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‘Solo palabras’, un cuento para entender que ni el bien ni la felicidad son posibles sin respeto por los demás

Las palabras son mucho más que solo palabras. Evocan conceptos e incluso colores, describen realidades, nos ayudan a entender el mundo y a relacionarnos. Las palabras son, además, las protagonistas del último cuento escrito por María José Rodríguez e ilustrado por Marta Chicote cuya premisa es: «Las palabras tienen el poder de influir en el corazón ¿Qué pasa cuando una se pierde?».

El libro, en proceso de autoedición en Verkami y recomendado para niños a partir de siete años, se llama Solo palabras y puede aspira a ayudar a construir un mundo más tolerante y empático, en el que ser respetuoso con los demás para poder avanzar juntos. Unos valores que permanecen activos en muchas personas, pero que otras tantas parecen haber olvidado, contribuyendo a hacer de la sociedad un lugar más sombrío.


María José, este es tu sexto cuento, pero tal vez al mismo tiempo es el primero, ¿verdad? Cuéntanos cómo surgió.
M.J.R. Sí, efectivamente. Este cuento es probablemente el primero que escribí para niños. La idea surgió porque mi esposo y entonces novio quiso que participáramos en un concurso de cuentos. Trabajamos juntos un boceto inicial, jugando con las palabras; poco a poco comenzó a adquirir profundidad y perfilamos lo que fue la base de la historia. No ganamos, pero a mí me gustaba muchísimo el proyecto y sobre todo el potencial que tenía para transmitir. A partir de esa base comencé a desarrollar y pulir la historia y a explorar qué era lo que estaba buscando decir realmente. Y por supuesto tuve que buscar un ilustrador que me gustara, y Marta fue mi elección. Es muy perfeccionista y profesional en su trabajo, y sabía que iba a darle personalidad y dulzura a los personajes a partes iguales.

Todos tus cuentos tienen mensajes de tolerancia y respeto, pero en este tal vez sea el que lo dice de manera más obvia. ¿Es lo más importante que quieres transmitir a los niños?
M.J.R.  Es uno de ellos. La búsqueda de Respeto es, además de un objetivo en sí, una excusa para mostrar las “palabras importantes” (o algunas de ellas al menos). Esas palabras que son las necesarias para ser realmente feliz. Y, por supuesto, unas influyen en las otras de manera que no se tiene pleno alcance a unas sin la existencia de las otras. ¿Podría existir Amor sin Respeto? ¿Comprensión sin Respeto? ¿Verdad sin Valor? ¿Compasión sin Amor?. El Respeto está en la base de muchas palabras importantes. ¿Y cómo le explico esto a los niños? ¿Cómo podrían llegar a entenderlo sin palabras técnicas o conceptos abstractos? Dando personalidad a esos conceptos: ahora son personajes que sienten, tienen un problema y viven una aventura emocionante y llena de significado. Pero hay otros elementos fundamentales en la narración: los obstáculos, que son precisamente los que dan pleno significado a nuestras heroínas. En ellos los niños pueden ver cómo funcionan las palabras importantes, si se usan con el corazón. Entre los obstáculos, el más peligroso es sin duda El Bosque de las Palabras Huecas y las Frases Sin Sentido, también conocido como el Bosque de las Mentiras, el Engaño y la Traición. También tenemos el Páramo de los Signos de Puntuación, que representa el miedo, el Muro de la Ignorancia, el Río de la Indiferencia y, por supuesto, la Casa del Olvido.

¿Marta, cómo ha sido el proceso de creación del cuento junto a María José?
M.C. Ha sido bastante cómodo. Algo que me parece muy importante es que ambos autores nos demos libertad para expresarnos, cada uno en nuestra parte y con lo que sabemos: ella con los textos y yo con las ilustraciones. Así es como salen los proyectos bien hechos, si hay sintonía entre ambos autores. Aparte, ambas hemos también sido abiertas para dejarnos aconsejar por la otra: MariJose ha opinado y me ha aconsejado en algunas ilustraciones para mejorarlas de la misma manera que yo la he aconsejado cuando había algún texto que creía que también podía quedar mejor de otro modo. Así todo el proceso es algo muy enriquecedor y el resultado, sin duda, va a ser mucho mejor. Cuando haces un trabajo de coautoría tiene que haber muy buena disposición por parte de ambos autores porque el resultado no va a ser el trabajo de uno ni el trabajo del otro solamente sino la unión del trabajo de los dos.

¿Qué es lo que quieres que transmitan tus ilustraciones?
M.C. Pues es muy difícil para mi responder a esta pregunta… No tengo una intención clara de que quiera que transmitan algo en especial. Sí que necesito que expresen lo que en cada momento busco que transmitan: a veces paz, a veces enfado, a veces ternura, a veces quieres reivindicar algo… lo que sí quiero, lo que sí que es interesante, es que «funcionen». Pero en general simplemente dibujo como siento en cada momento e imagino que luego a cada persona que la vea le transmitirá algo diferente porque luego cada persona es un mundo. Quizás, aunque suene egoísta, cuando trabajo lo que necesito es que me llene a mi, que yo crea que funciona. Soy muy crítica conmigo misma y necesito quedarme yo contenta con lo que he hecho. Que luego mis ilustraciones transmitan algo a la gente y gusten, ya es la magia de este trabajo y un plus que da muchísima satisfacción y hace que todo el esfuerzo merezca la pena.

¿A partir de qué edad lo recomendaríais?
M.J.R.  Lo recomendaría a partir de los 7 años, la edad de la razón. Pero el cuento crece a medida que crece el lector: los más pequeños disfrutarán y entenderán la aventura e intuirán los significados. A medida que crezcan el cuento ganará en profundidad y los significados se harán más evidentes. Para los adultos los significados serán mucho más profundos y se percatarán de que son temas de rabiosa actualidad.

