Archivo de la categoría ‘Puerperio’

¿Qué serie o novela relacionas con tu maternidad o tu paternidad?

Este fin de semana mi compañera Cecilia escribía en su blog seriófilo sobre Los soprano. Es una serie de la que se ha escrito mucho (y casi todo bueno), pero el enfoque que ella usaba me llamó especialmente la atención. El título de su post es Amamantar con ‘Los Soprano’ y contaba lo siguiente:

Para mí, Los Soprano ha quedado asociada a una época de crianza, de recuperarme de la cesárea, de experimentar el cambio más intenso de mi vida, porque, cuando mi vida se reducía a dormir cuando podía con la teta fuera, me proporcionó horas y horas de la mejor diversión.

Me llamó mucho la atención porque considero Los Soprano la serie de la paternidad de mi santo. Yo también intenté verla con él recién parida (Cecilia y yo tenemos dos niños de edades semejantes), pero fue un rotundo fracaso. Mi cuerpo de sangre y leche no me pedía mafias y violencia, por mucha calidad que tuvieran. Quería visionar historias más amables. Ese rechazo o mayor sensibilidad a la violencia nada más parida (o partida la pareja) que me he encontrado con frecuencia en muchas personas, no sé si sería también vuestro caso. Con un bebé en brazos o esperándome, no me apetecía transitar por los sucesos especialmente duros, las narraciones más cruentas.

Si hay una serie de televisión que relaciono con ese periodo de dedicación a un recién nacido es Las chicas Gilmore. Fue tras tener a Jaime, hace más de doce años. No había Netflix ni nada que se le pareciera y los DVDs llegaron a modo de regalo, uno estupendo. Disfruté mucho con las andanzas de aquella madre y aquella hija de ojos azulísimos y mentes raudas.

A Julia no la relaciono con ninguna serie de televisión. Tal vez con el segundo siempre sea distinto, no lo sé. En mi caso el puerperio fue muy diferente al de Jaime, en el que me dedicaba casi en exclusiva a cuidarle y cuidarme.

Julia tenía un mes cuando nos dieron el diagnóstico de autismo de Jaime. Fue un periodo complicado, repleto del arranque de las terapias, la asunción del diagnóstico, la búsqueda de un colegio adecuado, su estimulación en casa… No hubo largos ratos a solas con mi hija en el sofá, ni mucho menos.

Si algo hice en esos momentos fue leer mucho sobre el autismo, desde manuales sesudos a novelitas como El curioso accidente del perro a medianoche o los libros de Temple Grandin. Ese tipo de lecturas son las que relaciono con ese periodo.

¿Y vosotros? ¿Tenéis alguna serie o algún libro asociados a vuestra maternidad o paternidad?

‘Amor con ojeras’, porque el sexo también es cosa de padres recientes

imageHace ya años que conozco a Mamen Jiménez y que disfruto de sus ilustraciones y su sentido del humor en Internet.

Mamen es más conocida como lapsicomami, (por psicóloga, no por psicópata, al menos que yo sepa). Esta cordobesa, que ya ganó el premio a mejor blog de humor de Madresfera el año pasado, acaba de publicar un libro, de esos bonitos, bien maquetados, con pasta dura e ilustraciones a todo color al que personalmente tenía muchas ganas.

No me ha defraudado.  Conserva el humor y esa mezcla de realismo y optimismo del que siempre hace gala y que  yo también practico y agradezco-

Lapscomami está especializada en sexología y terapia de pareja, de ello ejerce y se nota en todas sus páginas. De hecho este libro es precisamente eso: un libro de pareja, que habla directamente a ambos y no solo a ella lo que implica convertirse en padres, hasta qué punto te cambia la vida. Y lo hace con muchas ilustraciones que te mantienen la sonrisa mientras pasas las páginas.

Pero tampoco creáis que es una simple recopilación de viñetas graciosas en este plan:

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Para nada. En el libro hay también mucho texto elaborado por una profesional en la materia encaminado a mantener una sana relación de pareja durante el embarazo y tras la llegada del niño. Directa al grano, Mamen deja claro qué conviene hacer y qué no conviene descuidar para que nuestra relación no se resienta.

