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El curioso origen del término ‘majadero’

A través de mi perfil @curiosisimo (en la red social TikTok), me preguntan de dónde proviene llamar ‘majadero’ a alguien necio, torpe o molesto.

El curioso origen del término ‘majadero’

Se conoce como ‘majadería’ al hecho o dicho que se considera impertinente, fuera de lugar, molesto e incluso grosero. A aquel que lo realiza o dice se le denomina con el término ‘majadero’, utilizado para referirse a alguien, ‘necio’, ‘torpe’, ‘estúpido’, ‘idiota’ e ‘idiota’ (entre otras muchas cosas) e incluso en ocasiones ‘loco’, tal y como recogen los diccionarios de sinónimos.

Pero, originalmente, el término majadero nada tenía que ver con estas acepciones que hoy en día se les da, sino que hacía referencia a aquel que se dedicaba a ‘majar’ – acción de golpear con un ‘majo’ (mazo con mango de madera y que hoy en día también es conocido como ‘mano de mortero’)- con el fin de machacar el grano del cereal, legumbres u otros elementos con el fin de conseguir un polvo, harina o mezclarlo (los modelos antiguos de majos solían llevar la punta de hierro).

El golpeteo continuo y repetitivo realizado al majar llegaba a ser muy molesto, lo que originó que a los actos que importunaban se les empezara a conocer con el término de majadería y al que lo realizaba como majadero, derivando finalmente en todas las definiciones y sinónimos que se le da actualmente.

Cabe destacar que no debemos confundir ‘majadero’ con el término ‘majareta’, ya que ambas palabras provienen de orígenes etimológicos diferentes.

Majareta (o ‘majara’), es utilizado para referirse a un ‘loco’ o ‘chiflado’ y lo recibimos desde el árabe ‘maḥrūm’, cuyo significado original era ‘mísero’.

 

 

 

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¿De dónde proviene llamar ‘avucastro’ al que se dedica a molestar y hacer enfadar a los demás?

¿De dónde proviene llamar ‘avucastro’ al que se dedica a molestar y hacer enfadar a los demás?

‘Avucastro’ es uno de esos términos que hoy en día está prácticamente en desuso pero que, durante varios siglos, se utilizó de forma común para hacer referencia a cierto tipo de persona que era propicia a molestar y hacer enfadar a los demás (lo que hoy en día se conoce por ser ‘chinchoso’).

El término avucastro proviene del nombre de la avucasta, debido a que, antiguamente, se creía que ese tipo de personajes molestos se comportaban del mismo modo que esa inquieta ave zancuda, la cual importunaba sin cesar.

 

 

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Aborrecer, aburrir y horripilante, tres palabras con un mismo origen etimológico: ‘los pelos de punta’

Aborrecer, aburrir y horripilante, tres palabras con un mismo origen etimológico: ‘los pelos de punta’

Nuestro cuerpo es una máquina, casi, perfecta el cual crea una serie de reacciones dependiendo del momento específico que estamos viviendo/experimentando: nos enamoramos y sentimos mariposas en el estómago, tenemos frío y tiritamos para mantener calientes nuestros órganos internos, sentimos calor y sudamos para refrescarnos…

Entre las muchísimas reacciones está la de erizarse el vello (ponerse los pelos de punta) cuando tenemos miedo o estamos pasando por un momento angustioso. Los responsables de esta ‘pilo erección’ son unas fibras musculares que tenemos en la base de cada capilar y que son conocidas como ‘horripiladores’ o ‘arrectores’ (músculos erectores), las cuales se contraen provocando que éstos se contraigan y levanten cada uno de los pelos (esto no solo ocurre con los momentos de miedo, también se produce la pilo erección con el frío, levantando los poros y causando el conocido efecto de la ‘piel de gallina’).

