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¿Cuál es el origen del término ‘fobia’?

Se conoce como ‘fobia’ al miedo o aversión exagerada a alguien o a algo y está considerada como una patología médica.

¿Cuál es el origen del término ‘fobia’?

Los fóbicos no sienten animadversión por el simple hecho de tenerlo, sino que tras ello existe un miedo irracional y patológico, por lo que su tratamiento le corresponde a un especialista.

Etimológicamente el término proviene de Phobos, personaje de la mitología griega vinculado a las guerras; debido a que se aparecía ante algunos de los combatientes antes de cada batalla, haciéndoles sentir temor (pánico).

 

 

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Fuente de la imagen: noemigalera (Flickr)

‘Tripanofobia’, el miedo irracional a ponerse una vacuna

La pandemia de Covid19 que ha afectado a todo el planeta ha obligado a buscar la manera más rápida y eficaz de frenar los contagios y poner a salvo a toda la población mundial o al menos al máximo posible de habitantes, por lo que diferentes laboratorios han desarrollado nuevas vacunas capaces de combatir el virus y que, desde el pasado 27 de diciembre de 2020, ya se están administrando.

Pero, dejando de lado a aquellas personas que se declaran ‘negacionistas’ de la pandemia y también los declarados como ‘antivacunas’, nos encontramos con un sector de la población que, a pesar de querer ser inmunizados medicamente, se ven incapaces de ponerse la vacuna, debido a que padecen lo que se denomina como ‘tripanofobia’, que se trata del miedo irracional y patológico a ponerse una vacuna.

Esa fobia a ser inyectados con la aguja de una jeringa también se conoce como ‘aicmofobia’ y no solo abarca a las inyecciones o vacunas en si, también ese inexplicable y angustioso miedo se hace extensible hacia todos aquellos objetos puntiagudos que pueda pinchar e incluso cortar (alfileres, navajas, cuchillos…).

Aquí también nos encontramos con quienes padecen de ‘belonefobia’, la cual se trata de un miedo irracional hacia todos aquellos objetos que puedan causar sangre o daño e incluso las personas que sufren mareos y desmayos cuando ven la sangre, debido al miedo que sienten (hemofobia).

Se calcula de algo más de un 10 % de la población mundial padece de tripanofobia y si se junta con quienes padecen otro tipo de fobias similares y que podrían dificultar la vacunación, el porcentaje podría estar alrededor del 20 %.

 

 

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Fuente de la imagen: Arne Müseler / arne-mueseler.com / CC-BY-SA-3.0 (vinculado a:  https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/de /deed.de ) a través de Wikimedia commons

¿Por qué al miedo producido por algo desconocido o paranormal se le llama ‘yuyu’?

Conocemos como ‘yuyu’ a una clase de miedo muy particular: aquel que es producido por algo paranormal o esotérico. Es muy típico escuchar expresiones como ‘Yo no entro ahí, que me da yuyu’ o ‘Qué yuyu da este sitio’, para referirse a un temor inexplicable que sentimos ante algo totalmente desconocido para nosotros (sobre todo con aquello relacionado con el más allá, espíritus, maleficios, casas encantadas…).

¿Por qué al miedo producido por algo desconocido o paranormal se le llama ‘yuyu’?

A pesar de que el término ‘yuyu’ pueda parecer un neologismo surgido recientemente de la jerga de los más jóvenes, debemos tener en cuenta que hay referencias a este vocablo desde la última década del siglo XIX en la forma de ‘juju’, aunque al español no llegó hasta ya entrados en el siglo XX (algunas fuentes indican que fue a partir de las películas de Tarzán, estrenadas en la década de 1930, pero hay constancia de que algunos antes de estrenarse el filme ya aparece mencionado en algún escrito).

Cabe destacar que a pesar de ser una palabra de uso común e incorporada en nuestro lenguaje coloquial desde hace mucho tiempo, el Diccionario de la RAE no lo recoge.

El origen etimológico del término es ‘juju’, forma en la que en la mayoría de idiomas se le conoce al mencionado miedo o temor a lo desconocido y el cual provenía de las prácticas de magia y hechizos llevadas a cabo en África Occidental, pero, curiosamente, en su origen dicho término hacía referencia exclusivamente a aquellos amuletos que estaban relacionados con la buena suerte.

