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Un largo abrazo también es infidelidad según la ciencia

En el amor todos tenemos nuestros límites para considerar o no que nuestra pareja nos ha traicionado. Sin embargo, de forma objetiva, nunca ha estado claro dónde comienza una infidelidad y cómo se describirían esos comportamientos.

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Un estudio de la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich arroja resultados sorprendentes al eterno dilema de ‘infidelidad sí o no‘.

Con una muestra de más de 9.000 personas, se evaluaron 26.633 viñetas sobre conductas presuntamente infieles que incluían cuatro dimensiones: comportamientos explícitos, implicación emocional, la duración de esa actitud ‘infiel’ y el contacto erótico online.

«Si bien las relaciones sexuales se juzgan infieles independientemente del contexto, los comportamientos menos explícitos, como los besos o los abrazos, también se consideran infidelidad«, concluyen los autores del experimento.

En relación a estas conductas menos explícitas, fue el contexto el que contribuyó a proyectar una idea férrea sobre la infidelidad. Así, incluso en los casos sin contacto físico pero combinados con mensajes eróticos y compromiso emocional fueron evaluados como infidelidad.

Además, los juicios de las mujeres fueron más estrictos que los de los hombres, también lo fueron las evaluaciones de los más jóvenes en comparación con los de los más mayores, así, las personas de mayor edad serían más permisivas al cuestionar las infidelidades de una pareja romántica.

No es ninguna sorpresa que casi el 100% de los encuestados definiera como infidelidad la práctica de relaciones sexuales fuera de la pareja, al igual que los besos.

Sin embargo, un dato llamó poderosamente la atención: el 80% de la muestra consideró infidelidad un abrazo largo si estaba combinado con una implicación emocional, un comportamiento erótico online o una relación de larga duración.

¿Mentirse a uno mismo? Sí, pero poco

Nos resulta imposible no mentir. Todos lo hacemos, con mejor o peor intención. Una investigación de la Universidad de Massachusetts, con estudiantes universitarios, encontró que el 60% mintió al menos una vez durante una conversación cotidiana de 10 minutos; muchos mintieron varias veces, pero normalmente la motivación para hacerlo no era del todo maligna:

Con los desconocidos, intentaban parecer más agradables y competentes de lo que eran, se vendían mejor… ¿Realmente esto también sería una forma de autoengaño, verdad? Para reforzar nuestra dignidad y amor propio, queremos parecer mejores de lo que sabemos que somos.

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El autoengaño, o el arte de mentirse a uno mismo, es una estrategia que utiliza nuestro cerebro de manera inconsciente, según los estudios, también todos lo hacemos en algún momento y normalmente es un mecanismo de defensa inofensivo, pero a veces puede causar serios problemas.

El autoengaño adaptativo (no perjudicial) se manifiesta por ejemplo cuando no conseguimos una meta importante para nosotros e intentamos minimizar el asunto para sobrellevarlo mejor.

En pequeñas dosis y con baja frecuencia este pensamiento es beneficioso, pero si se repite puede mantenernos en una zona de confort infinita y evitar que arriesguemos, que cambiemos, que tomemos decisiones importantes, que evolucionemos o que asumamos nuevos retos. Nos inmoviliza y esto es limitante y peligroso.

En otras ocasiones, mentirnos a nosotros mismos nos sirve para proteger nuestro ego y autoestima, pero esto tampoco es saludable porque nos aleja de pulir aquellos defectos o comportamientos que realizamos de manera poco adecuada.

Por ejemplo, justificamos que somos muy celosos solo porque nuestra pareja nos da motivos. Esta falta de autocrítica y autoconocimiento nos evita crecer y superar ciertos rasgos desadaptativos.

El psicólogo Arthur C. Brooks afirma que: «La verdadera felicidad comienza cuando te dices la verdad, incluso cuando duele. Engañarse a sí mismo no debería tener sentido lógico».

Y es cierto que todo el mundo se autoengaña en algún grado, pero no por ello es un hecho inofensivo. En niveles altos, se asocia con mala salud mental. En niveles moderados, puede protegernos temporalmente de los sentimientos negativos, pero aún existe una barrera para el profundo bienestar: el que proviene de vivir con integridad.

Fingir para conseguir un objetivo es positivo, fingir para siempre, ya es otra cosa. Es decir, si hablar en público no es tu fuerte, puedes tratar de aumentar tu coraje antes de una presentación diciéndote a ti mismo: «¡Vamos, yo puedo, soy un gran orador!». Te ayuda, te potencia, te da energía.