Pues bien, dejando de lado todo este proceso científico de nuestro organismo, ahora voy a centrarme en unos cuantos términos que utilizamos de forma habitual y que tienen el mismo origen etimológico que el vocablo ‘horripiladores’ el cual proviene de la unión de los términos latinos ‘horrēre’ (ponerse erecto / rígido) y ‘pilus’ (pelo) siendo su significado literal: ponerse el pelo de punta y que ha dado lugar a vocablos como ‘horripilante’, ‘horrible’ , ‘horror’, ‘horroroso’, ‘horrendo’ y ‘horrísono’; todos ellos con una relación directa con aquello que causa angustia o un miedo intenso.

Pero el término ‘horrēre’ también ha servido para dar origen a otras palabras que aparentemente no tienen nada que ver pero que en realidad provienen etimológicamente de este vocablo latino: ‘aburrir’ y ‘aborrecer’.

Aburrir/aburrirse/aburrido (términos con el que conocemos aquel estado de apatía, en el que nada satisface o entretiene y que puede llegar a cansar o hastiar) proviene del vocablo latín ‘abhorrēre’ compuesto por el prefijo ‘ab’ (sin) y el mencionado ‘horrēre’ y cuyo significado original era: ‘sin erizar el pelo / lo que no pone el pelo de punta’ por lo que aquello que no producía la sensación de erizarse el vello (sentir miedo) era ‘aburrido’.

Por su parte, aborrecer (tener aversión a alguien o algo) proviene de ‘abhorrescĕre’ y se le dio la acepción de ‘apartarse de algo con horror’, ya que el prefijo ‘ab’ no solo se utilizaba como ‘sin’ sino también se usaba para señalar a algo que se encontraba apartado o se alejaba.

 

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El enfado de los campesinos del siglo XIX que dio origen al término ‘cabrearse’

El enfado de los campesinos del siglo XIX que dio origen al término ‘cabrearse’

Conocemos como ‘cabreo’ o ‘cabrearse’ a un estado de mal humor o enfado cuando éste va en aumento y llega a ciertos límites de encolerizarse.

Tal acepción se le comenzó a dar a partir del primer cuarto del siglo XIX tras un descontento general por parte de los campesinos de la época debido al repentino cobro de los atrasos de los diezmos e impuestos por parte de los señores feudales propietarios de las tierras que trabajaban. Pero a pesar del entorno rural en el que se originó, cabe destacar que dichos vocablos no provienen del término ‘cabra’ con el que se conoce al animal.

Y es que los documentos (o libros) en los que se anotaban los pagos y datos referentes a las propiedades recibían el nombre de ‘cabrevaciones’ o ‘cabreos’ (vocablos que provenían del latín ‘capibrevium’ y utilizados en la Península Ibérica a partir del siglo XIV).

Pero para encontrar el origen de los términos cabreo y cabrearse (como sinónimos de enfado) debemos situarnos en el siglo XIX… Tras la llegada a España de José Bonaparte y la promulgación en 1812 de la Constitución de Cádiz (conocida como ‘la Pepa’) se pusieron en marcha una serie medidas liberales entre las que se encontraba el acabar con los abusivos pagos de impuestos y diezmos (entregar como tributo la décima parte de las cosechas y en algunos casos hasta el doble o triple) a los señores feudales propietarios de las tierras. Después llegó la ‘Restauración Absolutista’ (1814-1820), con el regreso del nefasto rey Fernando VII, le siguió el ‘Trienio Liberal’ (1820-1823) y nuevamente otro periodo funesto con una segunda etapa de absolutismo (1823-1833). Y fue precisamente durante esa década ominosa en la que los señores feudales comenzaron a reclamar a los campesinos todos los impuestos impagados desde 1812.

Hasta las propiedades se presentaban los recaudadores de tributos, acompañados en la mayoría de veces por miembros del ejército, y con el libro de ‘cabrevaciones’ (o ‘cabreos’) exigiendo el pago de lo adeudado en todos aquellos años.

Como podréis imaginar el enfado de los campesinos fue descomunal y de ahí que los términos ‘cabreo’ o ‘cabrearse’ comenzasen a utilizarse como sinónimos de enojarse y/o enfurecerse y que nada tiene que ver con las cabras (animal).

 

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Fuentes de consulta: RAE / ireneu / etimologias.dechile
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