¿Por qué las palabras son mucho más que simples palabras?
M.J.R.  De nuevo es un juego de palabras. No son “solo palabras” por que las palabras tienen un peso específico. Por un lado, no se pueden decir y pretender que no tienen efecto. Si dices algo con rabia, esa rabia puede herir al otro de forma que no se cierre la herida, y la relación con esa persona habrá cambiado. De la misma forma algo dicho con cariño puede cerrar heridas o predisponer hacia la comprensión. Por otro lado, cuando se abusa de las palabras sin decirlas con el corazón, su significado muere. Y las palabras vacías también hacen daño, quizás no tan evidente, pero es un daño real. Se nos puede llenar la boca pidiendo Respeto para nosotros y nuestras opiniones, pero si ese Respeto que pedimos no lo pedimos con educación, con respeto, estamos matando vilmente el significado de esa palabra. Es más, estamos engañando sin pudor a nuestros interlocutores, porque estamos usando el Respeto como excusa para lanzar nuestro odio a los demás. La convertimos en una palabra hueca y a nosotros en unos mentirosos. El significado de cada palabra depende en realidad de las verdaderas intenciones del que habla. Por eso el Bosque de las Palabras Huecas y las Frases Sin Sentido es tan peligroso: porque atrae a las buenas personas con esas palabras para usar a esas personas para exactamente lo contrario. Son palabras con el aspecto de las palabras importantes pero con unas intenciones oscuras. Cuidado con ellas. No nos dejemos engañar.

¿Cuáles serían tus palabras favoritas de este cuento?
M.J.R. Como podréis imaginar, una de ellas es Respeto, porque está en la base de muchas otras. Es la base de Amor y de Comprensión, por ejemplo. Es una de las palabras importantes y más en estos días, en los que parece que lo único importante es mi opinión y mis opciones, y las de los demás están equivocadas. Si no se ama con respeto, no se comprende con respeto, no se sabe compadecer con respeto, no se actúa con respeto o no se busca la verdad con respeto… no estarás amando de verdad, no estarás siendo realmente comprensivo, no podrás ponerte plenamente en el lugar del otro, no actuarás correctamente y no encontrarás la verdad que buscas (sino la que quieras encontrar). Y otra es Comprensión, por un doble motivo: por el saber y por el sentir. Cuando me aceptaron en mi primer laboratorio me hice grabar en un anillo de plata una frase dicha por un científico “Trato de Comprender”, que me gustaba por su doble significado. Soy científica y se me nota, me gusta comprender cómo funciona la vida y el universo. Y también estoy convencida de que el tratar de comprender al otro – sus motivaciones, su historia, sus opiniones- es el vehículo para que nos llevemos mejor a pesar de nuestras diferencias. No todo es “comprensible” por supuesto, pero nos sorprenderíamos de lo razonables que podríamos llegar a ser si escucháramos a los demás intentando comprenderles.

¿Alguna ilustración preferida? ¿Alguna que costara especialmente?
M.C. Sí, desde luego. Siempre hay ilustraciones que, como quien dice, salen solas y otras que se atascan y cuestan muchísimo. No sé la razón de esto, la verdad, pero da mucha rabia (risas). Una ilustración que salió a la primera y que me gusta mucho es la que representa a varias palabras cruzando el río sobre los hombros de Amor una encima de otra. Salieron solos los colores, la gama, la composición… es como si fuese fluyendo según la hacía. Apenas me hizo falta un boceto y ¡listo! En cambio, alguna otra se ha hecho de rogar bastante. Unas cuantas las tuve que repetir porque no me llenaban. La del muro, por ejemplo, la hice como me salió en ese momento, pero nunca me gustó. Y por más pruebas y bocetos que hice, no daba con lo que quería. Así que, la dejé como estaba porque no terminaba de dar con ella. Estuvo años de la manera en que la dejé hasta que, un buen día, y también porque me animó MariJose, la cambié y por fin, salió sola. Se ve que simplemente tenía que reposar. Al final una enorme mancha blanca cruzando la doble página representa al muro que divide, según nos dice el texto, dos paisajes diferentes y esto lo representé con una gama de colores muy diferente en cada uno de los paisajes: uno con colores fríos y otro con colores cálidos. Al final el resultado me gustó mucho. Pero me costó ¡vaya si me costó!

Me llama la atención que el cuento está dominado por colores muy fríos, al menos eso me parece a mí, ¿a qué responde?
M.C.  No creo que el cuento en general esté dominado por colores fríos (risas). Algunas ilustraciones sí son predominantemente azules, por ejemplo la ilustración de cubierta o la de la partida de las palabras, pero otras muchas no. En cualquier caso, no he tenido en mente darle una intencionalidad de colores fríos por alguna causa en especial. Cada ilustración me pedía, según el pasaje que quería representar, un tipo de tonalidad de acuerdo a lo que he querido expresar o hacer sentir con cada una. Cierto es que determinadas ilustraciones, si quiero representar según qué cosas, me piden colores más fríos o más cálidos. Pero, como digo, no he tenido preconcebida una intencionalidad de dotar de colores fríos al cuento.

Imagino que es complicado dotar de aspecto a las distintas palabras. ¿En qué te inspiraste para presentárnoslas de esta manera que, en ocasiones, a mí me da un aire al universo de Ghibli?
M.C. ¡Puf…! ¡Me resultó dificilísimo! El proceso de creación de personajes me llevó mucho tiempo y muchísimas hojas de bocetos y pruebas. Por increíble que parezca -quizás viendo que el resultado son unos personajes a simple vista muy, muy sencillos- llegar a ellos me costó un triunfo. Según leemos el texto, los personajes -que son palabras- parecen personas: hablan, sienten, se expresan, viajan y hacen todo como nosotros… Pero representarlos como personas me parecía como una opción fácil y muy evidente. No quería que fuesen personas, no son personas, son palabras ¿cómo las iba a representar? Otra opción fácil que me surgió en seguida era representarlas como animales. Éstos en todo el imaginario colectivo tradicional han representado siempre, en fábulas, cuentos e historias a los sentimientos, estados de ánimo, valores etc. que representan las palabras del cuento. Pero me seguía pareciendo una opción muy fácil y recurrente. Tanto en diseño como en ilustración, no puedes recurrir a la primera idea que te viene a la cabeza, Así que, tras muchas vueltas, decidí que tenían que ser antropomorfas, tener algunos rasgos que expresen los sentimientos o ideas que representa cada una de ellas y así es como llegué a ellas. Y sí… soy amante del universo Ghibli. Tengo especial predilección por El viaje de Chihiro y es evidente que uno de mis personajes favoritos, que me cautivó desde el primer momento, fue el Sincara. Creo que es evidente su peso en mi trabajo y ha sido una inspiración muy fuerte en él. Es un personaje antropomorfo, que se expresa de una manera muy especial, y te atrae e inquieta a la vez. Es maravilloso y me alegra muchísimo que haya podido quedar algo de él en mis personajes.

