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Análisis no verbal: ¿Son estos los peores días de la vida política de Pablo Casado?

Tras el análisis de los gestos y palabras escogidas por Ayuso en su polémica comparecencia del pasado jueves, en el día de ayer llegó la esperada réplica de Pablo Casado emitida por el programa de Cope Radio, de la que por suerte también hay vídeo, aunque es cierto que el plano de perfil no ha facilitado la visibilidad de sus expresiones emocionales.

Como no podía ser de otra forma, Carlos Herrera ha formulado preguntas muy buenas, directas y de alto impacto emocional, de esas en las que se espera una reacción sí o sí y las palabras y formas escogidas para responder serán muy significativas.

Con esta cuestión se iniciaba la entrevista: «¿Son estos los peores días de su vida política?»

La primera reacción no verbal suele ser de las más interesantes, porque aún el cerebro no se ha acomodado al ‘modo entrevista’, está más frío y menos preparado y esa primera pregunta además tenía enjundia.

Pues bien la emoción predominante en Pablo Casado ante la pregunta, y que me hace inferir que es su estado predominante, en general, ante esta situación, ha sido la sorpresa.

Abre los ojos y arquea las cejas para verbalizar a continuación que: «La verdad es que estoy muy sorprendido». Esa es la emoción que prioriza, más que afectado, dolido o enfadado, está absolutamente descolocado con este escenario totalmente inesperado para él.

La sorpresa es una emoción neutra que nos mantiene expectantes y se traduce en el sentimiento de no controlar una situación. Curiosamente, esta es la experiencia interna que predomina en el líder del PP.

Sin embargo, el canal de comunicación no verbal que denota más afectación es la voz, sobre todo, durante la primera mitad del encuentro.

Le cuesta mantener un tono contundente y firme en su discurso, realmente el ritmo es lento y se escucha notablemente disminuida su frecuente fuerza en la voz, por momentos parece que no le salga del cuerpo, y en este sentido es donde más denota tristeza.

Al contrario que Ayuso, que aludía directa y constantemente a Pablo Casado, él sin embargo evita nombrarla directamente en la parte más crítica su discurso, es decir, cuando se refiere a la rueda de prensa de Ayuso.

En esos momentos, la nombra como la Presidenta y utiliza claras evasivas en frases como: «No entiendo por qué ayer se sale a decir…» «Ella, una persona que preside la comunidad de Madrid», o «Quien hace esto público en el día de ayer fue la Comunidad de Madrid» (como si la Comunidad fuera un sujeto).

Con tal de no nombrarla directamente le quedan esas frases impostadas. Este hecho parece ser un recurso estratégico basado en el distanciamiento para no mostrarse tan acusador, combativo o con ataques directos, no quiere proyectar tanto impacto, prefiere suavizar su discurso y sí ser más políticamente correcto.

Solo por las formas o palabras escogidas se percibe ya una clara diferencia entre la afectación más personal y pasional de Ayuso y la racionalidad y el enfoque más templado y profesional de Casado.

Todo ello en las formas y en la estética, porque Casado sigue dejando en el contenido verbal claras acusaciones y desconfianza plena hacia Ayuso, como cuando dice que lo ocurrido solo puede ser ilegal o no ejemplar, no da otra opción.

Parece que los dos ya tienen muy clara su postura y solo podrá quedar uno o una… Poca reconciliación posible parece tener este caso.

Análisis no verbal: las emociones que hay tras los gestos y palabras de Ayuso

Isabel Díaz Ayuso no improvisó, se prepara y lee su discurso, pero es cierto que levanta la mirada a cámara en momentos de alto impacto emocional para ella y deja entrever ciertos indicadores de la comunicación verbal y no verbal muy concretos.

Sobre todo, en la primera parte de su intervención, ya que empieza fuerte, por ejemplo, con las términos «cruel» e «injusto», dos conceptos muy sonoros emocionalmente hablando.

Con ello quiere dejar constancia de que no son simples palabras, habla de afectos, de sentimientos intensos que dirige directamente a sus interlocutores.

Demuestra así, estar dolida y afectada en lo personal, se trata de un arrebato pasional, puesto que en general, no ha ejecutado una justificación ‘políticamente correcta’, esta aparición no conviene a nadie (del partido), y menos con este lenguaje tan directo y tono acusador, pero le ha dado igual.