Pero el autoengaño se vuelve francamente peligroso cuando se bloquean verdades que son dolorosas pero importantes de enfrentar, como una relación abusiva o una adicción, manteniendo la dependencia y negando la necesidad de tratamiento.

En el año 2016, descubrieron que los adictos al alcohol y las drogas mostraban puntuaciones elevadas de autoengaño, incluida la negación activa («Puedo dejarlo cuando quiera») y amnesia selectiva («No estaba borracho anoche»).

Parece que en la receta de la felicidad, debemos añadir solo una pizca del ingrediente del autoengaño para proteger nuestros sentimientos y hacernos la vida algo más fácil. El autoconocimiento y el análisis de la realidad es fundamental para nuestra salud y para evitar situaciones peligrosas para nosotros y los demás.

 

*Fuentes:

Autoengaño: una introducción

Quit Lying to Yourself

 

Nuevo estudio sobre la detección del engaño

Un nuevo estudio muestra que las respuestas rápidas a las preguntas tienden a ser menos honestas que las respuestas más deliberadas.

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Se suponía que la mejor manera de conseguir que la gente dijera la verdad era provocando respuestas rápidas, sin ofrecer tiempo para pensar (y por tanto, a inventar o modificar de alguna forma la realidad).

Porque mentir puede ser una tarea cognitivamente compleja, ya que tenemos que inhibir la verdad, pensar una realidad alternativa y que todo ello suene bien; así, nuestro cerebro requiere tiempo para completar esta labor.

Pero parece ser que esto no siempre es así, la nueva investigación, publicada en Psychological Science, descubrió que las personas son más propensas a mentir sobre sí mismas cuando están bajo la presión del tiempo.

«Pedirle a la gente que responda rápidamente solo hace que te den la respuesta que deseas escuchar«, dijo John Protzko, autor e investigador de la Universidad de California.

Este hallazgo ha sido replicado 5 veces más y podría socavar una de las suposiciones fundamentales de la detección del engaño: la tasa de respuesta suele ser mayor en los mentirosos que en los que dicen la verdad y que las respuestas rápidas son las más fiables, al ser más automáticas e inconscientes.

Concretamente, el estudio encontró que tenemos un 30% más de probabilidades de mentir sobre nosotros mismos cuando nos apresuramos a responder, y tiene cierto sentido.

En nuestra cultura, la mentira funciona como el engrasado para un correcto funcionamiento del engranaje social, mejorar nuestra reputación presentándonos de la mejor manera posible es lo más natural, fácil y rápido de hacer.

Por el contrario, desafiar las normas sociales admitiendo nuestros errores o defectos, no solo requiere más deliberación, sino también un contexto más relajado, situaciones que no se dan en un ambiente de laboratorio.

Como observaron los investigadores, muchos estudios asumen que poner a las personas bajo la presión del tiempo te da acceso a una parte oculta de su mente, pero descubrimos que solo están mintiendo e intentado ‘quedar bien‘.

Fuente:

Time Pressure Can Squeeze the Truth – The Wall Street Journal

*Te puede interesar:

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Miénteme si te atreves: las claves de la detección de la mentira

En este blog escribo sobre psicología, comportamiento no verbal, perfiles de personalidad, análisis de conducta y testimonios, comunicación… pero sin duda lo que más interés suscita siempre es hablar de la mentira. Porque es algo natural, innato en nosotros, mentir, pero también no querer ser engañados. Los entresijos de la mentira nos atraen y repelen a parte iguales.

Miénteme... si te atreves: claves para detectar la mentira

Miénteme… si te atreves: claves para detectar la mentira

Si sois asiduos a mis artículos ya sabréis que no existe la receta mágica para detectar la mentira, no hay nada infalible, nada. Si bien es cierto, que conocer ciertas señales conductuales, verbales, no verbales, contextuales, etc, nos pueden ayudar a desconfiar y seguir indagando.

Mi colega de profesión José Luis Martín Ovejero ha reunido muchas de las investigaciones científicas sobre el estudio del comportamiento humano y la mentira en un libro que se convierte en un manual imprescindible si deseas adentrarte en este apasionante mundo.

Explicado de forma sencilla, encontramos numerosos e interesantes resultados de los grandes experimentos sobre el engaño:

Por ejemplo, la influencia de la mentira en el desarrollo de una sociedad, encontrando que los grandes engaños (robar, herir) conducen a la desintegración de las comunidades, pero las mentiras piadosas (para no dañar o hacer sentir bien a alguien) tienen el efecto contario, las conexiones entre las personas mejoraban con el tiempo gracias a estas.