María José, eres una veterana de la autoedición, ¿qué te aporta esta manera de publicar?
M.J.R. En primer lugar independencia, puedo publicar lo que quiera sin que una editorial decida por mí si es correcto o está de moda. Se puede oír mi voz sin que tenga que depender de que otros decidan si merece la pena ser escuchada o no. Las editoriales hacen un gran trabajo publicando contenido de calidad, pero no tienen la capacidad de publicar todo el contenido de calidad que existe actualmente. Hay muchos autores de autopublicación que procuran que sus proyectos tengan una altísima calidad tanto en el texto como en la ilustración, pero no a todos se les puede dar salida desde las editoriales. Por otro lado la cercanía y el trato directo con los lectores es mucho mayor que publicando a través de una editorial. Literalmente son los lectores los que consiguen que un libro se publique y se suelen implicar directamente en conseguir que salga adelante. Esa sensación de apoyo y ese entusiasmo del lector no tienen precio, y desde luego son maravillosos para controlar la típica inseguridad del escritor!. Por eso pienso que el sentido de la responsabilidad hacia los lectores por parte de un autor autopublicado ha de ser incluso mayor de lo habitual: por esa implicación personal del lector, que no debería ser defraudada, y por una razón práctica: porque no hay filtros que te avisen de que algo puede ser mejorado o no está bien hecho, al no haber una editorial detrás. Tienes que saber respetar a tu lector y ofrecerle tu historia de la mejor manera posible, por tanto tienes que estar atento a todo lo que puedas mejorar.

¿Algún nuevo cuento en marcha del que quieras contarnos algo?
M.J.R. Hay dos proyectos en marcha, aunque no sé para cuándo estarán listos. Uno de ellos habla de la belleza que nos rodea y a la que deberíamos prestar más atención. Es además una historia de diferencias que se superan para conseguir un objetivo más elevado. La está ilustrando de nuevo Fernando Cascales, el ilustrador de Un Amigo Diferente. Y el segundo proyecto es un cuento más divertido, más ligero, aunque habla de lo que es verdaderamente importante en la educación de los niños y a quienes debemos estar agradecidos por el peso que tienen en esa educación. Pero está contado desde la perspectiva inocente y entusiasta de los niños, con un tono desenfadado con el que estoy muy ilusionada, la verdad. Lo está ilustrando Ruth Handayani, es la primera vez con esta ilustradora pero me están gustando mucho los bocetos que está haciendo para el cuento.

 

‘Érase una vez’, un libro nacido del doble reto de hacer una ilustración y un microcuento cada día durante un año


‘Erase una vez, 365 ilustraciones que fueron cuentos’ es un libro nacido de un reto; es un cuento que son cientos; una agenda en la que ver, leer y soñar de la mano de las acuarelas de Esther Voltà y las breves historias con las que la cuentacuentos Patricia del Castillo las arropa. Es también un compendio de esfuerzos e ilusiones en momentos difíciles y un logro conseguido y aún creciendo en Verkami al que podemos sumarnos.

He querido traerlo para que lo conozcáis, para que comprobéis que no todo lo que nos ha traído 2020 es entre regular y malo y que desafiarnos a nosotros mismos, embarcarnos en nuevos proyectos, nos puede ayudar a alcanzar logros que ni imaginábamos, y nadie mejor para presentarlo que sus creadoras, Esther y Patricia. Os dejo con ellas.

Este es un cuento que nace de un reto, hacer una ilustración cada día. ¿Esther, por qué embarcarse en elaborar una ilustración al día? ¿Dónde encontrabas la inspiración?
En el mes de junio de 2018 conocí la historia de un ilustrador, David Litchfield, quien el 1 de julio de 2010 tomó una decisión, hacer un dibujo al día durante un año y mostrarlos al mundo a través de Internet, 365 Drawing Challenge se llamaba el reto. David, que hasta el momento se había dedicado a otra cosa, quiso hacer un cambio de rumbo en su vida, dedicándose a lo que realmente le apasionaba, la ilustración. Ocho años más tarde, el 1 de julio de 2018 me puse ese mismo reto, realizar una ilustración al día y publicarla en las redes sin saltarme ni un solo día durante un año, con este reto quería probarme a mi misma, probar mi constancia y fuerza de voluntad, y obligarme a reservar cada día una parte de mi tiempo para hacer algo creativo, aunque me dedico a la venta de productos ilustrados a veces me paso el día haciendo facturas, preparando pedidos y termina el día con la sensación de que no he creado nada… así me obligué a crear un poquito cada día, y en una técnica bastante desconocida para mí en ese momento, la acuarela

¿Patricia, por qué te sumas a escribir textos para cada ilustración? ¿Cómo nació esa necesidad?
Descubrí las ilustraciones de Esther por casualidad y al verlas sentí que esos personajes no estaban completos. Necesitaban tener una historia detrás, un pequeño cuento, que nos narrase algo más de ellos. Cada día era un reto porque no sabía con qué nos sorprendería Esther. Una vez que publicaba el dibujo lo miraba durante un momento y buscaba dentro mí lo que me gustaría que me contase y así surgían las pequeñas píldoras de cuento.

 ¿Hubo algún momento en el que el reto estuviera a punto de tambalearse? ¿Alguna anécdota?
Esther.
 Sí hubo días complicados, recuerdo uno en el que me encontraba fatal, tenía fiebre y estaba medio agonizando en el sofá diciéndole a mi marido: «¡El reto!, ¡Tengo que hacer el reto!». Y él me respondía: «No pasa nada si un día no lo haces, descansa». Pero vaya si lo hice, cuantos más días llevaba con el reto, más fuerte era mi compromiso conmigo misma para no fallar. Otro día estábamos de viaje con la familia y estábamos en una misma habitación los cuatro, recuerdo que llegó la hora de dormir de las peques y apagamos las luces para no molestar y yo sin tener mi ilustración del día, así que encendí la linterna del móvil y empecé a dibujar.
Patricia. Uf, yo tuve épocas de mucho trabajo en los colegios y algunas historias se atragantaron y fueron con retraso pero siempre tuve claro que quería acabarlo.

¿Cuándo y cómo ese reto compartido empezó a tomar forma de proyecto de libro?
Esther.
 Cuando Patricia empezó a escribir los microcuentos me enamoré de ellos pero no sabía si ella seguiría escribiendo esos textos o era algo temporal, esperé un par de semanas y al ver que sus historias eran constantes  contacté con ella y le dije que yo veía claro que de esto se podría hacer un libro, su reacción fue muy bonita y se ilusionó tanto como yo.
Patricia. Cuándo Esther me propuso terminar el reto e intentar convertirlo en libro no lo dudé ni un momento, me lancé a la piscina. Me pareció una idea fantástica desde el primer minuto.

