Archivo de septiembre, 2019

Por qué no debes dar dos besos para saludar en un entorno laboral

Seguro que te ha ocurrido alguna vez, tienes un encuentro en el entorno laboral con una persona del sexo contrario, o incluso del mismo sexo en el caso de las mujeres, y no sabes si saludar con dos besos o un apretón de manos, y al final un simple saludo o despedida se transforma en un baile incómodo de movimientos confusos.

¿Besos o apretón de manos en la oficina? Os invito a leer el artículo de mi compañera Amaya Lañarreta, en el que también colaboré para evidenciar que el lenguaje corporal nos revela la importancia de guardar la distancia.

Parece que los expertos en protocolo lo tienen claro, el saludo adecuado en el ámbito laboral es el apretón de manos, algo totalmente establecido cuando se trata de un encuentro entre hombres, e igual de recomendable cuando entran en juego las mujeres.

Pero esto no es así, al menos en España, ya que esta pauta choca con el uso social que se hace de los besos en cualquier encuentro social de nuestra cultura. Pero, ¿por qué no debería ser así en un entorno laboral?

Realmente, el dilema sobre este saludo se origina con la incorporación de la mujer en el mercado laboral, introduciendo así el ‘beso social’ reservado hasta entonces a otros ámbitos. Establecer este trato diferencial no propicia la igualdad entre hombres y mujeres. En el trabajo la cortesía debería regirse, en todo caso, por el rango profesional, pero nunca por el género. Este cambio también sería una buena forma de equiparación real.

La comunicación no verbal tiene mucho que decir aquí, la proxémica es el canal que estudia y dota de significado al lenguaje de las distancias interpersonales. Con dos besos se invade el espacio personal del otro, y esto realmente es antinatural; tanto los seres humanos como los animales rompen la barrera personal para pasar a un espacio íntimo de contacto solamente en tres casos: en el cortejo, en la expresión de afecto familiar/amistoso y en la lucha. Cuando saludamos a un desconocido no hay cabida para estas dos acciones, ni queremos mostrar cariño ni queremos agredirle.

El espacio vital de cada uno (es una medida subjetiva pero fuertemente arraigada en nuestro código genético) es importante; según la cultura y el tipo de personalidad la invasión de éste puede ser interpretado como una acción bastante desagradable, incluso como una agresión (ocurre igual en el reino animal), por tanto no sería nada disparatado tratar de evitarlo. Si siempre damos un apretón de manos no fallaremos, propiciamos un trato igualitario entre hombres y mujeres, mostramos respeto por la intimidad del otro y vamos ‘sobre seguro’ ante posibles malas interpretaciones.

Con todo lo anterior me refiero a los primeros encuentros en un contexto empresarial, por supuesto, es de sentido común que conforme se vaya afianzando la relación laboral nazca de manera natural y mutua saludar con un mayor afecto a compañeros e incluso superiores rompiendo la barrera proxémica de la distancia personal.

Y vosotros, ¿qué experiencias habéis tenido en este sentido?

 

Esta es la imagen que quiere proyectar Errejón con su propio partido político ‘Más país!’

Íñigo Errejón se lanza a las nuevas elecciones con su propia formación política: Más país!

Se conocen pocos detalles sobre dónde y con quién concurrirá Más País, pero en política nada se improvisa, cada detalle en comunicación se cuida al milímetro para que la identidad de un partido siga una línea clara, directa y coherente (al menos eso intentan). Desde ‘Más país!’ ya han creado una imagen, tienen web y presencia en redes sociales. ¿Qué comunica la estética de este nuevo partido?

En su web nos encontramos esta imagen:

Un Íñigo Errejón extremadamente sonriente, captado en un instante de alegría sincera, ya que observamos la activación en el músculo orbicular (patas de gallo), proyecta felicidad, ilusión, entusiasmo y esperanza, reforzada por ésta por la elevación de la cabeza y la mirada elevada.