Que, en algunos casos, la mentira hasta puede beneficiar nuestra salud, se ha demostrado que ‘falsear’ nuestra edad, quitándonos unos añitos, genera una mayor expectativa de vida con una tasa de mortalidad más baja.

O que se ha llegado a la conclusión de que a la hora de detectar mentiras, todos somos iguales,no existen diferencias significativas de género, edad, nivel educativo, experiencia… Aunque sí se desgranan ciertos matices al respecto, así como la aplicación en casos muy cotidianos, también relacionados con personajes famosos del mundo de la criminología, la política o el deporte, ni el Papa se escapa del análisis.

Interesante, ¿verdad? Si se os ha despertado el gusanillo, esta tarde el autor estará firmando en la Feria del Libro de Madrid, en las casetas de la editorial Aguilar, una buena oportunidad para comentar con él vuestras inquietudes y conocer a un profesional brillante.

 

La guía para sobrevivir a los bulos

La mentira tradicional iba de mejorar nuestra imagen en un primer encuentro, de tapar nuestros defectos, de mentir para no herir al otro mediante el sincericido, de esconder nuestros trapos sucios, de engañar para conseguir un objetivo concreto…

La nueva mentira es digital y gratuita. Los bulos que antes tardaban meses o años en propagarse, ahora se viralizan en pocos minutos a través de redes sociales. De hecho, un estudio de la Universidad de Massachusetts concluye que: «La desinformación viaja mucho más rápido que la verdad, especialmente cuando convergen dos variables: incertidumbre e importancia«.

Ya lo decía Winston Churchill: «La mentira ha dado media vuelta al mundo, mientras que la verdad aún se está poniendo los pantalones».

Los creadores de fake news se convierten en pirómanos de las redes sociales, incendian desde el anonimato, disfrutan haciendo el mal, creando confusión y caos en situaciones convulsas y de alta crispación, por tanto, han sido indudables protagonistas de esta crisis sanitaria que estamos viviendo.

El cerebro odia la inseguridad, por eso en tiempos de preocupación social y alarma es mucho más susceptible para creer cualquier historia aparentemente verosímil. Y es que parece ser que el reenvío masivo guarda más relación con el contexto que con otras variables individuales como la personalidad, las emociones o el nivel cultural/formación académica.

Como podemos observar, el tema da para mucho y es interesante analizar y analizarnos en esta nueva controvertida era de la comunicación. Todo ello fue lo que impulsó a las periodistas Carla Pina y Cristina Martín a profundizar en las entrañas de uno de los comportamientos más dañinos de la época covid. Así, han publicado recientemente: «Fake News. Guía para sobrevivir a los bulos«.

Y este manual es importante para que todos sepamos lidiar con la desinformación, dominemos y gestionemos mejor lo que procesamos, podamos ser capaces de desenmascarar contenidos impostores y contrastar embustes con las mejores herramientas.

¿Hay esperanza?

Haciendo un poco spoiler del libro, y aunque el análisis que se realiza es complejo desde múltiples perspectivas, hay algunos tips muy básicos para combatir las noticias falsas:

  • En el periodismo: verificar siempre con fuentes fiables y de calidad. En este sentido, 20MINUTOS se compromete con la lucha contra la desinformación, y miembro de The Trust Projectcuenta regularmente con las verificaciones y desmentidos de Maldita.es
  • Respecto a las plataformas: más inversión en la lucha contra la desinformación, pueden hacerlo pero no lo hacen con suficiente interés porque ganan mucho dinero con la publicidad a través del elevado número de clics que atraen las mentiras.
  • En el ámbito político: más transparencia en la rendición de cuentas y menos eufemismos para calificar los hechos.
  • En la ciudadanía: es imprescindible una alfabetización mediática, enseñar en los centros a distinguir lo verdadero de lo falso desde la educación secundaria obligatoria.

 

Libros sobre comunicación no verbal recomendables para este verano

Para los apasionados del lenguaje corporal recomiendo algunos libros de lectura ligera para estas vacaciones, pero sin perder el rigor y la utilidad que esta ciencia nos puede ofrecer.