No es un cuento convencional, a mi modo de ver son píldoras poéticas que invitan a la reflexión. ¿Cómo lo describiríais vosotras?
Son bocaditos de cuento que cada uno interpretará, dependiendo su edad y su momento de vida. Son pequeñas historias que invitan a ser tejidas por cada lector. Píldoras poéticas nos parece una definición perfecta.

¿Qué tipo de lector tenéis en mente?
Esther.
Yo siempre digo que es un libro para todas las edades, hay tanta variedad de textos y de temas que quizás en algunos un niño lo interpretará de una forma y un adulto le encontrará otro sentido, pero todos lo disfrutarán.

¿Cómo aconsejáis acercarse a este libro? ¿Tal vez disfrutando una ilustración con su texto al día?
Esther.
 Una forma divertida puede ser elegir cada día una ilustración con su texto al azar. Si no quieres que se te pase ninguna y las empiezas a leer ordenadas te aseguro que hay tantas que cuando termines de leerlas, si empiezas de nuevo, te volverán a sorprender. A mí me ha pasado, revisando ilustraciones y textos yo misma me sorprendo viendo ilustraciones de las que ya ni me acordaba y releyendo textos y volviéndome a emocionar.
Patricia. Hay tantas posibilidades como lectores. Habrá quién lo lea de salto en salto, otros lentamente deleitándose en los detalles, otros lo leerán día a día, o incluso estarán los que lo lean de una sola sentada. Todas son absolutamente válidas.

¿Hay alguna enseñanza en el libro o es tal vez en exclusiva un recorrido disfrutable por el arte?
El único fin de este libro es el de poder disfrutar de la literatura sin ninguna otra pretensión. Es un libro para degustar día a día. Un libro que invita a soñar y a perdernos entre las palabras e ilustraciones para dejar volar nuestra imaginación.

¿Hay alguna ilustración/texto que sea especial para vosotras?
Esther.
 Hay muchas ilustraciones muy especiales que siguen significando mucho para mí. Hay una luna llena con una niña y un gato encima; cuando la hice pensé «esta va a ser la protagonista de mi primer álbum ilustrado, una niña que vive en la luna» y en octubre de 2019 se publicó NONA, de Carambuco Ediciones, mi primer cuento. Otras ilustraciones las hice en función del estado emocional en el que me encontraba ese día. Sin duda la ilustración de caperucita es una de las más especiales para mí, por eso la elegí como portada del libro, esa ilustración y muchas otras con referencias de cuentos clásicos las convertí después en productos ilustrados que comercializo con mi marca.
Patricia. Hay muchas ilustraciones que tienen un gran significado para mí, las que muestran libros o la de la pizpireta Pippi. Pero si tuviera que elegir una sería la del hada.

Catorce ventanas abiertas a la diversidad del autismo

Entre abril y junio, entre el confinamiento y empezar a recuperar cierta normalidad que nunca fue tal, la asociación Autismo de Madrid estuvo recogiendo historias de personas con TEA y, sobre todo, de sus seres queridos, por la IX edición de su certamen de relatos Cuéntame el autismo. Relatos cuyo nexo en común era ‘Desde mi ventana’ y que nos ayudan a entender cómo ha sido, cómo está siendo, el tránsito por esta pandemia que tiene al mundo en jaque para las personas con autismo y sus familias.

Hoy se ha conocido el relato ganador, el poético El buscador de polvo de estrellas de María Elena del Río, madre de un niño con autismo de 7 años al que la arena le relaja, pero como los parques estaban cerrados, tuvieron que idear la manera de llevarle el brillo de la arena a casa.  Os dejo un pequeño fragmento:

Para que entiendas un poco sobre polvo de estrellas, coge un puñado de arena y déjala escapar de entre tus dedos. Aprende a escuchar su sonido al caer, al escaparse de tus manos, y trata de deleitarte con la relación del sonido-movimiento en cada grano caído; mira su resplandor pues refleja a las estrellas en sus innumerables cristales. A veces brilla como una piedra preciosa, y a veces es sólo opaca, pero con colores únicos en cada porción de arena que cae de tus manos, de tus dedos

Todos los relatos se han convertido en un libro para el que me pidieron escribir un prólogo que titulé  y quiero compartir con vosotros  hoy, invitándoos a leerlo para entender mejor la diversidad del autismo atisbando por catorce ventanas azules.

El libro que tienes en las manos es un recorrido multicolor, marcado por la pandemia que ha sacudido todo el mundo, que es el perfecto reflejo caleidoscópico de la variedad y complejidad de este trastorno. Las catorce vivencias que te aguardan ponen de manifiesto que la persona está antes que las etiquetas, que todos construimos nuestros propios universos y todos ellos son valiosos, algo que no deberíamos olvidar jamás.

A lo largo de sus páginas conocerás a Samanta, Javi, Petra, David, Ángel, Alicia, Ayla o Santi. También a sus familias: madres, padres, hermanos, hermanas y abuelos. Te identificarás con su forma de afrontar el confinamiento. Compartirás sus reflexiones, sus problemáticas, miedos y descubrimientos. Sobre todo comprenderás que el nexo que nos une es la búsqueda de la felicidad bajo cualquier circunstancia; una felicidad que aguarda en los pequeños detalles, en la capacidad de pararse, respirar hondo y apreciar lo que tenemos.

Así deberías afrontar también la lectura de este libro, sin prisa por terminarlo, poniéndote en la piel de aquellos que han hecho el esfuerzo de abrir sus ventanas, de dejarnos entrar en sus vidas. De esa manera podrás saborear lo distinto que es en todos los sentidos, humanos y literarios, cada hogar y cada corazón al que nos han permitido asomarnos.

Si lo haces así encontrarás textos escritos con la poesía propia de un buscador de polvo de estrellas, con la honestidad de un diario abierto bajo la luz de un faro, con la precisión de un registro de llamadas que van y vienen, con una primera persona desplazada y con el añorado sabor ‘proustiano’ de las magdalenas de los abuelos.

Solo la carencia absoluta de empatía impedirá que toda suerte de emociones germine durante su lectura.

