Archivo de noviembre, 2020

Padres valientes, padres de niños con diabetes

(FEDE)

Los conozco bien. Son padres que recibieron el diagnóstico de Diabetes tipo 1 de sus niños, lo que más querían en el mundo, cuando tenían incluso meses. Son padres que lloraron, se secaron las lágrimas, se arremangaron, se formaron, cometieron errores, aprendieron de ellos y se arrogaron la enorme responsabilidad de la salud presente y futura de sus hijos.

Son padres que tuvieron que hacer un máster acelerado en diabetología sabiendo que todos los días tendrían que tomar varias decisiones al día trascendentales para que sus hijos crecieran sanos.

Son padres que apartan los miedos, avanzan paso a paso y miran al futuro con esperanza en los avances médicos.

Son padres que aprendieron a hacer diluciones de insulina con precisión de alquimistas; a inmovilizar a sus hijos para pincharlos con una jeringuilla, para ponerles la bomba de insulina o el sensor (¡bendita tecnología!), haciendo oídos sordos a sus llantos y llorando por dentro; que tuvieron que imponer muchos noes y restricciones con todo el dolor de su corazón.

Son padres que viven contando cuántos hidratos tiene una merienda de bocadillo de queso y mandarina, o una comida de macarrones con tomate y un plátano de postre, para saber cuánta insulina poner a sus hijos.

Son padres que claman porque haya enfermeras en los colegios, por encontrarse con maestros que les ayuden

Son padres transmutados en el páncreas de sus hijos, que han tenido en muchos casos que priorizar a su familia sobre su carrera profesional, cuando no renunciar completamente a ella.

Son padres guardianes, que siempre están pendientes, que de noche vigilan prescindiendo del sueño.

Son padres vampiros, que calientan los deditos de sus niños para que fluya la sangre antes de pincharlos y asegurarse de que todo va bien.

Son padres que bromean cuando ven series sobre apocalipsis zombis con que el primer sitio al que tendrían que salir corriendo a proveerse es a una farmacia.

Son padres maestros, que enseñan lo aprendido a sus hijos, según se hacen mayores; que inculcan en ellos la responsabilidad de cuidarse; que explican también todo lo necesario a los abuelos, tíos o hermanos mayores que también quieren y pueden echar una mano.

Son padres valientes de niños valientes, que necesitan de toda la ayuda y el ánimo que podamos darles.

Noviembre es el mes de la concienciación de la diabetes, tanto de la tipo 1 como de la 2, cuyo día mundial tiene lugar el día 14.

‘Solo palabras’, un cuento para entender que ni el bien ni la felicidad son posibles sin respeto por los demás

Las palabras son mucho más que solo palabras. Evocan conceptos e incluso colores, describen realidades, nos ayudan a entender el mundo y a relacionarnos. Las palabras son, además, las protagonistas del último cuento escrito por María José Rodríguez e ilustrado por Marta Chicote cuya premisa es: «Las palabras tienen el poder de influir en el corazón ¿Qué pasa cuando una se pierde?».

El libro, en proceso de autoedición en Verkami y recomendado para niños a partir de siete años, se llama Solo palabras y puede aspira a ayudar a construir un mundo más tolerante y empático, en el que ser respetuoso con los demás para poder avanzar juntos. Unos valores que permanecen activos en muchas personas, pero que otras tantas parecen haber olvidado, contribuyendo a hacer de la sociedad un lugar más sombrío.


María José, este es tu sexto cuento, pero tal vez al mismo tiempo es el primero, ¿verdad? Cuéntanos cómo surgió.
M.J.R. Sí, efectivamente. Este cuento es probablemente el primero que escribí para niños. La idea surgió porque mi esposo y entonces novio quiso que participáramos en un concurso de cuentos. Trabajamos juntos un boceto inicial, jugando con las palabras; poco a poco comenzó a adquirir profundidad y perfilamos lo que fue la base de la historia. No ganamos, pero a mí me gustaba muchísimo el proyecto y sobre todo el potencial que tenía para transmitir. A partir de esa base comencé a desarrollar y pulir la historia y a explorar qué era lo que estaba buscando decir realmente. Y por supuesto tuve que buscar un ilustrador que me gustara, y Marta fue mi elección. Es muy perfeccionista y profesional en su trabajo, y sabía que iba a darle personalidad y dulzura a los personajes a partes iguales.