La fotografía que acompaña al líder es de un entregado público que asistía a un mitin político de la formación de Carmena; no quiere dejar de recordar su origen en ‘Más Madrid‘, los inicios de su independencia, de su separación con ‘Podemos’, del que, por cierto, no encontramos referencia alguna. También es importante lo que no se ve.

Lo que más me llama la atención es que no hay un programa político, objetivos, en fin, un descriptivo de intenciones, solo una pestaña de colaboración económica y un breve texto. Si analizamos el contenido, hay dos palabras muy bien escogidas: bloqueo e irresponsabilidad.

Y esas palabras son repetidas una y otra vez, en sus redes sociales, su vídeo de presentación, sus tweets y réplicas. Se ‘aprovechan’ de la situación de hartazgo ante la imposibilidad de un gobierno de coalición e incide justo en esa problemática para encontrar su hueco y presentarse como una solución alternativa.

En sus redes sociales han elegido la siguiente foto:

 

Errejón aparece en activo, es una instantánea muy dinámica, transmite pasión y sentimiento con su gesto de la mano en el pecho, se aprecia comprometido con lo que dice, pero aquí tampoco aparece solo, está acompañado de nuevo por una multitud, en este caso, con diversas banderas representativas del colectivo LGTBI que refuerzan su popularidad, quieren dejar ver que ya hay gente que le sigue, que le escucha.

 

Greta Thunberg, ¿quién puede resistirse a la voluntad de una niña que llora?

Es indudable, Greta Thunberg (16 años) se ha convertido en todo un icono juvenil y revolucionario; ya puede afirmarse que esta adolescente de origen sueco es actualmente una de las principales líderes en la lucha contra cambio climático. Su imagen, sus palabras, han dado la vuelta al mundo y es capaz de movilizar auténticas multitudes en pro de su causa.

¿Cómo es posible? ¿Dónde reside la clave de su notoriedad? Muchas son las variables que influyen en la ecuación de su éxito: el choque generacional, el impulso de sus padres, marketing y publicidad, intereses políticos y económicos… En este post nos centraremos en sus emociones, su discurso y su estilo en la comunicación que también forman parte del secreto de su impacto.

«Estamos al inicio de una extinción masiva y de lo único que podéis hablar es de dinero y de cuentos de hadas», «quiero que entréis en pánico, la casa está en llamas», «yo no debería estar aquí, debería estar en la escuela, me habéis robado mi infancia«. Éstas son algunas de las frases extraídas de su discurso, la carga emocional es impresionante, genera agresión, amenaza, catástrofe, miedo. No es políticamente correcta, es irreverente, incluso desagradable, pero sin duda provocadora.

Sobre todo, con la última frase culpa a los demás de su presencia en este tipo de movilizaciones, de esta manera niega su protagonismo, niega incluso su participación de forma voluntaria, y lo que transmite es que no le queda más remedio, que no tiene intereses personales, que ni siquiera le gusta estar ahí en lugar de en su escuela, pero que por la irresponsabilidad de los adultos, que deberían luchar contra el cambio climático, ella ha tenido que defender esta causa medioambiental. Esta estrategia (involuntaria o no) dota su mensaje de una credibilidad abrumadora, de realidad.

De repente, nos encontramos a una persona, una niña, que nos habla ‘desde abajo’, no es un señor experimentado, un científico o un político de 50 años que nos implora tomar medidas para el cambio, este hecho de por sí ya nos impacta, nos engancha, es algo diferente, nunca visto hasta ahora.

Greta es espontánea, gesticula sin parar, no filtra sus emociones, cree en lo que dice y lo expresa con todo su cuerpo, con su voz, realiza las pausas y los silencios que necesita, no le importa si eso está bien o está mal, no le interesa aprender a ‘cómo tiene que hablar en público’, se deja llevar, no tiene aún las barreras sociales que frenan a los adultos, llora si le apetece, es agresiva si le parece… ¿a qué adulto hemos visto comunicarse así públicamente? ¿Qué político sale a hablar ante una audiencia sin revisar su discurso, sin ensayar sus gestos y emociones?, ¿quién no se propone disimular lo que realmente siente, sin cuidar o escoger las palabras exactas que va a pronunciar? Nadie.