El coronavirus lo trastocó todo. Igual que el autismo se cuela a sacudir nuestros cimientos, pero también a convertirse en maestro de resiliencia, en un aliado para entender aquello que realmente importa, que estamos aquí para aguantar a lomos del imprevisible dragón azul y disfrutar del vuelo.
Y si siete veces nos caemos, ocho nos levantaremos.

GTRES

¿Quieres que tu hijo ame los libros? Dale libertad, busca su disfrute y deja en su mano la decisión final

Leer no admite imperativos. Es una frase que escuché hace tanto tiempo, que ni recuerdo a quién, cuándo o dónde. Pero os aseguro que se me quedó grabada porque no puede ser más verdad. Más allá de lo útil que pueda ser leer, de lo que nos enriquezca y aporte, leer tiene que ser un goce. Si no hay disfrute cuando acercamos a nuestros niños a los libros, es más fácil fracasar en nuestro empeño de convertirlos en lectores.

Que sea una experiencia gozosa es imprescindible, tanto como lo es poder leer en libertad. Tienen que poder releer lo leído tantas veces como quieran; deben poder elegir sus libros favoritos sin que nosotros lo critiquemos o intentemos forzar otros títulos entre sus predilectos. Si desean abandonar un libro sin llegar al final si no les atrapa, no pasa nada, porque su tiempo también es valioso.

(GTRES)


Debemos respetar la manera en la que se adentran en la lectura y también aprender a gestionar nuestra frustración si no acaban siendo los voraces lectores que nosotros deseábamos. Nuestros hijos no han venido al mundo a cumplir nuestras expectativas, sino a ser ellos mismos, a encontrar su propia voz y su camino.

Por supuesto que debemos hacer lo que esté en nuestra mano por invitarles a enamorarse de la magia que encierran los libros. Debemos hacerlo, en primer lugar, dando ejemplo. Como siempre, como en todo. También leyéndoles cuentos, llevándoles a cuentacuentos, a librerías y ferias del libro, poniendo a su alcance buenas lecturas según van creciendo, respetando sus ritmos y sus gustos.

Pero si no lo logramos, si la mecha del amor a la lectura no acaba de prender, no pasa nada. No debería haber culpas ni decepciones. Tal vez no sea el momento; tal vez prefieran otros universos en los que sumergirse. Y, en última instancia, nuestros hijos no son nuestros.

Termino con un vídeo de Trastadasdemamá, cuentacuentos y experta en el fomento de la lectura que todos los días a las 11 os entretiene un ratito a los niños en Instagram, sobre los diez derechos que todo lector tiene, sea niño o adulto.

Seguro que os gusta.

¿Estáis teletrabajando con niños pequeños? Todos los días a las 11 una estupenda cuentacuentos los entretiene gratis en Instagram #telocuentoendirecto

Es muy difícil trabajar en casa con niños. Mucho. Estos días hay mucha gente intentándolo como puede. Les ponen a dibujar, a hacer deberes, a jugar a la consola, a ver la tele, a todo lo que se les ocurre para poder compatibilizar su cuidado con el desarrollo de su cometido profesional.

Hoy les traigo una pequeñita ayuda, porque en esa situación todo suma.

Patricia, conocida en el mundo infantil como @Trastadasdemamá o directamente Trastadas, es una estupenda cuentacuentos y experta en el fomento de la lectura desde hace ocho años entre niños y adolescentes. Doy fe, he acudido a algunas de sus sesiones en las que he visto como es capaz de fascinar y emocionar hasta las lágrimas incluso a los adultos más duros.


Normalmente trabaja recorriendo bibliotecas, colegios e institutos
con esa labor tan importante como bonita, pero el cierre de centros escolares la ha confinado en casa con sus hijos. Por solidaridad, por capacidad, porque sabe bien lo difícil que es teletrabajar con niños alrededor, ha comenzado a contar en directo desde su cuenta de Instagram todos los días a las 11 un cuento.

Es decir, que cualquier padre que lo desee puede entrar en esta red social y tener un ratito, unos 15 o 20 minutos, entretenidos a sus hijos con esta narradora de historias.

Y de paso que conozcan nuevos cuentos y cultiven su amor por la lectura aprovechando esta situación anómala que nos tiene sin guarderías y colegios, encerrados en casa por el bien de todos.

Situaciones de crisis como esta ayudan también a ver que hay gente solidaria, gente buena queriendo ayudar de la mejor manera que sabe.

‘¡Hola menstruación!’, un estupendo manual ilustrado para las niñas que se enfrentan a sus primeras reglas

Cuando llegó este libro a mis manos, manos de madre de una niña de casi once años que pronto tendrá que aprender a gestionar su menstruación, no imaginé que iba a encontrar una herramienta tan recomendable. Incluso esforzándome, no logro encontrar ningún ‘pero’ a este manual de fácil lectura que prepara a las niñas para manejar sus primeras reglas. Y por eso lo traigo hoy aquí.

Entre sus varias virtudes destaca lo completo que es. No se deja nada por el camino. Está la parte más fisiológica que explica con sencillez en qué consiste y porqué se produce la menstruación; hay trucos y recomendaciones, como el comenzar a llevar siempre un estuche con todo lo necesario para estar preparadas cuando la regla aparezca; mitos a erradicar que aún perduran; qué es el síndrome premenstrual o los métodos para gestionar a la recién llegada, incluyendo novedades sostenibles como las copas o las bragas menstruales, pero enseñando que todas son validas y que cada mujer es diferente y tiene sus motivos igualmente válidos para optar por unos o por otros. Ni siquiera olvida mirar a las niñas con discapacidad.

A lo largo de todos sus capítulos, siempre amenos, hay enriquecedores testimonios de niñas y mujeres recordando cómo y cuándo fue su primera menstruación, problemillas que se encontraron o dudas que les asaltaron.

También los hombres están representados, tanto los padres como los chicos de la edad de la lectora, a los que Stynes y Kang han dedicado un capítulo para que entiendan como ser aliados, lo que conviene saber o decir ante la regla de sus hermanas, amigas o novias.

Pero ojo, que tampoco edulcora nada. La regla puede doler, puede ser un inconveniente, un coñazo. Claro que sí. Pero no pasa nada. Las mujeres podemos con ella, aunque sea con la ayuda de calor local o farmacología moderna.

¡Hola menstruación! (Liana Editorial) brilla por la naturalidad con la que expone todo y por su tono positivo y normalizador. No pasa nada, podrás con ello, es el mantra que impregna todas sus páginas.