Parece ser que fueron los expedicionarios franceses (durante la colonización de gran parte de África, en la segunda mitad del siglo XIX) quienes empezaron a nombrar  ese tipo de amuletos con el término en francés ‘joujou’ en cual significaba literalmente ‘juguete’. De ahí pasó a otros idiomas, llegando a nuestro por su forma fonética yuyu.

Con el tiempo el término dejó de hacer referencia a los amuletos mágicos para ser utilizado para indicar aquellas cosas que producen miedo a lo desconocido, superstición….

 

 

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Cinco curiosidades sobre el vino que quizá te gustaría conocer

Cinco curiosidades sobre el vino que quizá te gustaría conocer

1) El motivo por el que al tomar vino tinto se nos queda la lengua seca y áspera y al tomar vino blanco no es debido a la presencia de los taninos, que son unas moléculas, del grupo de los polifenoles, que se encuentran en la piel de la uva. El mosto para vino blanco no está en contacto con la piel que es la que dará color al vino.

2) El Comandaría, un vino de mesa dulce que se elabora en la isla de Chipre, es el vino más antiguo del mundo que aún se produce. Según estudios, este caldo ya se elaboraba hace más de tres mil años.

3) El ‘Vin Mariani’ fue un vino creado en 1863 que contenía extractos de hoja de coca y al que se le atribuía una gran cantidad de propiedades terapéuticas. En los carteles publicitarios de este vino aparecía el papa León XIII, quien dio permiso para ello, ya que era un gran consumidor del mismo.

4) El vino no sabe mejor solo porque sea más caro. Es nuestro cerebro quien nos convierte en esnobs pues se activa en la corteza orbitofrontal el mecanismo de procesamiento del placer y la recompensa en el momento en el que creemos estar disfrutando de algo exclusivo, como por ejemplo beber un vino caro.

5) La oenofobia es el miedo irracional y enfermizo al vino.

 

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El curioso origen etimológico del término ‘cobarde’

Se utiliza e término ‘cobarde’ para señalar a una persona sin valor o sin ánimo para enfrentarse a una dificultad.

El curioso origen etimológico del término ‘cobarde’Su etimología es la mar de curiosa debido a que esta palabra llegó al castellano a través del francés ‘couard’ (de igual significado) y este vocablo era una transformación del francés medieval ‘coart’ usado para referirse a la cola de un animal (este término  procedía del latín vulgar ‘coda’ y a su vez de latín clásico ‘cauda’).

Y es que en la antigüedad se dieron cuenta que cuando un animal (como el perro o el lobo) tenía miedo y se asustaba una de las cosas más características que hacía era esconder la cola (rabo) entre las patas. De ahí que cuando alguien era un pusilánime y estaba falto de valor se le decía que hacía lo mismo que los cánidos (en relación a la cola) y de ahí que empezase a utilizarse este término.

 

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El curioso, mitológico y sexual origen del término ‘pánico’

El curioso, mitológico y sexual origen del término ‘pánico’

Conocemos como ‘pánico’ al estado de miedo intenso y el cual, en ocasiones, se convierte en colectivo o contagioso.

Para encontrar su origen etimológico debemos acudir a la Mitología Griega en la que nos encontramos con Pan, Dios de la fertilidad y sexualidad masculina, quien estaba dotado de un insaciable apetito sexual y vigorosidad.

Según relatan las fábulas mitológicas, una de las mayores aficiones del Dios Pan era perseguir a las Ninfas de los bosques con el fin de poseerlas sexualmente. También disfrutaba asustando a todo aquel con el que se cruzaba y había perturbado el sueño de su siesta.

De ahí que surgiera el término ‘pánico’ para referirse al momento de terror intenso. Al castellano llegó a través del latín ‘panicus’ y a éste desde el griego ‘panikós’ (Πανικός) compuesto por ‘Pan’ (nombre del mencionado Dios) y el sufijo ‘iκός’ (relativo a).

Cabe destacar que, a partir de la Edad Media, la imagen de Pan se utilizó en los aquelarres y rituales de brujería, representándolo como un macho cabrío y asociándolo a menudo con el propio diablo.

 

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Portada del libro "Ya está el listo que todo lo sabe de SEXO" de Alfred López

 

 

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¿De dónde surge y qué quiere decir la expresión ‘Los dedos se hacen huéspedes’?