Greta Thunberg es vista como una voz del futuro encarnada en una adolescente dolida y enfadada.

Precisamente, es su actividad emocional lo que traspasa cualquier pantalla o cualquier barrera, no hay interferencias, sus expresiones en el rostro mientras habla son muy intensas y reales, muestra una mezcla entre ira y afectación sentida que nos atraviesa y empatizamos sin remedio.

En muchas ocasiones, hemos visto llorar desconsoladamente a Greta cuando le muestran imágenes sobre el deshielo y los plásticos en el mar, pero no solo ella, su alegato emociona a los demás, provoca lágrimas en el publico mientras desgrana las principales catástrofes medioambientales. ¿Quién puede resistirse a la voluntad de una niña que llora? Independientemente del motivo, de lo que tenga detrás, de que estemos de acuerdo o no con su mensaje, esa proyección nos cala en lo más hondo de nuestra humanidad.

 

 

La pregunta que provocó el impactante bloqueo de Pedro Sánchez

España tendrá que volver a las urnas tras el fracaso para formar gobierno. En el día de ayer, Pedro Sánchez compareció en La Moncloa ante los medios para exponer su propia lectura sobre lo acontecido en estos últimos meses, descarta su responsabilidad en la repetición electoral e insiste en culpar al resto de formaciones políticas.

Su discurso ha estado muy preparado, leído y poco emocional, nada llamativo se observa en su lenguaje corporal; pero hubo ronda de preguntas por parte de los periodistas tras finalizar su intervención. Mi parte favorita, la mejor para analizar reacciones espontáneas, ya que las preguntas pueden resultar inesperadas y activar emociones interesantes para profundizar en el mensaje que se quiere transmitir, más allá de las preparadas palabras.

Particularmente el vídeo me parece de una potencia emocional brutal, ya que ante la pregunta de si pediría disculpas a los españoles e incluso dimitiría como líder del PSOE si de nuevo no logra formar gobierno, Sánchez se queda literalmente paralizado, sin habla, no sabe qué decir y esto no suele ser nada habitual en él. Permanecer casi 20 segundos en silencio durante una rueda de prensa, ante una audiencia, es bastante sugerente, no se esperaba para nada esa cuestión, no se la plantea y por tanto no encuentra las palabras para dar respuesta.

A ver qué os parece el momento…

 

El instante ha sido captado por mi fantástico y siempre atento compañero José Luis Martín Ovejero 🙂

 

Emociones: Cómo ayudar a alguien triste

Las emociones básicas siempre están presentes en nuestra vida y siempre son útiles. Es imposible vivir sin ellas, forman parte de nuestra genética más profunda. La alegría, el asco, el miedo, la sorpresa, la ira, también la tristeza, son necesarias, tienen una función primordial para nuestra superviviencia y para un adecuado desarrollo adaptativo y social.

Una de las funciones más importantes de la emoción es la de preparar al organismo para que ejecute eficazmente la conducta exigida por las condiciones ambientales. El objetivo de la tristeza es la reintegración. Esto es lo primero que debemos entender. La represión o el bloqueo de la emoción jamás es saludable, debemos estar triste para superar una situación adversa, una pérdida (emocional o física).

Una buena forma de ayudar a una persona triste pasa por dar el apoyo emocional adecuado, que no pasa necesariamente por sacarla inmediatamente del estado de ánimo en el que se encuentra, esto es lo principal, ya tenemos el 80% del trabajo hecho. Este apoyo emocional puede definirse con tres componentes: no juzgar, escucha activa y afecto.