DEtrás de este libro están la doctora Melissa Kang, especialista en sexualidad en la adolescencia y en salud sexual que durante dos décadas condujo el consultorio Dolly Doctor, y Yumi Stynes, que es escritora, comunicadora y madre de cuatro hijos.

Y las ilustraciones de Jenny Latham son una maravilla; reflejan a la perfección lo distintas que somos todas las mujeres, cómo difieren nuestros cuerpos, favoreciendo la autoaceptación en una época tan compleja como la pubertad y la adolescencia. Y lo hace compartiendo el tono del libro, de normalidad y positivismo.

En definitiva, un acierto para ofrecer a nuestras hijas cuando se encuentran en esa etapa de grandes cambios vinculados a la menarquia. Una ayuda más, que no debe ser la única. Es imprescindible que en casa estemos a su lado, que seamos capaces de compartir esa misma naturalidad del libro en nuestro día a día y desde mucho antes de que nuestras hijas muestren los primeros signos de la pubertad.

No hay nada malo, nada que se deba esconder, nada de lo que no se pueda hablar, ninguna duda que ocultar, nada que deba darnos vergüenza.

¿Tienes cuentos o libros juveniles en buen estado para donar? En un colegio de las Tres Mil Viviendas en Sevilla los necesitan

Mi compañera Beatriz Rodríguez, en la redacción de 20minutos en Sevilla, publicó este lunes un tema en el que contaba que un colegio de las Tres Mil Viviendas busca libros para ampliar su biblioteca. Profesores jóvenes, ilusionados, que quieren ofrecer a los niños y jóvenes de esta zona tan desfavorecida un futuro vinculado a la lectura, que necesitan donaciones para que la biblioteca del colegio alce el vuelo y los sueños de los chicos que allí estudian.

«Necesitamos libros para poder ofrecer a nuestros alumnos y, en definitiva, a toda la comunidad educativa del centro», explica a 20minutos Vanessa Zamudio, coordinadora de la biblioteca y maestra del CEIP, en el que estudian actualmente unos 160 niños y niñas de Infantil y Primaria, desde los tres hasta los 12 años.

Lo que el profesorado pretende es «garantizar el acceso a la lectura de estos niños y niñas puesto que, posiblemente, su colegio sea el único medio a su alcance que pueda ofrecerles este maravilloso mundo de los libros», un mundo «lleno de fantasía, aventuras, magia y, fundamentalmente, un despertar de la emociones, esas que solo los libros son capaces de transmitir».

El colegio recoge las donaciones que se hagan en sus propias instalaciones, en la calle Esclava de Sevilla número 4, de 9.00 a 14.00 horas.

Pero Bea no solo se limitó a publicar esta necesidad, se quedó barruntando cómo poder ayudar más, porque muy poca gente da el paso de meterse en la Tres Mil para llegar a este colegio con unos cuentos bajo el brazo. Igual que en Madrid no muchos se animarían a adentrarse en el sector 6 de la Cañada Real Galiana. Así que habló con quién tenía que hablar para poder recibir las donaciones en la redacción, en pleno centro de Sevilla, y que así pudieran llegar más ejemplares al colegio que los necesita.

Así que también se pueden depositar libros en buen estado en la Plaza del Duque de la Victoria, número 1, en horario de 9.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00 horas. En nuestra redacción.

Tampoco es tan raro que un periódico ayude a crear lectores, ¿no creéis?

He querido contároslo también aquí, porque creo que es una iniciativa que merece la pena apoyar. Pequeña, pero importante. Con pequeños gestos como estos configuramos un mundo mejor para todos.

Si sois de Sevilla o pasáis por allí y tenéis cuentos o libros en buen estado, por favor depositadlos en nuestra redacción o en el colegio que los necesita.

Si no sois de Sevilla ni pasáis por allí, pero tenéis cuentos o libros en buen estado y podéis hacerlos llegar de alguna manera hasta el colegio o la redacción. No lo dudéis.

Alumnos del CEIP Manuel Altolaguirre en la biblioteca del centro. CEDIDA

‘Cachito’, un cuento que habla del amor de su autor por sus dos hijos y de la necesidad de visibilizar la discapacidad infantil

Mike Bonales es dibujante, ilustrador y autor de cómics. Es conocido sobre todo por Conejo Frustrado y Polo Sur. También es padre reciente de dos niños. El mayor se llama Iván y el pequeño Óscar, que tiene discapacidad.

Cachito es el cuento que Mike ha creado por amor a ambos. Un regalo para sus hijos, para entender y entenderse, que es un regalo también para todos, por lo que va a hacer para visibilizar la discapacidad infantil y porque este cuento es también un abrazo para todos aquellos que hayan pasado por la experiencia de tener un hijo, un nieto, un sobrino o un hermano que ha empezado su vida peleando, igual que el pequeño Óscar.

Mike lanzó hace apenas un par de semanas este cuento en Verkami y el éxito ha sido arrollador. A los pocos días había logrado su objetivo inicial y sigue sumando mecenas. Hace varios años que numerosos proyectos, como Cachito, que rebosan calidad naciendo mediante estos sistemas de crowdfunding o micromecenazgo.

¿Por qué has decidido publicarlo mediante crowdfunding?
Porque se trataba de un proyecto muy personal. Quería tener la libertad de crear una obra totalmente mía, de mi familia. Es complicado, a priori, encontrar una editorial que publique una obra tan personal y concreta.

El protagonista de tu cuento es Óscar. ¿Cómo es tu hijo? ¿Cómo es el óscar del cuento?
Cuando escribí el cuento, Óscar tenía un año. Ahora tiene dos, y ha avanzado en muchos aspectos. En el cuento hablo del esfuerzo que tiene que hacer para superar obstáculos que para los demás son sencillos. Hoy está superando nuevos obstáculos, pero la idea sigue
siendo la misma.

¿Cuál es el objetivo del cuento? ¿Qué te gustaría que los mecenas se llevaran al leerlo o leérselo a sus hijos?
Escribí el cuento pensando en mis hijos. Primero, para que Iván, mi hijo mayor, entendiera mejor qué le ocurre a su hermano, por qué se comporta de esa manera, por qué le prestamos tanta atención y por qué va a terapia, al hospital con frecuencia, etc… Segundo, para que cuando Óscar sea más mayor, entienda por qué a él le cuesta más que a otros niños hacer ciertas tareas. Y tercero, para que muchos padres y madres comprendan que, aunque caigas, puedes volver a levantarte y ver la belleza en lugares que pensabas que eran oscuros y aterradores.