Continúa: «Las noticias (acusatorias contra ella) que provienen de Pablo Casado y que él no desmiente…», vuelve aquí a pausar y pronunciar con ímpetu cada concepto, paladea esa frase.

Podría caber aquí alguna evasiva, sin necesidad de manifestar nombres propios, pero ella elige nombrarlo, con una acusación directa, señala a su ahora oponente sin medias tintas, Pablo Casado.

El último enunciado escogido también es interesante: «Es muy doloroso que dirigentes de tu partido, en lugar de respaldarte, sean quienes te quieren destruir».

Y entrecierra los ojos levantando la mirada, este gesto suele ser una señal de valoración negativa y se vincula a la emoción de ira, se trata de un indicador retador de la comunicación, propio de comportamientos de ataque.

No hay estética ni decoro, parece que no habla desde la tristeza, no se pueden apreciar expresiones emocionales en el rostro que la describan como desolada.

Hay dureza en todo su discurso, arrebato y ataque directo, parece que está herida pero fuerte y preparada para la lucha.

La guerra, ahora pública, está servida.

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Fotografía de Ricardo Rubio (EUROPA PRESS)

Carteles electorales: Cómo tratan de convencernos

Antes del debate político programado para esta misma noche, podemos hacer un adelanto del mensaje que quieren transmitirnos los principales partidos políticos a través de sus carteles electorales.

El PSOE opta por el lema ‘Ahora sí. Ahora Gobierno. Ahora España‘. Tras los fracasos anteriores quiere ‘vender’ que ahora ya sí que sí puede ser capaz de formar Gobierno, que ésta ya es la buena, la definitiva; de esta manera su objetivo principal es intentar contrarrestar el hartazgo de los votantes por la repetición de elecciones.

Creo que no les beneficia para nada que ellos mismos ‘destaquen’ como idea protagonista el bloqueo generado y tendrían que haberle dado un enfoque más inspirador y desvinculado de toda problemática. De hecho, al hacerlo tan evidente, el resultado esperado llegó y despertó una oleada de memes en Twitter tal y como ocurrió con el anterior lema, poco acertado igualmente, ‘Haz que pase’.

El rostro de Pedro Sánchez lidera la fotografía por completo, ésta es una estrategia muy positiva para personalizar y humanizar al partido y el voto, el problema, al igual que en el cartel anterior, radica en lo gestual. El sutil movimiento hacia arriba del extremo derecho de su boca sugiere una expresión decodificada como desprecio (superioridad moral). Ese gesto no será casi percibido por quienes simpaticen con él pero podría generar distancia y rechazo en un público menos partidista.

En el PP también apuestan por el rostro de su candidato en primera plana, han elaborado distintos carteles con diferentes planos de Pablo Casado, algunos más acertados que otros, en la anterior campaña su imagen era nítida, clara y sonriente, nada preocupada, en esta ocasión apuestan por todo lo contrario, una estética más sombría, más seria, más alarmista. En definitiva más fría, racional y menos emocional que la anterior.

Todo ello se refuerza con su lema ‘Por todo lo que nos une‘. ¿No os recuerda a un brindis con familiares y amigos? Aquí sí hay un mensaje más sentido y claramente en este contexto nos quiere recordar que la unidad de España estará segura con el Partido Popular, en especial ante el desafío secesionista de Cataluña, tema cardinal en estas elecciones tras los graves incidentes provocados por radicales independentistas.

Albert Rivera repite plano americano; un recurso narrativo cinematográfico utilizado por los directores en las escenas donde hay acción. Y es justamente la acción la que caracteriza esta fotografía. El líder de Ciudadanos camina hacia adelante como tal, con energía, fuerza y determinación, pero, en esta ocasión, también ligeramente sonriente (en su anterior cartel electoral se mostraba demasiado serio).

El fondo ahora no es un mar de banderas sino de personas que le siguen, el objetivo es subrayar aún más este liderazgo y su capacidad de movilización. Hay dinamismo, el cartel cuenta una historia y su eslogan refuerza también todo lo anterior, transmite energía y una convocatoria a la acción ‘España en marcha‘. Moviliza emociones. No han arriesgado y han utilizado la estética de su anterior campaña.

Es importante destacar que la energía es uno de los dos rasgos psicológicos que los votantes mejor valoran en los líderes políticos, junto a la afabilidad. Los votantes sienten que necesitan líderes enérgicos, decididos, fuertes y esa es la imagen que comunica este cartel.

