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El curioso origen etimológico del término ‘pendejo’

Prácticamente en todos los países de habla hispana del continente americano es utilizado el término ‘pendejo’ como un insulto, teniendo el significado en la mayoría de ellos de ‘persona boba, tonta, estúpida, crédula o fácil de engañar’. También encontramos que se le puede dar el significado de ‘cobarde, pusilánime y falto de valor’ e incluso donde se refieren con dicho vocablo a un adolescente o muchacho joven.

El curioso origen etimológico del término ‘pendejo’

Pero lo curioso es que originalmente ninguno de esos adjetivos servía para describir el significado de la palabra ‘pendejo’, siendo su etimología el vocablo en latín ‘pectinicŭlus’ y que hacía referencia al vello púbico (pelo que nace en la ingle y alrededor de las partes íntimas).

Curiosamente esa connotación negativa no se le dio originalmente en el continente americano pues, anterior a su popularización allí, ya era utilizado en España, quedando registrado en el Diccionario de Autoridades de 1737 en dos acepciones: Aquel pelo que nace y se cría en el empeine y en las ingles’ y ‘Apodo que se da comúnmente al hombre que es cobarde, sin valor ni esfuerzo’.

 

 

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Fuente de la imagen: doctorow (Flickr)

¿Cuál es el origen del término ‘apollardado’?

Se utiliza el término ‘apollardado’ (también en las formas ‘apollardao’, ‘apollargado’ y ‘apollargao’) para hacer referencia a alguien que está atontado, confuso, despistado o torpe.

¿Cuál es el origen del término ‘apollardado’?

Ninguno de estos vocablos aparecen recogidos en por el diccionario de la RAE, aunque su uso es muy común y ya tiene algunos cuantos años.

No se sabe con certeza cuál es el origen, aunque dos son sus posibles procedencias. Por un lado nos entramos con quienes señalan que proviene de una forma despectiva de referirse a la conducta despistada de los niños o adolescentes, a quienes se les llamaba ‘pollo’ antiguamente. El decir que alguien estaba apollardado posiblemente era una referencia a ese estado en el que muchos jóvenes no prestan atención y parecen estar continuamente distraídos.

Por otra parte, también hay quien indica que, muy posiblemente, el origen del término lo encontremos en el modo en el que antiguamente se llamaba a cierto tipo de faldas en España y que todavía hoy se usa en muchos lugares de Hispanoamérica: la ‘pollera’. Y es que en muchos países hispanoparlantes existen vocablos muy similares para denominar a quienes tienen pocas luces, han sido muy mimados por sus respectivas madres y/o sobreprotegidos, los que les ha llevado a ser pusilánimes: ‘pollerudo’ o ‘apollerado’ (de apollerar) y que vendría a ser sinónimo de ‘enfaldado’.

 

 

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Fuente de la imagen: theoskingdead

Algunas etimologías falsas que soléis creeros a pies juntillas (I)

Con frecuencia me topo por las redes con alguna publicación en la que se da una explicación totalmente errónea o falsa sobre el origen de una expresión o término. Algunas veces el error de debe al desconocimiento por parte de quien lo ha escrito, publicado o compartido y otras como divertimento de alguien con el fin de engañar (tomar el pelo) a los lectores. También son muchos los seguidores de este blog, mis libros y redes sociales que contactan conmigo con el fin de consultarme si una etimología que les ha llegado es cierta o no.

Uno de los problemas es que en ocasiones hay medios de comunicación que las dan como ciertas y utilizan esos bulos como información real e incluso hay quien me ha recriminado que un post mío era erróneo porque había leído algo distinto en otra lado (cuando el erróneo era el otro).

En este post (y otros próximos) os voy a ir trayendo algunos de esos bulos o ‘etimologías fakes’ que la gente suele creerse a pies juntillas y las comparte despreocupadamente en sus redes como si fueran ciertas.

 

  • Emperifollarse

Ir maquillado, peinado o adornado en exceso.

Algunas etimologías ‘fakes’ que soléis creeros a pies juntillas (I)

Bulo: Corre por las redes una explicación sobre la procedencia del término emperifollado/emperifollarse, escrito en la forma ‘emperifoyado/emperifoyarse’, que atribuye dicho origen al apellido del diplomático estadounidense John Peurifoy quien solía ir elegantemente vestido (aunque en esos bulos virales aparece el apellido como ‘Perifoy’)

Verdad: Proviene del ‘perifollo’ una planta herbácea similar al perejil y muy utilizada en cocina gracias a ser muy aromática (desprende un aroma mezcla de perejil y anís). Algunos cocineros abusaban del uso de esta hierba, sobrecargando el adorno de algunos platos, que pasaron a ser conocidos como ‘emperifollados’, trasladándose el término para hacer referencia a las personas que van recargadamente vestidas y maquilladas o abusan de los complementos y adornos.