Todos tus cuentos tienen mensajes de tolerancia y respeto, pero en este tal vez sea el que lo dice de manera más obvia. ¿Es lo más importante que quieres transmitir a los niños?
M.J.R.  Es uno de ellos. La búsqueda de Respeto es, además de un objetivo en sí, una excusa para mostrar las “palabras importantes” (o algunas de ellas al menos). Esas palabras que son las necesarias para ser realmente feliz. Y, por supuesto, unas influyen en las otras de manera que no se tiene pleno alcance a unas sin la existencia de las otras. ¿Podría existir Amor sin Respeto? ¿Comprensión sin Respeto? ¿Verdad sin Valor? ¿Compasión sin Amor?. El Respeto está en la base de muchas palabras importantes. ¿Y cómo le explico esto a los niños? ¿Cómo podrían llegar a entenderlo sin palabras técnicas o conceptos abstractos? Dando personalidad a esos conceptos: ahora son personajes que sienten, tienen un problema y viven una aventura emocionante y llena de significado. Pero hay otros elementos fundamentales en la narración: los obstáculos, que son precisamente los que dan pleno significado a nuestras heroínas. En ellos los niños pueden ver cómo funcionan las palabras importantes, si se usan con el corazón. Entre los obstáculos, el más peligroso es sin duda El Bosque de las Palabras Huecas y las Frases Sin Sentido, también conocido como el Bosque de las Mentiras, el Engaño y la Traición. También tenemos el Páramo de los Signos de Puntuación, que representa el miedo, el Muro de la Ignorancia, el Río de la Indiferencia y, por supuesto, la Casa del Olvido.

¿Marta, cómo ha sido el proceso de creación del cuento junto a María José?
M.C. Ha sido bastante cómodo. Algo que me parece muy importante es que ambos autores nos demos libertad para expresarnos, cada uno en nuestra parte y con lo que sabemos: ella con los textos y yo con las ilustraciones. Así es como salen los proyectos bien hechos, si hay sintonía entre ambos autores. Aparte, ambas hemos también sido abiertas para dejarnos aconsejar por la otra: MariJose ha opinado y me ha aconsejado en algunas ilustraciones para mejorarlas de la misma manera que yo la he aconsejado cuando había algún texto que creía que también podía quedar mejor de otro modo. Así todo el proceso es algo muy enriquecedor y el resultado, sin duda, va a ser mucho mejor. Cuando haces un trabajo de coautoría tiene que haber muy buena disposición por parte de ambos autores porque el resultado no va a ser el trabajo de uno ni el trabajo del otro solamente sino la unión del trabajo de los dos.

¿Qué es lo que quieres que transmitan tus ilustraciones?
M.C. Pues es muy difícil para mi responder a esta pregunta… No tengo una intención clara de que quiera que transmitan algo en especial. Sí que necesito que expresen lo que en cada momento busco que transmitan: a veces paz, a veces enfado, a veces ternura, a veces quieres reivindicar algo… lo que sí quiero, lo que sí que es interesante, es que «funcionen». Pero en general simplemente dibujo como siento en cada momento e imagino que luego a cada persona que la vea le transmitirá algo diferente porque luego cada persona es un mundo. Quizás, aunque suene egoísta, cuando trabajo lo que necesito es que me llene a mi, que yo crea que funciona. Soy muy crítica conmigo misma y necesito quedarme yo contenta con lo que he hecho. Que luego mis ilustraciones transmitan algo a la gente y gusten, ya es la magia de este trabajo y un plus que da muchísima satisfacción y hace que todo el esfuerzo merezca la pena.

¿A partir de qué edad lo recomendaríais?
M.J.R.  Lo recomendaría a partir de los 7 años, la edad de la razón. Pero el cuento crece a medida que crece el lector: los más pequeños disfrutarán y entenderán la aventura e intuirán los significados. A medida que crezcan el cuento ganará en profundidad y los significados se harán más evidentes. Para los adultos los significados serán mucho más profundos y se percatarán de que son temas de rabiosa actualidad.

