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Lorenzo Caprile: “Desde la globalización todos vestimos igual de mal»

A diferencia de Stefano Gabbana, a Lorenzo Caprile no le verás subiendo historias a Instagram con unas orejas de Mickey Mouse en Disneyland Paris o haciendo ejercicio en calzoncillos. De hecho no le verás subiendo ninguna historia en absoluto, ya que el modista es contrario a los teléfonos móviles 3G.

GTRES

De hecho, para entrevistarle telefónicamente desde Milán, tengo que cambiarme de tarifa para poder hacerle una llamada internacional a su taller del Barrio de Salamanca (pero vamos, que yo por hablar con él, me cambio de tarifa, de compañía, de grupo sanguíneo y de lo que haga falta).

Taller que, me confirma, va «a mil por hora». «Sobrevivimos gracias a las modas. Hace 30 años este tipo de talleres cubrían más tipos de vestidos y necesidades sociales. Era más variado. Si no fuera por la moda, la modistería de mujer no existiría«.

Y es que la globalización tenía que tener sus cosas malas. «Todos vestimos igual de mal» me dice el modista.

El consumismo en masa de la moda desechable no se queda solo en el fast fashion. Para Caprile «ocurre con todo. Es la sociedad en la que nos ha tocado vivir. Si quieres hacer turismo alquilas un Airbnb, compras vuelos baratos… Con la comida y películas pasa lo mismo. Hasta con las relaciones«.

Ya no queremos ropa que dure toda la vida como la que podían comprar todas las abuelas, porque a fin de cuentas, «¿qué hay hoy que dure?» se pregunta. «Ni el sexo es para toda la vida. Lo único que tenemos seguro es que vamos a morir, ni trabajo, ni casa, ni nada…»

Achaca a Inditex el revolucionario cambio de la industria: «Es quien ha cambiado las reglas del juego para siempre en la manera de presentar la ropa, en su contacto con el público… Y ese cambio no tiene el nombre del Valentino de turno sino de Amancio Ortega«.

Pese a ello, en el taller «sobrevivimos con mucho esfuerzo, muchísimo trabajo y amor por el oficio» me dice quien ha vestido a la reina Letizia y es figurinista de la Compañía Nacional de Teatro Clásico de España. Unos logros que casi pueden parecer complicados de superar, sin embargo, el sueño del modista es «que la señora que entre por la puerta se lleve un vestido y esté satisfecha».

Por lo general «a la clienta que viene a mi taller le puede mucho la historia, la biografía del taller, busca un estilo de traje muy concreto. Se me conoce por el gran traje de novia tradicional con traje, cola y velo a juego. Desde que entra la clienta hasta que se lo entregamos, el proceso lleva alrededor de unas 300-400 horas de trabajo. Es un traje complejo que, en este momento, muy pocos podemos hacer en España, por lo que la oferta es pequeña» afirma el modista.

Que no «diseñador». Pese a que le había escuchado decir que no estaba a favor del uso de ambos términos como sinónimos, no pude evitar que se me escapara en una de las preguntas, a lo que me pidió que buscara en el diccionario la definición. «Diseñador es un anglicismo, todos somos modistas» me aclaró.

Y es que descubro que es un firme defensor de los términos castellanos: «Yo cuando puedo intento combatir los anglicismos, porque me parece bastante cateto. Por decir lo mismo en inglés ¿te da más caché? En algunos casos puede ser, porque en castellano no hay palabra que lo defina de manera tan precisa. Pero a mí me parece más bonito decir las bambalinas de cualquier espectáculo que backstage».

Pero no os confundáis pensando que Caprile es todo un clásico. Me cuenta que le habría gustado ser, de haber podido, aprendiz de Coco Chanel: “Fue la gran revolucionaria de la moda del siglo XX. Todo lo que vino después de ella, Saint Laurent, Armani, Galliano, Moschino, no se entenderían si no hubiera habido una Chanel que liberó a la mujer del corsé y las faldas largas y que introdujo el punto o el pantalón. Buscaba algo que era muy difícil: favorecer a la mujer desde el sentido práctico. Aún bebemos de sus ideas, son los cimientos”.

“Si la mujer viste hoy como viste, es gracias a ella”, remata.

Y como no podía ser de otra manera me toca preguntarle, para acabar, por Maestros de la Costura: «Ha sido una experiencia maravillosa: conocer a los aprendices, trabajar, aprender de ellos y de mis compañeros Raquel, María y Palomo. Ha supuesto salir de mi zona de confort, intentar hacerlo lo mejor posible y vampirizar la energía de los aprendices. Tienen una ilusión y unas ganas de comerse el mundo que es muy envidiable».

«Ha sido algo positivo en todos los sentidos y creo que esto hacía falta (en televisión), nos ha enseñado esa cara oculta detrás de todo lo bonito de la moda. Hay mucho trabajo y mucho esfuerzo. A veces las cosas tienen el precio que tienen por el trabajo que llevan detrás. La ropa no crece en los árboles».

Las razones por las que deberías ver ‘Maestros de la costura’

Sí, RTVE ha copiado la fórmula de Masterchef en su último estreno cambiando los fogones por las máquinas de coser, los cuchillos por las tijeras y la chaquetilla por el acerico.

El acerico del que os hablaba. RTVE

Es tan parecido que solo han tenido que cambiar el “¡A cocinar!” por el “¡A coser!”. Pero qué le vamos a hacer, si algo gusta se repite y punto.

Ya te interesen o no los concursos televisivos, Maestros de la costura tiene algunas cosas por las que merece la pena verla (o al menos, esta es mi opinión después de su estreno anoche) si te gusta la moda:

  • Por el jurado: Lorenzo Caprile, Maria Escoté y Alejandro Gómez Palomo (Palomo Spain) son los tres miembros del jurado. Tres diseñadores que representan la tradición, la creatividad y el genio.
  • Por las ideas que nos da el programa para transformar cosas que tenemos por casa y seguir utilizándolas. Cortar una manga y ponerle volantes, decorar el cuello de una sudadera bordando un hilo o añadir una sobrefalda a un vestido son algunas cosas de las que tomé nota para reciclar prendas.
  • Por lo que aprendemos: términos como “bies” u “ojete”, cortes y anchuras que nos quieren sonar de las reseñas de las pasarelas o alfombras rojas pero que no llegamos a conocer del todo…
  • Por los estilismos de la presentadora, jueces e invitadas. En el estreno, por ejemplo, Raquel Sánchez Silva empezó el programa con un David Delfín para pasarse después a un Pertegaz vintage.
  • Por Lorenzo Caprile, que te dará entre mucha risa y mucho miedo. Te reirás de sus ocurrencias (“¡Esto no son los Ángeles de Charlie!”) y al segundo te paralizará con sus cortes.
  • Por los concursantes que cantan o rezan mientras cosen. Cada uno se concentra como puede.
  • Por Eduardo Navarrete, que te sonará por ser el diseñador de uno de los vestidos más llamativos de la pasada edición de los Goya (el de Pepa Charro, que puedes ver aquí).

Pero para mí, el motivo más importante es porque debemos apostar por la moda española, porque el programa se centra en los diseñadores nacionales y porque ya era hora de darle a la «Industria del trapo», palabras de Caprile, un espacio en la pantalla.