Parece ser que Unidas Podemos también se percató y en esta ocasión ha transformado por completo su imagen para ‘reproducirlo’ al estilo del anterior y actual cartel de Ciudadanos. Pablo Iglesias aparece con exactamente el mismo plano americano, pose, gesto, expresión y fondo. Mismo valioso significado pero con la pérdida de impacto que supone no ser la idea original.

Salvan la imagen de campaña por un buen eslogan ‘Un Gobierno contigo‘. Lema inteligente, ya que su significado es nítido y perspicaz, el más emocional de todos: nosotros estaremos junto a ti, es decir, no gobernaremos desde arriba, lo haremos a vuestro lado. Muy bien escogido.

En Vox tiran de auditorio repleto, ya es conocida la capacidad de convocatoria de su líder Santiago Abascal y no han querido dejar pasar la oportunidad para destacarlo, incluso en detrimento del plano en el que aparece su representante, no le favorece nada ese corte por la cintura pero el protagonismo así lo gana el panel de gentío con banderas de España que se vislumbra tras él.

España siempre‘, es su eslogan, no abandonan la costumbre de nombrar el país y el generalizador ‘siempre’, que significa incondicionalidad, es una palabra de alto impacto emocional, pase lo que pase España siempre será la prioridad. Mal elegido el plano de un, además, serio Abascal, pero muy buen lema, directo y conmovedor.

Por último, la nueva formación política de Íñigo Errejón se estrena con cartel electoral de estética totalmente publicitaria. Resulta original y llama la atención por el verde velado que cubre el rostro del representante de ‘Más país’, la fotografía es puro marketing actual, atractiva, aunque no representa emoción alguna, aparece con ‘cara de poker‘, no filtra ningún significado más allá de la identificación de Errejón. El cartel es muy estético pero no me dice nada, le falta garra y comunicación estratégica visual.

Y ahora sí, ¿preparados para el debate de esta noche? 🙂

La complicidad entre Iglesias y Casado que se filtró en el Debate Electoral

Parece que las emociones y el factor humano a veces se imponen incluso sobre la rivalidad política.

A Pablo Iglesias y Pablo Casado les une una historia personal que ellos mismos han confesado y es que sus respectivos hijos nacieron prematuros y ambos líderes políticos se han brindado ayuda y apoyo desde el principio. Los dos candidatos a la presidencia del Gobierno se deshacen en halagos a nivel personal y no dudan en admitir su buena relación. Iglesias afirmó en una distendida entrevista realizada por niños en el programa de AR que en el supuesto de que hubiera un incendio en el Congreso, «salvaría a Pablo Casado sin duda».

Esta complicidad no pasó desapercibida para gran parte de la audiencia de los últimos debates electorales antes de las próximas elecciones. Y es que las emociones y afectos se acaban filtrando irremediablemente en nuestra conducta, hasta cuando son muy positivos. De hecho, tras finalizar el debate en sí, las cámaras pudieron seguir grabando los reencuentros de los 4 participantes con compañeros, amigos y familiares. Enternecía ese instante en el que tras la contienda, Iglesias mostraba fotografías de sus hijos a Casado y su mujer.

PP y Podemos mantienen las ideologías políticas más antagónicas de las presentes y lo esperado era una lucha dialéctica encarnizada entre dos posiciones tan contrarias. Esto no se produjo. Todos pudimos apreciar una especie de ‘pacto de no agresión‘ entre los dos líderes. Ningún ataque, ningún reproche, y cuando Iglesias lo hizo, estaba más dirigido a la historia de corrupción y datos escandalosos del Partido Popular, sin referirse a la actualidad o directamente a Casado.

Se respetaron y fue palpable que Iglesias y Casado a nivel afectivo y personal se aprecian mucho. No hubo polémica, nunca se interrumpían, guardaban los turnos de palabra, no solo en silencio sino que su gestualidad era de admiración y escucha activa, incluso se podía apreciar en un momento del debate cómo cuando Iglesias hablaba de propuestas, Casado asentía contundentemente con la cabeza.

Se comprueba una vez más que la emoción pesa mucho más que la razón y solo por eso para mí, los dos fueron los claros vencedores del Debate.

Qué hay tras los lemas políticos de la campaña electoral del 28-A

Los principales formaciones políticas ya van comunicando a través de sus eslóganes su imagen y posicionamiento ante la nueva campaña electoral que acontece este año 2019. Lo vimos en las pasadas elecciones, todo transmite, nada se improvisa, cada movimiento está bien estudiado para analizar al detalle el impacto visual del partido.