¿Por qué las palabras son mucho más que simples palabras?
M.J.R.  De nuevo es un juego de palabras. No son “solo palabras” por que las palabras tienen un peso específico. Por un lado, no se pueden decir y pretender que no tienen efecto. Si dices algo con rabia, esa rabia puede herir al otro de forma que no se cierre la herida, y la relación con esa persona habrá cambiado. De la misma forma algo dicho con cariño puede cerrar heridas o predisponer hacia la comprensión. Por otro lado, cuando se abusa de las palabras sin decirlas con el corazón, su significado muere. Y las palabras vacías también hacen daño, quizás no tan evidente, pero es un daño real. Se nos puede llenar la boca pidiendo Respeto para nosotros y nuestras opiniones, pero si ese Respeto que pedimos no lo pedimos con educación, con respeto, estamos matando vilmente el significado de esa palabra. Es más, estamos engañando sin pudor a nuestros interlocutores, porque estamos usando el Respeto como excusa para lanzar nuestro odio a los demás. La convertimos en una palabra hueca y a nosotros en unos mentirosos. El significado de cada palabra depende en realidad de las verdaderas intenciones del que habla. Por eso el Bosque de las Palabras Huecas y las Frases Sin Sentido es tan peligroso: porque atrae a las buenas personas con esas palabras para usar a esas personas para exactamente lo contrario. Son palabras con el aspecto de las palabras importantes pero con unas intenciones oscuras. Cuidado con ellas. No nos dejemos engañar.

¿Cuáles serían tus palabras favoritas de este cuento?
M.J.R. Como podréis imaginar, una de ellas es Respeto, porque está en la base de muchas otras. Es la base de Amor y de Comprensión, por ejemplo. Es una de las palabras importantes y más en estos días, en los que parece que lo único importante es mi opinión y mis opciones, y las de los demás están equivocadas. Si no se ama con respeto, no se comprende con respeto, no se sabe compadecer con respeto, no se actúa con respeto o no se busca la verdad con respeto… no estarás amando de verdad, no estarás siendo realmente comprensivo, no podrás ponerte plenamente en el lugar del otro, no actuarás correctamente y no encontrarás la verdad que buscas (sino la que quieras encontrar). Y otra es Comprensión, por un doble motivo: por el saber y por el sentir. Cuando me aceptaron en mi primer laboratorio me hice grabar en un anillo de plata una frase dicha por un científico “Trato de Comprender”, que me gustaba por su doble significado. Soy científica y se me nota, me gusta comprender cómo funciona la vida y el universo. Y también estoy convencida de que el tratar de comprender al otro – sus motivaciones, su historia, sus opiniones- es el vehículo para que nos llevemos mejor a pesar de nuestras diferencias. No todo es “comprensible” por supuesto, pero nos sorprenderíamos de lo razonables que podríamos llegar a ser si escucháramos a los demás intentando comprenderles.

¿Alguna ilustración preferida? ¿Alguna que costara especialmente?
M.C. Sí, desde luego. Siempre hay ilustraciones que, como quien dice, salen solas y otras que se atascan y cuestan muchísimo. No sé la razón de esto, la verdad, pero da mucha rabia (risas). Una ilustración que salió a la primera y que me gusta mucho es la que representa a varias palabras cruzando el río sobre los hombros de Amor una encima de otra. Salieron solos los colores, la gama, la composición… es como si fuese fluyendo según la hacía. Apenas me hizo falta un boceto y ¡listo! En cambio, alguna otra se ha hecho de rogar bastante. Unas cuantas las tuve que repetir porque no me llenaban. La del muro, por ejemplo, la hice como me salió en ese momento, pero nunca me gustó. Y por más pruebas y bocetos que hice, no daba con lo que quería. Así que, la dejé como estaba porque no terminaba de dar con ella. Estuvo años de la manera en que la dejé hasta que, un buen día, y también porque me animó MariJose, la cambié y por fin, salió sola. Se ve que simplemente tenía que reposar. Al final una enorme mancha blanca cruzando la doble página representa al muro que divide, según nos dice el texto, dos paisajes diferentes y esto lo representé con una gama de colores muy diferente en cada uno de los paisajes: uno con colores fríos y otro con colores cálidos. Al final el resultado me gustó mucho. Pero me costó ¡vaya si me costó!

