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Un ejemplo de lo mal que se está apoyando a las deportistas de alto nivel cuando son madres

Ser madre es complicado en muchos sentidos. Uno de ellos es, sencillamente, en poder serlo cuando y como deseas y poder compatibilizarlo con el resto de aspectos de tu vida, con tus aficiones, tus amigos, tu concepcion de ti misma y, sobre todo, con tu profesión.

Os voy a contar algo que probablemente ya sabéis. Casi en la totalidad de los casos hay renuncias, parones, cambios de rumbo laboral, por mucho que planifiquemos y nos esforcemos cuando quedarnos embarazadas y de qué manera volver a un entorno laboral que aún no tiene unas medidas suficientemente igualitarias.

También hay hombres a los que les afecta, pero ni mucho menos en la misma medida. Y hasta cierto punto es lógico que así sea porque ellos, por implicados que estén y por mucho que crean y practiquen la corresponsabilidad, no tienen que embarazarse, parir, recuperarse del parto o la cesárea y lactar.

Algún día os hablaré de una amiga treintañera y recién casada a la que encontrar un trabajo se le resiste porque todos los que la entrevistan preguntan por sus circunstancias personales, asumen que será madre pronto y no la quieren en la empresa. A su marido, en las mismas circunstancias, eso no le pasa.

En el caso de las deportistas de alto nivel el hándicap de la maternidad tiene aún más implicaciones. Las implicaciones físicas son más que relevantes en una carrera profesional tan dependiente del físico.

Y a ellas tampoco se las está apoyando como debería.

Os invito a leer Isabel Macías, una mujer estupenda que es subcampeona europea, olímpica, presidenta de Mujer y Atletismo, madre, entrenadora y adoptante de una galga preciosa. A leer este hilo en el que algo se puede vislumbrar del reto extra que supone la maternidad para una deportista y las ayudas pírricas y mal pensadas de las que disponen.

Por cierto, también os animo a leer su blog Y seguirla en redes. Merece la pena.

(EFE)



¿Deberían tomarse medidas para que los niños que juegan al fútbol no sufran goleadas humillantes? ¿Qué medidas?

Sucedió el pasado fin de semana, así que tal vez ya conozcáis la noticia. Un partido federado de niños de entre 10 y 12 años en Las Palmas acabó con un marcador de 47-0. Y ya de paso, con polémica.

Los niños del equipo perdedor no querían seguir jugando, se sentían humillados, lo pasaron fatal, acabaron llorando.

Los niños del equipo ganador no tienen culpa alguna, por supuesto. Tampoco tengo claro que la tenga el entrenador del equipo ganador. ¿Cómo decir que se dejen marcar, que no metan goles?

Aunque tal vez si se puede como recogían en Cuentaconlacantera.com el pasado año:

Aitor Cebrián Montiel es un joven de 21 años que entrena, desde hace un año y medio, al grupo benjamín del Ayelo, el club de fútbol de la localidad valenciana Aielo de Malferit. El sábado 5 de diciembre su equipo jugaba en casa contra el C.D Contestano, un conjunto que llevaba toda la temporada perdiendo por goleada. Al campo estaban a punto de saltar niños de entre 7 y 9 años y Cebrián, en la charla previa, decidió pedir a sus jugadores respeto hacia el rival. Este fue su discurso: «Acabo de ver entrar a los niños contra los que vais a jugar hoy, y son más pequeños que vosotros. Son de primer año y no debieran competir con vosotros en esta categoría. Están goleándolos cada semana y querría que os pusiérais en su lugar. No quiero que celebréis ningún gol, no los presionéis en su campo, dejadlos que jueguen un poco y que puedan disfrutar de jugar al fútbol. Vamos a ser respetuosos con ellos”.

Mientras Cebrián hablaba con sus jugadores un padre del equipo rival escuchó casualmente la conversación y quedó tan agradecido que al final del encuentro se acercó al él para felicitarle por su empatía. Unos días después el C.D Contestano remitió una carta al club para formalizar su gratitud. El escrito llegaría a manos de la Federación de Fútbol valenciana y, después de ser publicado el viernes en su web – y perfiles de Facebook y Twitter – los usuarios de las redes sociales han aplaudido el fair play de Cebrián y compartido el discurso.