El origen de la expresión ‘Los dedos se hacen huéspedes’

A través de mi colaboración radiofónica en el programa La Noche de COPE en la que semanalmente explico un puñado de curiosidades a Adolfo Arjona (presentador del espacio) me llegó la consulta de Juan de Madrid en la que me preguntaba por qué y cuándo se utiliza la expresión ‘Los dedos se hacen huéspedes’.

Esta expresión proviene del antiquísimo y rico refranero español y originalmente se decía del siguiente modo: ‘Al miedoso, los dedos se le antojan huéspedes’ y con el tiempo (y la transmisión oral del mismo) fue variando hasta quedar en el mencionado ‘Los dedos se hacen huéspedes’.

No se sabe a ciencia cierta el momento en el que se originó dicho refrán pero sí cuál es su significado, ya que la expresión original lo llevaba implícito en parte del texto: el miedo. Los dedos se antojan huéspedes significa literalmente que alguien, en un momento, puede asustarse de algo que le está tocando y estos ser sus propios dedos los cuales no identifica debido al canguelo que está pasando.

Y es que debemos tener en cuenta que el término ‘huéspedes’ al que se refiere la expresión no es ningún inquilino (en forma de persona) que se aloja temporalmente en casa ajena sino que el refrán se refiere a algo que no corresponde con el lugar donde está y viene a advertirnos que a aquel individuo que es miedoso por naturaleza cualquier cosa le asustará (incluyendo, en un momento dado, los dedos de su propia mano). En una situación de miedo o angustia puede parecer que quien le está tocando es otra persona o algo desconocido sin caer que ha sido él con sus propios dedos o sea, se asusta hasta de su propia mano (en biología se utiliza el vocablo ‘huésped‘ para referirse a aquello que vive parasitado/colocado en el cuerpo de otro –ya sea de un animal o vegetal).

 

Podéis escuchar algunas de mis intervenciones en el programa La Noche de Cope en el siguiente enlace de mi canal de YouTube http://bit.ly/2maVNh8, ya que semanalmente hago un video con el audio y le añado imágenes representativas de lo que estoy explicando. Como ejemplo os dejo un para bajo estas líneas:

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Aborrecer, aburrir y horripilante, tres palabras con un mismo origen etimológico: ‘los pelos de punta’

Aborrecer, aburrir y horripilante, tres palabras con un mismo origen etimológico: ‘los pelos de punta’

Nuestro cuerpo es una máquina, casi, perfecta el cual crea una serie de reacciones dependiendo del momento específico que estamos viviendo/experimentando: nos enamoramos y sentimos mariposas en el estómago, tenemos frío y tiritamos para mantener calientes nuestros órganos internos, sentimos calor y sudamos para refrescarnos…

Entre las muchísimas reacciones está la de erizarse el vello (ponerse los pelos de punta) cuando tenemos miedo o estamos pasando por un momento angustioso. Los responsables de esta ‘pilo erección’ son unas fibras musculares que tenemos en la base de cada capilar y que son conocidas como ‘horripiladores’ o ‘arrectores’ (músculos erectores), las cuales se contraen provocando que éstos se contraigan y levanten cada uno de los pelos (esto no solo ocurre con los momentos de miedo, también se produce la pilo erección con el frío, levantando los poros y causando el conocido efecto de la ‘piel de gallina’).

Pues bien, dejando de lado todo este proceso científico de nuestro organismo, ahora voy a centrarme en unos cuantos términos que utilizamos de forma habitual y que tienen el mismo origen etimológico que el vocablo ‘horripiladores’ el cual proviene de la unión de los términos latinos ‘horrēre’ (ponerse erecto / rígido) y ‘pilus’ (pelo) siendo su significado literal: ponerse el pelo de punta y que ha dado lugar a vocablos como ‘horripilante’, ‘horrible’ , ‘horror’, ‘horroroso’, ‘horrendo’ y ‘horrísono’; todos ellos con una relación directa con aquello que causa angustia o un miedo intenso.

Pero el término ‘horrēre’ también ha servido para dar origen a otras palabras que aparentemente no tienen nada que ver pero que en realidad provienen etimológicamente de este vocablo latino: ‘aburrir’ y ‘aborrecer’.

