinceridad y honestidad | Almacenado en: Análisis, emociones, gestos