“No esperaba tanta repercusión de algo que, a mi entender, debería ser habitual. Pero sí me gustaría que sirviese de ejemplo”, comenta el entrenador, “Hay otros técnicos que creen que respetar al rival significa emplearse al máximo y marcar cuantos más goles mejor. Es una actitud respetable, pero yo no la comparto. Los niños, ante todo, deben disfrutar jugando al fútbol”.

No es la primera vez que se pone esta cuestión encima de la mesa, que hay marcadores tan desigualados que muchos protestan. Yo estoy con ellos. En junio pasado, por ejemplo, destituyeron a un entrenador por ganar 25-0 en Valencia.Y mi compañero de blog Raúl Rioja escribió en El Tridente que no cree que pase nada porque a un equipo de niños le goleen así. Pero está claro que aquí hay debate. Su compañero de blog y autor de Qué fue de… El blog de los deportistas olvidados Edu Casado, que también es padre, me dice que «con un 47-0 no disfrutan ni los ganadores ni los derrotados. Y si un niño no disfruta haciendo deporte, no vale de nada».

Claro que los niños de entre seis y doce años deben aprender a perder, entender que las cosas no salen siempre como nos gustarían, pero creo que a esa edad es más importante inculcar otros valores más allá de la competitividad y encajar frustraciones, como el compañerismo, la nobleza y la generosidad.

Sobre todo me parece fundamental que durante esos años jueguen y se diviertan para que no abandonen al crecer la práctica deportiva. No puede ser que solo los más atléticos o entusiastas sigan haciendo deporte al crecer. También es noticia que la obesidad infantil crece y que nuestros adolescentes, sobre todo las chicas, dejan de hacer ejercicio demasiado pronto y en un porcentaje elevado.

No tiene que ver con la sobreprotección sino con entender que a esa edad no son pequeños adultos, no procesan las cosas como nosotros, y que las prioridades son otras.

Pero volvamos a los goles. ¿Qué se puede hacer?

Se habla, tras el caso en Las Palmas, de que debería hacerse como en Baleares, Asturias y Valencia. Allí el marcador no sigue sumando goles una vez alcanzados los diez tantos. Por lo que he visto la federación catalana tuvo una limitación por la que, daba igual el resultado real, en el acta nunca habría una diferencia superior a cinco goles, pero la eliminaron por las protestas que generó. En Galicia he visto que hablaron también el pasado año de tomar medidas en este sentido.

No tengo claro que sea efectivo,
por mucho que oficialmente conste un 5-0, si el resultado real ha sido 25-0 los niños bien que lo saben y la humillación de encajar goles sin parar y no meterlos está ahí.

A esas edades en el club de atletismo al que acudía mi hija aún no competían. Hasta los doce años la idea era jugar y divertirse. Tal vez esa sería la solución, que hubiera pruebas de control del balón, que se reuniesen para ponerse a prueba sin jugar un partido de competición tal cual. Aunque no me da la impresión de que fuera posible tal y como están las cosas.

Luego está la opción hacer como en el tenis o el voleibol. Establecer que se gana no con los goles marcados en un tiempo de juego fijo, sino por llegar a determinados goles. En cuanto un equipo llegue a siete goles (por poner un número cualquiera de ejemplo), el partido se acaba. Y si ha dudarlo solo veinte minutos, pues más descansados que llegan ese domingo a casa.

¿Cómo lo veis vosotros?

Fotos: (GTRES)

El deporte infantil no debería ser un campo en el que sembrar rivalidad, agresividad, frustración y presión

Vergüenza me da la repetición periódica de episodios lamentables como el de este fin de semana:

Os recomiendo encarecidamente la carta que ha escrito mi compañero Isra Álvarez a los padres que llevan a sus hijos los domingos al fútbol, que suscribo de principio a fin, y el artículo de mi otro compañero Dani Mateo, Domingos de furia… ¿Hay solución para la lacra de los padres violentos del fútbol base?.

Y recuerdo un post que escribí hace año y medio que iba en la misma línea. Recuerdo hoy un fragmento:

Mi santo hace años, cuando era poco más que un crío, entrenaba a chavales. Era baloncesto, no fútbol, y procuraba que todos los niños que entrenaba jugarán tiempos parecidos, que aprendieran pasándolo bien y sin obsesionarse por ganar, que ni se insulta al arbitro ni se juega sucio contra los rivales y que no pasa nada si se pierde. Pero muchos entrenadores y padres no compartían esa postura, ni siquiera con los niños más pequeños. Puede que algunos de boquilla sí, pero en el campo lo que se veía era otra cosa.