Aburrir/aburrirse/aburrido (términos con el que conocemos aquel estado de apatía, en el que nada satisface o entretiene y que puede llegar a cansar o hastiar) proviene del vocablo latín ‘abhorrēre’ compuesto por el prefijo ‘ab’ (sin) y el mencionado ‘horrēre’ y cuyo significado original era: ‘sin erizar el pelo / lo que no pone el pelo de punta’ por lo que aquello que no producía la sensación de erizarse el vello (sentir miedo) era ‘aburrido’.

Por su parte, aborrecer (tener aversión a alguien o algo) proviene de ‘abhorrescĕre’ y se le dio la acepción de ‘apartarse de algo con horror’, ya que el prefijo ‘ab’ no solo se utilizaba como ‘sin’ sino también se usaba para señalar a algo que se encontraba apartado o se alejaba.

 

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¿Cuál fue la primera película de terror de la historia del cine?

¿Cuál fue la primera película de terror de la historia del cine?

A pesar de que hoy en día el visionado de ‘Le Manoir du Diable’ (La mansión del diablo), dirigida en 1896 por Georges Méliès, nos arrancaría más de una sonrisa y alguna carcajada, está considerada como ‘la primera película de terror de la historia del cine’.

Se trata de un cortometraje de poco más de tres minutos, una duración muy superior a los filmes rodados en la época de los inicios del cine.

El argumento es de lo más sencillo: dos caballeros llegan a un castillo que está habitado por Mefistófeles, quien aparece y desaparece ante los visitantes, además de convertirse en murciélago. También sale un curioso personaje que ayuda al diablo, así como varios fantasmas cubiertos por una sábana. Tras enfrentarse a todos estos, finalmente acaba con el diablo empuñando un crucifijo.

La película contaba con unos rudimentarios efectos especiales que, evidentemente, era algo totalmente novedoso. Según explica la web EarlyCinema esos efectos se le ocurrieron a Méliès tras una sencilla filmación que realizó en una calle en otoño de 1896 en el que se atascó la cámara durante unos segundos, rectificó el problema y continuó filmando. Tras revelar la cinta de repente vio como objetos que había filmado aparecían y desaparecían de repente o se convertían en otras cosas.

Eso motivó que utilizase esa técnica durante el rodaje de ‘Le Manoir du Diable’ y sean continuos los objetos y personas que aparecen y desaparecen.

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Fuentes de consulta: openculture / mentalfloss / Emerson collegeEarlyCinema
Fuente de la imagen: Captura de Youtube

Deipnofobia, el miedo irracional y patológico a mantener una conversación durante la cena

Deipnofobia, el miedo irracional y patológico a mantener una conversación durante la cena

A todos nos ha tocado alguna vez acudir a alguna comida o cena con amigos, familia o compañeros (muy típicas durante las fechas navideñas) en las que todos hablan con todos y las sobremesas se alargan entre chupitos y alguna que otra copa de licor.

Pero no todo el mundo es feliz al tener que acudir a alguna de esas comidas o cenas, ya que entre el maremágnum de fobias que existen y afectan a un buen número de personas nos podemos encontrar con la ‘deipnofobia’, la cual se define como un miedo irracional y patológico a mantener una conversación durante una cena, comida o sobremesa.

No hay una respuesta lógica al porqué les ocurre esto a los deipnofóbicos, aunque algún especialista señala que algunos de ellos podría estar originado en la niñez debido a tener que seguir algún tipo de estrictas normas de comportamiento a la hora de sentarse a la mesa.

Al contrario de lo que pueda parecer, aquellos que padecen de deipnofobia no tienen por qué ser personas introvertidas. No es una cuestión de timidez, sino de angustia por el hecho de tener que asistir a uno de esos actos sociales y que exista la posibilidad de tener que dar conversación a los que están a su alrededor.

Tampoco tiene nada que ver la formación y el nivel cultural que tenga, ya que tal y como indico en el título del post se trata de un miedo irracional y pueden estar muy cualificados para hablar de cualquier tema, pero son incapaces de hacerlo en ese entorno.

Los deipnofóbicos suelen inventarse diferentes excusas para no acudir a eventos sociales en los que hay que sentarse alrededor de una mesa: falta de apetito, otro compromiso, encontrarse mal, un contratiempo… De no tener más remedio que ir suelen sentarse en una de las puntas (donde menos personas le rodean) o junto a comensales que saben que no les van a dar/pedir conversación.

 

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Fuente de la imagen: penelopejonze (Flickr)