Así describen el libro en la contracubierta y así es:

Todo lo que nunca nadie te había explicado sobre qué le pasa a una pareja cuando tiene su primer hijo, sobre esas cosas que hacemos… y esas otras que dejamos de hacer. Contado con mucho humor y un sinfín de consejos prácticos por Lapsicomami, una psicóloga que ha pasado por ello y nos ofrece todos los recursos para sortear los (más que probables) baches parejiles propios de esta etapa de la vida.

En este libro encontrarás consejos para: mejorar la comunicación, aumentar el deseo, sobrevivir en pareja, reavivar la chispa, volver a tener citas de novios… porque se tarda muy poco en quererse y sienta fenomenal.

En definitiva, un libro que no solo es divertido e interesante, sino que puede resultar incluso útil.

Y para que no os pille de sorpresa ya os adelanto que un gran porcentaje del libro habla de sexo y es de agradecer que así sea. No es frecuente encontrar en los manuales de maternidad este tema, parece que a los que nos convertimos en padres recientes lo único que nos preocupan son cosas como percentiles, lactancias, colechos, estimulación del bebé, hitos del desarrollo e introducción de alimentos sólidos. Cualquiera diría que tras concebir a los churumbeles aquello pasó a perder toda su importancia.

Para nada (de nuevo). Si somos ahora padres es porque lo del sexo no nos pilla de nuevas y con toda seguridad querremos volver a practicarlo. Pero claro, puede haber temores vinculados a los cambios que se han producido en nuestro cuerpo tras la cesárea o el parto y la lactancia, dificultades nacidas de nuestro nuevo papel de padres.

Lógicos y superables todos, porque, efectivamente, hacerlo sienta fenomenal «porque aunque ahora sea con ojeras, el amor es lo más».

Solo voy a a hacerle una crítica a Amor sin ojeras, una que tal vez no sea pequeña, aunque no pretende ser grande, y que está hecha con la mejor de las intenciones.

Siempre me he quejado de esa creencia tan extendida de que a ellos les interesa más el sexo que a nosotras, que ellos lo buscan más, que nosotras nos escabullimos de practicarlo con  frecuencia. Ya sabéis, el mito de que ellos son activos y nosotras pasivas, que ellos siempre tienen ganas y nosotras preferimos los abrazos y los capuchinos.

En el libro de Lapsicomami me he encontrado con ello de nuevo y varias veces.

Él quiere dar por zanjada la cuarentena (que no tiene que ser de cuarenta días en absoluto, puede ser muchísimo menos si hay ganas, eso sin contar que el sexo es mucho más que la penetración vaginal) cuanto antes. Tiene sus temores claro, pero está deseándolo. Ella está a mucha distancia en deseo, el sexo no es una prioridad, es él el que tira y ella la que frena.

Si seguimos transmitiendo eso nos encontraremos con el mismo tipo de profecía autocumplida de cuando a un niño le dices que es malo o listo.

No digo que en el pasado no fuera así en la gran mayoría de las parejas y tampoco niego que pueda seguir siendo la norma a día de hoy, pero en una pareja actual bien avenida y con un apetito sexual saludable, es más que probable que ella tenga tantas o incluso más ganas que él de reanudar las relaciones sexuales aparcadas durante el puerperio.

Lapsicomami me explica que «en el libro he recogido «lo que veo» y por mucho que me fastidie, la realidad es que muchas parejas vienen en esta situación (obviamente fruto del modelo de sexualidad que nos han colado). Fue un verdadero quebradero de cabeza incluir «esto que pasa» con lo que yo entiendo profesional y personalmente que es mejor. Explícitamente digo en el texto en no pocas ocasiones que las mujeres también queremos, y mucho. Y que hay ‘ellos’ que no quieren todo el rato».

Y para finalizar os dejo con la invitación de Lapsicomami para acudir a la presentación del libro en Madrid. Si yo pudiera, no me la perdería.