“No saques a Fulanito, que no da pie con bola”. “¿Por qué sientas a Menganito, que es el mejor del equipo?”. “¡Claro que es importante ganar!. ¡A machacarlos!”. “Mira al pequeñajo rubio del otro equipo, corre como una niña. Jajaja”. “De momento le pega bien, a ver si acaba en el Madrid y nos saca de pobres”.

De verdad, ¿tanto nos cuesta a los adultos entender que no debemos reírnos de los niños, presionarles, insultarles incluso? Y eso incluye a entrenadores y árbitros. Cuando estaba en primer año de la carrera tuve un amigo que tuvo que dejar de ser arbitro de fútbol en las categorías infantiles porque le decían de todo menos guapo. A un chaval de dieciocho años. ¿Tan complicado es entender que, efectivamente, el aprendizaje mas importante es otro? ¿Tan difícil es ser hombres y mujeres que demos un ejemplo positivo a nuestros hijos?

Yo no concibo la infancia sin correr, sin saltar, sin hacer deporte. Igual que sin reír o hacer amigos.

Pero tampoco la concibo como un campo en el que sembrar rivalidad, agresividad, frustración y presión, algo que por desgracia es habitual en muchos deportes a nivel infantil.

Incluir a una persona con discapacidad en cualquier actividad deportiva no es una opción, es su derecho

correrninosEstos días ha habido una madre que ha estado en lucha, por su hijo. Bueno, hay muchos, muchísimos padres y madres que se ven obligados a pelearse a su pesar todos los días, pero yo os quiero hablar de un caso en concreto.

Esta madre de la que os hablo, Menchu, tiene un hijo con autismo, un niño que participó el año pasado en una actividad deportiva que le resultaba beneficiosa, en la que disfrutaba y que le ha sido negada este curso. Querían juntarle con niños mucho más pequeños que él y no aceptaban que entrase una monitora que no les suponía ningún coste. Todo está contado en esta noticia.

Al final su hijo va a tener que acudir a otro lugar para poder seguir disfrutando y creciendo, pero su madre ha peleado, le ha costado tiempo y disgustos pero ha puesto en evidencia la actuación de esta gente que excluye en lugar de incluir. Y lo seguirá haciendo.

Y si hoy os traigo aquí su lucha es porque ella quiere dejar algo claro, algo que yo también creo que es preciso que todo el mundo tenga muy presente: si te encuentras de frente con una persona con discapacidad, una persona que quiere participar en la actividad que organizas, entrar en tu establecimiento, que le atiendas desde tu mostrador… No tienes la opción de decidir si lo haces o no, no es una elección que puedas hacer. Es un derecho que esa persona tiene.

Más vale que esta idea se difunda porque aún se dan demasiados casos en los que se excluye, se impide el acceso, se ponen trabas de entrada…

Así de clarito lo cuenta ella:

Nuestros/as hijos/as no tienen que ser aceptados, NADIE tiene derecho a plantearse si les acepta o no, nuestros/as hijos/as nacieron ciudadanos/as de pleno derecho y nosotros/as los/as padres/madres tenemos la obligación de hacerlos respetar, porque un diagnóstico no se lleva nada más que lo que nosotros le dejamos que se lleve.

Puede haber necesidades de adaptación, dudas de diferente tipo a solventar, el soporte de los padres… Claro que sí, de todo eso se puede hablar con asertividad, con la actitud adecuada. La negativa sin argumentar, la cerrazón, es una vulneración a sus derechos.

Esta madre ha logrado que la Confederación Autismo España emita un informe relativo a su caso particular que quiere que se difunda para que todos sepamos a qué atenernos, tanto las personas con discapacidad y sus tutores como aquellos que realizan actividades deportivas.

Os animo a leerlo y a tenerlo muy en cuenta:

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Disney se rinde a las carreras populares con #DisneyFunRun y la primera media maratón de Disneyland París

Disney Magic RunOs he hablado aquí con frecuencia de que soy una convencida de los beneficios del deporte, en niños y en mayores. Y, dentro del deporte, siento debilidad por correr.

Yo he tenido épocas en las que he corrido mucho más. Demasiado probablemente, y por eso acabe en un quirófano perdiendo un trocito de menisco. Ahora me muevo poco y me siento culpable por ello. Correr me oxigena la cabeza, me hace enfermar menos, me hace sentir bien en definitiva. Y lo paso muy bien en las carreras populares, vaya sola o con amigos.

