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Los romanos ya lucharon (inútilmente) contra la sequía en Córdoba

Laguna sin agua por la sequía. Foto: Universidad de Almería

Científicos de siete instituciones españolas han descubierto que los romanos alteraron hace 2 000 años la hidrología de un gran lago de Córdoba para tratar de paliar los efectos de la sequía. Y que con esta intervención, en lugar de garantizar más recursos hídricos, prácticamente lo secaron, además de aumentar la salinidad del agua, haciéndola inservible para el regadío y acabando con mucha de la vida acuática que allí vivía.

El estudio, que ha sido publicado en la revista ‘Scientific Reports’, revela que durante el periodo en que los romanos dominaron la península Ibérica (siglos II a.C a V d.C) se enfrentaron a periodos de sequías intensas, en los que llovía hasta un 20% menos que en la actualidad. En esa coyuntura, y para satisfacer la alta demanda de agua para uso urbano y agrícola en la zona central de Andalucía, desviaron riachuelos que de forma natural alimentaban zonas húmedas.

Así se ha podido comprobar que ocurrió en la Laguna de Zóñar, en Córdoba, la más profunda de Andalucía con hasta 16 metros de profundidad en la actualidad.

Investigadores de la Universidad de Almería toman muestras de la Laguna de Zóñar, en Córdoba.

Isótopos estables de los sedimentos

Según explica la Universidad de Almería a través de una nota de prensa, el análisis de los isótopos estables de los sedimentos de este lago ha permitido comprobar que en torno al siglo I d.C su nivel era de tan solo 3 metros de profundidad. También que su agua era mucho más salada que en la actualidad, «y esto se debió tanto a la escasez de lluvia como a la derivación por parte de los romanos de los manantiales que alimentan el lago”, afirma la institución académica.

«Los análisis de isótopos estables en agua de hidratación de yeso, fundamentales para llegar a tales conclusiones, se han llevado a cabo en la Universidad de Almería mediante un método que solo se aplica en otros tres laboratorios en todo el mundo”, destaca el primer firmante del estudio, Fernando Gázquez. En todo caso, ha sido una labor multidiciplinar, cruzando datos geoquímicos, parámetros hidroquímicos medidos durante los últimos 35 años y resultados de campañas arqueológicas en el entorno.

Gázquez ha precisado que “nuestro trabajo se apoya en análisis arqueológicos de restos de infraestructuras hidráulicas, canales y cisternas en concreto, que fueron usados para transportar el agua de los manantiales a una villa romana que estaba al lado del lago, de la cual también hemos encontrado vestigios”.

Imagen aérea de la Laguna de Zóñar. Foto: Junta de Andalucía

Romanos adaptados a la sequía

Con estos datos los investigadores concluyen que “los romanos fueron capaces de adaptarse a periodos de sequías y, además, ponen sobre la mesa el que es probablemente uno de los primeros ejemplos del impacto medioambiental del ser humano sobre ecosistemas acuáticos en la península Ibérica”. Por lo tanto este trabajo, confirma Gázquez, “es una de las primeras evidencias del impacto de los romanos sobre el funcionamiento hidrológico de las zonas húmedas y pone de manifiesto, a su vez, que los periodos de sequías prolongadas, como los que estamos viviendo en la época actual, también pusieron contra las cuerdas a civilizaciones pasadas”.

Hasta la fecha se han publicado muchos registros paleoclimáticos cualitativos, es decir si llovía más o menos o si hacía más frío o más calor, pero en pocas ocasiones se han dado valores exactos de variables climáticas en periodos pasados. En este trabajo se ofrecen por primera vez valores absolutos a la humedad atmosférica y a la cantidad de lluvia en un periodo histórico clave en la península Ibérica como es el romano.

Grandes obras para paliar la sequía

El estudio relaciona las importantes sequías registradas en torno al siglo I d.C con la resiliencia de la cultura romana ante los cambios ambientales. Gracias a lo descubierto por estos investigadores, “se pone de manifiesto cómo los romanos alteraron la hidrología de algunos lagos en el sur de la península Ibérica para satisfacer la alta demanda de agua para uso urbano y agrícola”, aportando “evidencias de la capacidad de adaptación de la civilización romana a cambios ambientales y de su habilidad para el manejo del agua”.

Por otro lado, “pone de manifiesto que hace ya 2000 años el ser humano generaba un impacto importante sobre el medioambiente, en este caso casi secando uno de los lagos más profundos de Andalucía”. Gázquez concluye que “la alteración sobre el ecosistema asociado a la Laguna de Zóñar debió ser de gran magnitud, no solo por la reducción de su volumen a menos de un 10% del actual, sino porque sus aguas se volvieron salinas y probablemente incompatibles con la vida de muchas especies”.

Artículo citado: Gázquez-Sánchez, F., Jiménez-Espejo, F., Rodríguez-Rodríguez, M. et al. Roman water management impacted the hydrological functioning of wetlands during drought periods. Sci Rep 13, 18815 (2023). https://doi.org/10.1038/s41598-023-46010-5

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