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Los pantalones bermudas no son solo para las madres

El otro día, aprovechando la excusa del calor madrileño (ese que se caracteriza por el dolor de pies de lo que quema el asfalto del suelo cuando vas con sandalias), me compré unas bermudas.

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ANTEA, POLO RALPH LAUREN Y SÍNTESIS

Y no solo me compré unas bermudas, sino que me sentí agradecida por poder comprarme, por primera vez, un pantalón de mi talla que no me dejara la mitad de la nalga fuera.

Con esto no quiero decir que lo critique, como todo en esta vida es cuestión de gustos y entiendo que los shorts tengan su público, pero yo, que soy de nalga tímida y solo la enseño a quien yo quiero, vivía mosqueada con ese corte tan corto.

Me enfadaba más que los que en Instagram piden likes diciendo «dadle amor a mi foto» (¡Es una foto, no se le puede dar amor! ¿O qué quieres, que la imprima y me ponga a llenarla de besos y caricias?).

Sí, supongo que ya estoy en esa edad en la que me apetece ir con prendas holgadas. Lo sospechaba cuando vi que mis amigos empezaban a casarse y lo he confirmado cuando he comprado los pantalones bermudas que llegan casi a la rodilla: ya soy una mujer adulta.

Nada más llegar a casa, y como buena Aries que soy, lo combiné con una camisa remangada en la cintura y miré el resultado final. Me encantaba.

Fui a enseñárselo a mi madre toda loca de contento (como vamos siempre que le enseñamos algo a nuestras pacientes progenitoras) y, nada más verlo, me dijo que le recordaban a unas que había tenido ella hace unos años. Nos reímos porque era verdad.

Sus bermudas, casi del mismo verde que las mías, eran de la década de los 90 y se las había puesto muchísimo. Lo raro es que no hubiera caído en el momento de verlas en la tienda, que ya las conocía de alguna otra parte.

Una prueba más de que todo vuelve, así que es el momento de que llaméis a la puerta del armario de vuestra madre y tengáis la suerte de que las haya conservado estos años.

YERA, SÍNTESIS Y ZENDRA

El retorno del pantalón vaquero ‘braga-short’

Comprar un pantalón corto vaquero que me sirva se ha convertido en algo mas difícil que atravesar la Gran Vía cuando hay rebajas. Yo, de hecho, me lo he tomado ya como algo personal. Primero porque NO es posible que cada año necesite usar una talla más. O me crecen las caderas a velocidad galopante o aquí hay gato encerrado y están haciendo cada vez los vaqueros más pequeños. Que ya me diréis a mí cómo es esto posible cuando sigo teniendo vaqueros largos de hace milenios de la talla 38 que me valen perfectamente. Estamos ante un complot.

Por algún extraño motivo que han decidido las grandes firmas de moda sin consultarnos, la pernera cada vez es más corta y la cintura cada vez más alta, lo que significa que hemos pasado de enseñar muslo a enseñar nalga. El botón de la cinturilla queda tan TAN ajustado que en 9 de cada 10 pantalones te sientes embutida como una morcilla.

La ‘braga-short’ es una criatura inquieta que se empeña en subirte por la pierna. Según vas andando, notas cómo la pernera se va dirigiendo lenta pero inexorablemente a la unión de los muslos y acaba arrebujada consiguiendo que andes como los pacientes que salen de una colonoscopia.

Aunque pienses que a ti este tema es un poco como el ‘Brexit’, que ni te viene ni te va, es una cuestión que te afecta ya lo lleves o no. Y si no me crees coge el metro un día de estos, que en poco tiempo te adelantará alguna portadora de bragas vaqueras. No solo podrás apreciar pierna sino mollete y casi casi, agujero. Porque lo va tapando un poco de tejido vaquero que sino más de una provocaría un infarto entre las personas mayores.

Short vaquero. ALIEXPRESS

Braga Short vaquero. ALIEXPRESS

¡Pero quiénes somos para decir nada! Esto, como todo, es una cuestión de modas y de gustos. La disminución de la tela no se debe ni al cambio climático ni a los recortes del Gobierno, sino a las tendencias. Cuando yo era joven (y con ‘joven’ me refiero a los años entre 2005 y 2010 entre los que transcurrió mi adolescencia) lo más era llevar la cintura baja, pero baja a la altura de la cadera y mejor todavía si había un cacho de braga fuera. Ahora, como os decía, se lleva la high waist. Esto consigue que el culo se lleve todo el protagonismo.

Los vaqueros encogen y cada vez las tallas son más pequeñas. No lo digo yo, lo han comprobado varias personas. La última, la británica Ruth Clemens con los pantalones de H&M. Pero hay salida. Puede que encontrar un vaquero corto de nuestra talla que no nos deje con el culo al aire sea casi una utopía, pero, hasta que vuelvan a llevarse algo más largos, nos quedan las tallas mayores, la gran solución al problema. Eso sí, cuidado con las escaleras. Recuerda que al quedarte grandes, la pernera te quedará suelta.

MODERNADEPUEBLO

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