Y como imagino que es inevitable que los hijos de padres que esquían prueben la nieve, los de los surfistas el mar y los de los futboleros el césped, pues Julia y Jaime también ha probado eso de las carreras.

Cada vez hay más carreras populares con su versión adaptada para niños o directamente pensando en ellos. Ya os hablé también en el pasado que me parecen un plan fantástico con ellos, con un ambiente sano y divertido. Julia y Jaime ya apenas con tres y cinco años participaron en la versión infantil de la carrera BBVA, me han animado en algunas carreras populares y han corrido conmigo todos los años la carrera por el autismo.

A Jaime le están enseñando a correr en su colegio. Julia este curso ha estado acudiendo a una escuela de atletismo. Y repetiremos el año que viene tras ver este verano los Juegos Olímpicos. Entendedme, por mucho que me guste a mí, jamás la obligaré a hacer algo con lo que no disfrute. Le gusta correr, saltar, jugar al aire libre.

Entenderéis por tanto que cuando Disney me propuso un reto vinculado a las carreras Disney Fun Run y a la primera media maratón y carrera popular que tendrá lugar en Disneyland París no sólo no me pude resistir, sino que lo acepté con entusiasmo.

La cosa es así: el próximo 5 de junio en el Club de Polo de Barcelona y el día 12 del mismo mes en el Hipódromo de la Zarzuela de Madrid tendrán lugar las carreras para toda la familia que organiza Disney. Unos eventos en los que, además de carreras con distintos niveles de dificultad y una caminata apta para todos, hay juegos para los niños, un mercadillo benéfico y personajes Disney.

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¿Debería dejar de contar la nota de educación física?

Niños jugando al fútbol (GTRES).

El penúltimo post de mi compañero Javi Yanes en su blog Ciencias Mixtas es de los que generan polémica. Su título es Cuando la educación física es mala educación psíquica y os dejo aquí un par de párrafos, aunque os invito a leerlo entero. En él reconoce que esa materia no era lo suyo, yo también voy a confesar antes de exponer mi postura que a mí se me daba divinamente bien y que tengo una hija que no creo que tenga problemas al respecto, que sigo disfrutando con el ejercicio a mis casi 40 años. Aunque tampoco creo que sea relevante.

Es evidente que los niños necesitan la actividad física para el desarrollo de su arquitectura corporal; aún no nos hemos librado de esta carga evolutiva. Pero también es evidente que, en general, los niños la practican sin necesidad de imponérselo: corren, saltan y sudan sin que nadie se lo pida ni haya ninguna necesidad. Que la actividad física tenga que reglarse en una asignatura es opinable; que esta asignatura sea calificable es innecesario.

Excepto cuando las notas de un niño que en el futuro se dedicará a una actividad intelectual quedan lastradas por la distancia a la que es capaz de lanzar un balón de cinco kilos, o por cuántas abdominales es capaz de hacer en un minuto. En este caso no es innecesario, sino perjudicial. Es más, apostaría a que, incluso para aquellos niños que vayan a dedicarse profesionalmente al deporte, las notas de educación física de su infancia les van a servir más bien de poco.

Bueno, no comparto que los niños no necesiten de actividad física, hay muchos muy sedentarios. Ayer me contaban en mi muro de Facebook, y lo comparto, que sobre todo niñas, más aún a partir de los nueve o diez años. Los preocupantes índices de obesidad infantil del primer mundo son una buena prueba. La culpa no es solo de los cambios en los hábitos de alimentación. Incluso para aquellos más inclinados a correr y saltar, por desgracia vivir en pisos y grandes ciudades no ayuda a que lo hagan.

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El deporte en la infancia debería ser juego, aprendizaje y diversión, no competición y rivalidad

gtres_a00642508_016Ayer fue el primer día de Julia en la escuela de atletismo, una hora jugando en un grupo en que había tanto niños y niñas. Salió feliz, que es lo mas importante. Y yo también. Los padres estuvimos charlando con el coordinador de la escuela que nos transmitió una filosofía con la que no puedo estar más de acuerdo, alejada de la rivalidad y las competiciones, para nada centrada en buscar atletas de élite sino en que los niños aprendan y disfruten.