Fotografía Pixabay License

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  1. El cuerpo habla, de Joe Navarro, ex agente de FBI en el área de inteligencia. Se trata de un texto muy práctico que recorre de forma pormenorizada cada parte del cuerpo con sus posibles movimientos y significados. Realiza una categorización de los gestos muy interesantes y aplica la teoría del lenguaje corporal a múltiples ejemplos relacionados con su dilatada experiencia profesional policial.
  2. Cómo detectar mentiras, de Paul Ekman, uno de los referentes mundiales expertos en la materia. Este libro conforma un manual de indicadores que pueden determinar si una personas no está siendo del todo sincera. Analiza a través de las microexpresiones en el rostro, los tipos de sonrisa, las palabras, la voz y el cuerpo, detalla la conducta más prototípica de la mentira, así como errores, estrategias y consejos para detectar el engaño.
  3.  Tu habla que yo te leo, de José Luis Martín Ovejero, autor español que elabora una guía dinámica sobre comunicación no verbal dando respuesta a las preguntas más frecuentes que le han realizado a lo largo de los años en los que ha impartido formaciones en empresas de diversos sectores: consejos para negociar, convencer, causar buena impresión y, en definitiva, para facilitarnos las relaciones humanas y conectar mejor con los demás.

Si preferís una novela, no dudéis en acudir a la bilogía de Care Santos: ‘Todo el bien y todo el mal’ y ‘Seguiré tus pasos’, en la que aprenderéis también sobre comunicación no verbal con una maravillosa historia de por medio. Reina, la protagonista, es una excepcional experta en la evaluación del comportamiento y, como muchos ya sabéis, yo misma participé en la labor de documentación que hizo la autora para dar vida a semejante maravilla de mujer.

Por cierto, mañana mismo a las 19.00 horas, Care y yo haremos un directo en Instagram para charlar sobre el proceso de construcción del personaje de Reina, hablaremos de comunicación no verbal y muchas cosas más. No os lo perdáis! 🙂

¿Cuáles son los secretos que mejor guardamos?

Mentir no es bueno para la salud, genera sentimientos de tensión y ansiedad que no nos benefician. Con el silencio ocurre algo similar, guardar un secreto nos puede devorar por dentro, a largo plazo pueden afectarnos a nivel físico y emocional; sí, la solución es liberarlo, pero ojo cómo y con quién.

Puede provocar consecuencias aún más negativas para nosotros si nos confesamos con la persona menos adecuada para ello, por eso los expertos recomiendan escribirlos en un diario, publicarlo de forma anónima y así desahogarnos a gusto sin complicaciones.

Una encuesta organizada por la Universidad de Columbia a más de 10.000 personas de distintos géneros y etnias desvelan cuáles son los temas de los que somos más reticentes a hablar. Sin duda los más comunes son los que están relacionados con nuestra vida amorosa y sexual: infidelidades, deseos, masturbación con terceras personas, descontento o baja frecuencia en la práctica sexual se encuentran en el podium del ranking.

De cerca le siguen temas escabrosos pero muy posibles como: abortos, adicciones, creencias religiosas, enfermedades físicas y mentales, traumas de la infancia o robos.

Igual que ocurre con otros secretos, aquellos que tienen que ver con nuestras relaciones y que mantenemos ocultos a nuestras parejas pueden afectarnos tanto psicológica como físicamente, pero también pueden terminar dañando la pareja, concluye el trabajo de la Universidad de Columbia.

Secret Lips Woman Free Picture / Needpix

Secret Lips Woman Free Picture / Needpix

Psicópatas y liderazgo ¿Por qué tienen éxito?

¿Conoces a algún psicópata? Por probabilidad… seguramente sí. ¿Sabrías identificarlos? Esto es más complicado, pero hace unos meses escribí un post con las claves para reconocerlos (picha aquí para acceder a la entrada). Y desde que descubrí a la experta en psicopatía Paz Velasco de la Fuente, no puedo dejar de recurrir a ella para profundizar más sobre este perfil de la personalidad, aterrador y atractivo a partes iguales. No dudéis en seguir el blog «Criminal-mente» de esta autora y acudir a su libro, de igual nombre, «Criminal-mente: La criminología como ciencia» como fuente de consulta muy valiosa sobre la mente psicopática. ¡A mí me tiene totalmente enganchada!

Aquí os dejo una nueva colaboración de Paz para este blog, espero que lo disfrutéis tanto como yo:

Debemos romper con el tópico alimentado por el imaginario popular, el cine, las series de televisión y algunas novelas negras, de que los psicópatas son sujetos con ojos de tiburón que esconden un hacha tras su espalda y que cometen crímenes aberrantes. Hay psicópatas que jamás cometerán un crimen, que viven totalmente integrados en la sociedad, que te harán vivir un infierno profesional o personal, que vacían a las personas por dentro o vacían sus cuentas corrientes. Estamos ante los psicópatas corporativos, de éxito, delincuentes de cuello blanco e incluso líderes políticos y religiosos que pueden llegar a arruinar economías y sociedades enteras, tomando decisiones totalmente alejadas de las emociones (no pueden sentirlas) o del bienestar de terceros.