 

  • Tirar la toalla

Rendirse, abandonar un propósito.

Algunas etimologías ‘fakes’ que soléis creeros a pies juntillas (I)

Bulo: La explicación falsa y que surgió de una página dedicada a inventarse, a propósito, el origen de frases y términos, señala que esta expresión proviene de tiempos de la Antigua Roma, en el que se realizaban insinuaciones homosexuales en las termas y el dejar caer la toalla al suelo era señal de que se admitía dicha proposición.

Verdad: Tiene su origen en el mundo pugilístico. Cuando el entrenador o preparador de un boxeador ve que éste está al límite de su resistencia y no se encuentra en condiciones físicas de continuar tiene la opción de arrojar una toalla al aire (que debe caer dentro del cuadrilátero) como símbolo de rendición y finalización del combate para evitar daños mayores o irreparables.

 

  • Pusilánime

Falto de ánimo y valor para tomar decisiones o afrontar situaciones comprometidas

Algunas etimologías ‘fakes’ que soléis creeros a pies juntillas (I)

Bulo: En la explicación falsa también se le da la acepción de ‘estar enchochado’, argumentando que el término provine de la unión del vocablo inglés ‘pussy’ (usado para referirse a la vagina, chocho, coño) y ‘lamine’ de la que no se da ninguna explicación ni significado. Evidentemente, se nota a leguas que quien creó esta ‘etimología fake’ lo hacía como divertimento, aunque sin pensar en que quien lo leyera podría creérselo.

Verdad: El término lo recibimos directamente del latín ‘pusillanĭmis’ que era la contracción de la expresión ‘pusillus animus’ y que venía a significar ‘de alma o espíritu pequeño’ (pusillus: pequeño – animus: alma/espíritu) y se aplicaba a aquel que era apocado, cobarde y sin valor.

 

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El curioso origen etimológico del término ‘cobarde’

Se utiliza e término ‘cobarde’ para señalar a una persona sin valor o sin ánimo para enfrentarse a una dificultad.

El curioso origen etimológico del término ‘cobarde’Su etimología es la mar de curiosa debido a que esta palabra llegó al castellano a través del francés ‘couard’ (de igual significado) y este vocablo era una transformación del francés medieval ‘coart’ usado para referirse a la cola de un animal (este término  procedía del latín vulgar ‘coda’ y a su vez de latín clásico ‘cauda’).

Y es que en la antigüedad se dieron cuenta que cuando un animal (como el perro o el lobo) tenía miedo y se asustaba una de las cosas más características que hacía era esconder la cola (rabo) entre las patas. De ahí que cuando alguien era un pusilánime y estaba falto de valor se le decía que hacía lo mismo que los cánidos (en relación a la cola) y de ahí que empezase a utilizarse este término.

 

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Fuente de la imagen: pixabay

¿De dónde surge llamar ‘pusilánime’ al falto de ánimo y valor?

¿De dónde surge llamar ‘pusilánime’ al falto de ánimo y valor?

Pusilánime es uno de esos términos que parecen estar destinados a desaparecer de nuestro vocabulario y que cada vez es menos utilizado.

Su significado literal, según el Diccionario de la RAE, es ‘falta de ánimo y valor para tomar decisiones o afrontar situaciones comprometidas’ y se consideran sinónimos vocablos como ‘achantado’, ‘medroso’, ‘apocado’, ‘cobarde’, ‘miedoso’, ‘timorato’ o ‘vergonzoso’.

El término lo recibimos directamente del latín ‘pusillanĭmis’ que era la contracción de la expresión ‘pusillus animus’ y que venía a significar ‘de alma o espíritu pequeño’ (pusillus: pequeño – animus: alma/espíritu) y se aplicaba a aquel que era apocado, cobarde y sin valor. Por poner un ejemplo, un personaje ‘pusilánime’ podría considerarse a ‘Zeke’, el león cobarde de ‘El mago de Oz’.

Por el contrario, los romanos crearon el término ‘magnanĭmus’ (magnánimo) para referirse a todo lo contrario, a aquel que tenía ‘gran alma/espíritu y valor’ (magna: grande – animus: alma/espíritu).

 

 

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Fuente de la imagen: fdctsevilla (Flickr)