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Cómo aliviar las naúseas, hacer masajes perineales… y aclarar muchas otras dudas sobre embarazo y parto

a00465631 3637En mis dos embarazos tuve la gran suerte de contar con una matrona maravillosa. Esther se llama. Tiene una edad similar a la mía, también dos hijos de edades parecidas, es asertiva, amable, está muy bien formada y adora su cometido. Fue una suerte porque era la matrona que me corresponde en mi centro de salud, me la encontré sin buscarla. Y desde entonces seguimos en contacto.

Esther tiene desde hace años una página web en la que facilita información práctica sobre el embarazo, el parto, el puerperio y los primeros estadios de crianza. No esperéis encontrar un blog con artículos de opinión, lo que ella hace es divulgar con sentido común y yendo al grano, apoyándose en las dudas que suele recibir en la consulta y las clases de preparación al parto.

En sus ganas por ayudar a las madres, futuras y recientes, la consulta se le quedaba corta. Y tan bien lo ha hecho que hace muy poco la revista enfermería en desarrollo le otorgó un premio por la educación maternal y paternal online (enhorabuena Esther, te lo mereces).

La web, que hoy os quiero recomendar, se llama Vivir la maternidad. A mí me gustan especialmente sus secciones de preguntas frecuentes.

Aquí las tenéis todas por temáticas:

 Encontraréis respuestas cortas, claras y concisas, como la que explica cómo aliviar las naúseas del embarazo:

Las naúseas durante las primeras semanas del embarazo son normales. Es variable la duración en cada mujer, por tanto, la desaparición de este síntoma no implica necesariamente que algo vaya mal. Hay algunas medidas que pueden aliviar este síntoma: descansa lo que puedas, evita olores que no te gusten, come de 5 a 6 veces al día pequeñas cantidades, evita los alimentos muy condimentados. Se ha demostrado que a algunas mujeres les resulta útil el jengibre. Si te alivia tomar limón, no es perjudicial. Y sobre todo, cada embarazo es diferente. Puedes consultar el siguiente enlace de cuidados del embarazo.

  • Evitar el estómago vacío o muy lleno, los alimentos de difícil digestión o repulsivos, el tabaco, café, grasas, bebidas gaseosas.
  • Comer 5-6 veces al día, de forma moderada. Antes de levantarse (10-15 min), tomar algo sólido (tostadas, galletas).
  • Mantener una buena postura corporal tras las comidas (semisentada).
  • Procurar evitar olores penetrantes o desagradables

Y otras respuestas, también claras, pero más extensas, como la que explica cómo hacer masajes en el perineo.

Es muy importante trabajar la zona del periné durante el embarazo para prevenir desgarros perineales y para ayudar a que se distienda bien el periné en el momento del parto, evitando de esta manera, en la medida de lo posible la episiotomía.

Los aceites en los que están basados los estudios científicos son en aceites naturales: rosa de mosqueta, oliva, almendras,..

La técnica del masaje perineal es la siguiente:

  • Lavarse bien las manos. Las uñas deben estar limpias y cortadas.
  • Buscar un lugar cómodo de la casa y utilizar un espejo para poder explorar el perineo.
  • Posición semisentada.
  • Se puede comenzar con un baño caliente de 10 minutos o aplicando compresas calientes en la zona perineal para relajarla.
  • En el caso de automasaje, se llevará a cabo con el dedo pulgar y, si lo hace la pareja, con los dedos índice y corazón, introduciéndolos hasta la segunda falange.
  • Lubricar los dedos, la vagina y el perineo con un lubricante acuoso.
  • Colocar los dedos dentro de la vagina (unos 3 o 4 cm). Empujar el perineo hacia la zona del recto y hacia los lados de la vagina, estirar la zona hasta que se note escozor y mantener la presión sobre la zona del perineo con los dedos durante 2 minutos o hasta que moleste.
  • Coger la zona perineal entre el dedo pulgar (en el exterior) y los dedos índice y corazón (en el interior) y realizar un movimiento de vaivén. Este movimiento estira los tejidos de la vagina, y los músculos y la piel del perineo. Realizar este masaje durante 3 o 4 minutos.
  • Durante el masaje, no presionar sobre la uretra, para evitar posibles infecciones de orina.
  • Coger la parte inferior de la vagina entre los dedos y estirarla. Ésto ayudará a experimentar la sensación de presión de la cabeza del feto sobre la zona.