Harán de todo: relevos, salto, lanzamientos… y lo harán jugando y disfrutando. ¿Cuándo competirán? Lo tienen claro, cuando lo pida el niño. Allí no se entrena, allí se aprende nos dijo convencido. Y no hay prisa, hay que ir paso a paso.

Cuando regresé a casa y se lo conté a mi santo, también se alegró de encontrarse con ese espíritu. Él fue entrenador de baloncesto varios años y sabe de primera mano que hay una visión muy distinta y con la que nunca ha estado de acuerdo, con niños sometidos a un estrés importante, presionados por ganar, frustrados si no lo hacían bien, disputándose minutos en el terreno de juego con sus compañeros, escuchando en partidos semanales a los adultos perder las formas.

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Lo que deberíamos hacer los padres cuando nuestros niños practican algún deporte

Niños jugando al fútbol (GTRES).

Niños jugando al fútbol (GTRES).

Hay bastantes posts en este blog que dejan claro que soy una gran defensora de unir deporte y niños. No voy a hablar aquí de los beneficios del deporte en la infancia otra vez, lo último que pretendo es aburrir a nadie.

Ayer tuve la suerte de escuchar en un evento organizado por Decathlon a Josele González, que se dedica profesionalmente a preparar a niños y chavales para jugar al fútbol en Carabanchel, pero sobre todo para intentar que se diviertan haciéndolo y saquen provecho personal de ello. Ojo, provecho en forma de valores, forma física y salud, la cosa no va de convertirles en el futuro Cristiano Ronaldo.

En la charla que tuvimos salieron algunos consejos en forma de pinceladas que es lo que quiero recoger hoy aquí sobre cómo debemos obrar los padres en las actividades deportivas extraescolares de los niños. Hay mucho que podemos hacer:

  • Los niños pequeños, si les gusta, pueden probar todos los deportes por los que tengan curiosidad y permanecer en aquellos que les diviertan, sin presiones tempranas sobre si se les dan mejor unos u otros. Si no lo pasan bien, no hay razón para insistir. Hay muchas otras posibilidades.
  • Hay que procurar que la práctica deportiva extraescolar sea en algún sitio cercano a casa, que no suponga mucho trastorno logístico. Tampoco hay que agobiar las agendas de los niños. Los padres somos los gestores del tiempo que nuestros hijos dedican a diferentes actividades y debemos hacerlo con cabeza.
  • A la hora de elegir el club, escuela o academia en la que practicar deporte hay que fijarse en primer lugar en si el niño se divierte y en segundo lugar en si en ese sitio enseñan valores asociados al deporte.
  • Es normal que en la selección o el Real Madrid entrenen a puerta cerrada, pero en los entrenamientos de nuestros niños no debería haber inconveniente en que los padres podamos presenciarlos. De hecho es recomendable hacerlo y no quedarnos con la asistencia a partidos y competiciones, no solo por ver cómo les enseñan, sino por darles a entender con nuestra presencia que el trabajo previo es tan o más importante.
  • ¿Cómo lo has pasado? ¿Qué has aprendido? ¿Qué es lo que tienes que mejorar? Ese es el tipo de preguntas que deberíamos hacer a nuestros niños cuando vuelven de un entrenamiento o de un partido o competición. Esas y no el típico ¿Habéis ganado? ¿Cómo habéis quedado? Eso probablemente caiga sólo sin preguntarlo. Tampoco otras del tipo ¿Cuánto tiempo has jugado? ¿Has metido algún gol?
  • En Estados Unidos sólo uno de cada catorce mil niños acaba siendo un deportista profesional. En España no es más fácil. Por eso los padres debemos estar mentalizados de que lo que va a conseguir nuestro hijo con el deporte es estar sano, mejorar habilidades sociales, forma física y aprender en valores, pero no debemos ir con la esperanza o la obsesión de tener a los próximos Pau Gasol, Serena Williams o Iniesta.
  • Sobra decir (o debería sobrar, pero no es así por desgracia) que los padres deberían ser los primeros en dar ejemplo desde las gradas cuando los niños ya son algo mayores y empiezan a competir. Si un entrenador en una de las categorías inferiores sacrifica la victoria a cambio de que todos los niños jueguen, bien hecho está. Si el árbitro, que probablemente también sea un crío, se equivoca, no pasa nada que todos lo hacemos. No se insulta ni siquiera suavemente (¡qué malo eres!) a los niños que juegan, a los entrenadores ni al árbitro.
  • Y deberíamos valorar más un gesto bonito, deportivo de un niño a otro, sea compañero o contrincante, que un gol o un triple. De hecho ayer hablaron de que en algunas competiciones de fútbol infantil se usa la tarjeta blanca en esos casos, además de la roja y la amarilla. Me parece una buena idea.

