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Las razones por las que deberías ver ‘Maestros de la costura’

Sí, RTVE ha copiado la fórmula de Masterchef en su último estreno cambiando los fogones por las máquinas de coser, los cuchillos por las tijeras y la chaquetilla por el acerico.

El acerico del que os hablaba. RTVE

Es tan parecido que solo han tenido que cambiar el “¡A cocinar!” por el “¡A coser!”. Pero qué le vamos a hacer, si algo gusta se repite y punto.

Ya te interesen o no los concursos televisivos, Maestros de la costura tiene algunas cosas por las que merece la pena verla (o al menos, esta es mi opinión después de su estreno anoche) si te gusta la moda:

  • Por el jurado: Lorenzo Caprile, Maria Escoté y Alejandro Gómez Palomo (Palomo Spain) son los tres miembros del jurado. Tres diseñadores que representan la tradición, la creatividad y el genio.
  • Por las ideas que nos da el programa para transformar cosas que tenemos por casa y seguir utilizándolas. Cortar una manga y ponerle volantes, decorar el cuello de una sudadera bordando un hilo o añadir una sobrefalda a un vestido son algunas cosas de las que tomé nota para reciclar prendas.
  • Por lo que aprendemos: términos como “bies” u “ojete”, cortes y anchuras que nos quieren sonar de las reseñas de las pasarelas o alfombras rojas pero que no llegamos a conocer del todo…
  • Por los estilismos de la presentadora, jueces e invitadas. En el estreno, por ejemplo, Raquel Sánchez Silva empezó el programa con un David Delfín para pasarse después a un Pertegaz vintage.
  • Por Lorenzo Caprile, que te dará entre mucha risa y mucho miedo. Te reirás de sus ocurrencias (“¡Esto no son los Ángeles de Charlie!”) y al segundo te paralizará con sus cortes.
  • Por los concursantes que cantan o rezan mientras cosen. Cada uno se concentra como puede.
  • Por Eduardo Navarrete, que te sonará por ser el diseñador de uno de los vestidos más llamativos de la pasada edición de los Goya (el de Pepa Charro, que puedes ver aquí).

Pero para mí, el motivo más importante es porque debemos apostar por la moda española, porque el programa se centra en los diseñadores nacionales y porque ya era hora de darle a la «Industria del trapo», palabras de Caprile, un espacio en la pantalla.

‘Quiero ser’, el ‘talent show’ de moda en el que la moda brilla por su ausencia

Todo era perfecto cuando oí por primera vez hablar del «Primer talent show de moda en España», después supe que lo emitiría Telecinco y tuve claro que saldría rana. No me preguntéis cómo, pero lo supe.

Este martes a las 22h emitieron el primer episodio de Quiero Ser o, como me gusta llamarlo a mí, Te saltaría a la yugular con tal de salir más de cinco segundos en televisión.

Con Sara Carbonero de presentadora (solo de presentadora ya que la periodista sale de cuando en cuando en cortes que parecen haber sido metidos en la edición con un machete) y Madame de Rosa, Cristo y Dulceida como miembros del jurado (no, yo tampoco sabía quiénes eran).

He de admitir que a la única que conocía era a Sara Carbonero. Todos tenían en común una importante presencia en las redes (Sara Carbonero, Madame de Rosa y Dulceida con sus respectivos blogs detrás), que no olvidemos que los seguidores son la moneda de cambio hoy por hoy.

Empieza el show y como buena bloguera de moda del diario me decido a ver el programa para aumentar conocimientos. A los pocos segundos, según se van presentando los concursantes, me doy cuenta de que si bien poco voy a aprender de moda, entretenida voy a estar un rato.

Os dejo las ‘mejores’ frases de algunos de los participantes:

«Siempre he gastado el dinero en regalos muy caros y en caprichos«.

«Soy muy diva. Me apasiona ir de compras y sobre todo mirarme al espejo. Mi sueño seria tener un chófer que me llevara las bolsas».

«Todo lo que veo lo quiero y todo lo que quiero lo tengo. Me encantan los bolsos caros. Estoy muy mimada porque mi padre me concede todos los caprichos».

«Me gusta que la gente que me mire porque pienso que es por temas de envidia«.

Y es que no sé en qué momento se me olvidó que esto no es sino otro programa de ‘Telecirco’ protagonizado, como debe ser, por nuevos personajes que, en unos meses, alimentarán platós, fiestas, romances con colaboradores y, por supuesto, otros programas de la parrilla. La gran familia (Addams) de Mediaset.

El objetivo del programa según Cristo es «encontrar a la nueva it girl o it boy, como a mí me gusta decirlo chico de moda o chica de moda».

Por lo visto, la nueva persona de moda se encuentra entre unos aspirantes que, a pocos minutos de comenzar el programa, ya estaban criticándose entre ellos y a los miembros del jurado. Yupi.

 

 

Tras formar tres equipos de dos personas cada uno y capitaneados por los jueces, debían someterse a pruebas para salvarse. Las pruebas de anoche se dividieron en estilo, maquillaje y belleza.

La prueba de estilo requería que las dos concursantes del equipo de Dulceida formaran un conjunto tipo boyfriend a partir de las prendas de una conocida tienda de ropa masculina.

Porque esa es otra, el programa es una publicidad encubierta constante de tiendas, restaurantes, azoteas y salones de belleza en los que no podría hacerme ni una manicura con mi sueldo de bloguera.

En el salón de belleza las aspirantes de otro equipo deben desmaquillarse y maquillar a su compañera para potenciar la cara, lo que, para gusto de los productores, desencadena más tensiones y otras perlas para recordar.

«Me encanta el tipo de mujer perfil Kardashian: exuberante que disfruta de la vida». Eso sí, durante casi 15 gloriosos segundos podemos ver en un pequeño pie de la pantalla el truco de hacer un ojo ahumado correctamente. La única cosa útil que puedo sacarle al programa.

Para la prueba de salud, Madame de Rosa hace hincapié en lo importante que es llevar una vida saludable cuando se es una it girl y les hace escoger, de entre varios platos, cuáles son los alimentos saludables y los que no.

Todos pensábamos que la ensalada, pero como tenía dos milímetros cúbicos de salsa César, caímos en la trampa y ahora resulta que lo más sanote es zamparte una hamburguesa. ¿Pero esto no iba de moda?

No, no va de moda, va también de ver a los concursantes corriendo por el Retiro y haciendo ejercicio con un aro como las señoras que van a pilates.

Un concepto de programa que no tienen claro ni los guionistas y unos concursantes que parecen salidos de las Seychelles por cómo hablan de sus vidas y por cómo menosprecian al común de los mortales.

«Yo no hago deporte, me gusta que los demás lo hagan por mí».

«Zara, Zara me encanta. Fulanita es la reina del Primark. Siempre huele a chino. Acercas un mechero y la ropa se prende de lo mala que es».

En definitiva, un programa que está fomentando que gente se tire los trastos a la cabeza en televisión (oh, espera, ¿eso no lo teníamos ya en Mujeres y Hombres y viceversa?) y metiendo cizaña a través de las redes del programa con la excusa de quién es el que tiene más idea de moda y estilo cuando «personal chopped» es el máster del que una de ellas se enorgullece.

«La mayor competición del mundo de la moda acaba de comenzar» me dice Sara sonriéndome desde la pantalla. Avísame entonces cuando empiece, que esa sí que me interesa verla.