Es destacable este año la gran diferencia entre los dos gigantes electorales, PP – PSOE.

El lema del partido socialista es: «Haz que pase«. Es una frase breve pero potente ya que incita a la acción a través del verbo, además lo conforma en imperativo, realmente es una orden a la movilización, que traspasa la responsabilidad a la ciudadanía. Se trata de una instrucción muy americana, las palabras «make it happen«, son muy utilizadas en EE.UU para identificar diferentes marcas publicitarias y movimientos reivindicativos.

Por tanto, para Pedro Sánchez mantienen este estilo americano ‘a lo Obama’ que ya utilizaron en la campaña anterior , en el que utilizaban ese halo vintage de los anuncios publicitarios americanos de los años 40 y 50 para los carteles electorales. El problema y la controversia generada con la frase ‘Haz que pase’ es que efectivamente en inglés queda muy bien pero en español tiene un doble sentido (que pase y quede atrás). Algo que han aprovechado el resto de formaciones políticas en redes sociales para destacar esta segunda lectura.

Totalmente contraria ha sido la apuesta del Partido Popular, su lema es: «Valor seguro«. Siguen asociando el partido a una imagen conservadora, sin cambios, nada trasgresora, no quieren renovarse o modernizarse. El eslogan es coherente con los colores corporativos, traje y corbata, sonrisa política… Su intención así es la de dirigirse a su público ‘de siempre’, arraigado en sus tradiciones, sin pretensiones de parecer algo que no son (al menos eso hay que reconocérselo), son fieles al argumento de ‘seguridad‘ que pueden aportar por ‘sus tablas’ en estos menesteres de gobernar un país. Claramente, buscan hacer patente la certidumbre que para los electores supone votar a la formación de Pablo Casado frente a otras opciones.

 

La comunicación no verbal en las reuniones de Rajoy con Pablo Iglesias y Albert Rivera

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Ojalá pudiéramos tener la secuencia en vídeo (y si fuera con cámara oculta mejor) de estas negociaciones de una conmoción emocional muy significativa, y así poder ir enlazando la conducta no verbal con el discurso de ambos. Las instantáneas nos ofrecen menos información, o al menos, más sesgada a la hora de interpretar, pero siempre podemos jugar con las diferencias entre unos y otros para establecer buenas o malas sintonías en comunicación. En este caso, hay numerosos fotogramas que reflejan una posición muy parecida a la de estas dos imágenes que adjuntamos aquí, es decir, que la postura se mantiene en el tiempo y esto ya es válido para realizar inferencias sobre su nivel de rapport (compenetración psicológica en la comunicación).

Tenemos que destacar que existe una mayor conexión entre Rajoy y Rivera que en Rajoy e Iglesias. Esto no quiere decir que ambos estén de acuerdo en el contenido ideológico de lo que comparten, sino que están dispuestos a escucharse, comprenderse y empatizar.

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Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, un encuentro frío y sin ninguna sintonía

Encuentren las siete diferencias entre ambas fotografías, hablan por sí solas. De esta forma es mucho más sencillo visualizar la importancia y la información tan reveladora que nos da un simple saludo, un apretón de manos. Es brutal la distinción que hay en un mismo gesto según los estados emocionales que pueden provocarse por diferentes situaciones y contextos de alto impacto.

Hoy se producía el primer y esperado encuentro entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez tras la incertidumbre ocasionada por los resultados electorales del 20-D. Las imágenes y la secuencia videográfica son escasas, tanto como el afecto que ambos se han mostrado, pero analizamos paso a paso los indicadores no verbales más reveladores que se han producido en este esperado encuentro.

Mariano Rajoy (¿aún?) está en casa, se muestra territorial y lidera corporalemente la situación. Sale a recibirle con paso marcial, rápido, erguido y seguro en su caminar, no titubea, se aproxima todo lo que puede a su encuentro, no le espera, baja la escalera para recibirlo lo más inmediatamente posible, quiere demostrar que él es el líder. Es Rajoy quién ofrece en primer lugar la mano, Sánchez espera y acepta el saludo con desgana, como que “no le queda otra”, esto es interesante, ya que normalmente esperamos que nos ofrezcan la mano para saludar cuando consideramos a la otra persona como una figura de autoridad, en un puesto mayor de la jerarquía, aún con desdén, Sánchez le respeta.