Por lo tanto, la diferencia fundamental entre un psicópata criminal (del que ya hablé en una entrada anterior) y un psicópata integrado, está en las conductas que llevan a cabo, ya que ambos comparten la misma estructura emocional y de personalidad: encanto personal, locuacidad, manipulación, mentira patológica, falta de empatía, ausencia de miedo ante conductas arriesgadas etc… El psicópata integrado, es lo que hace a diario con las personas que le rodean, con todo su entorno. Son sus obras y sus actos los que hablan por él, no sus palabras. A ellos se les puede aplicar la frase que aparece recogida en El Príncipe, la obra de Nicolás Maquiavelo publicada en 1513: “Todos ven lo que aparentas, pocos advierten lo que eres”. Esta obra es el precedente de los psicópatas que alcanzan el éxito en la política. Maquiavelo nos presenta a César Borgia como un hombre que alcanza el poder utilizando la intriga, el terror y la manipulación.

Los psicópatas tienen la capacidad y la habilidad de controlar su entorno y para ello utilizan la manipulación y las mentiras que acompañan de una excelente imitación y simulación de emociones que ni tienen, ni entienden, ni sienten y de palabras que abren puertas. Dominan a la perfección el arte de la observación y tienen un olfato especial para encontrar a las “víctimas” adecuadas, además de tener una gran destreza para saber lo que la persona elegida necesita, de modo que no duda en ofrecérselo.

Somos objetos para ellos y se mueven por el puro egoísmo de modo que instrumentalizan a las personas para lograr sus fines, su bienestar eligiendo a las personas que les son útiles y de las que pueden obtener beneficios (profesionales, académicos, sociales, económicos, mediáticos, etc.). Estamos ante la “maldad” más insidiosa, al ser simples peones en su tablero de ajedrez, moviéndonos a su antojo y marcando en todo momento el ritmo, sin que apenas nos demos cuenta. Estos hombres y mujeres mienten, engañan y manipulan, con la única intención de beneficiarse, hacer daño y de provocar caos en las vidas de las personas que les rodean o en la sociedad.

Hay entornos profesionales donde la psicopatía está socialmente aceptada no solo como un comportamiento adecuado, sino incluso deseable. En nuestra sociedad se tiende a valorar como beneficiosas determinadas aptitudes que tienen estos sujetos, llegando incluso en determinadas profesiones y puestos de trabajo a ser potenciadas como valores positivos. La combinación de determinadas conductas arriesgadas, la ausencia de remordimientos, su gran habilidad para manipular y el hecho de la búsqueda de éxito a corto plazo pueden llevar a los psicópatas a una exitosa carrera delictiva (delincuentes de cuello blanco) o a una exitosa carrera en las finanzas o en los negocios, como el caso de Michael Milken, el inventor de los bonos basura o de Bernard Madoff y su exitosa estafa piramidal (50.000.000 de dólares).

Lo que está haciendo nuestra sociedad es exaltar y valorar de modo positivo determinadas características de los psicópatas asociándolas al éxito y liderazgo profesional o político, sin ser realmente consciente de la peligrosidad social y a veces personal que pueden generar algunos de sus actos y de sus decisiones. Las profesiones que implican poder, autoridad, liderazgo, prestigio, alta reputación y una capacidad especial para tomar decisiones racionales alejadas de los sentimientos, son donde podemos ver una mayor presencia de psicópatas integrados.

¿Qué rasgos comparten los psicópatas integrados con los líderes y personas de éxito?

• Carisma, locuacidad y habilidad para comunicar.
• Estratégicos, persuasivos y con gran capacidad analítica.
• Pierden el miedo ante determinadas situaciones. En el caso de los psicópatas, no es que lo pierdan, es que no lo sienten.
• Control emocional y seguridad en sí mismos.
• Asumen riesgos. En el caso de los psicópatas aunar las conductas arriesgadas con la ausencia total de remordimientos es una bomba para la sociedad.
• Capacidad para establecer metas y objetivos, aunque en el caso de los psicópatas son a muy corto plazo.
• Cuidan la imagen que dan ante los demás.
• Habilidades sociales.

¿Te viene alguien a la cabeza…? 🙂