Me llama la atención que el cuento está dominado por colores muy fríos, al menos eso me parece a mí, ¿a qué responde?
M.C.  No creo que el cuento en general esté dominado por colores fríos (risas). Algunas ilustraciones sí son predominantemente azules, por ejemplo la ilustración de cubierta o la de la partida de las palabras, pero otras muchas no. En cualquier caso, no he tenido en mente darle una intencionalidad de colores fríos por alguna causa en especial. Cada ilustración me pedía, según el pasaje que quería representar, un tipo de tonalidad de acuerdo a lo que he querido expresar o hacer sentir con cada una. Cierto es que determinadas ilustraciones, si quiero representar según qué cosas, me piden colores más fríos o más cálidos. Pero, como digo, no he tenido preconcebida una intencionalidad de dotar de colores fríos al cuento.

Imagino que es complicado dotar de aspecto a las distintas palabras. ¿En qué te inspiraste para presentárnoslas de esta manera que, en ocasiones, a mí me da un aire al universo de Ghibli?
M.C. ¡Puf…! ¡Me resultó dificilísimo! El proceso de creación de personajes me llevó mucho tiempo y muchísimas hojas de bocetos y pruebas. Por increíble que parezca -quizás viendo que el resultado son unos personajes a simple vista muy, muy sencillos- llegar a ellos me costó un triunfo. Según leemos el texto, los personajes -que son palabras- parecen personas: hablan, sienten, se expresan, viajan y hacen todo como nosotros… Pero representarlos como personas me parecía como una opción fácil y muy evidente. No quería que fuesen personas, no son personas, son palabras ¿cómo las iba a representar? Otra opción fácil que me surgió en seguida era representarlas como animales. Éstos en todo el imaginario colectivo tradicional han representado siempre, en fábulas, cuentos e historias a los sentimientos, estados de ánimo, valores etc. que representan las palabras del cuento. Pero me seguía pareciendo una opción muy fácil y recurrente. Tanto en diseño como en ilustración, no puedes recurrir a la primera idea que te viene a la cabeza, Así que, tras muchas vueltas, decidí que tenían que ser antropomorfas, tener algunos rasgos que expresen los sentimientos o ideas que representa cada una de ellas y así es como llegué a ellas. Y sí… soy amante del universo Ghibli. Tengo especial predilección por El viaje de Chihiro y es evidente que uno de mis personajes favoritos, que me cautivó desde el primer momento, fue el Sincara. Creo que es evidente su peso en mi trabajo y ha sido una inspiración muy fuerte en él. Es un personaje antropomorfo, que se expresa de una manera muy especial, y te atrae e inquieta a la vez. Es maravilloso y me alegra muchísimo que haya podido quedar algo de él en mis personajes.

María José, eres una veterana de la autoedición, ¿qué te aporta esta manera de publicar?
M.J.R. En primer lugar independencia, puedo publicar lo que quiera sin que una editorial decida por mí si es correcto o está de moda. Se puede oír mi voz sin que tenga que depender de que otros decidan si merece la pena ser escuchada o no. Las editoriales hacen un gran trabajo publicando contenido de calidad, pero no tienen la capacidad de publicar todo el contenido de calidad que existe actualmente. Hay muchos autores de autopublicación que procuran que sus proyectos tengan una altísima calidad tanto en el texto como en la ilustración, pero no a todos se les puede dar salida desde las editoriales. Por otro lado la cercanía y el trato directo con los lectores es mucho mayor que publicando a través de una editorial. Literalmente son los lectores los que consiguen que un libro se publique y se suelen implicar directamente en conseguir que salga adelante. Esa sensación de apoyo y ese entusiasmo del lector no tienen precio, y desde luego son maravillosos para controlar la típica inseguridad del escritor!. Por eso pienso que el sentido de la responsabilidad hacia los lectores por parte de un autor autopublicado ha de ser incluso mayor de lo habitual: por esa implicación personal del lector, que no debería ser defraudada, y por una razón práctica: porque no hay filtros que te avisen de que algo puede ser mejorado o no está bien hecho, al no haber una editorial detrás. Tienes que saber respetar a tu lector y ofrecerle tu historia de la mejor manera posible, por tanto tienes que estar atento a todo lo que puedas mejorar.