La tristeza no resulta agradable o cómoda, ni para el que la sufre ni para el que está cerca de esa persona, queremos deshacernos de ella sin aceptarla, sin asumir sus beneficios, y los tiene: La tristeza permite la cohesión social, la búsqueda de apoyo, centra la atención en uno mismo, induce a la reflexión, al autoconocimiento y a la búsqueda de soluciones, sopesar consecuencias y planificar alternativas o un nuevo comienzo.

Cada uno necesita su propio ritmo, hay personas que querrán pasar estos momentos en soledad, otros buscarán acompañamiento, hacer actividades o descender su ritmo ocioso; sea como sea, en definitiva hay que mantenerse relajado, respetar y acompañar; valorando a la tristeza como una emoción más, necesaria y sin querer eliminarla de inmediato sabiendo de los beneficios que también proporciona.

 

¿Cuáles son los secretos que mejor guardamos?

Mentir no es bueno para la salud, genera sentimientos de tensión y ansiedad que no nos benefician. Con el silencio ocurre algo similar, guardar un secreto nos puede devorar por dentro, a largo plazo pueden afectarnos a nivel físico y emocional; sí, la solución es liberarlo, pero ojo cómo y con quién.

Puede provocar consecuencias aún más negativas para nosotros si nos confesamos con la persona menos adecuada para ello, por eso los expertos recomiendan escribirlos en un diario, publicarlo de forma anónima y así desahogarnos a gusto sin complicaciones.

Una encuesta organizada por la Universidad de Columbia a más de 10.000 personas de distintos géneros y etnias desvelan cuáles son los temas de los que somos más reticentes a hablar. Sin duda los más comunes son los que están relacionados con nuestra vida amorosa y sexual: infidelidades, deseos, masturbación con terceras personas, descontento o baja frecuencia en la práctica sexual se encuentran en el podium del ranking.

De cerca le siguen temas escabrosos pero muy posibles como: abortos, adicciones, creencias religiosas, enfermedades físicas y mentales, traumas de la infancia o robos.

Igual que ocurre con otros secretos, aquellos que tienen que ver con nuestras relaciones y que mantenemos ocultos a nuestras parejas pueden afectarnos tanto psicológica como físicamente, pero también pueden terminar dañando la pareja, concluye el trabajo de la Universidad de Columbia.

Secret Lips Woman Free Picture / Needpix

Secret Lips Woman Free Picture / Needpix

Por qué Ana Julia Quezada no muestra arrepentimiento #ComunicacionNoVerbal

En el día de ayer, analizamos la reaparición de Ana Julia Quezada en su primer día de juicio con una apariencia muy diferente a la que recordábamos durante la búsqueda del pequeño Gabriel. Hoy ha comenzado a declarar y podemos analizar sus primeras palabras y confesiones.

Ana Julia, en el juicio de hoy (Carlos Barba / EFE)

Ana Julia, en el juicio de hoy (Carlos Barba / EFE)

De nuevo, ha hablado entre sollozos y ha manifestado que sólo va a responder a las preguntas de su abogado. Como dijimos ayer, el llanto por sí mismo no es directamente indicativo de arrepentimiento o culpa, la tristeza puede ser real pero lo que activa esa emoción puede ser puramente egoísta, la pena por uno mismo, por el miedo a la condena, por la ‘situación’ a la que se ha llegado, por sentirse realmente una víctima, hecho que se ve reforzado además por lo siguiente:

Entrando en el análisis de contenido, lo que me parece más revelador es la técnica que utiliza para intentar ‘justificar’ un asesinato, para intentar darle sentido a lo que hizo, para que la gente pueda entender e incluso empatizar con ella. Y es que pretende degradar y trasladar la maldad a la víctima, manifiesta: “Alguna vez (el niño) me dijo: ‘qué nariz más fea tienes, parece que te han dado una hostia’”; o que Gabriel fue quien cogió el hacha y le gritó: «Negra tú a mí no me mandas».