Conviene practicar este masaje una vez al día. Después de una semana, se deberían apreciar los resultados de este ejercicio sobre el perineo y la vagina, aumentando su flexibilidad y estiramiento.

*Foto: GTRES

¿Cómo os gustaría que fuese la ropa para el embarazo y post parto?

Un vestido de la colección premamá de H&M 2013.

Un vestido de la colección premamá de H&M 2013.

Me escribe Jess, estudiante de último año de moda que está haciendo un proyecto de fin de carrera de prendas para el embarazo y el post parto. Me pide ayuda porque necesita saber las experiencias del mayor número posible de madres y mujeres que tienen pensado serlo.

Me ha pasado el siguiente test. Si queréis ayudarla podéis contestarlo y/o difundirlo. Tras el enlace lo encontraréis.

Hola, mi nombre es Jésica. Estoy en el último año de Diseño de Moda, y en este momento estoy preparando mi proyecto final de carrera. Este proyecto nace desde las mismas inquietudes personales que como mujer se me plantean frente a ese proyecto tan personal: el de ser madre. Reflexionando sobre ello, se me ocurrió desarrollar indumentaria para aquellas mujeres que desean quedar embarazadas, o para las que lo están.

Por eso he desarrollado este cuestionario, que incluso quienes estuvieron o no piensan en estarlo, pueden ayudarme respondiéndolo, teniendo con vuestra experiencia, sentimientos, y reflexiones.
Entonces, si eres madre, si lo vas a ser, o si lo pensaste y tuviste dudas, miedos, preguntas sobre como tu cuerpo puede cambiar, te pido que respondas una serie de preguntas, que me ayudarán a desarrollar la idea de mi proyecto. Desde ya… ¡¡Muchas gracias!!

Todos los datos que se obtengan en esta encuesta serán usados UNICA y EXCLUSIVAMENTE para los fines indicados. En ningún caso se utilizarán con fines comerciales. Para continuar debes indicar que Aceptas participar de la encuesta.

Quien tiene una buena matrona, tiene un tesoro (y los corrillos online de las madres modernas)

Yo, que acudí a la seguridad social, no he tenido en mi embarazo un ginecólogo de cabecera. La conductora de mi embarazo y postparto fue la matrona.

Gemmaa, que también comenta en este blog y también tuvo a esa matrona puede dar constancia de la suerte que tuvimos. Una pena que no pudiera estar en el parto.

Eso lo escribí en julio de 2008 en este mismo blog. Ha llovido mucho desde entonces, entre otras cosas una niña que ya va al colegio y un niño que resultó tener autismo.

No es la única vez que he recordado en algún post la suerte que tuve con mi matrona, con Esther. Todo lo bueno que pueda decir de ella es poco. Una excelente profesional, fomentando la lactancia y la crianza natural con respeto, preparada e inquieta. Madre también de dos niños de edades similares a los míos. Estuve en muy buenas manos en mis dos embarazos.

El otro día regresé a su consulta para hacerme una citología, que ya tocaba. Fue un encuentro agradable, pese al objetivo final del mismo. Me recordaba, algo que me sorprendió gratamente teniendo en cuenta la cantidad de futuras madres que deben pasar por ella. Y me llevé otra sorpresa agradable: como os comentaba es una persona inquieta, deseosa de ayudar, así que con ayuda de su marido ha creado una página web llena de contenido útil para las madres futuras y recientes.

Se llama Vivir la maternidad, he recorrido sus consejos, sus calculadoras y sus respuestas a las preguntas más frecuentes y me ha gustado tanto que no puedo evitar recomendarosla. Por cierto, que también tiene una página en facebook muy recomendable. Estoy convencida de que Esther agradecerá todas las sugerencias de temas a tratar y mejoras que pueda aplicar en su web para poder ayudar a más madres y a sus bebés.