Te he escuchado decir que es un cuento pensado para que el hermano mayor de Óscar entienda lo que le pasa a su hermano. ¿Cómo es su relación?
Digamos que es una relación complicada. Iván siente celos de Óscar, como cualquier hermano mayor, pero además tiene que lidiar con un niño que actúa de una forma diferente a otros niños. Muchas veces no sabe cómo actuar con él porque la comunicación es difícil.

Menuda mochila llevan los padres en el cuento… 🙂
¡Jajajaja! Sí, es a propósito. La mochila que llevan simboliza las responsabilidades, compromisos, preocupaciones y problemas que tenemos en nuestra vida diaria. La mayoría de las veces esa mochila lleva más peso del necesario. Lleva cosas que no son tan importantes.

Los médicos son magos y las enfermeras hadas. ¿Por qué esa ambientación fantástica?
Porque no quería hacer un cuento de hospitales, quirófanos, salas de espera… Quería hacer una aventura, una historia que guste a todos los niños y padres que lo lean, pero que mantenga el mensaje que quiero dar. El mago es el cirujano, las hadas son enfermeras, fisioterapeutas, psicólogas… todos los profesionales que trabajan con Óscar y que consiguen avances increíbles, casi mágicos.

Has dicho que habrá más cuentos. ¿Tienes alguna idea ya en mente?
Tengo más ideas, pero sobre temas más genéricos. He leído muchos cuentos a mis hijos y creo que puedo aportar algo divertido y original.

La Navidad no está tan lejos, si tuvieras que hacer una carta a los Reyes Magos con tus tres deseos para los niños con discapacidad, ¿cuáles serían?
Atención temprana y terapias cubiertas por la seguridad social el tiempo que sea necesario. Más apoyo en los colegios para que los niños puedan integrarse con otros niños sin discapacidad. Y mucha más visibilidad y concienciación: que la diversidad se convierta en la norma, no en la excepción.

¿Y para tu hijo?
Que siga aprendiendo, que mejore en su comunicación y que no vuelva a tener más crisis epilépticas.

La discapacidad infantil es más común de lo que parece, pero al mismo tiempo muy desconocida. ¿Por qué? ¿Tal vez preferimos mirar a otro lado? ¿Tal vez es demasiado diversa?
Porque no se le da visibilidad. Cuando te encuentras en esta situación descubres que hay muchos, muchísimos casos similares al tuyo. Por eso creo que es importante la integración en colegios (siempre en los casos que sea viable), para que se normalice la convivencia con personas con diversidad funcional. Eso sí, me parece que es imprescindible que, tal y como está la situación hoy en día con respecto a la integración, se mantengan los colegios de educación especial, porque es muchos casos son mucho mejores para el niño que los colegios tradicionales. Tenemos que tender siempre a la integración, pero cerrar los centros de educación especial sería, a día de hoy, un grave error.

¿Nos estamos pasando de frenada con tanto libro sobre mujeres excepcionales?

La pasada semana llegó a mis manos un libro de esos que llama la atención, editado con mimo y bellamente ilustrado. Se titula Ellas cuentan, cincuenta mujeres y niñas que cambiaron el mundo y es obra de Katherine Halligan y Sarah Walsh.

Muy bonito, sí. Solo se podría poner un par de peros. Uno es su gran formato, que hace que sea más vistoso, más ‘regalable’, pero que tal vez sea demasiado porque lo hace menos manejable para los niños. Otro es que embellece en exceso las historias de las cincuenta mujeres que recoge. Por ejemplo, cuando narra la vida de Juana de Arco parece un cuento de hadas. No hay oscuros, solo claros. No pido que se sea cruento, pero sí más sincero. Una hagiografía aporta menos que un relato real. Los niños, los que tienen edad para acercarse a estos libros, tienen capacidad para entenderlo y resulta más enriquecedor. Este segundo inconveniente no es exclusivo de este libro sobre mujeres excepcionales en concreto.

Y tal vez otro. Que llega cuando llevamos ya varios años recibiendo propuestas editoriales con distintas aproximaciones pero que pivotan todas precisamente en ese darnos a conocer a mujeres que aportaron o aportan valor a esta sociedad.

Son muchos, tantos que hace pensar si es realmente preciso disponer de más. Como recurso pedagógico no lo parece, como estrategia comercial tal vez sí tenga sentido.

Son valiosos y necesarios. Pero son muchos. Probablemente demasiados. Hemos pasado de la nada a la abundancia en muy poco tiempo.


Y hay otra reflexión engarzada.

No creo ser sospechosa de regatear con el feminismo o no apoyar la visibilización de las mujeres, lo importante de poner en valor tantos y tantos nombres desconocidos o escondidos, pero hay que saber hacerlo bien.

Cuando llegó a mis manos este libro recordé a dos amigas, dos madres estupendas, sensibles, defensoras de los derechos de la mujer y de poner en valor y en conocimiento de sus hijos los nombres que estos volúmenes albergan.

Una de ellas me contaba no hace mucho que su hijo más pequeño le soltó en una ocasión: «Como los niños lo hacemos todo mal…». Algo antes la otra, madre de dos varones, me había contado una experiencia similar de uno de sus hijos, que siendo chico sentía que le vendían a los hombres como los malos de la película.

Si poniendo en valor a las mujeres, si rescatándolas como merecen, hay niños que sienten que encerramos en la oscuridad a los hombres o los hacemos los villanos de la historia, es que lo estamos haciendo mal.

Tal vez nos estamos pasando de frenada no solo en la sobreabundancia de títulos sobre mujeres, también (y me preocupa más) en cómo les estamos dando protagonismo.

No puede ser que leamos cinco veces sobre Malala o Clara Campoamor y que no lo hagamos nunca sobre Turing o Darwin. Puede que no sea fácil, pero visibilizar a las mujeres no nos puede hacer perder la labor de tantos hombres que fue buena y valiosa para la sociedad y que transmitimos un mensaje sesgado o acentuemos la existencia de dos bandos enfrentados.

Bien sé que este riesgo solo viene dado en las familias más concienciadas, en las que menos lo necesitan. Hay muchas otras en las que este exceso no se aprecia, muchos hogares en los que estos libros sobre mujeres no han entrado por desconocimiento o a conciencia.

Pero es un riesgo real que tener presente y combatir. ¿No creéis?