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Las comparecencias: culpa y rabia en Pedro Sánchez, orgullo en Albert Rivera y tensión en Rajoy y Pablo Iglesias

Después de una lucha encarnizada por el poder y tras una campaña agotadora, llegó el momento del desenlace, pero a través de este análisis iremos más allá de los datos, analizamos la comunicación no verbal de los principales candidatos a la presidencia en sus comparecencias. ¿Serán congruentes?

comparecencias
PIcomparecenciaPablo Iglesias aparece con una sonrisa permanente antes del discurso, se abraza con su equipo y no para de sonreír. Sonríe tan sostenidamente en el tiempo que no puede dar cuenta de una expresión de alegría natural, sino que la mantiene artificialmente para posar ante los medios. Esto no es ni bueno ni malo, es solo la imagen que elige proyectar. Al inicio lee el discurso preparado, algo que no suele ser frecuente en él, pero contextualizando “es lo que toca”. Cuando aporta datos y porcentajes exitosos para ellos la sonrisita que se le escapa a Errejón es reseñable: se le ve realmente satisfecho con los resultados e intenta reprimir esta sonrisa que sale sola, suponemos que por respeto a los partidos que no salieron tan bien parados.

Lo más significativo de esta comparecencia es lo que no se ve. ¿Será el adiós definitivo al ceño fruncido? Es fascinante cómo ha modificado su expresión facial, en este momento al menos, su movimiento en el rostro es idéntico al que suele utilizar Íñigo Errejón: concentración, interés y esfuerzo por comunicar correctamente, cejas arqueadas para enfatizar el mensaje pero sin connotación negativa emocional alguna en su rostro.

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Mariano Rajoy en campaña: no está hecho para los enfrentamientos verbales

La campaña electoral es una situación emocionalmente intensa capaz de modificar a placer el comportamiento de los líderes políticos más estables y preparados. Las situaciones estresantes son capaces de alterar hasta las conductas o incluso rasgos de personalidad más arraigados. Vamos a ver por tanto cómo han evolucionado los cuatro principales aspirantes al gobierno, así como sus fortalezas y debilidades en base a su expresión no verbal.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en Cangas de Onís este miércoles. (EFE/José Luis Cereijido)

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en Cangas de Onís este miércoles. (EFE/José Luis Cereijido)

Sin duda la decisión del presidente de no aparecer en debates a cuatro o diferentes encuentros de similares características, ha favorecido su estabilidad emocional. Los debates son situaciones estresantes que hacen perder el control a cualquiera: hay que encajar ataques, responder hábilmente, mantener las formas, no filtrar tensión a través del lenguaje corporal, no contradecirse, ser coherentes entre lo que se verbaliza y lo que se expresa no verbalmente… En fin, no es sencillo, y esta parte no es el fuerte de Mariano Rajoy. Vimos en el cara a cara con Sánchez cómo no está hecho para el enfrentamiento y se desestabilizaba con los duros golpes (dialécticos) de Sánchez.

Su fuerte es el diálogo calmado, él no es veloz en su pensamiento. Quizás su carácter analítico e introvertido le proporcione la necesidad de meditar mucho más sus respuestas. También le beneficia su apariencia formal y su experiencia. Las fuentes persuasoras expertas y de cierta edad se perciben como más fiables y seguras en sus actos.

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La agresión a Mariano Rajoy en Pontevedra desde la perspectiva de la comunicación no verbal

En el día de ayer, el actual presidente del gobierno Mariano Rajoy fue agredido por un chico de 17 años, durante un paseo electoral en Pontevedra. Vamos a analizar la secuencia desde la perspectiva no verbal para identificar detenidamente los elementos más relevantes de esta agresión.

Es interesante comenzar por el instante previo al golpe, el agresor (no podemos adjuntar fotogramas puesto que es menor) tiene inicialmente una mirada constante pero de reojo a Mariano Rajoy, y no solo a éste, también al equipo de escoltas que le rodea. Está aquí en un proceso de valoración cognitiva, piensa en cómo hacerlo, consecuencias, elección del momento adecuado, es más, cuando el escolta más próximo aparta la mirada, es cuando elige actuar.

