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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

No hay agua para tantos regadíos, y la solución no es mirar para otro lado

Si llueve menos y consumimos cada vez más agua no es posible seguir aumentando los regadíos en España. Según cálculos de Greenpeace, en poco más de una década, las reservas de agua superficiales han bajado unos 10 puntos porcentuales de media y seguirán disminuyendo, según apunta la ciencia, por los efectos del cambio climático. La fuente alternativa no pueden ser solo las aguas subterráneas, puesto que el 44 % ya están en mal estado y, las que quedan servibles, deben ser reservas de agua extremadamente bien gestionadas y controladas para el futuro.

Según los ecologistas, la única salida posible es reducir el consumo. Teniendo en cuenta que casi el 80 % del agua se utiliza en la agricultura, el sector primario debería de ser el más afectado por esta reducción. De acuerdo con sus datos, el 16 % de los casi 4 millones de hectáreas de regadío legales que existen en España, el equivalente a unas 516.000 hectáreas, se encuentran en áreas tensionadas, es decir, aquellas donde los acuíferos están sobreexplotados o contaminados. Es una de las conclusiones del informe “La burbuja del regadío en España”, con datos que alertan sobre la insostenibilidad del regadío en este país.

Regiones en situación crítica

El estudio ecologista centra el problema en Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Murcia, seguidas de Baleares y Andalucía.

El 3,7 % de la superficie regada (116.000 hectáreas) se considera que está en una situación crítica, puesto que -además- ya soporta los efectos del cambio climático, algo que se observa especialmente en la cuenca del Guadiana y otras como las del Júcar o el Duero.

El responsable de Agua de Greenpeace, Julio Barea, ha instado a empezar a recortar hectáreas de regadío en esas zonas consideradas críticas y priorizar el suministro de agua para las pequeñas explotaciones, capaces de fijar población en los entornos rurales y producir alimentos, en lugar de las grandes.

Ha abogado por acoplar el regadío a la disponibilidad de recursos hídricos y llevar a cabo una transición hidrológica justa porque “no es lo mismo cortar el riego a una pequeña explotación que a una grande”, en medio de un proceso “brutal” de concentración de terrenos en pocas manos y el uso intensivo de los recursos naturales.

“Las grandes y medianas empresas también tienen que poner de su parte para cambiar este modelo”, puesto que ampliar los regadíos es “una locura y será más insostenible en el futuro”, ha afirmado el responsable de Greenpeace en declaraciones a EFE Agro, quien ha llamado a las administraciones a tomar medidas y criticado muchos de los últimos planes hidrológicos de cuencas por plantear un aumento de la superficie de riego.

Cada vez más regadíos y menos secano

Greenpeace ha denunciado que entre 2004 y 2021 los regadíos en España han aumentado en más de medio millón de hectáreas, mientras que en poco más de una década las reservas de aguas superficiales han bajado una media de 10 puntos porcentuales.

Un 80 % del agua disponible se dedica al sector primario, que emplea el 23 % de la superficie agrícola al regadío, sin contabilizar decenas de miles de hectáreas ilegales, en un país que sufre alto riesgo de desertificación y tiene un 44 % de aguas subterráneas en mal estado.

“Tenemos poca agua y la que tenemos está mal gestionada y en mal estado”, ha señalado la directora ejecutiva de Greenpeace, Eva Saldaña.

El miembro de la Mesa Social del Agua de Andalucía y de la fundación Nueva Cultura del Agua, Joan Corominas, ha apuntado que los agricultores son los primeros que sufren los problemas que han ido generando los regadíos, y ha puesto de ejemplo la cuenca del Guadalquivir, donde viven su cuarto año de restricciones y este año solo podrán gastar un 11 % de la dotación normal de agua.

Desde Huelva, la pequeña productora de hortalizas y otros cultivos Reyes Tirado se ha quejado de que en su zona se están permitiendo explotaciones como las del aguacate que “usan mucha agua en un entorno con menos agua”, ya que cada vez llueve menos por el cambio climático.

Informe completo de Greenpeace: AQUÍ

Resumen ejecutivo: AQUÍ

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