¿Algún nuevo cuento en marcha del que quieras contarnos algo?
M.J.R. Hay dos proyectos en marcha, aunque no sé para cuándo estarán listos. Uno de ellos habla de la belleza que nos rodea y a la que deberíamos prestar más atención. Es además una historia de diferencias que se superan para conseguir un objetivo más elevado. La está ilustrando de nuevo Fernando Cascales, el ilustrador de Un Amigo Diferente. Y el segundo proyecto es un cuento más divertido, más ligero, aunque habla de lo que es verdaderamente importante en la educación de los niños y a quienes debemos estar agradecidos por el peso que tienen en esa educación. Pero está contado desde la perspectiva inocente y entusiasta de los niños, con un tono desenfadado con el que estoy muy ilusionada, la verdad. Lo está ilustrando Ruth Handayani, es la primera vez con esta ilustradora pero me están gustando mucho los bocetos que está haciendo para el cuento.

 

“Los parques infantiles han sido el primer espacio donde hemos sufrido una verdadera discriminación con nuestro hijo“

Los parques infantiles están siendo protagonistas de muchas noticias estos meses por si se abren o se cierran, por si se permite que los niños jueguen en ellos o si se clausuran para intentar frenar la Covid, frente a muchos hacen la justa reflexión de si tiene sentido que los niños se queden sin estos espacios de ocio mientras siguen abiertas las terrazas para disfrute de los adultos.

Los parques infantiles son importantes. Lo son, sobre todo, en las grandes urbes. Los niños necesitan salir, hacer ejercicio, explorar el entorno, jugar y socializar al aire libre con una libertad vigilada, con seguridad. Y en nuestras ciudades no abundan los espacios así.

Son importantes para todos los niños, también los niños con discapacidad, motórica, sensorial o intelectual, para los que con demasiada frecuencia estos entornos no son accesibles.

(EUROPA PRESS)

El pasado viernes Cermi publicó en su boletín semanal un estudio  que precisamente aborda esta problemática, la accesibilidad de los parques para los niños pero también para los adultos con discapacidad que los acompañan. Hablamos de un total de 3,8 millones de personas en España, un 8,5% de la población, que deben ser tenidos en cuenta también en estos espacios, que como bien dice el presidente de CERMI Comunidad de Madrid, Óscar Moral «son un espacio muy interesante de socialización de todos, en ese primer momento de la vida en el que los niños mantienen su mente libre de prejuicios».

Sandra Pereira, arquitecta que colabora con distintos colectivos relacionados con la discapacidad y autora del estudio, hace en su presentación una afirmación demoledora: «Los parques infantiles han sido el primer espacio donde hemos sufrido una verdadera discriminación con nuestro hijo. Ver cómo juegan los demás niños y no poder participar porque no se ha tenido en cuenta sus necesidades, puede implicar unos efectos psicológicos y emocionales muy negativos«.

Una adaptación que, según el estudio, no tiene que traducirse en un gato mayor, basca con «diseñar desde el principio con inteligencia» para asegurar los  puntos que se deben asegurar, destacando por ejemplo la necesidad de que esté delimitado para que los niños no se puedan escapar o desorientar; que facilite juegos con esperiencias sensoriales; también cooperativas y que animen al juego simbólico. El estudio incluye además un test con casi 30 preguntas al final para poder dilucidar la accesibilidad de un parque.

Ojalá siempre que se encarase la construcción o reforma de un parque infantil se tuviera en cuenta todo lo que Sandra Pereira apunta.  El juego es un derecho de todos.