Segundos después ya si fija frontal e intensamente su mirada en Rajoy, y realiza un movimiento significativo: se balancea, es decir, se prepara corporalmente para el ataque, me recuerda a ese pequeño salto que los luchadores de boxeo dan antes del combate. Esta acción tiene un sentido fisiológico, puesto que sirve para activar y aumentar la circulación sanguínea dotando de la mayor fuerza necesaria nuestro movimiento para iniciar el ataque. Justo cuando suelta el puñetazo el rostro del agresor es de odio e ira total, si lo analizamos fotograma a fotograma, vemos cómo hasta abre la boca en lo que parece ser un gruñido. Tras el golpe ya no mira a Mariano Rajoy, éste ya no le interesa, dirige su mirada inmediatamente al escolta que tiene más cerca, ya está preparado para recibir él ahora el contraataque.

Todo esto nos hace dictaminar que el ataque estaba bien meditado por el asaltante, que el golpe iba cargado fisiológicamente de toda la fuerza y energía necesaria para hacer daño, su motivación no era una llamada de atención o un ataque sin convicción emocional detrás, tiene todos los ingredientes de un asalto físico cargado de motivación y afecto negativos, para dañar al otro.

¿Qué podemos observar en Mariano Rajoy? Pues sobre todo, expresión (evidentemente) sincera de dolor intenso y conducta shock tras el trauma físico y psicológico recibido, no olvidemos que estos agravios en público duelen más internamente que físicamente. Se queda totalmente desorientado e inmediatamente baja la cabeza al suelo en un ademán por encontrar rápidamente sus gafas que cayeron al suelo. No lo consigue y mira a su alrededor, busca visualmente saber qué ha pasado, quién le ha atacado. Las personas que le rodean, le dan “golpecitos en la espalda” en señal de apoyo y ánimo, Rajoy los busca, mira a los lados y hacia atrás necesita sentirse rodeado por su gente y sentir de nuevo la seguridad perdida.

Mariano Rajoy intenta sobreponerse, retoma la marcha, lo más visible tras el agresivo suceso es el intenso sudor que se aprecia en su frente, por supuesto, producto de una alta tensión e incluso del miedo experimentado, aunque no podemos corroborarla en la expresión facial de Rajoy, dados los planos laterales y calidad de vídeo.

Inicia el paso con una postura erguida y con los brazos atrás, postura que denota exposición del cuerpo, no es una postura defensiva propia a de un ataque previamente sufrido, y por esto, no puede mantenerla más de unos segundos, aunque es lo que quiere e intenta, su impacto emocional ha sido fuerte y su cuerpo no le deja volver tan rápidamente a la calma, vuelve a posicionar los brazos lateralmente al tronco. Igual ocurre con su rostro, intenta sonreír cuando la gente se le acerca, pero en cuanto se marchan vuelve automáticamente a una seriedad muy marcada, mirada al suelo, algo perdida, sigue procesando lo que acaba de ocurrir. No sabe qué hacer con sus brazos, y se mete la mano izquierda en el bolsillo de la chaqueta, este gesto es un gesto manipulador, es decir, lo hace por hacer, no tiene sentido ya que no va a coger o guardar nada en este bolsillo, no hay utilidad en el acto, y por tanto es muestra de inquietud y nerviosismo. Su rostro sigue perdido, no fija la mirada, la gente se le acerca y le hace preguntas y responde con un “¿qué?” hasta dos veces, su cerebro tras el shock no puede procesar información.

Lo significativo quizás de este análisis es corroborar la sorpresa, la conmoción, el pasmo y la desorientación real de Rajoy tras el ataque. Sin lugar a dudas (y no me suelo mojar tanto) sus indicadores fisiológicos, corporales y actitudinales nos muestran que no se trata un hecho esperado por Mariano Rajoy sino más bien todo lo contrario.

Pasadas unas horas y ya en el mitin de A Coruña se palpa la estabilidad emocional y la reintegración en su conducta no verbal, aún se advierten las secuelas físicas como el hematoma o la sudoración intensa, pero no así ya las secuelas emocionales. Desde luego, es destacable la reposición del presidente en este caso ya que si analizamos el mitin no podemos imaginar (emocionalmente hablando) lo sucedido anteriormente: entra firme, concentrado, nada perdido, sonriendo y saludando, cuando habla no se le percibe acelerado, tiene pausa y rimo coherente en su discurso y ningún indicador nos hace sospechar de la tensión previa que sí que se filtraba a través de sus canales expresivos corporales en el momento crítico del ataque sufrido.