También se mencionó someramente las diferencias entre deportes individuales y de equipo. Yo soy más de los primeros y sé que soy minoría. Probablemente es cierto, como se mencionó ayer, que hay menos oportunidad para trabajar competencias sociales y valores colectivos, pero también es probable que haya menos presiones, motivos de conflicto y problemas de comportamiento adulto asociados. Probablemente dé para otro post.

Por cierto, he empezado a correr de nuevo tras mi operación de rodilla del este invierno, con cabeza, constancia y sin más objetivo que mi equilibrio mental, mejorar un poco mi forma física y empezar a correr con Jaime, como ya os conté.

¡Hay que moverse!

Fotos: GTRES

Nuevo propósito para el próximo curso: correr con Jaime

Jaime ya ha participado en las carreras populares infantiles del autismo y BBVA.

Jaime ya ha participado en las carreras populares infantiles del autismo y la solidaria del BBVA.

Propósitos de año nuevo, propósitos de nuevo curso… es todo un poco forzado e incluso cursi, pero es lo que hay. Necesitamos calendarizar nuestras metas. Hoy os quiero hablar de uno en concreto, creo que son los únicos deberes que me he puesto para septiembre. En realidad es una tarea doble.

Por una parte quiero comenzar de nuevo a correr. Apenas me he movido desde que me quitaron un trozo de menisco en diciembre y septiembre, con el regreso de la rutina y la bajada de temperaturas, me parece un buen momento para volver a trotar. Poquito a poquito, con mucha cabeza como mi compañero Luis Arribas de Runstorming aunque a muchísima distancia suya y a eones de mi otro célebre compañero bloguero Chemita Martínez. También animaré a mi santo a que se ponga las zapatillas, que va siendo año de que recupere su pasado deportista por su bien y el bien de los que lo quereos. Ya veremos… Ojalá algún día me regale disfrutar juntos alguna carrera popular. No quiero joyas ni flores, quiero que me dé trote.

Por otra parte, quiero comenzar a correr con Jaime. Y llegamos ya a la razón de ser de este post. En la reunión de fin de curso estuve hablando con el profesor de Jaime (y con algún otro profesional del cole específico para niños con autismo al que va), sobre la posibilidad de que trabajáramos juntos para intentar que corriera conmigo. No es la primera vez que lo han logrado. Me contaron que una mamá del cole, la mar de maratoniana, ya había logrado correr con su hija con autismo. Y conocen más casos.

Para septiembre Jaime ya habrá cumplido ocho años, es un niño fuerte, ágil y atlético. Tiene buen carácter pero cada vez más va a necesitar descargar energía en forma de actividad física. Practicar deporte con regularidad le va a dar salud física y mental. Como a cualquier niño o adolescente, la verdad. Soy una convencida de las múltiples ventajas del deporte a cualquier edad, sobre todo en la adolescencia. La piscina, que le encanta, no va a ser suficiente. Ojalá lográsemos tener tres o cuatro veces por semana esa actividad conjunta. Comenzaremos andando, corriendo y jugando en el trayecto, que será corto y en un entorno seguro, con cosquillas, canciones y todo lo que sea preciso para que la actividad le resulte placentera, para que nos lo resulte a ambos. Espero que me permita trabajar también el que no necesite andar de la mano. Y espero también que Julia pueda acabar sumándose con el tiempo, aunque de momento ella lo que tiene que hacer es jugar. El problema es que Jaime no tiene ese juego que a ella le sobra. Para Julia y niños como ella un poco de aburrimiento al día puede ser incluso recomendable. A los niños con autismo en cambio hay que llenarles el día de actividades provechosas.  Muchos adolescentes y adultos con autismo acaban con sobrepeso y problemas de comportamiento que se podrían regular mediante el deporte.

No sé si acabará resultando, pero haré lo posible para que así sea. Y cuando a mí se me pone algo entre ceja y ceja voluntad no me falta, os lo puedo asegurar. Salvo que para Jaime no sea una actividad agradable (beneficiosa sería seguro), no me rendiré.

Ya os iré contando.