Es curioso, por otra parte, ver cómo Internet está sustituyendo los corrillos de antaño de las mujeres. Ahora muchas madres aprendemos en parte a serlo, logramos el apoyo de otras madres y compartimos experiencias con ellas en páginas, blogs y redes sociales. La versión online y no presencial de las sillas en la puerta de las casas del pueblo que recuerdo de los veranos pasados de niña en el Valle del Jerte.

Por cierto: ¿A vosotras quién os llevó el embarazo, el ginecólogo o la matrona?

¿Sensación de culpa por no haber podido parir?

Un amigo, padre recientísimo, me contaba el otro día el nacimiento de su hijo. Un pequeño que llegó tras un parto inducido e infructuoso por cesárea y que está como unas pascuas.

Me llamó mucho la atención que me contase que su mujer se sentía culpable por no haber podido tener un parto natural. Que era un tema muy delicado los primeros días para ella. Se entristecía creeyendo que no había sido capaz, se sentía como si hubiera fallado, decepcionada consigo misma.

Me contaba que todo el equipo que la asistió hizo lo posible por lograr un parto lo más natural posible, pero que no pudo ser y ella se sentía responsable. Tenía dentro el «no pude parir a mi hijo».

Deseo que ese sentimiento no dure. Imagino que es lo que sucederá, aunque no puedo estar segura. Tal vez sea una sensación que persistirá latente toda la vida.

Mi primer hijo nació por cesárea programada. Era muy grande y venía en una posición de nalgas bastante complicada. No me siento culpable, no siento haberle ni haberme fallado. Me alegro de que en casos como esos exista la posibilidad de una cesárea tan poco traumática como la mía, que estuve consciente y pude abrazar y besar a mi bebé mientras me suturaban (sólo faltó la presencia de su padre).

Pero si me rastreo con detenimiento, sí que supuso una pequeña decepción cuando me lo dijeron saber que no podría afrontar un parto natural. Algo que hubiera preferido con creces.

Eso sí, tuve tiempo de digerirlo y cuando llegó el momento lo tenía totalmente asumido. No es lo mismo que encontrarte con la noticia y la cirugía tras varias horas de infructuoso trabajo de parto.

Resulta curioso pensar que las formas tan diferentes que tenemos de afrontarlo: hay mujeres que prefieren una cesárea antes que un parto, las hay que las viven de modo traumático, las hay que se sienten derrotadas en su maternidad y las hay que avanzan sobre el tema sin preocuparse demasiado como es mi caso.

¿Como fue en vuestro caso?

La diástasis del recto abdominal

Hace pocos días me escribió Silvia, una madre reciente de tres niños que frecuenta este blog, con una petición:

A raiz de los embarazos y más por el gemelar, se me rompieron los musculos que sujetan la pared abdominal.

Quiero operarme pero no sé ni como empezar, si hago bien… tengo muchas dudas.

Ahora llega el verano y ya no sé como disimularlo. Estoy harta de que me pregunten si estoy otra vez embarazada.

Por eso te sugiero que hagas un post relacionado con este tema, para ver que tal lo llevan las mamás que estén en mi misma situación.

Imagino que lo que le ha sucedido a Silvia es una diástasis del recto abdominal. Una de esas cosas de nombre horroroso que rodean el embarazo y del parto.

Es indolora y muy frecuente, parece ser que hasta un tercio de las embarazadas la experimentan, sobre todo durante las últimas semanas.

Es algo que también afecta a los recién nacidos, aunque ese es otro tema.

Normalmente los músculos vuelven a unirse. El problema es que en unos pocos casos no sucede así, y a la mujer le queda como recuerdo una barriga que parece un embarazo incipiente.

Hay un artículo al respecto en pregnancy-info.net bastante completo sobre la diástasis del recto abdominal durante el embarazo.

Dejo aquí parte:

El recto abdominal es mantenido en su sitio por los abdominales transversales y por los abdominales oblicuos.

Durante el embarazo, sus músculos abdominales tienden a separarse debido al crecimiento de su bebé dentro de su útero. Dicho crecimiento ejerce presión sobre los músculos del recto abdominal, provocando su separación.