‘Clara y las sombras’, un canto a la empatía, a esquivar prejuicios, un cuento que emociona

Clara y las sombras es un cuento extraordinario. Cuesta decir que sea el mejor que ha publicado su autora hasta la fecha, porque todas las obras de María José Rodríguez (Galgui,Un amigo Diferente, Elefante y Miguel y Chiquitina) tienen un gran valor de una u otra manera.

Cuesta decirlo pero me siento inclinada a hacerlo, porque creo que es el más poético en fondo y forma. También es el que más capacidad tiene de conmover a lo largo de un recorrido cristalino, en el que no sobra ni falta nada y te envuelven como en un abrazo las preciosas ilustraciones de Clara Luna Rodríguez, en las que el azul es una constante.

Es imposible no emocionarse acompañando página a página a la pequeña Clara, que es capaz de ver en las sombras de las personas lo que realmente encierra su corazón.

Hay personas que no son lo que parecen, personas que son más de lo que parecen, personas que encierran un valor insospechado, que aportan o pueden aportar mucho más de lo que resulta obvio a simple vista.

Los hay malvados, por supuesto. Clara también puede ver la oscuridad de algunas sombras, que son las menos.

Las más son las otras, las que deberíamos aprender a mirar sin prejuicios.

Porque Clara y las sombras va de eso, de entender que no se puede juzgar a vuelapluma, que todos los seres humanos son poliédricos y valiosos.

Y va también de que podemos ser como soñemos.


Podéis encontrar Clara y las sombras en Verkami acompañado de un montón de recompensas. Sin más, os dejo con una breve entrevista a su autora, María José Rodríguez, una mujer que es científica, maestra, madre y solidaria.

¿De dónde nació el deseo de crear Clara y las sombras?
De que me molestaba que me clasificaran a mí o a personas queridas en un grupo u otro sólo por una característica. No me gustan las generalidades, me parecen tremendamente injustas. Y lo he visto hacer con niños: “Éste sólo va a llegar a segurata”. ¿Te puedes imaginar el efecto que puede tener que una madre o una profesora le diga a su hijo de nueve años esto?

Hay gente que generaliza sin querer, sin mala fe, por costumbre. Clara y las sombras está escrito para intentar que esa costumbre no se asiente desde la infancia.

Hay gente que generaliza a sabiendas y que no quieren ni oír hablar de las cualidades que puede tener el otro, aunque opine diferente a ti. Esa actitud no mejora la convivencia ni el acercamiento entre nosotros, y te hace perderte personas que podrían perfectamente contribuir a tu felicidad, aunque no opinéis lo mismo o no creáis en lo mismo. Ojalá Clara y las sombras les dé un motivo para reflexionar.

¿Qué es lo que querías transmitir con este cuento?
Que las personas somos mucho más de lo que vemos por fuera, y que en la mayoría de los casos merece la pena conocer a las personas más en profundidad. Y que los niños no deben dejarse nunca clasificar, deben protestar alto y claro si alguien lo intenta y deben saber que tienen el potencial para ser lo que quieran, y que pueden ser varias cosas a la vez.

¿Cuánto tiempo ha llevado el proceso de creación?
La idea me llegó de repente, la encontré bonita y la apunté. Cuando por fin pude ponerme a trabajar en ella, tardé unas tres semanas en escribir el primer borrador, que luego pulí algo más, poco a poco. Le pasé el texto a Clara y ella fue haciendo ilustraciones compaginándolas con sus otros encargos. Creo que fueron en total unos dos años.

¿Se llama Clara por su ilustradora?
No, la protagonista se llama Clara en contraposición a la idea de “sombras”, y por su capacidad de “aclarar” lo que esas sombras tienen que decir, de sacar a la luz aquello que estaba escondido. Si hay espacio para un pequeño detalle curioso, creo que ese cuento reapareció el momento oportuno, de haber intentado sacarlo antes quizás no habría tenido tanto sentido. Lo digo porque escribí el primer boceto antes de conocer a Clara. Así que la idea permaneció en un cajón varios años, apuntada en una hoja de papel minúscula, hasta que reencontré aquella hoja de papel pequeñísima y arrugada de casualidad. Para entonces Clara y yo ya habíamos editado Chiquitina, y decidí que era el momento de tratar de hacer esa idea realidad y que debía ser Clara su ilustradora. Porque las ilustraciones de Clara me gustaban muchísimo, porque trabajábamos muy bien juntas y porque me hacía gracia que se llamara igual que la protagonista. (risas) Además creo que lo que trata de contar Clara y las Sombras es ahora muy necesario, más de lo que era hace unos años.

Cuéntame un poco cómo trabajáis juntas, cómo os coordinais.
Pues es bastante sencillo: hablamos por teléfono, por mail y por whatsapp. Yo le dejo total libertad creativa, ella escucha mis ideas sobre algunas ilustraciones en las que quiero que haya alguna idea o elemento concreto, y hace bocetos. Me manda esos bocetos por mail y hablamos sobre ellos. Generalmente no hay mucho cambio, porque Clara le da una profundidad especial a las ilustraciones que enriquece el texto y a mí me encanta y me sorprende. Nos reunimos en persona pocas veces. Nos entendemos muy bien y no nos hace falta reunirnos mucho.

Me consta que algunas personas que aparecen en sus páginas existen, ¿es así con todas?
No todas las personas o animales que aparecen son reales, pero sí representan a personas con las que me he cruzado en un momento u otro. Es decir, que yo no hablo en teoría, sino que sé de lo que estoy hablando. No soy muy extrovertida y no soy de las que inician una conversación primero. Prefiero callarme y observar antes de decidir si quiero relajarme y abrirme a otra persona o no. Así que en realidad intento hacer como Clara: intento leer en las sombras de los demás. Eso me ha ayudado a descubrir gente extraordinaria, estén de acuerdo conmigo en temas importantes para mí o no.

¿Tienes algún otro proyecto en marcha?
Sí, y queremos que salga el año que viene. Se titula Sólo Palabras. La ilustradora es Marta Chicote y este cuento está creciendo con nosotras desde hace varios años, así que será un cuento vivo y muy especial. Hemos vividos muchas cosas con este cuento a nuestro lado, como nexo de unión. Y además es el primer cuento que escribí, ¡el primero de todos!, y la idea original no es sólo mía, sino también de mi esposo, Rafael Fortún. Una de las primeras cosas que hicimos al empezar a salir fue presentarnos a un concurso de cuentos escribiendo juntos el primer borrador de Sólo Palabras. Y tengo muchas ganas de hacerlo realidad por fin