Da a entender, de este modo, que ella sufrió sus ataques verbales y que como respuesta lo asesinó, que ella ‘también sufrió y padeció’, que no lo hizo sin motivo. Cuando recuerda al niño no hay ni una sola lágrima ni una emoción de tristeza, la actitud totalmente contraria la observamos cuando sí que rememora a su hija fallecida, en este caso, sí se aprecia sufrimiento (independientemente de lo que finalmente ocurriera), con Gabriel no, nada, lo hace impasible y con absoluta frialdad emocional.

Por último, llama la atención su respuesta a la pregunta realizada por la Fiscal: ¿Por qué no llamó a la familia o al 112? «Porque no pude, ni a mi hermana se lo pude decir. Yo sólo pensé que le he quitado la vida al hijo de mi pareja, ¿cómo se lo digo yo a Ángel?».  Esta contestación da mucho de sí. En primer lugar, se trata de una respuesta evasiva que realmente no argumenta un motivo posible sino que transmite que se actúa de forma irremediable, esconde un ‘yo quería pero no podía’, no, la voluntad no funciona así, no estaba incapacitada para hacerlo, no llamó de forma consciente porque no quiso.

«Le he quitado la vida» es la frase más tibia y, en cierto modo, poética con la que se puede expresar el acto de ‘matar’, ‘asesinar’, ‘golpear’, ‘asfixiar’ y un sin fin de sinónimos que serían más fieles a la realidad. De esta manera, no solo suaviza su apariencia sino también sus actos criminales para evitar proyectar violencia y no generar rechazo.

«¿Cómo se lo digo yo a Ángel?». Nuevamente, ¿dónde sitúa el foco y el protagonismo? En ella misma. Se preocupa más por cómo va a ser capaz de relatar y afrontar lo que hizo que por el daño y el sufrimiento causado tanto al niño como a la familia.

 

Analizamos la comunicación no verbal de una ‘renovada’ Ana Julia Quezada

Muchas eran las alarmas conductuales que manifestaba Ana Julia Quezada durante la desaparición del pequeño Gabriel Cruz, el hijo de su pareja. En el proceso de la todavía búsqueda del desaparecido, Ana Julia se expuso ante los medios y analizamos en este blog aquel lenguaje ocultosus gestos gritaban agresividad, recelo, dominancia y tristeza fingida.

Ahora reaparece, acusada de asesinato, para declarar ante el jurado que dictará su veredicto. Vemos claramente como ha cambiado completamente su imagen. La apariencia también es un canal del comportamiento no verbal que aporta bastante información, sobre todo cuando se producen cambios drásticos, como es el caso. Los estudios han comprobado que la apariencia es una de las variables que más influye en la persuasión.

Por más que intentemos sustraernos de los estereotipos, nuestra imagen exterior sigue siendo la principal fuente de información a la hora de formarnos una primera impresión de alguien. Y Ana Julia ha intentado ‘suavizar’ la suya, ha prescindido de las lentes que antes utilizaba, ahora su rostro es más limpio y descubierto, su mirada es más clara. Ha alisado su cabello para dulcificar su imagen, ya que el pelo rizado y alborotado podría trasmitir más carácter, desenfado, rebeldía. Su atuendo en cuanto a ropa es bastante formal.

En el vídeo que recoge la parte inicial del juicio, se la aprecia llorando, me preguntan, ¿está triste? ¿llora de verdad? ¿está arrepentida? Claramente llora, la clave de la cuestión es ‘por qué’, quiero decir ¿cuál es el estímulo que activa su ‘pena’? El foco no tiene porque ser la víctima, ni su arrepentimiento; puede llorar por ella misma, porque le de pena verse en esa situación, porque tiene miedo de su condena… Es algo que piensa y no por ejemplo a causa de una pregunta concreta que le hagan, por tanto, no podemos saberlo. Tendremos que esperar a analizar sus reacciones a cada pregunta.