Las mujeres que experimentan un rápido crecimiento de su estómago durante sus embarazos son más propensas a sufrir la separación de sus músculos abdominales. Por otro lado, las mujeres que poseen músculos abdominales particularmente débiles también podrían sufrir dicha separación entre el lado izquierdo y el lado derecho de su recto abdominal.

Es muy probable que la separación de los músculos de la zona estomacal ocurra durante el segundo trimestre o durante el tercer trimestre del embarazo. No obstante, dicha separación frecuentemente ocurre durante el trabajo de parto y el alumbramiento.

La separación de los músculos abdominales es típicamente indolora, pero existen algunos síntomas que podrían ayudarla a identificar esta condición.

Es verdaderamente sencillo determinar si los músculos abdominales están separados.

* Recuéstese sobre su espalda con sus rodillas flexionadas y sus pies apoyados sobre el piso.

* Lentamente, despegue su cabeza y sus hombros del suelo. Ésto debería causar que sus músculos abdominales se tensen y contraigan.

* Coloque su dedo índice y su dedo medio justo debajo de su ombligo.

* Presione con sus dedos hacia adentro de su abdomen. Debería sentir un leve hueco entre los dos músculos endurecidos.

* Mida el espacio del hueco, usando sus dedos. Si dicho espacio fuera más amplio que el ancho de sus dos dedos, podría estar padeciendo una separación de sus músculos abdominales.

Existen algunas maneras sencillas de ayudar a tratar la separación muscular después de haber dado a luz a su bebé. Los simples ejercicios abdominales podrían ayudarla a unir nuevamente el lado izquierdo y el lado derecho de su recto abdominal.

La verdad Silvia es que no puedo ayudarte con tus dudas sobre si recurrir o no a la cirugía.

Creo que en tu caso, si efectivamente el problema estético me afectase tanto, acudiría a varios profesionales fiables y les interrogaría a fondo sobre el procedimiento, resultado y riesgos de la intervención.

Pero atendiendo a tu petición, dejo aquí este post por si hay otras madre recientes que puedan compartir su experiencia contigo.

Esto (la menstruación) sí que no lo echaba de menos

Este fin de semana hablaba con otras dos madre recientes del regreso de la menstruación tras haber tenido un niño.

Ambas han tenido su primer hijo. Una de ella ya no da el pecho y su hija tiene nueve meses. Lleva ya tres reglas encima. La primera vino, con muy mala baba, justo la primera semana que se incorporó al trabajo.

La segunda aún da el pecho en exclusiva a su bebé de cuatro meses. La venida de la regla aún pinta lejana.

Comentábamos si venía igual que antes o si la frecuencia, duración y cantidad de los menstruos variaba tras haber tenido un hijo.

En caso de la primera madre reciente la cosa ha cambiado mucho en cuestión de cantidad. Y me decía que otras madres con las que ha hablado del tema le habían confirmado que sí, que volvía con más fuerza.

Yo con el peque no tuve el periodo de nuevo hasta justo el momento en que cumplió el año. Y la verdad es que no noté diferencia alguna.

Y tal vez por hablar del tema, justo hoy noto que me está bajando la regla por vez primera tras un año y nueve meses.

Justo cuando Julia tiene un año. Igualito que con su hermano.

Es algo que, de verdad, no echaba de menos.

Aunque no me puedo quejar. Entre embarazos y lactancia, desde noviembre de 2005 apenas he tenido al regla unas siete veces.

En cualquier caso me da que pensar. No es algo de lo que se hable mucho.

Los manuales no suelen tratar sobre el regreso de la menstruación y en los cursos de preparación al parto que yo conozco, aunque dediquen una o dos sesiones al puerperio, no hablan tampoco de este tema o lo pasan muy por encima.

¿En vuestro caso como fue? ¿Regresó de la misma manera? ¿Con fuerzas renovadas? ¿Con menos? ¿Más o menos dolorosa? ¿Con la misma regularidad?

Toca entuertos, toca aguantarse

Hace tiempo hablaba con una amiga que acaba de tener su segundo bebé y ha tenido unos entuertos terribles la pobre.