Tommy Des Brisay tiene autismo, le encantan las princesas Disney como a Jaime y no pronunció su primera palabra hasta cumplir los siete años. Tommy vive en Canadá y siempre fue un niño con autismo que tendía a escapar corriendo, a los siete años tuvo si primer perro de asistencia y poco más tarde comenzó a correr diariamente con su perro y su padre, que pronto ya no podían seguir su ritmo. Su padre ahora va a su lado en bicicleta y hay muchas posibilidades de que le veamos en los juegos paraolímpicos de 2016.

Y aquí en España tenemos a Miguel, uno de los hijos de Inma Cardona que fue una de las personas que antes y mejor me orientó cuando obtuve el diagnóstico de Jaime. Arribe le tenéis brillando en los 200 metros lisos. No es la primera vez que os hablo de ella, de Miguel y de su blog Miguel, autismo y lenguaje en mi blog.

Carreras populares con niños

correrninosMe gusta ir a carreras populares, me gusta el ambiente que se respira y lo que suponen de divertimento y autoconocimiento. Yo no voy para competir, voy a pasarlo bien. O iba antes de mi operación de rodilla en diciembre, espero poder retomarlas pronto. Y es una actividad que me gusta también para los niños. Si no habéis ido a alguna carrera popular con ellos, os aseguro que es toda una experiencia. Aunque ahí no hay tanta oferta para disfrutar en familia.

Justo este domingo fue la Liberty en Madrid, una de mis favoritas por la integración que defiende y en la que hay varias carreras posteriores para niños. Ahí han participado Julia y Jaime, pero no es algo conjunto. Primero corría yo y luego era el turno de los peques bastante más tarde, para lo que necesitas otro adulto voluntarioso dispuesto a ir al centro de Madrid.

También están las carreras pequeñas en las que todos vamos juntos un trayecto corto, como la del autismo en Getafe de la que os hablo todos los años o la versión corta de la de Down en el mismo parque que Disney Magic Run. Y hay carreras en las que, aunque los niños compitan por separado, son mas tranquilas y manejables que las grandes como la San Silvestre de Villaverde. Que alguna grande me he encontrado en la que las versiones infantiles eran un caos poco más que improvisado.

disneyrunEl año pasado me quedé con ganas de participar en la carrera popular que organizó Disney, Disney Magic Run. Y no sé si este año podré acudir, ya que en torno al 7 de junio hay varios cumpleaños familiares por ahí rondando, pero si puedo nos acercaremos.

Volverá a ser el parque Juan Carlos I de Madrid. Este año habrá sesión de mañana y tarde con idéntica programación. Para niños a partir de cinco años, hay todo tipo de categorías, incluida una caminata familiar, una actuación musical de Sweet California y espacios de entretenimiento tematizados en Princesas, Violetta, Aviones y Jake y los piratas de Nunca Jamás. Y por supuesto posibilidad de hacerse fotos con Mickey, Minnie, Donald y Goofy. Un 10% de lo recaudado en la carrera irá destinado a Cooperación Internacional.

Os dejo con algo que escribí hace tres años. Sigo creyéndolo:

Hay pocas cosas que tenga tan meridianamente claras en esta vida como la importancia del deporte. Y lo es a cualquier edad. No voy a entrar aquí a enumerar todas las virtudes que tiene que nos las conocemos todos de memoria. Por supuesto también en la infancia y la adolescencia (me consta que ha sido un gran timón estabilizador para muchos sobre todo a esa problemática edad).

Yo procuraré que mis hijos disfruten con el deporte, que se diviertan probando e investigando lo que más les gusta y que se convierta en un hábito.

Me da igual que sea el atletismo, un juego de equipo con pelota, nadar, ir en bici o lo que sea.   La cosa es moverse, pasárselo bien e interiorizar la necesidad de hacerlo.

Y tengo también muy claro que como en cualquier otra faceta: que se alimenten bien, que sean cariñosos, que lean… hay que empezar por dar ejemplo. Si ven a sus padres poniendo el culo en el sofá a la primera oportunidad va a ser más difícil que ellos crezcan activos y lo sigan siendo toda su vida.

En el caso de niños muy pequeños como los míos, obviamente todo es un juego y una toma de contacto en la que la diversión y el descubrimiento es lo que prima. En cualquier caso es una invitación al descubrimiento, no hay que presionar nunca.

Si conocéis carreras populares o planes deportivos con niños que sean recomendables, por favor, no os lo guardéis para vosotros…