Lo que sí que no veo, en este primer momento, es culpa o vergüenza, su mirada sigue siendo fría, directa, no se manifiesta cabizbaja, más bien mira a su alrededor con atención, localiza los puntos de cámara, no es un patrón de conducta propio de alguien ultrajado, compungido, que siente bochorno, ni sentimientos de culpabilidad. Tampoco vemos ira, emoción propia del sentimiento de injusticia, de ser acusada de un acto no cometido.

Vimos anteriormente un ejemplo muy similar y todavía más claro en el análisis de una reciente entrevista al ‘asesino de la catana’ que os dejo por aquí.

 

¿Mentir es bueno para la salud?

La mentira es una parte más de nuestra vida diaria. Todos mentimos, unos más que otros y por diferentes motivos. Aunque, esto es indudable, la mentira es necesaria para un buen engranaje social, es una conducta adaptativa, pero, ¿engañar tendría efectos negativos en nuestra salud?

Fotografía Free to use – Pexels.

Este planteamiento ha tenido una respuesta afirmativa en un estudio realizado por investigadores de la Universidad americana de Notre Dame y cuyos resultados han sido presentados en la 120ª Convención de la Asociación Americana de Psicología. Uno de los datos más llamativos fue la media de mentiras por semana que verbalizaban los americanos: 11 mentiras.

Durante 10 semanas analizaron las respuestas de 110 personas ante ciertas situaciones. La mitad de ellas fue entrenada para decir menos mentiras. Precisamente, este grupo fue el que, según Anita E. Kelly, profesora de psicología en dicha universidad y autora principal del estudio, «presentó mejoras significativas en su salud«. Tales beneficios iban desde menos sentimientos de tensión y melancolía a un menor número de cefaleas y molestias de garganta.

Tampoco se puede afirmar que ser sincero será saludable, bien es cierto que reduce los estados de estrés y ansiedad, pero hay que encontrar el equilibro, ya que con la verdad también se puede dañar y dañarnos a nosotros mismos, ya lo comentamos en este blog, en el artículo sobre el ‘sincericidio‘.

¿Qué opináis?

Como se suele decir… «¿la confesión es buena para el alma?»

 

El contacto físico reduce el dolor #EstudioCientifico

El canal háptico correspondiente al lenguaje corporal (comunicarnos a través del tacto) es uno de los menos estudiados a nivel científico, aunque los pocos resultados que se van publicando no dejan de sorprendernos, dejando constancia del poder del contacto entre seres humanos. Cogernos las manos, un abrazo, una caricia, incluso un leve toque, pueden dotarnos de un vínculo inimaginable con los demás. Al final de este artículo os dejo algunos ejemplos.

Recientemente, un estudio de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, ha demostrado que al coger las manos de un ser querido dolorido se sincroniza la respiración de ambos, el latido cardíaco y, lo que es más importante, las ondas cerebrales, con una enorme ventaja, y es que a medida que los cerebros se sincronizan, el dolor se desvanece. Goldstein sospecha que el contacto físico empático activa mecanismos de recompensa analgésicos en el cerebro.

En el experimento, Goldstein y su equipo pusieron a prueba el ‘remedio táctil’ en 22 parejas con edades comprendidas entre 23 y 32 años, y al menos un año de relación. Y sometieron a las mujeres a un dolor en el brazo producido por exceso de calor. Comparando las respuestas en la misma habitación con y sin contacto físico con sus parejas, los investigadores llegaron a la conclusión de que sostener las manos de la persona dolorida tenía un fuerte efecto analgésico, más intenso cuanto más empático era su compañero.

A este fenómeno lo llaman tacto curativo o analgesia inducida por el tacto. Y alertan de que está en peligro en esta era «en la que hemos desarrollado muchas maneras nuevas de comunicarnos pero cada vez interactuamos menos físicamente», en palabras de Pavel Golstein, autor del estudio.

 

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*Referencia: Noticias Heraldo: Por qué si me cogen las manos cuando algo me duele, el dolor se calma