La conversación salió al ver cómo se le torcía la cara mientras amamantaba a su hijo.

Al principio no caí: «¿Qué te pasa?»

«Los dichosos entuertos» contestó ella «¿no los has tenido?»

Pues la verdad es que no. Con el mayor sí que notaba algo indeterminado, aunque no doloroso, probablemente por ser cesárea. Con Julia ni eso, pese a ser la segunda y haber tenido dos bebés grandes.

Menos mal, porque le pregunté a mi amiga si había algo que se pudiera hacer para aliviar los entuertos y parece ser que la única solución es aguantarse.

Os dejo la explicación dada por Inma Marcos, comadrona, en El parto es nuestro.

Los entuertos son contracciones uterinas potentes que ocurren en el posparto y que tienen como objetivo reducir la matriz a su tamaño normal y colapsar los vasos sanguíneos sangrantes que han quedado en el lugar donde estaba la placenta.

Los entuertos son buenos y deseables, puesto que si la matriz no se contrae los vasos sanguíneos quedan abiertos y la hemorragia es mayor.

Como cada vez que el niño mama se segrega oxitocina para que la leche salga del pecho, pues al mismo tiempo hay una sesión de entuertos.

La mayoría de primerizas nota los entuertos como poco dolorosos, suaves como una regla. Pero a medida que tienes más hijos los entuertos son más intensos y dolorosos. Esto es por que la matriz de una mujer que ya ha tenido varios hijos está más blanda y necesita más fuerza y contracciones para volver a su sitio.

También he visto que las mujeres con cesárea, aunque sea el primer hijo, tienen entuertos más dolorosos.

También las mujeres que han tenido gemelos o niños muy grandes, como la matriz se dio más de si de lo normal, suelen tener entuertos más intensos aunque sea el primer hijo.

Suelen durar más o menos una semana, el primer día muchos, luego menos y cada vez menos hasta desaparecer.

Si por lo que sea llevas un suero con oxitocina, son mucho más intensos y difíciles de llevar.

También es importante no retener orina, pues la vejiga llena impide que la matriz se recoja y puedes tener una hemorragia.

No entiendo que haya mujeres que prefieran una cesárea

Al poco de tener a Julia algunas me preguntásteis en los comentarios cómo era la recuperación de una cesárea frente a la de un parto vaginal, ahora que tengo ambas experiencias.

Pues ahora que han pasado algo más de dos meses puedo confirmaros lo que ya sabéis: infinitamente mejor con un parto, aunque sea uno con fórceps y una buena episiotomía como el mío y aunque me recuperase sin complicaciones de la cesárea.

Con la cesárea estuve el doble de tiempo en el hospital, eso para empezar. Levantarme de la cama y andar los primeros días era muy doloroso.

Ya en casa las primeras semanas me costaba bastante valerme: por ejemplo levantar la pierna para entrar a la bañera, sentarme en la cama para dar el pecho, levantarme del sofá… Además tenía terminantemente prohibido levantar peso y eso viviendo en un tercero sin ascensor. Necesite ayuda mucho tiempo.

Lo he pensado muchas veces: menos mal que la cesárea fue con el primero y no con el segundo. Habría sido todavía más difícil la recuperación teniendo un torbellino de quince kilos que atender también.

La cicatriz era también más delicada de cuidar, con grapas en lugar de puntos que se disuelven. La podéis ver en la foto, apenas un día después. Que además ahí la tendré, bastante feucha, hasta los restos.

Y tardé bastante más en poder volver a meterme en mis vaqueros. Y no hablo sólo de tallajes, es que además resultaba primero doloroso y luego incómodo presionar el abdomen.

Sin contar que una cesárea te obliga a espaciar en el tiempo el siguiente embarazo, puede dificultar tener un parto vaginal a continuación y si se repiten las cesáreas también limita el número de hijos que una mujer puede tener.

Así que según mi experiencia, no hay comparación posible en el puerperio. No entiendo que haya mujeres que prefieren una cesárea.

Aunque eso no quita que muchas veces sirvan para salvar vidas. De hecho mi madre y yo estamos aquí gracias a esa intervención.